sábado, 5 de marzo de 2016

REQUIEM PARA EL PLAN NUCLEAR ARGENTINO
No sorprende en absoluto que se cancele el ambicioso proyecto de la Central Nuclear Atucha III, en el contexto de un plan político-económico de brutal regresión a estructuras políticas feudales y a una economía primarizada, sin industrias ni tecnologías propias, como es el modelo fuertemente regresivo y achicador, que está perpetrando con una inaudita celeridad el actual gobierno neoliberal de Argentina.
Ha sido una constante, que los sectores políticos ultra conservadores (identificados con la oligarquía campera, los especuladores financieros e importadores, y otros afines), que se declaman ultra liberales en lo económico, siempre se opusieron y oponen al desarrollo tecnológico e industrial argentino; pues en sus egoístas y estrechas mentalidades, solo cabe el modelo rentístico-especulador de economía primaria vacuna-sojera-triguera, y poco más que eso.
Esa siempre retrógrada, clasista y muy egoísta oligarquía feudal campera, más que liberal, parecería adherir a principios de la vetusta fisiocracia (teoría económica que afirmaba que la agroganadera es la única actividad productiva), de la época de Los Luises de la Francia absolutista…la que terminó con la guillotina de la Revolución Francesa. Adhieren en todo…menos en los aportes de impuestos, de los que siempre se consideran exentos “por gracia divina”, pues se consideran “los únicos que producen riqueza”, con un concepto dieciochesco que movería a risa, de no ser por la siniestras consecuencias que de eso derivan, habida cuenta de la claque de “periodistas” (defecadores de tinta, decía Jauretche con menos delicadeza expresiva, a los plumíferos al tanto por cuanto), economistas y políticos acomodaticios o mercenarios, gremialistas vitalicios con el alma vendida al diablo, e incluso alguno que otro “General de empresa” (o Almirante o Brigadier) deseoso de hacer carrera empresaria no bien se acoja al retiro (aunque esta figura, de los pasados años ’60, ’70 y ’80, parece un tanto fuera de época).
En la década infame (1930-1943), en “la fusiladora” (1955-1958), en el golpe de 1962-1963, en el “proceso” cívico militar (1976) y el cuarto de siglo subsiguiente; así como ahora desde fines de 2015, la constante de los gobiernos de todos esos períodos, fue atacar todo proceso de industrialización y de nacionalización de nuestros recursos y actividades estratégicas, así como
desalentar, frenar o destruir las actividades de creación de tecnología nacional. Todo ello siempre con el beneplácito expreso de la Sociedad Rural Argentina, de los diarios “tradicionales” y de otros factores de poder ultra conservadores y opositores feroces a todo proceso de desarrollo nacional. Solo admiten la argentina del país granja, y en los últimos años de la minería con escaso o nulo contenido nacional y casi nula transformación de los minerales.
Una rara y muy positiva excepción a esa tecnofobia nacional de los liberales, fue el fuerte apoyo dado al Sector Nuclear por parte de La Armada Argentina, que no solo se involucró y respaldó fuertemente a ese sector tecnológico, sino que también muchos altos oficiales completaron sus estudios de ingeniería nuclear (o carreras afines), pasando a formar parte de la plantilla profesional y científica de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA); lo cual evitó el desguace del sector, como ocurrió con otros entes y actividades tecnológicas, que “para peor” tenían el sambenito de haber sido creaciones del execrado peronismo. Esa protección de La Armada, salvó a la CNEA del desguace tecnológico general de la “revolución fusiladora”, de otros previsibles problemas en el golpe antidesarrollista (1962), así como de las agresivas acciones anti industriales y anti tecnológicas de Martínez De Hoz, perpetradas con el respaldo de Videla y sus secuaces, en “el proceso” cívico militar. Conocidos fueron los fuertes choques entre el desguazador Martínez De Hoz y el por entonces Presidente de la CNEA, el Ingeniero Nuclear y Contraalmirante Carlos Castro Madero, que evitó la destrucción de la C.N.E.A.
Sé que citar a Castro Madero es irritativo en todo el Sector Nuclear, por el espinoso tema de los trabajadores desaparecidos-secuestrados en sedes de la CNEA, pero el enfrentamiento del Ingeniero Contraalmirante con el todopoderoso ministro del riñón de la oligárquica SRA (Sociedad Rural Argentina), forma parte de la historia nuclear argentina, y como tal, no puede ser suprimido.
Dentro del cuarto de siglo neoliberal, que “inauguró” el “proceso” cívico militar, los ataques al Sector Nuclear continuaron, una vez vueltos los muy condicionados gobiernos civiles. Alfonsín, al comienzo de su gobierno, con el asesoramiento del “especialista energético” Jorge Lapeña (del riñón de los intereses petroleros y termoeléctricos), congeló las vacantes en todo el Sector Nuclear, y absurdamente frenó los proyectos de Atucha II y del reactor modular
nacional CAREM. Tal fue la “respuesta” a la brillante noticia dada por Castro Madero a Alfonsín, de haber dominado el ciclo completo de procesamiento de combustible nuclear. Decisión cobarde de achicamiento tecnológico muy acorde a las presiones de las potencias anglosajonas, que se oponen al desarrollo tecnológico nuclear argentino.
En los años ’90 hasta 2001, bajo las presidencias de los personeros neoliberales Menem y De La Rúa, hubo fortísimas presiones para desguazar completamente al Sector Nuclear, o en su defecto, para extranjerizarlo; persistiendo el congelamiento de las vacantes y los achiques presupuestarios, que obligaron a cancelar o posponer importantes proyectos.
Además del ya mencionado Lapeña, dos de los más feroces opositores al Sector Nuclear, que accionaron para disolver completamente a esa importante área tecnológica nacional en esa “nueva década infame” (la anterior había sido la de los años ’30), fueron Daniel Montamat y Carlos Bastos. Privatistas y antinacionales a ultranza, estos dos conspicuos opinantes de energía…¡fueron testigos contra Argentina en juicios ventilados en el CIADI! Eso los muestra como antiargentinos consumados.
Bastos llegó a proponer la inadmisible idea de transformar Atucha II (en esos años aun paralizada desde la presidencia de Alfonsín), ¡en una central a gas! Eso hubiese significado un retroceso tecnológico de proporciones, además de acentuar nuestra dependencia de los hidrocarburos, y de tirar por la borda todas las inversiones ya realizadas (de casi el 75 % o más) de esa central nuclear.
Todo el Plan Nuclear se reactivó acentuadamente desde 2006, con un impulso fortísimo como nunca lo tuvo antes. Se repotenciaron las Centrales Atucha I y Embalse, se recomenzó Atucha II, se reactivó el proyecto CAREM; hubo también fuertes inversiones en otros usos pacíficos de la energía nuclear, como la medicina, la ingeniería, etc., se incorporó personal profesional, científico y técnico; y poco tiempo atrás, se rubricaron muy importantes acuerdos estratégicos con China y Rusia, los que entre otros tópicos, incluyen tres nuevas grandes centrales nucleares, dos de ellas con uranio enriquecido (técnica avanzada que Argentina aun no dispone). De esas tres nuevas centrales, dos tienen financiación y soporte tecnológico chino, y una ruso. En los tres casos, se trata de financiación blanda,
con cláusulas que nos permiten acceder a tecnologías no totalmente desarrolladas en Argentina, y además posibilitan una interesante participación creciente de la industria nacional. Esas centrales se pagan solas, con los ahorros de combustibles fósiles, en poco más de cinco años.
Ya antes de asumir, Macri y sus “expertos energéticos” (más bien hombres del establishment termoeléctrico, opuestos visceralmente a las nucleares e hidroeléctricas), hicieron ver sus “coincidencias” con los sectores ultras del ecologismo transnacional (básicamente ONGs británicas), las que siguiendo mandatos de las potencias del Grupo de los Siete (EEUU, Canadá, la Unión Europea y Japón), montan persistentes campañas de ecoterrorismo, atacando a las usinas hidros y nucleares, ofreciendo como falsas “grandes soluciones” a las muy caras (por KWh) y llenas de limitaciones técnicas, energías “renovables sesgadas”, básicamente eólicas y solares.
Además de sus conocidos bajísimos rendimientos reales –poca producción de energía por KW de Potencia Instalada-, las eólicas y solares tienen el insalvable problema de ser inútiles como centrales de base, requiriendo además el respaldo “en caliente” (o sea funcionando en vacío) de centrales de base.
Solo tres tecnologías son aptas como centrales de base: hidros, nucleares y termoeléctricas. Como los ultra ecologistas, y sus aliados los “expertos” personeros de las petroleras y afines, atacan a las dos primeras, solo pretenden dejar como alternativa a las termoeléctricas. ¡Gran negocio asociado, de las petroleras y gasíferas transnacionales (hoy manejando el Ministerio de Energía, por medio del “ex” Shell Aranguren); de los proveedores de usinas termoeléctricas; y de los que nos quieren inundar con eólicas y solares importadas, de acuerdo a la disparatada “Ley Guinle”!
Si esas posturas “renovables sesgadas” logran torcer la matriz eléctrica argentina, nuestros costos reales de generación se dispararán, lo cual ya dio lugar a opiniones opuestas de cámaras industriales, preocupadas por la pretendida obligatoriedad de comprar energía ineficiente y muy cara, que contempla la ley citada; apuntalada por los poderosos lobbies vinculados con las “renovables sesgadas” (eólicas y solares, básicamente), mientras que desde la penumbra, son apoyados por las petroleras transnacionales y los fabricantes de usinas térmicas.
Contra toda lógica técnica y económica, el gobierno macrista pretende dejar sin efecto los acuerdos de construcción de las tres nuevas centrales nucleares, y de paso matar el muy avanzado Proyecto CAREM, este último totalmente nacional.
Sigue al pie de la letra, la “lógica” de país “bananero” (en rigor sojero) de economía primaria, de riqueza hiper concentrada en sectores mega terratenientes y sus “asociados” financieros e importadores; de endeudamiento masivo y crónico; y de salarios bajísimos, en un contexto de elevado desempleo estructural, que es lo que están provocando intencionalmente.
Preocupante realidad, que es muy funcional a los agresivos intereses geopolíticos de Gran Bretaña y de la OTAN; lo cual no molesta a quienes quieren transformarnos en mera dócil colonia, fácilmente desarticulable en media docena de republiquetas intranscendentes, tal como casi lo consiguieron en 2001/2002.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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