PANELES SOLARES EN MISIONES - UN ENORME GASTO QUE POCO APORTA
Este análisis en buena medida es aplicable a toda Argentina.
Ya me referí a este tema, con abundante y precisa información, al difundirse el promocionado mini parque solar junto al nuevo barrio Itaembé Guazú, alertando acerca de la escasa o nula solución real de ese tipo de tecnología, tanto a nivel global como peor aun en el caso de una provincia de altos índices de pluviosidad y de nubosidad.
Ahora resulta mucho más preocupante que, contra toda lógica y soslayando evidentemente las serias limitaciones de ese tipo de energía, se anunció que se gestiona un crédito exterior, por un valor traducido a pesos de 2.206 millones, con el cual se pretende montar tres nuevos parques fotovoltaicos.
Ese monto representa casi el 1 % del presupuesto provincial 2022.
Se argumenta que ese crédito se pagará solo, con el valor de la generación eléctrica…pero nada se dice acerca del costo real estimado por kWh de esos parques fotovoltaicos, ni cual será su coeficiente de generación media anual en base al cual se hicieron los cálculos del supuesto auto pago de la inversión.
Es muy preocupante que Misiones vuelva a endeudarse en dólares, si bien sería un monto relativamente reducido para la capacidad provincial de repago; pues es bueno recordar que uno de los grandes méritos de esta provincia, fue superar exitosamente el sobre endeudamiento al cual fue sometida en el noventismo neoliberal, en particular los dos períodos de exgobernador Puerta.
Y más preocupante aun es que nos endeudemos para una inversión de muy dudoso rendimiento y de previsible muy breve vida útil.
Se explicó que la financiación sería a quince años, y precisamente esa es la vida útil estimada para ese tipo de generadoras. Eso significa que cuando se termine de pagar, o solo un poco después, tendremos chatarra…pagada muy cara.
Por otra parte, contraer una deuda en divisas para algo que no generará divisas, y que se podría reemplazar por otro tipo de generación cuyos costos no se vuelquen fuera del país, es negativo desde lo macro económico. Poco dentro de los grandes números, pero no aporta al desarrollo nacional, incluso porque los paneles a instalar casi con seguridad serán importados.
Pero volvamos a citar las características muy limitantes, e incluso claramente negativas, de la generación solar.
Es energía de muy baja calidad, pues es intermitente. Traducido a castizo corriente, “se prende y apaga” frecuentemente, pues el ser humano no controla el sol ni las nubes ni las lluvias. Por eso es inútil como energía de base, y debe siempre operar como mero complemento. Su energía no puede inyectarse a la red sola, debe “mezclarse” con energía de base, para estabilizarla. De lo contrario, las violentas fluctuaciones de voltaje, quemarían todos los electrodomésticos y motores industriales conectados al servicio.
Pensar en acumular la energía en baterías, no solo resultaría más costoso, sino también claramente anti ambiental.
Los paneles solares solo producen en horas y días de sol, y sus rendimientos varían mucho según la hora del día. Su potencia máxima nominal, solo se alcanza unas pocas horas por día, cerca del mediodía…siempre que no llueva o esté nublado.
Misiones tiene altos índices de pluviosidad (llueve mucho) y también muchos días con mucha nubosidad. Se estima que solo dos de cada tres días, en promedio, son aptos para producir energía solar.
Con todo lo precedente, el rendimiento real de los paneles solares, en Misiones, difícilmente llegue al 20 %, y posiblemente bastante menos, entre el 15 % y el 17 %. Eso es mucho menos que los índices de rendimiento de centrales térmicas (incluso las de biomasa), que las hidroeléctricas y las nucleares.
Por otra parte, las solares no producen en los horarios del pico diario de la demanda, que en Misiones se produce desde el anochecer hasta las 22 o 23 horas, aproximadamente. Como supuestas “soluciones parciales”, los argumentos generales que se dicen, son en realidad muy pobres, o directamente falsos.
Tampoco es cierto que la fotovoltaica economizará combustibles, pues Misiones está abastecida casi en 90 % por energía hidroeléctrica.
Nada se informa acerca de sus costos reales por kWh, como tampoco lo dicen los sectores ultraecologistas ni los vendedores de esos equipos. Por algo solo son “viables” en base a muy fuertes subvenciones, exenciones impositivas y todo tipo de ventajas, que son completamente abusivas respecto a otras clases de
generaciones no calificadas como “renovables”, concepto ese distorsionado por las propias normas legales dictadas específicamente.
También es falso que sea “energía limpia”, pues tiene diversos costos ambientales vinculados, muy cuidadosamente ocultados y/o negados por sus promotores a ultranza y sus vendedores y comisionistas.
Esos costos ambientales tienen que ver con los procesos de fabricación, con la amplia huella de carbono de transportarlos (por lo general desde China); sus montajes; sus operaciones de mantenimiento, las que previsiblemente serán importantes en una zona de huracanes y tornados como Misiones, y de frecuentes copiosas granizadas, que si abollan las chapas de los autos y dañan parabrisas, podrán dañar seriamente los “espejitos de colores” solares; y finalmente el desmontaje y disposición final de la chatarra al cabo de su vida útil. Tampoco cabe omitir todo el costo ambiental de la generación de base, provista por otras centrales, para estabilizar el suministro, sobre todo ahora que volvemos, lamentablemente, a instalar usinas termoeléctricas, ante la irracional negativa de usar nuestro enorme potencial hidroeléctrico.
Estudios de impactos ambientales, realizados por investigadores e instituciones de gran solvencia técnica y científica, demuestran contundentemente que la tecnología más limpia de generación eléctrica es la hidroeléctrica, seguida por la nuclear, y mucho más atrás, las “renovables” eólica y solar, que no se diferencian mucho de la generación en base a biocombustibles y la que utiliza gas natural.
Por supuesto que si a eso se le agrega considerar que las generaciones hidroeléctrica, nuclear y termoeléctrica, tienen amplia confiabilidad técnica para operar como centrales de base (energía de calidad, estable, programable y predecible), en cambio las energías eólica y solar solo sirven como meros complementos, pues son intermitentes, inestables y de funcionamientos impredecibles.
Si se evalúan las diferentes tecnologías de generación eléctrica, por sus costos reales por kWh, es bien sabido que la más económica y de mayor vida útil (mucho más de un siglo, e incluso bastante más) es la hidroeléctrica; seguida por la nuclear (que con la repotenciación al medio de su vida útil, alcanza entre siete a ocho décadas); después los grandes equipos termoeléctricos, que bien mantenidos pueden superar holgadamente el medio siglo, dependiendo de sus configuraciones; y por último las “renovables” eólicas y solares, con vidas útiles de alrededor de 20 años o poco más para las primeras, y en el orden de 15 años para las segundas.
Si se consideran las superficies afectadas directamente, en función de sus potencias y de sus generaciones medias anuales, la tecnología que utiliza menos espacio en función de la potencia y la generación media anual, es la nuclear; la afectación directa de cada hidroeléctrica es bastante reducida, si se considera que sus embalses transforman el entorno y brindan nuevas alternativas de utilización; las usinas termoeléctrica con sus instalaciones complementarias (como tanques de almacenaje y otros), utilizan predios relativamente grandes. Y por lejos, las más ineficientes en función de utilizar amplias superficies que quedan invalidadas para usos residenciales y económicos, son las eólicas y solares. Las eólicas por las amplias superficies circundantes, que en torno a cada molino y por seguridad, no pueden ser utilizadas, además de los ruidos molestos de las aspas. Las solares, por las amplias superficies en las que se despliegan los paneles y que quedan inútiles, del orden de 2 hectáreas por MW de potencia.
Eso último no es problema en zonas desiertas, como la Puna Jujeña, pero en tierras costosas y escasas como en Misiones, el mal uso de la tierra es un serio inconveniente.
Evaluando los beneficios adicionales que sus construcciones o montajes proveen al entorno, el único tipo de usinas que se transforma en atracción turística; fuente de agua para riego, industrias y viviendas; entorno apto para actividades náuticas y recreativas; es la generación hidroeléctrica.
Son contundentes los factores negativos de la generación fotovoltaica en escalas “grandes”, en un entorno como Misiones; y muy débiles o falsos, los argumentos a favor de las mismas.
Mejor sería, si se quieren resultados casi inmediatos, apostar por la generación en base a biomasa, que utilizaría un recurso ampliamente disponible como los residuos maderables, demandará muchos puestos de trabajo en sus entornos, y proveerá energía de base, que estabilizará el Sistema Interconectado
Provincial. Además de todo eso, todos sus equipos pueden ser de industria argentina, evitándose dilapidar las escasas divisas, tan necesarias para la Economía Argentina.
Y por supuesto, mucho mejor y más amigable ambientalmente, será construir nuevas hidroeléctricas, de diversos módulos de potencia pero sin caer en el grueso error de las mini centrales, inviables de auto financiarse.
Para entender ejemplos concretos mundiales, Alemania y España, dos países que apostaron en forma muy acentuada por las “soluciones” eólicas y solares, vieron crecer acentuadamente sus costos de energía, a consecuencia de los desfasadamente altos precios de las “renovables”, y a la vez pasaron a depender en forma excesiva del gas importado, mientras en el caso germano, contra toda lógica y por presiones del ultra ecologismo, los problemas se acentuaron, al dejar de lado la eficiente y económica energía nuclear.
Para más problemas de costos de energía, en la vieja Europa, los precios del gas, que deben importar, se dispararon…pero esa ya es otra historia.
Es de esperar que las autoridades de Misiones, que en otros aspectos están haciendo acciones muy acertadas en general, rectifiquen pronta y fuertemente el sesgo muy enfocado en las falsas “soluciones” de la generación solar, muy nocivo e inoperante desde lo estratégico, que se está imprimiendo al Sector Energético en esta pequeña y pujante provincia.
De no hacerlo, iremos de bruces a un preocupante cuadro de pobreza energética.
MGTR. EN GESTIÓN DE LA ENERGÍA CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Este análisis en buena medida es aplicable a toda Argentina.
Ya me referí a este tema, con abundante y precisa información, al difundirse el promocionado mini parque solar junto al nuevo barrio Itaembé Guazú, alertando acerca de la escasa o nula solución real de ese tipo de tecnología, tanto a nivel global como peor aun en el caso de una provincia de altos índices de pluviosidad y de nubosidad.
Ahora resulta mucho más preocupante que, contra toda lógica y soslayando evidentemente las serias limitaciones de ese tipo de energía, se anunció que se gestiona un crédito exterior, por un valor traducido a pesos de 2.206 millones, con el cual se pretende montar tres nuevos parques fotovoltaicos.
Ese monto representa casi el 1 % del presupuesto provincial 2022.
Se argumenta que ese crédito se pagará solo, con el valor de la generación eléctrica…pero nada se dice acerca del costo real estimado por kWh de esos parques fotovoltaicos, ni cual será su coeficiente de generación media anual en base al cual se hicieron los cálculos del supuesto auto pago de la inversión.
Es muy preocupante que Misiones vuelva a endeudarse en dólares, si bien sería un monto relativamente reducido para la capacidad provincial de repago; pues es bueno recordar que uno de los grandes méritos de esta provincia, fue superar exitosamente el sobre endeudamiento al cual fue sometida en el noventismo neoliberal, en particular los dos períodos de exgobernador Puerta.
Y más preocupante aun es que nos endeudemos para una inversión de muy dudoso rendimiento y de previsible muy breve vida útil.
Se explicó que la financiación sería a quince años, y precisamente esa es la vida útil estimada para ese tipo de generadoras. Eso significa que cuando se termine de pagar, o solo un poco después, tendremos chatarra…pagada muy cara.
Por otra parte, contraer una deuda en divisas para algo que no generará divisas, y que se podría reemplazar por otro tipo de generación cuyos costos no se vuelquen fuera del país, es negativo desde lo macro económico. Poco dentro de los grandes números, pero no aporta al desarrollo nacional, incluso porque los paneles a instalar casi con seguridad serán importados.
Pero volvamos a citar las características muy limitantes, e incluso claramente negativas, de la generación solar.
Es energía de muy baja calidad, pues es intermitente. Traducido a castizo corriente, “se prende y apaga” frecuentemente, pues el ser humano no controla el sol ni las nubes ni las lluvias. Por eso es inútil como energía de base, y debe siempre operar como mero complemento. Su energía no puede inyectarse a la red sola, debe “mezclarse” con energía de base, para estabilizarla. De lo contrario, las violentas fluctuaciones de voltaje, quemarían todos los electrodomésticos y motores industriales conectados al servicio.
Pensar en acumular la energía en baterías, no solo resultaría más costoso, sino también claramente anti ambiental.
Los paneles solares solo producen en horas y días de sol, y sus rendimientos varían mucho según la hora del día. Su potencia máxima nominal, solo se alcanza unas pocas horas por día, cerca del mediodía…siempre que no llueva o esté nublado.
Misiones tiene altos índices de pluviosidad (llueve mucho) y también muchos días con mucha nubosidad. Se estima que solo dos de cada tres días, en promedio, son aptos para producir energía solar.
Con todo lo precedente, el rendimiento real de los paneles solares, en Misiones, difícilmente llegue al 20 %, y posiblemente bastante menos, entre el 15 % y el 17 %. Eso es mucho menos que los índices de rendimiento de centrales térmicas (incluso las de biomasa), que las hidroeléctricas y las nucleares.
Por otra parte, las solares no producen en los horarios del pico diario de la demanda, que en Misiones se produce desde el anochecer hasta las 22 o 23 horas, aproximadamente. Como supuestas “soluciones parciales”, los argumentos generales que se dicen, son en realidad muy pobres, o directamente falsos.
Tampoco es cierto que la fotovoltaica economizará combustibles, pues Misiones está abastecida casi en 90 % por energía hidroeléctrica.
Nada se informa acerca de sus costos reales por kWh, como tampoco lo dicen los sectores ultraecologistas ni los vendedores de esos equipos. Por algo solo son “viables” en base a muy fuertes subvenciones, exenciones impositivas y todo tipo de ventajas, que son completamente abusivas respecto a otras clases de
generaciones no calificadas como “renovables”, concepto ese distorsionado por las propias normas legales dictadas específicamente.
También es falso que sea “energía limpia”, pues tiene diversos costos ambientales vinculados, muy cuidadosamente ocultados y/o negados por sus promotores a ultranza y sus vendedores y comisionistas.
Esos costos ambientales tienen que ver con los procesos de fabricación, con la amplia huella de carbono de transportarlos (por lo general desde China); sus montajes; sus operaciones de mantenimiento, las que previsiblemente serán importantes en una zona de huracanes y tornados como Misiones, y de frecuentes copiosas granizadas, que si abollan las chapas de los autos y dañan parabrisas, podrán dañar seriamente los “espejitos de colores” solares; y finalmente el desmontaje y disposición final de la chatarra al cabo de su vida útil. Tampoco cabe omitir todo el costo ambiental de la generación de base, provista por otras centrales, para estabilizar el suministro, sobre todo ahora que volvemos, lamentablemente, a instalar usinas termoeléctricas, ante la irracional negativa de usar nuestro enorme potencial hidroeléctrico.
Estudios de impactos ambientales, realizados por investigadores e instituciones de gran solvencia técnica y científica, demuestran contundentemente que la tecnología más limpia de generación eléctrica es la hidroeléctrica, seguida por la nuclear, y mucho más atrás, las “renovables” eólica y solar, que no se diferencian mucho de la generación en base a biocombustibles y la que utiliza gas natural.
Por supuesto que si a eso se le agrega considerar que las generaciones hidroeléctrica, nuclear y termoeléctrica, tienen amplia confiabilidad técnica para operar como centrales de base (energía de calidad, estable, programable y predecible), en cambio las energías eólica y solar solo sirven como meros complementos, pues son intermitentes, inestables y de funcionamientos impredecibles.
Si se evalúan las diferentes tecnologías de generación eléctrica, por sus costos reales por kWh, es bien sabido que la más económica y de mayor vida útil (mucho más de un siglo, e incluso bastante más) es la hidroeléctrica; seguida por la nuclear (que con la repotenciación al medio de su vida útil, alcanza entre siete a ocho décadas); después los grandes equipos termoeléctricos, que bien mantenidos pueden superar holgadamente el medio siglo, dependiendo de sus configuraciones; y por último las “renovables” eólicas y solares, con vidas útiles de alrededor de 20 años o poco más para las primeras, y en el orden de 15 años para las segundas.
Si se consideran las superficies afectadas directamente, en función de sus potencias y de sus generaciones medias anuales, la tecnología que utiliza menos espacio en función de la potencia y la generación media anual, es la nuclear; la afectación directa de cada hidroeléctrica es bastante reducida, si se considera que sus embalses transforman el entorno y brindan nuevas alternativas de utilización; las usinas termoeléctrica con sus instalaciones complementarias (como tanques de almacenaje y otros), utilizan predios relativamente grandes. Y por lejos, las más ineficientes en función de utilizar amplias superficies que quedan invalidadas para usos residenciales y económicos, son las eólicas y solares. Las eólicas por las amplias superficies circundantes, que en torno a cada molino y por seguridad, no pueden ser utilizadas, además de los ruidos molestos de las aspas. Las solares, por las amplias superficies en las que se despliegan los paneles y que quedan inútiles, del orden de 2 hectáreas por MW de potencia.
Eso último no es problema en zonas desiertas, como la Puna Jujeña, pero en tierras costosas y escasas como en Misiones, el mal uso de la tierra es un serio inconveniente.
Evaluando los beneficios adicionales que sus construcciones o montajes proveen al entorno, el único tipo de usinas que se transforma en atracción turística; fuente de agua para riego, industrias y viviendas; entorno apto para actividades náuticas y recreativas; es la generación hidroeléctrica.
Son contundentes los factores negativos de la generación fotovoltaica en escalas “grandes”, en un entorno como Misiones; y muy débiles o falsos, los argumentos a favor de las mismas.
Mejor sería, si se quieren resultados casi inmediatos, apostar por la generación en base a biomasa, que utilizaría un recurso ampliamente disponible como los residuos maderables, demandará muchos puestos de trabajo en sus entornos, y proveerá energía de base, que estabilizará el Sistema Interconectado
Provincial. Además de todo eso, todos sus equipos pueden ser de industria argentina, evitándose dilapidar las escasas divisas, tan necesarias para la Economía Argentina.
Y por supuesto, mucho mejor y más amigable ambientalmente, será construir nuevas hidroeléctricas, de diversos módulos de potencia pero sin caer en el grueso error de las mini centrales, inviables de auto financiarse.
Para entender ejemplos concretos mundiales, Alemania y España, dos países que apostaron en forma muy acentuada por las “soluciones” eólicas y solares, vieron crecer acentuadamente sus costos de energía, a consecuencia de los desfasadamente altos precios de las “renovables”, y a la vez pasaron a depender en forma excesiva del gas importado, mientras en el caso germano, contra toda lógica y por presiones del ultra ecologismo, los problemas se acentuaron, al dejar de lado la eficiente y económica energía nuclear.
Para más problemas de costos de energía, en la vieja Europa, los precios del gas, que deben importar, se dispararon…pero esa ya es otra historia.
Es de esperar que las autoridades de Misiones, que en otros aspectos están haciendo acciones muy acertadas en general, rectifiquen pronta y fuertemente el sesgo muy enfocado en las falsas “soluciones” de la generación solar, muy nocivo e inoperante desde lo estratégico, que se está imprimiendo al Sector Energético en esta pequeña y pujante provincia.
De no hacerlo, iremos de bruces a un preocupante cuadro de pobreza energética.
MGTR. EN GESTIÓN DE LA ENERGÍA CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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