EVIDENTES CAMBIOS EN EL TABLERO GEOPOLÍTICO MUNDIAL – LA ERA DE LOS GRANDES BLOQUES Y LOS ESTADOS CONTINENTALE.
Cambios muy profundos y en lapsos de tiempo muy breves, son
características principales de la realidad geopolítica actual.
Apenas transcurrieron poco más de tres décadas, desde el fallido anuncio
de Francis Fukuyama, que erradamente sentenció “el fin de la historia”, con el
pretendidamente eterno Mundo Unipolar regido por la Globalización Salvaje,
impulsada desde las potencias anglosajonas y sus aliados.
Más como expresión de deseos que como una fundamentada reflexión de
previsible ejercicio de futurología, en los años ’90 apenas se mencionaba a China
como economía ascendente, con una supuesta lejana y no muy segura primacía
a poco menos de un siglo vista, mientras se enfatizaba la supuesta absoluta
superioridad del “libre mercado” sobre diversos tipos de intervencionismo
estatal.
A escasos 30 años, ya hoy China es un problema insoluble para EEUU y
sus adláteres. Y el PBI PPA chino es, según estimaciones, mayor al de la aun
considerada primera potencia mundial.
A la vez, la consolidación de la Unión Europea como bloque político –
económico, reforzado por la integración al mismo de Gran Bretaña, se mostraba
como un sólido coloso con un PBI conjunto mayor al de EEUU, por lo que se
consideraba la primera potencia económica mundial.
Pero la UE sigue siendo una alianza multiestatal con grandes disparidades
entre sus integrantes.
No es un Estado unificado, como lo son China, EEUU, Rusia
e India (por citar algunos ejemplos relevantes).
No solo es la gran Babel idiomática, sino también un muy dispar tablero de
poder concreto, hoy con una sola potencia nuclear (Francia), dos grandes
potencias económicas (Alemania y Francia), algunas potencias intermedias en lo
económico y lo militar convencional (Italia, España, Polonia, Turquía…y Alemania
también en Defensa no nuclear), y diversos países de mucho menor peso
específico.
El anunciado Brexit, confirmó las serias reservas que El Gran Charles (De
Gaulle), siempre mostró respecto a su vecino del otro lado del Canal De La
Mancha. Un socio poco confiable para Europa, más apegado a sus “primos” del
nuevo continente, y muy vinculado a la Comunidad Británica de Naciones
(Commonwealth) a la cual encabeza.
Un poco a contrapelo de lo político – económico, en lo estratégico militar,
en la OTAN sigue estando Gran Bretaña, operando como el subordinado
privilegiado, bajo la batuta de EEUU, que claramente dirige la coalición.
El estratégico Sector Energético, sigue siendo el Talón de Aquiles de la Unión
Europea; pues la Europa Occidental, que fue el centro de decisión principal de la
política mundial, ya no cuenta con dóciles proveedores de hidrocarburos, del
Medio Oriente y otros, como los tuvo hasta la Primera Crisis Mundial del Petróleo,
a comienzos de los años ’70.
La principal fuente proveedora de hidrocarburos para la sedienta energética
Unión Europea, y a precios muy competitivos, demostró ser Rusia, pero el
agresivo expansionismo de la OTAN hacia el este, y las presiones de EEUU para
vender masivamente su más costoso GNL, pueden cambiar todo el contexto. Y tal
cosa no será barato ni fácil para la fragmentada Unión Europea.
Eso además del accionar disolvente del ecologismo cavernario influyendo
fuerte y negativamente, sobre todo en Alemania y España, promoviendo
paroxísticamente las ineficientes y costosas “renovables sesgadas” eólicas y
solares, que encarecen y embrollan sus sistemas eléctricos con sus
intermitencias.
En todo ese contexto, se acentúa la cambiante realidad mundial, que
permite afirmar que la vieja Europa ve desgajarse los restos del liderazgo
mundial, que la caracterizaron desde las épocas del apogeo imperial comenzado
en los siglos XVI y XVII hasta comienzos del siglo XX.
Sin desdeñar su poderío, ya
hoy Europa Occidental (el núcleo duro de la UE), es una potencia mundial de
segundo orden y en declinación, respecto a la tríada del mega poder, que hoy
forman China, EEUU y Rusia (nombrados por orden alfabético).
Además de esas tres grandes potencias, claramente asoman otros actores
de peso, como India, Irán, Saudiarabia y algunos que otros más.
Por su parte, Rusia era un gigante territorial, en plena y accidentada marcha
hacia su disolución y subordinación a los mandatos del hoy llamado Bloque
Atlantista; con sus enormes riquezas hidrocarburíferas en rápidos procesos de
transferencia a las grandes transnacionales anglosajonas, oligopólicas del
petróleo y el gas. Eso se revirtió muy rápidamente, medido en términos
históricos, bajo la férrea conducción de Putin.
Rusia volvió a su viejo rol de potencia mundial, hoy aliada con el gigante
económico chino; ambos como núcleo del Continentalismo enfrentado al
Atlantismo; aquellos practicando sus propias versiones de Capitalismo de Estado,
mientras que los Atlantistas imponen a sus subordinados el neoliberalismo
salvaje mientras que ellos mismos practican diversas formas de proteccionismo e
intervencionismo estatal.
Posiblemente, es hoy Francia quien más amplía el fuerte intervencionismo
estatal, para intentar evitar o minimizar los efectos de la gran crisis económica
mundial que parece hoy casi imparable, desatada por la nueva versión de la crisis
de los hidrocarburos a escala planetaria.
Del gran continente que es Asia, casi exclusivamente se mencionaba a
Japón, China y Corea Del Sur, con alguna mención a Taiwán, la hoy isla – Estado
que sigue reclamando China como parte de su territorio.
Pero evidenciando cambios y desarrollos, tanto el sudeste como el sur de
Asia ya no parecen las áreas de saqueos colonialistas como lo fueron hasta hace
no mucho en términos históricos; mientras que la gran cuenca hidrocarburífera
en derredor del Mar Rojo y adyacencias también tienen pesos propios. Lo mismo
los países asiáticos de etnias y culturas turcomanas y/o musulmanas, al sur de
Rusia, China, y al oeste de India, con sus diferencias y con el caso puntual
complejo de Afganistán.
África en la parte subsahariana, con algunas excepciones, parece padecer
aun muchas de las nefastas consecuencias de las repartijas coloniales del Acuerdo
de Berlín, de 1885, con las divisiones y pobrezas subsecuentes.
La amplia faja del Magreb, en el norte de África, de etnia predominante
arábiga y cultura musulmana, tiene el caos institucionalizado en Libia por la
agresión de la OTAN, con otras economías poco desarrolladas, entre las cuales
posiblemente Egipto y Argelia sean los países que, de superar sus problemas,
podrían encauzarse al desarrollo. Pero al dificultarse la conformación de un gran
bloque político económico, tendrían problemas de escala.
Nuestra Íbero América y El Caribe se debaten entre las presiones del
neocolonialismo de la renovada presión del patio trasero, de la nunca anulada
Doctrina Monroe; y surgimientos de tipo nacional y popular, con intermitentes
crecimientos y retrocesos, estos últimos en base a agendas de intervencionismo
“blando” que combinan poderosos sectores.
Principalmente se pueden citar a estamentos del Poder Judicial cooptado
por el neoliberalismo (apátrida por definición), operando siempre con los apoyos
de sectores de la izquierda dura, con los acompañamientos de progresías volubles
y crédulas respecto a dictados de ONGs anglosajonas; grandes grupos
económicos de comunicación masiva (TV, diarios, radios); algunos periodistas
“independientes” claramente mercenarios o adherentes viscerales a los grupos
de poder oligárquicos y/o los mandatos de determinadas embajadas atlantistas;
agentes de los servicios de inteligencia de mentalidades cooptadas por esos
mismos intereses y grupos de poder; grandes conglomerados económicos con
viscerales improntas anti populares y anti nacionales; y sectores políticos
identificados con esos mismos grupos, que apuestan a la enanización económica
y la pauperización social de nuestros países. Eso sin olvidar el accionar disolvente
de los trols y similares, que operan desde las redes sociales.
Peor aun, el egoísmo reconcentrado de esos sectores, no oculta el desprecio
por la soberanía nacional, el cual a la vez fomenta las balcanizaciones de nuestros
países en múltiples republiquetas irrelevantes e inmanejables; como opera la
ONG británica Mapuche Nation y como desvergonzadamente actuó el
exgobernador mendocino macrista Cornejo, aduciendo la “independencia” de su
provincia -en un acto de clara traición a la patria-; todo ello además de operar
fuertemente en contra de los necesarios acuerdos y alianzas supranacionales, los
que deben ser el objetivo para poder transformarnos en un poderoso factor de
poder de dimensiones continentales, como pretendió hacerlo la UNASUR y como
sería el objetivo mayor de la CELAC.
Es la hora de los grandes bloques de dimensiones continentales, a lo que
debemos tender con decisión, si no queremos que nos sigan manejando desde
otros centros de poder mundial.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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