FALSEDADES Y TERGIVERSACIONES EN EL TEMA DE LA ENERGÍA
Es muy amplio, abarcativo (pues influye e impacta en todas las áreas
sociales, económicas y estratégicas), posee una enorme importancia muy difícil
de cuantificar con precisión, siendo a la vez de notable complejidad técnica, por
lo cual sus diversas connotaciones y múltiples implicancias resultan sumamente
difíciles de ser conocidas por fuera del relativamente reducido núcleo de expertos
en la temática.
Los especialistas y conocedores del tema que son honestos, razonan desde
la objetividad y el pleno involucramiento con los reales Intereses Nacionales, son
por lo general renuentes a opinar públicamente, y si lo hacen, suelen tener muy
poca difusión.
Esa poca locuacidad, recato para expresarse y cuidadoso uso de los
términos, suele ser característica de científicos y de profesionales altamente
capacitados.
Muy raramente tienen vocación de comunicadores sociales o menos
aun de polemistas, pues generalmente opinan desde la extrema mesura, no
confrontativa con cierto tipo de opinólogos todo terreno u otros verborrágicos
pseudo expertos similares.
En ese contexto general, suelen tener mucha mayor difusión las opiniones
rimbombantes, en muchos casos adornadas de frases impactantes de dudosa o
nula certeza, como son por lo general las vertidas por militantes del ecologismo
cavernario cultores del terrorismo ambiental (eternos pronosticadores de
catástrofes y comunicadores de mensajes apocalípticos), las de hábiles
comunicadores sociales de sesgadas orientaciones, y las de algunos tecnócratas
operadores de determinados intereses sectoriales que se ocultan tras una pátina
de impostada severidad profesional.
A diferencia de la poca difusión que se les da a científicos y profesionales de
real fuste, los que operan como voceros (por lo general semi encubiertos) de
sectarios o mezquinos intereses sectoriales, gozan de espacios de difusión
amplios y a resguardo de críticas, siendo a la vez citados o replicados por otros
medios de difusión; y en algunos o muchos casos difunden al amparo de ONGs u
otros grupos ad hoc, que les brindan cobertura y fácil difusión.
Es que son considerables los intereses en juego, no solo económicos (de por
si cuantiosos), sino otros varios, entrelazados, los que incluyen factores del Poder
Real. Por algo, todo lo relacionado con la Energía, fue uno de los objetivos básicos
de las Potencias Imperiales y mega grupos económicos, estando en el epicentro
del Neocolonialismo del Siglo XXI, el cual opera con sus diversas facetas de
influencias y ejercicio del Poder Real.
Como es a la vez lógico y sencillo de considerar, todas las decisiones de
inversiones involucran sumas más que considerables, y tanto las
materializaciones de las mismas, como las dilaciones o anulaciones, tienen
fuertes impactos positivos o negativos en el complejo entramado social,
económico y estratégico de cada Estado nacional involucrado en sus positivas
concreciones, en las eventuales tergiversaciones de prioridades, como en las
decisiones de las inversiones.
Todo ello además de las fuertes
connotaciones geopolíticas de todo lo vinculado con el Sector Energético.
Por otra parte, las complejidades y tecnicismos específicos del tema, lo
hacen de muy difícil comprensión para legos, incluyendo en ese amplio sector de
no especialistas a no pocos (o casi todos) los dirigentes y funcionarios con poder
de decisión, quienes pasan a depender del buen, regular o incompleto, o mal
asesoramiento de los especialistas que los asesoren. Salvo que el Estado Nacional
y los Estados Provinciales, cuenten con un afiatado plantel de técnicos de
reconocida capacidad y respetado rol de consultores especializados de probada
idoneidad, que no deban condicionar sus opiniones a vaivenes temporales ni
presiones sectoriales.
Lo precedente, incluye planes energéticos, de corto, mediano y largo plazo,
para evitar improvisaciones y problemas de falta de previsión.
Para completar el desconcierto o eventual carencia de opiniones
debidamente autorizadas y bien fundamentadas, casi por regla general, los
especialistas acreditados y con experiencia en las diversas áreas de La Energía,
suelen ser marcadamente parcos y por lo general muy recelosos de opinar
públicamente.
Eso puede ser por la extrema prudencia que caracteriza tal vez por
formación profesional a los científicos, profesionales y técnicos de elevados
niveles de conocimientos -reticentes a las grandilocuencias, a los debates
públicos o a expresar ideas por fuera de marcos académicos o núcleos de
especialistas-; o tal vez por la dependencia real de esos especialistas, de sus
situaciones en relaciones de dependencias laborales, que los hacen muy cautos
para evitar emitir opiniones que puedan no ser acordes a “ideas políticamente
correctas” instaladas por los grandes grupos de presiones y sus amanuenses de
muchos medios de difusión, incluyendo en ellos a publicaciones catalogadas
como especializadas en Energía.
En esa compleja realidad, muchos temas se instalan a fuerza de
repeticiones, con lo cual suelen pasar a ser supuestas “innegables realidades”,
conceptos que distan mucho de serlo, o que adolecen de serias tergiversaciones.
Uno de esos es el de las “energías limpias”, grosera falsedad pues no lo son
las eólicas y solares, como tampoco son “las grandes soluciones” que pueden
reemplazar a centrales nucleares y otras generadoras convencionales, lo que el
conflicto de Ucrania y la subsecuente crisis energética de Europa demuestra ser
una burda mentira.
Otros temas, aparentemente separados, pero unidos por el mismo hilo
conductor de los poderosos intereses creados vinculados con petroleras y
gasíferas, y sus asociados de la generación termoeléctrica; son las
demonizaciones con las que se ataca permanentemente a las generadoras
hidroeléctricas y nucleares, para lo cual los grupos de choque son las
transnacionales del ecologismo cavernario y sus múltiples tentáculos
diseminados sobre todo en el amplio espectro del mundo subdesarrollado; pero
que también afectan a países de alto grado de desarrollo, siendo Alemania el
ejemplo paradigmático de gruesos errores de planificación energética.
También es muy interesante analizar que mientras desde el núcleo del
Poder Atlantista se intenta atar al mundo subdesarrollado, a los verdaderos
“salvavidas de plomo” que pasan a ser las poco eficientes, nada limpias y muy
costosas energías eólica y solar, mediante el Acuerdo de París y otros tipos de
presiones; esos mismos países del excluyente mundo desarrollado, buscan casi
desesperadamente reemplazar el gas y el petróleo rusos, que no pueden
sustituirse por las “renovables” eólicas y solares, debido a sus insanables
intermitencias, que las excluyen totalmente de las Energías de Base de ningún
sistema interconectado.
El tema, en sí de enciclopédica extensión, se ampliará en al menos un
próximo artículo, Dios mediante.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
No hay comentarios:
Publicar un comentario