martes, 5 de agosto de 2014
EL DOBLE ESTÁNDAR DE LOS ECOTERRORISTAS – A PROPÓSITO DE LOS CASOS DE 
CÓRDOBA, FORMOSA Y MISIONES
En Córdoba sucedió una tragedia de proporciones considerables, que incluso 
pudo ser mucho mayor, al estallar una cañería de gas que abastece a una central 
termoeléctrica de generación de electricidad.
Esta  tragedia  se  suma  a  muchas  otras,  provocadas  en  distintos  puntos  del 
mundo,  por  la  extrema  inflamabilidad  de  los  combustibles  fósiles,  sobre  todo 
derivados del petróleo o del gas natural.
Curiosamente (o no  tanto, si se analizan detenidamente las “motivaciones”), 
todo el usualmente muy ruidoso y revulsivo arco del ecologismo fundamentalista, 
guardó un absoluto y muy cómplice silencio.
Y  en  el  caso  de  Córdoba  es  más  notable,  pues  el  siniestro  ocurrió 
prácticamente  en  las  narices  de  los  verbalmente  muy  violentos  activistas  de 
FUNAM,  ente  permanentemente  vinculado  a  acciones  virulentas  de 
ecoterrorismo,  (siempre  operando  “en  contra  de”  todo  lo  que  pueda  significar 
desarrollo  socio  económico)  y  no  por  casualidad,  actuando  como  una  extensión 
“argentina” de la británica Greenpeace.
¿Por  qué  guardan  los  activistas  del  ecoterrorismo  ese  cómplice  silencio, 
siendo  precisamente  quienes  promueven  en  los  hechos  una  mayor  dependencia 
de  los  combustibles  fósiles,  de  la  ya  muy  distorsionada  y  patológica  matriz 
energética argentina, excesivamente dependiente del gas natural y del petróleo?
¿Acaso ignoran los fundamentalistas de la ecología (con libretos dictados por 
las  transnacionales  del  ecologismo  ultra),  que  al  atacar  a  las  usinas  nucleares  e 
hidroeléctricas, están automáticamente favoreciendo el crecimiento desmesurado 
del  parque  de  generación  termoeléctrico  –el  que  quema  por  hora  siderales 
volúmenes de gas natural y petróleo-?
¿Pueden  con  honestidad  intelectual,  pasar  por  alto,  que  las  usinas 
termoeléctricas  están  entre  las  principales  causas  de  la  contaminación  a  escala 
global? Estimaciones serias, responsabilizan a las usinas termoeléctricas del 40 % 
de  las  emisiones  mundiales  de  gases  contaminantes  diversos,  pero  ese
“detallecito” los ecoterroristas lo soslayan sistemáticamente.  
Tampoco parece importar al ecoterrorismo, que la energía termoeléctrica es 
sensiblemente  más  costosa  (no  solo  menos  segura  desde  lo  accidentológico),  y 
mucho  más  contaminante,  que  las  generaciones  nuclear  e  hidro,  que  tan 
sistemática y mendazmente combaten esos grupos de activistas. Pero claro está, 
que muchas voces se alzaron, y existen indicios de fuertes evidencias, acerca de las 
vinculaciones  de  las  grandes  ONGs  transnacionales  y  los  poderosos  intereses 
vinculados  a  las  transnacionales  petroleras  anglosajonas;  así  como  la  notable 
generosidad  con  la  cual  algunos  sectores  de  la  mega  Banca  transnacional  (como 
los  Rockefeller,  los  Rotschild  y  similares),  subvencionan  a  y  crean  ONGs  y 
Fundaciones,  que  operan  promoviendo  el  “pensamiento  energéticamente 
correcto”.
Y  ese  “pensamiento”,  no  solo  ataca  ferozmente,  con  mentiras,  verdades  a 
medias  y  exageraciones  burdas,  a  las  usinas  hidros  y  nucleares;  también 
promueven  a  ultranza  las  “renovables  alternativas”,  principalmente  las  muy 
costosas  (por  KWh)  y  poco  eficientes  solares  y  eólicas,  siendo  ese  un  “negocito”
aparte.
En  efecto,  las  solares  y  eólicas,  están  atadas  a  elevados  e  irracionales 
subsidios,  sin  los  cuales  no  pueden  operar.  Obligar  a  los  Estados  a  implementar 
planes  de  costosísimos  subsidios,  para  “soluciones  ambientales”  de  generación 
que resultan falsas, es en si mismo un fuerte motivante, detrás del cual acciona el 
ecoterrorismo, con las complicidades de quienes buscan vender al como sea esas 
costosas  y  falaces  “grandes  soluciones  limpias”  para  generar  energía  eléctrica; 
generación  que  resulta  siendo  muy  escasa,  y  de  muy  mala  calidad,  por  sus 
intermitencias y otros insalvables problemas  técnicos, cuando se pretende darles 
el  rol  de  Centrales  de  Base,  en  lugar  de  sus  limitadas  capacidades  como 
complementos marginales de cualquier sistema eléctrico.
Pero  además  –y  he  aquí  el  interés  de  esos  banqueros  asociados  a  las 
petroleras  transnacionales  anglosajonas-,  las  instalaciones  de  solares  y  eólicas, 
implican  las  necesarias  instalaciones  de  más  Usinas  de  Base  para  estabilizar  el 
suministro  eléctrico.  Como  las  Centrales  de  Base  solo  son  de  tres  tecnologías  –
térmica,  nuclear  e  hidro-,  y  los  ecoterroristas  atacan  a  dos  de  esas  tecnologías, 
están de hecho favoreciendo a la tercera de ellas, ¡es decir a la termogeneración, 
con lo cual están promoviendo mayores consumos de gas natural y de petróleo…!, 
precisamente  lo  más  contaminante,  promocionado  por  los  supuestos 
“ecologistas”.
Entonces  se  entiende  porque  el  accionar  “asociado”  de  los  vendedores  y 
promotores de eólicas y solares, del  ecoterrorismo  militante, y de los poderosos 
lobbies  vinculados  a  la  termogeneración  (fabricantes  e  importadores  de  usinas, 
petroleras  transnacionales,  y  otros  negocios  asociados).  La  cuarta  pata  de  la 
ecuación,  la  conforman  sectores  político-económicos  neoliberales  y  oportunistas 
varios de la politiquería de bajo vuelo.
En ese contexto, cobra lógica y se comprenden los porqués de los notables 
silencios  cuando  se  trata  de  los  problemas  y  peligros  concretos  de  la 
termogeneración (como en el caso de  Córdoba); y consecuentemente los  motivos 
de las feroces  y engañosas  campañas del ecoterrorismo y sus compañeros de ruta;
en  los  casos  de  Formosa  (atacando  al  Plan  Nuclear  Argentino),  y  de  Misiones 
(intentando  frenar  al  como  sea  los  importantes  y  muy  necesarios  proyectos 
hidroeléctricos binacionales).
Por supuesto, detrás del accionar del ultraecologismo transnacional, y de sus 
marionetas  y  mercenarios  locales,  están  también  los  poderosos  intereses  de  las 
Potencias del G 7, que por todos los medios nos quieren volver a sumergir en el 
subdesarrollo  crónico,  para  eliminarnos  del  selecto  grupo  de  los  E  12,  los  Doce 
Emergentes Principales del contexto mundial.
Sin  duda  esos  poderosos  intereses,  y  sus  subordinados  locales,  añoran  los 
“buenos  tiempos”  en  los  que  Argentina  era  la  dócil  granja  que  proveía   materias 
primas  baratas,  obedientemente,  como  parte  -en  los  hechos-  integrante  del  hoy 
alicaído pero siempre peligroso imperio británico.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Diplomado en Geopolítica
Experto en Energía
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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