domingo, 24 de agosto de 2025

 LA SOCIEDAD RURAL DE VIDELA A MILEI 4ª parte
LA CLAUDICACIÓN DEL MENEMATO ANTE LOS PODERES FÁCTICOS DEL ESTABLISHMENT. LA NEFASTA DÉCADA DEL NOVENTISMO.
    El menemato fue en los hechos, en sus comienzos, el prolegómeno de la desastrosa y tristemente célebre década del noventismo.
    Con un discurso y una autoasumida imagen con fuerte impronta de los patriotas caudillos federales de los albores de la patria, durante la campaña presidencial, apenas asumido el cargo hizo patente su impúdica confesión: “si decía lo que iba a hacer, no me votaban” (palabras más o menos)… y su accionar fue lo opuesto total al declamado patriotismo preelectoral.
    En los hechos, la década menemista fue una traición total a La Patria y a los elementales postulados nacionales del peronismo, pues aplicó con total subordinado alineamiento, las “indicaciones” (léase órdenes), del Consenso de Washington basadas en los postulados del más crudo neoliberalismo.
    Aquellas múltiples acciones del “proceso”, que crearon las condiciones para el industricidio y la impiadosa involución a una economía primarizada; el debilitamiento intencional de los entes y empresas del Estado, el brutal crecimiento de la deuda externa, como sangría imparable de divisas y como condicionante de las políticas económicas que nos ordenaban aplicar; el rápido deterioro del nivel de vida, con aumento de la pobreza, la desocupación, y la
destrucción de la antes predominante clase media; además de un accionar geopolítico indigno y subordinado a los mandatos de los poderes transnacionales hoy conocidos como el Bloque Atlantista, fueron los deplorables ejes principales en los que el menemato profundizó o completó las destructivas acciones comenzadas por Martínez De Hoz y sus “Chicago’s Boys” (como se los llamó, por
ser confesos adherentes a los dictados de la Escuela de Chicago, uno de los centros promotores del neoliberalismo en su más cruda versión).
    En su momento, el menemato logró reducir significativamente la inflación, que había sido el talón de Aquiles económico del alfonsinato, pero lo hizo con el artificio de la convertibilidad, que mantuvo artificialmente la paridad del peso con el dólar, a costa del deterioro de la competitividad de nuestra economía, cuyos costos internos crecían por la inicialmente reducida pero constante inflación, que el cepo del congelamiento del valor de peso contribuía a destruir la producción nacional, ante la avalancha de productos importados con los que los crecientes costos internos no podía competir.
    Ese contexto negativo provocó un déficit permanente y creciente de la balanza comercial, el cual pudo ir pagándose con las divisas que ingresaban a las arcas del Estado como consecuencia de las rápidas múltiples privatizaciones, a precios viles, de las importantes empresas del Estado, que rápidamente pasaban a ser controladas por capitales extranjeros.
    En los tramos finales, la convertibilidad (o el 1 a 1 como se la llamó) era crecientemente insostenible, por lo que después de 10 años del menemato, el radical De La Rúa ganó las elecciones en 1999, pasando con prontitud a un rápido deterioro, ante su tibio accionar que solo profundizó los negativos efectos del
neoliberalismo, al cual no combatió sino que se subordinó explícitamente, con todas las secuelas de miseria y desocupación crecientes, caldo de cultivo para la crisis brutal que estalló en 2001 y se prolongó hasta el 2002, con peligrosos caracteres de crisis terminal que amenazaba la integridad nacional, pues comenzaba a difundirse la idea de la supuesta inevitabilidad de tener que
permutar la deuda externa por parte del territorio nacional…tal como dos blondas y nada jóvenes conductoras televisivas, muy conocidas, difundían en tonos supuestamente lastimeros.
    Es de destacar que la SRA apoyó implícita o explícitamente todas las medidas tan destructivas y antinacionales del neoliberalismo, tanto en el menemato como en el delarruato, siendo por tanto copartícipe del accionar que tanto daño y tantos padecimientos, miseria y muertes, provocó, sobre todo en el caótico fin de año de 2001.

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LA CRISIS TERMINAL DE 2001/2002.
    Tremenda fue la crisis, la cual incluso fue una fuerte amenaza a nuestra patria, pues el caos generalizado pudo haber eclosionado en un destructivo proceso que amenazó con hacernos implosionar en varias irrelevantes republiquetas, existiendo incluso algunos operativos de psicología social tendientes a instalar la supuesta inevitabilidad de tener que permutar parte de nuestro territorio, para pagar la descomunal deuda externa.
    Son de recordar el caos institucional, con una sucesión de brevísimas presidencias, que significaban de hecho una acefalía en un contexto de ingobernabilidad, lo que se sumaba a protestas espontáneas, por el pueblo harto de tantas aberraciones institucionales y de la miseria que parecía no tener límite.
    Las protestas subieron de tono, siendo fuertemente reprimidas, con
lamentables saldos de muertes, heridos graves y el caos que parecía expandirse.
    Los depósitos bancarios fueron en gran medida inmovilizados con la figura del “corralito”, y los que estaban hechos en dólares sufrieron quitas en sus dilatadas devoluciones.
    Defenestrado Cavallo, el artífice de la fracasada convertibilidad, uno de sus sucesores en Economía, López Murphy, debió renunciar prontamente, ante las masivas protestas que provocó su intento de arancelar las Universidades.
    Finalmente se pudo alcanzar cierta estabilidad institucional y algún ordenamiento económico precario, convocándose a elecciones en 2003.
    Debe recalcarse enfáticamente que los sectores oligárquicos tradicionales -entre ellos la SRA- y los especuladores financieros (la “nueva oligarquía”), apoyaron y nunca criticaron ni menos se opusieron a las medidas de crudo neoliberalismo, que nos empujaron al desmadre general y nos pusieron al borde de la disolución nacional.
    La misma cómplice actitud respecto a las políticas neoliberales, tan perversamente negativas, hubo por parte de otros entes empresariales, como la UIA, que evidenció más preocupación por reducir las cargas laborales y a la vez cierto empresariado priorizó facilitar las fugas de divisas, que revertir el deterioro industrial.

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RENACIENDO DE LAS CENIZAS. EL PLAN FÉNIX COMO IMPULSOR DEL PENSAMIENTO NACIONAL.
    El Plan Fénix fue un meduloso proyecto para -literalmente- hacer renacer a Argentina de las cenizas en que nos involucionaron largos años de neoliberalismo apátrida y maliciosamente destructivo.
    Fue pensado y creado por un equipo de destacados docentes de Economía de la UBA, que operó con la certera y sólida conducción del Dr. Aldo Ferrer, quien puede considerarse el más destacado economista argentino de la segunda mitad del siglo XX.
    Si bien no tuvo todos los reconocimientos que tan importante trabajo ameritó, claramente fue el instrumento técnico que apuntaló el conjunto de medidas político – económicas que permitió el rápido y asombroso resurgimiento de la economía nacional, lo cual fue posible en un marco político en las antípodas del noventismo, como fue el conjunto de acciones desarrolladas en la década larga de 2003 – 2015.
    Todos los poderes fácticos de la reaccionaria oligarquía, incluyendo en forma muy destacada a la SRA, no apoyaron las medidas de resurgimiento de la economía argentina, las cuales alejaron los serios riesgos de desguace nacional, a los que habíamos estado sometidos.
    El análisis sigue en la siguiente parte.
                            MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
                    Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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