jueves, 4 de mayo de 2017

LIBERTADORES ESCLAVIZANTES
Oxímoron adrede el título, un claro contrasentido sin lógica alguna, es posiblemente la más sintética y precisa definición del profundo grado de colonización mental que evidentemente aqueja a los generalmente muy fervorosos y usualmente agresivos “proceseros” (1). Los hay civiles y militares, si bien son más frecuentes en algunos sectores de retirados (2), los cuales lamentablemente transmiten sus serias confusiones y enredos conceptuales a gente más joven y en plena actividad, sean estos también civiles o militares.
Suele ser muy frecuente leer o escuchar a algún alto militar retirado actuante o participante del “proceso”, o alguno de los civiles muy identificados con ese sector, expresarse en un tono muy marcial, grave y casi conminatorio, que “gracias a los militares los argentinos viven en paz y libertad” (SIC) y otras expresiones por el estilo, referidas todas ellas a los “actos de patriotismo” instrumentados por “el proceso”.
¿A que tipo de “paz y libertad” se refieren esos opinantes? ¿A la paz de los cementerios, o la paz del “no te metas” temeroso y cómplice por omisión?
¿A que tipo de libertad, a la del neoliberalismo salvaje, que esas colonizadas o directamente cipayas cúpulas militares instalaron, custodiando con las bayonetas el genocida plan económico de Martínez de Hoz y sus continuadores, en el siniestro cuarto de siglo neoliberal perpetrado entre 1976 y 2001?
Es tan profundo el grado de colonización mental que adolece buena parte del pueblo argentino, que un análisis exhaustivo del tema necesitaría al menos un par de volúmenes de buen tamaño, para desarrollar el tema con la debida amplitud.
En su momento, grandes pensadores argentinos, como José Luis Torres, Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, dedicaron varios libros al tema; el cual no solo no se agotó, sino que incluso se profundizó, de la mano de nuevas y mucho más sutiles técnicas de engaños y confusiones masivas, arteramente estudiadas y puestas en práctica por especialistas en psicología, sociología y comunicación social, que afinaron y perfeccionaron las metodologías de manipulación mental en grados muy profundos.
“Les liberamos del comunismo”, suelen decir en tono o redacción marcadamente marcial, varios opinadores, a la sazón militares retirados de altos rangos, como el “gran justificativo” por perpetrar el muy nefasto “proceso” desatado el 24 de marzo de 1976, largamente preanunciado tras bambalinas.
Por supuesto, ocultan que la irracional violencia guerrillera bien pudo neutralizarse operando desde los límites legales y éticos de la Constitución Nacional, tal como se hizo en el Operativo Tucumán, en el que tras duros combates se anuló el accionar de grupos insurgentes que pretendían aplicar la peregrina idea del “foquismo” del teórico marxista Regis Debray, tal vez como paso previo a buscar un “reconocimiento internacional” de la “zona liberada”, u otras ideas similarmente nocivas y sumamente violentas.
Pero los justificadores y apologistas del siniestro “proceso” parecen ocultar, o tal vez desconocen por completo, otros aspectos básicos que fueron las reales motivaciones de aquel golpe de Estado, hábilmente manipulado desde la Comisión Trilateral, y básicamente desde los centros del poder financiero transnacional radicados en las dos grandes potencias anglosajonas. Los reales objetivos del golpe de Estado de 1976, fueron los siguientes:
- A) Imposición por la fuerza del neoliberalismo salvaje. El estado de conmoción y de represión brutal, que anuló toda resistencia posible a las medidas socio - económicas draconianas fuertemente regresivas, contrarias al desarrollo y a la real soberanía nacional, fue la condición necesaria para imponer por la fuerza el neoliberalismo en su versión más salvaje y deshumanizada, que por primera vez era aplicado en Argentina. O sea, “el proceso” fue el marco imprescindible para que Martínez de Hoz y sus sucesores, pudieran ejecutar sin resistencia alguna, e incluso con el beneplácito de dudosamente ilustradas cúpulas militares de patriotismo puramente declamativo y hueco, un feroz plan de achicamiento, de destrucción, desarticulación y desindustrialización forzosa de la Economía Argentina; el cual incluyó también una brutal transferencia de ingresos hacia los sectores del poder económico concentrado, lo cual se hizo mediante una abrupta baja del poder adquisitivo de los salarios. En pocos meses, salarios 
congelados en un marco de alta inflación, significaron licuar el valor real de los sueldos, a la mitad.
- B) Aplicación sistemática de un nuevo Plan Morgenthau, diseñado para “poner en caja” a Argentina. El plan original fue aplicado en Alemania y Japón al terminar la Segunda Guerra Mundial, con vengativo criterio, buscando “reconvertir” a esas potencias tecnológicas e industriales, en economías primarias, miserables y ancladas en el subdesarrollo profundo. En esos países, las urgencias de la guerra fría hicieron cambiar a las potencias anglosajonas el enfoque a aplicar. En Argentina se acentuó entre 1989 y 2001, volviéndose a aplicar con mucha mayor presión destructora, a partir de la asunción del nuevo gobierno neoliberal, a fines de 2015.
- C) Estricta aplicación del esquema de involución forzosa, reseñado brevemente por el historiador canadiense/británico Harry S. Ferns, que analizó meticulosamente la realidad argentina a comienzos de los años ’70.
En uno de sus dos pocos conocidos libros escritos e impresos en Argentina, afirmó que la única forma de revertir los fuertes y notables avances logrados por Argentina en el gobierno de Perón, sería mediante una guerra civil. Dada la fundamentada alabanza a los concretos logros del peronismo, se entiende porqué sus libros forman parte de las “obras malditas” ninguneadas por el establishment en Argentina, el cual es visceralmente antiperonista. El caso es que la guerra civil “recomendada” por Ferns, fue prolijamente fogoneada por las dos grandes potencias anglosajonas, en particular Gran Bretaña,
suministrando apoyo logístico a la guerrilla (se interceptaron al menos dos cargamentos de armas y municiones, desembarcados de una nave y una aeronave británicas, sin destino especificado); mientras que por otra parte se acentuaron los procesos de colonización cultural en las fuerzas armadas y de seguridad, con la caducidad impuesta a la Doctrina de la Defensa Nacional, para sustituirla por la doctrina de la seguridad nacional. Para esta última, prácticamente el único enemigo, es el marxismo y las doctrinas afines; mientras inculcó subordinación mental y fáctica explícita a “los modelos a imitar” (EEUU y Europa Occidental). Todo se puso a punto para desatar la violencia guerrillera a gran escala, y su contraparte, la represión por fuera de todo marco legal…¡la guerra civil citada por Ferns, a la medida de los designios británicos!
Las carencias formativas en Historia Argentina (solo conocen la sesgada versión del mitrismo academicista); en Historia Mundial; en Economía (instalando la incompleta visión de solo dos doctrinas económicas, liberalismo y comunismo, (soslayando las enseñanzas de la Escuela Histórica de List, el keynesianismo, el capitalismo de Estado y otras variantes, no por casualidad aplicadas por las Potencias Emergentes); en Geopolítica (dando por resultado aberraciones conceptuales, como creerse “aliados” de EEUU, careciendo de nociones elementales de soberanía, como las defensas de la industria y la tecnología nacionales, entre otras); fueron directas consecuencias de la aceptación irrestricta de la ideología liberal por parte de las Fuerzas Armadas, desde 1955, acentuado ello a comienzos de los ’60, y profundizado en grado superlativo por “el proceso”.
Por eso, los citados reales objetivos del golpe de Estado de 1976, son completamente ignorados por los apologistas “proceseros”, e incluso por muchos argentinos en general.
En ese lamentable contexto, puede entenderse porque algunos
enfervorizados opinantes alabantes del “proceso”, ignoran las motivaciones ocultas pero reales del último golpe de Estado argentino, y porque también evidencian desconocer que la industria, la tecnología, el desendeudamiento externo, la instrucción pública y el bienestar social también tienen importancia crucial en lo referente a la soberanía.
El grado de colonización cultural descripto (que por cierto afecta a civiles y militares), es el causante de la tremenda confusión conceptual, que lleva a muchos retirados, a “seguir persiguiendo zurditos” enfervorizadamente, mientras ni parecen conmoverles los descalabros generales que está causando la actual reedición recargada del neoliberalismo apátrida que hoy nos castiga fuertemente a Argentina y a buena parte de la Patria Grande; e incluso apoyan ciegamente el actual genocidio socio - económico que estamos padeciendo.
1) Perpetradores, colaboradores y simpatizantes del gobierno cívico militar neoliberal usurpador del poder en 1976.
2) Retirados del servicio activo de las FFAA y FFSS.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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