viernes, 16 de enero de 2015

TARIFAS ELÉCTRICAS Y FEDERALISMO CONCRETO Recurrentemente opinan, y habitualmente en forma sesgada y tergiversada, alguno o todos los autodenominados “ex secretarios de energía de la democracia”, rimbombante denominación que se ajustaría más a la verdad si se dijera “…de la partidocracia neoliberal”, pues ejercieron sus funciones como parte del neoliberalismo apátrida, el mismo que siguiendo los dictados de la Banca extranjera, mandó privatizar por monedas a la Empresas del Estado, a los apurones, y privilegiando desmesuradamente a adquirentes extranjeros; motivo por el cual más que privatizaciones se trató de extranjerizaciones forzosas, y por moneditas. Además en esos años, se desguazaron todos los entes que pudieron destrozar, como el caso de la muy importante Agua y Energía Eléctrica. Recordemos que también quisieron destrozar la Comisión Nacional de Energía Atómica, tirando por la borda todos los valiosísimos conocimientos del Sector Nuclear. Afortunadamente, si bien hicieron mucho daño, no lograron su cometido de privarnos de ese importantísimo ente tecnológico, de relevancia mundial. Sin duda en el cuarto de siglo neoliberal (1976-2001) estuvo en vigencia una cruel reedición del Plan Morgenthau, esta vez buscando primarizar y desarticular completamente a la economía argentina, como paso previo a la balcanización en media docena de paisitos inviables y fácilmente manipulables por el Poder Plutocrático Transnacional, y por las Potencias del G 7, que por esos años eran el excluyente oligopolio del poder económico global. A favor de esos perversos objetivos, trabajaron activamente, entre otros, los “8 ex secretarios de energía…”, más bien los enajenadores/destructores sistemáticos del Sector Energético Argentino, entre otras “lindezas” avalando el vaciamiento sistemático de los importantes yacimientos de petróleo y gas que poseíamos, y haciendo la vista gorda a la falta de inversiones contractuales de los “privados” (léase extranjeros) que se quedaron con nuestras Empresas del Estado. Pero bajo el “blindaje” mediático, que oculta la sumatoria de tropelías, desaciertos y acciones intencionalmente antinacionales, de esos personajes, autoerigidos en “censores” de La Energía Argentina, recurrentemente opinan, recibiendo los favores de las amplias difusiones, y de las férreas censuras de “esos” medios, a toda opinión que tan siquiera pueda rozar o cuestionar –así sea tangencialmente-, las prédicas disolventes de dichos personeros del proceso sistemático de destrucción de Argentina, que con toda justicia fuera llamado el neoliberalismo salvaje. Precisamente de esos “ocho ex”, el más locuaz, recurrente opinador, y el que incluso cometió el acto de traición a la patria que fue ser testigo a favor de una empresa extranjera y en contra del Estado Argentino (prototipo del cipayo asumido, diría Don Arturo Jauretche), el economista Daniel Montamat, vuelve al ruedo dando opiniones que nadie se las pidió y que nada positivo aportan, en este caso acerca del congelamiento tarifario por un nuevo año, acordado por Misiones con el Estado Nacional, en el marco de las medidas tomadas para frenar la inflación y lograr la reactivación de la economía argentina. Como era de esperar en un operador mediático que acciona como opositor al actual gobierno nacional, y promotor del neoliberalismo a ultranza, al cual demostró ser tan afecto (y tan funcional) el mencionado experto energético, fue crítico en contra del acuerdo de congelamiento tarifario, recientemente aprobado entre Misiones y La Nación. Como suele suceder, las explicaciones que da son marcadamente sesgadas, muy fuera de contexto. Si bien debemos coincidir que salir del esquema de subsidios será dificultoso (es sabido que es más fácil implementar un subsidio que anularlo), lo real es que las medidas de economía heterodoxa aplicadas desde 2003, demostraron ser en esencia positivas, con fuerte crecimiento del PBI y desarrollo tangible en casi todas las áreas socio económicas argentinas. Por el contrario, la cerrada ortodoxia económica, tozuda y cruelmente aplicada sin solución de continuidad (excepto la breve actuación de Grinspun, al comienzo del alfonsinato) entre 1976 y 2001, no solo tuvo resultados perversamente negativos, primarizando la economía argentina, provocando miseria, desocupación masiva, fuerte caída del ingreso de los asalariados, éxodo masivo de población –sobre todo la muy calificada-, sino que incluso nos llevó de bruces a la crisis terminal de 2001/2002, de la cual de milagro no lograron el objetivo de fragmentarnos en media docena de dóciles republiquetas, previa feroz guerra civil, que gracias a Dios no lograron consumar. Las opiniones de Montamat, más allá de generalidades que abonan a la complejidad y falta de transparencia, se basan en los siguientes ejes. - Critica la política de congelamiento tarifario, pero no da ninguna alternativa excepto implementar cuanto antes violentos tarifazos. Por supuesto que si se implementaran esos tarifazos, todos los voceros del neoliberalismo se apresurarían a criticarlo, incluidos “los ocho ex…”. Es la vieja metodología de “La Gata Flora”. - Presupone (sin decirlo explícitamente) un avasallamiento a la provincia, “porque implica que desde el gobierno central se decida qué obra de infraestructura se hace y en qué tiempos”, pasando por alto que desde siempre las provincias de economías más pequeñas, han necesitado los aportes del Estado Nacional para sus inversiones en infraestructura, y por cierto el Sector Energético no es la excepción. Claramente en Misiones (como en casi todas las provincias), en los años precedentes hubo menos inversiones en Transmisión y Distribución, que las que hizo necesarias el fuerte incremento del consumo, motivado a su vez por la clara reactivación económica operada desde 2003. Y es conocido que el Estado Nacional realizó recientemente considerables aportes, para obras imprescindibles, como por caso la costosa nueva línea de alta tensión entre la ET San Isidro, cercana a Posadas, hasta Puerto Mineral. Lo que no dice Montamat, es que durante su gestión y la de los ocho ex secretarios de energía del neoliberalismo, el Estado Nacional fue recurrentemente el gran ausente, por caso con cero inversiones en el SADI (Sistema Argentino de Interconexión), pues claramente todas las acciones (o poco menos) estaban puestas en facilitar las condiciones del “negocio” de privatizar de apuro todo, cuanto antes y al como sea; mientras que a la vez se afanaban en “tapar agujeros” a la desesperada, como en la crisis eléctrica acaecida al tormentoso fin del alfonsinato. - Critica las fuertes “subvenciones al revés” que benefician injustamente en exceso a los usuarios de Capital Federal y Gran Buenos Aires, pero “cuidadosamente” omite precisar que esa muy inequitativa realidad, es de muy vieja data en Argentina; un problema estructural de décadas. Cabe recordar que ya Martínez de Hoz, vista su incapacidad para reducir la hiperinflación, implementó un sesgado índice que solo consideraba los muy bajos consumos de Capital Federal, distorsivamente muy subvencionados. Y hace al menos medio siglo, sino más, que por motivos políticos (el gran caudal electoral de la mega ciudad), nadie termina de “ponerle el cascabel al gato” anulando o morigerando significativamente los fuertes subsidios que benefician exageradamente a los usuarios porteños. Montamat y su gente no han sido la excepción. ¿Tiene autoridad para criticar…? - Cuidadosamente omite mencionar, y menos aún explicar, que las enormes diferencias estructurales de costos, entre las empresas distribuidoras de energía del enorme mercado de Capital Federal y el Conurbano, respecto a las empresas distribuidoras eléctricas provinciales, son siderales. Mercado concentrado, alta densidad de usuarios, grandes usuarios industriales y de servicios, mayor poder adquisitivo promedio de los consumidores, y tamaños de empresas que permiten importantes economías de escala, son factores positivos a favor de EDESUR y EDENOR; mientras que lo opuesto ocurre en los casos de EMSA y otras empresas distribuidoras de las provincias excluidas del privilegiado triángulo industrial argentino (Buenos Aires-Santa Fe-Córdoba), con unas pocas excepciones. Por supuesto no puede omitirse el hecho real, que en las provincias marginales, como Misiones, varios componentes de las empresas eléctricas suelen estar hipertrofiados, con sus directas consecuencias en las estructuras de costos. Con la estructura de costos de EMSA (y lo mismo en otros entes eléctricos provinciales), aunque la energía utilizada sea gratis, sus costos operativos totales no serán competitivos; y esto no es ningún secreto. Pese a lo mucho que creció Misiones en los últimos años, nuestra economía provincial sigue siendo primaria y esencialmente subdesarrollada. En ese marco, es complejo asegurar trabajo efectivo a toda la oferta laboral, y será imperiosa la industrialización y el desarrollo de actividades terciarias más complejas, para tener trabajo disponible para nuestra creciente población. En ese innegable contexto, las constantes propuestas “en contra de…”, de los sectores del ecologismo cavernario (muy afín al neoliberalismo), solo aseguran el subdesarrollo crónico y la desocupación creciente, que ni siquiera el desempleo disfrazado como el descripto podrá disimular. Nada de esta compleja realidad, fue descripta por el mencionado opinante energético, promotor de la termoelectricidad, privatizador a ultranza, y claro operador de los intereses antinacionales (tal como demostró su accionar). C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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