sábado, 26 de febrero de 2022

 UCRANIA RUSIA OTAN – ENTRE LA GEOPOLÍTICA DESCARNADA, LA MEGA ECONOMÍA Y EL ESTRATÉGICO ABASTECIMIENTO ENERGÉTICO EUROPEO. 
No se trata de amables acuerdos entre inocentes carmelitas descalzas. Es un escenario de alta geopolítica, la cual siempre está muy vinculada con sensibles temas económicos; y en este caso particular, el estratégico abastecimiento de gas al multiforme bloque de la UE, además de las consideraciones a la Ruta De La Seda, una de cuyas ramificaciones se planifica desde China hasta el extremo occidental de Europa. Juegan en esto los crudos enfrentamientos entre el Poder Atlantista, con su brazo armado la OTAN, y el Poder Continentalista, nucleado en China y Rusia. Como en todo enfrentamiento de intereses en los que se involucran las grandes potencias, la guerra de las informaciones juega uno de los aspectos esenciales. En tal sentido, las grandes cadenas transnacionales de medios, y otros menores que de un modo u otro los replican, reflejan la visión “políticamente correcta” del “Poder Profundo” vinculado al neoliberalismo y a su proyecto de Mundo Unipolar (hoy ya sepultado por los profundos cambios en el tablero geopolítico mundial), y su excluyente visión de la globalización salvaje; contexto al cual se opone precisamente el Bloque Continentalista. Por supuesto, por su parte Rusia juega su rol de difusión planetaria de su propia óptica del complejo tema, a lo que con sutileza oriental se suma China. Como sucede en todos los órdenes, mucho más en un tema muy complejo y relevante, hay que esforzarse por analizar en base a datos concretos y objetivos, lejos de la vocinglería de los desinformadores públicos y otros sembradores de confusiones. Se puede decir que El Dragón (China) respalda al Gran Oso (Rusia), mientras El Águila (EEUU) sobrevuela sin encontrar espacios propicios para contrarrestar en forma efectiva a sus grandes contendientes, pese a contar con el no muy homogéneo respaldo de sus aliados menores. Su aliado principal, El León de Albión (Gran Bretaña), muestra sus garras y ruge…desde prudente distancia del conflicto, al menos por ahora. Sintetizar en un breve artículo la milenaria vinculación muy estrecha entre Ucrania y Rusia, con culturas prácticamente idénticas y similitudes étnicas casi calcadas, es casi imposible. Comparten una historia en común, con sus sucesos cambiantes en tan extenso período histórico. Con la disolución de la Unión Soviética (URSS), en teoría la OTAN dejó de tener sentido, pues se creó para enfrentar las amenazas de la Unión Soviética en la Guerra Fría; más aun considerando que se disolvió también el Pacto de Varsovia, creado como contraparte de la OTAN. Al implosionar la URSS se acordó no incorporar a la OTAN a los países de Europa Oriental al este de Alemania, pero eso no ocurrió, con lo que el cerco militar a la por entonces debilitada Rusia de la era de la Perestroika (de crudo neoliberalismo), fue cerrándose en forma acentuada, siendo muy sensible lo concerniente a instalaciones misilísticas (convencionales o nucleares), cada vez más cerca (y menos detectables sus proyectiles en un hipotético casus belli), de las fronteras rusas. Relativamente cerca de esas fronteras, están Moscú, San Petersburgo y otros centros del poder demográfico, político, industrial y militar de ese país; con lo cual su vulnerabilidad estratégica se vio cada vez más comprometida. Las sucesivas “revoluciones de colores”, que con “directivas” emanadas de las redes electrónicas de comunicación social, que tuvieron trazas evidentes del “intervencionismo blando” de EEUU y la OTAN para instalar gobiernos afines, involucraron sucesivamente a todos los países del arco arábigo mediterráneo, para replicarse en Ucrania en 2014, forzando un abrupto cambio de gobierno, en un proceso violento que para los analistas no occidentales fue considerado un golpe de Estado; el cual contó con el beneplácito de EEUU y en menor medida de sus socios de la OTAN. Con ese cambio del poder, Ucrania pasó de un gobierno políticamente cercano a Rusia, a otro afín al europeísmo occidental y al neoliberalismo impulsado por EEUU, fuertemente anti ruso; en cuyo contexto intentó -sin lograrlo- incorporarse a la OTAN. Ese cambio de gobierno (o golpe de Estado) ucraniano, tuvo fuertes resistencias en sectores de su población, culturalmente muy afines a Rusia, o posiblemente en muchos casos opuestos a las regresivas transformaciones que previsiblemente impondrían las pautas neoliberales. Esa población filo rusa apoyó que la estratégica Crimea vuelva a manos rusas, a la vez que los territorios del Donbass también se opusieron al giro prooccidental de Kiev, buscando autonomía y proclamando la clara afinidad con el vecino ruso. Desde ese momento, se reportaron ataques y bombardeos desde Ucrania a los territorios de Donbass, los que habrían causado alrededor de 15.000 muertos entre la población pro rusa. Los cambios en Kiev, encendieron las alarmas en la reconstituida Rusia de la Era Putin, pues la instalación de misiles balísticos tan cerca de Moscú y otros puntos estratégicos, supondrían una extrema vulnerabilidad estratégica a favor de la OTAN, con escasos cinco minutos de trayectoria, casi imposibles de neutralizar. Eso equivaldría a montar instalaciones similares, en una hipotética isla a pocos kilómetros de Washington y de Nueva York. El accionar diplomático muy agresivo de EEUU y sus socios de la OTAN, alentó el enfoque fuertemente rusofóbico del gobierno neoliberal de Kiev, el cual a la vez habría recibido fuertes cantidades de armamentos convencionales (no nucleares). Pese a ello, la OTAN no parece un bloque monolítico. La clara agresividad de EEUU y GB, más algunos socios de menores relevancias estratégicas (como Polonia, España, Países Bajos y algún otro), se diferencia de la tendencia algo dialoguista y diplomática de Francia y Alemania, los dos grandes referentes de la Unión Europea. Todas las evidencias (cuidadosamente ocultas por los grandes medios afines a la OTAN), muestran que EEUU y GB (en primer lugar) y voceros de la OTAN, jugaron un rol central para armar a Ucrania e impulsar su fuerte retórica anti rusa, así como -según indicaron en fuentes de los ucranianos pro rusos- agresiva contra Donbass. Las declaraciones del presidente Ucraniano, “nos dejaron solos”, pidiendo intervención de “Europa” (léase OTAN), evidencia que le habrían prometido apoyo militar concreto, en caso de conflicto armado…o sea que fue alentado a tener una postura dura, evidenciada en las renovadas agresiones denunciadas contra Donbass, y en una retórica agresiva, poco proclive al diálogo. Según coinciden muchos analistas, en base a evaluaciones objetivas bien fundamentadas, ese contexto general no le habría dejado otras opciones a Rusia, urgida de evitar la incorporación de Ucrania a la agresiva OTAN; pues la inacción la habría dejado en el corto plazo, inerme ante la capacidad de agresión de los Atlantistas, anulando toda alternativa de seguir ejerciendo políticas de soberanía efectivas. Claramente, en esa situación, el siguiente objetivo a agredir por parte del Atlantismo, sería China, en el supuesto buscado por la OTAN, del principal aliado (Rusia) y proveedor energético y de tecnología militar a China, neutralizado. En ese hipotético contexto, el Atlantismo presionaría para impedir el crecimiento de la influencia china en el mundo, buscando frenar su proyecto en plena ejecución, de la Nueva Ruta de la Seda. No es un dato menor, que Argentina fue agredida por la OTAN en la guerra por las Malvinas. Tampoco cabe olvidar que las presiones de EEUU lograron que el FMI nos sumiera en el descalabro financiero de la descomunal deuda externa, perpetrado eso en una maniobra de claro intervencionismo para forzar el triunfo del neoliberalismo apátrida, y con ello seguir con el infame proyecto de destrucción socio económica conducente a la disolución nacional. Todo eso en las antípodas de los amplios Acuerdos Estratégicos firmados con Rusia y China, que nos posibilitarán concreciones estratégicas imprescindibles para nuestro desarrollo, como la Cuarta Central Nuclear, la misma que en un acto de descaro imperial, un senador de EEUU pretende ordenarnos que no se construya. Eso además del imprescindible reequipamiento con material de tecnología de punta, para nuestras maltrechas Fuerzas Armadas, condicionadas por el bloqueo de desarme total, establecido por Gran Bretaña y apoyado por EEUU y toda la OTAN. Cabe también señalar a los medios y a otros opinantes diversos, que se rasgan las vestiduras ante la “agresión rusa” (tema al menos discutible); pero que guardaron silencios cómplices ante las sucesivas agresiones bélicas de la OTAN (en Yugoeslavia, Libia, Iraq, Siria, etc.), de guerras blandas y de operaciones de golpes de Estado del tipo de lawfare, en los que se evidenció el accionar de las potencias anglosajonas; con intervenciones de agentes de inteligencia, partes del Poder Judicial y del periodismo, de los propios países agredidos; con los casos de Bolivia, Brasil y Argentina muy actuales o recientes, entre otros más ya perpetrados. Usual doble vara de la diplomacia Atlantista y de sus medios al servicio, de la cual muchos ni se percatan, y que otros ocultan por ser mercenarios al tanto por cuánto. Como sea, muy respetable el accionar del Papa, buscando la paz y las soluciones pacíficas de las diferencias, en las antípodas del accionar de los responsables principales de la preocupante situación actual, que han sido EEUU y la OTAN. Cabe hacer votos para que pronto terminen los enfrentamientos, y que los acuerdos justos y equitativos restañen prontamente las heridas que todos estos hechos están dejando como consecuencia. 
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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