jueves, 20 de marzo de 2025

 EL INDUSTRICIDIO COMO HERRAMIENTA DEL SUBDESARROLLO CRÓNICO 
   Hubo en la historia económica mundial, además de Argentina, algunos otros casos de países que fueron presionados y/o infiltrados por personeros de las potencias imperiales dominantes, para abortar procesos de industrialización y desarrollo general, los que de haber prevalecido los intereses nacionales de esas naciones proto industriales, sus respectivas realidades serían muy diferentes en la actualidad. 
   Como una perversa constante, siempre existen los “Judas Iscariotes” que por “treinta denarios”, o en algunos casos por ser colonizados mentales en grados superlativos, traicionan los Intereses quintacolumnistas al servicio antinacional. Nacionales, operando como Además, fue y es una constante, con posibles pocas excepciones, que las nuevas potencias, que para desarrollarse promueven y protegen sus industrias y sus entes tecnológicos, deben a la vez enfrentar presiones externas e internas que buscan impedir o entorpecer sus procesos de desarrollo. 
   En muchos casos, las profundas transformaciones sociales y económicas que implican los desarrollos tecnológicos e industriales, solo pueden consolidarse después de haberse anulado las resistencias internas perpetradas por las oligarquías tradicionales, a las cuales la perpetuación de sus privilegios de clase les importa más que el desarrollo integral de la propia nación. 
   Brasil debió superar las resistencias del poderoso sector oligárquico del “café con leche”, de excluyente poder conservador por más de cuatro décadas, el cual era dominante sobre todo en São Paulo y Minas Gerais, con fuertes intereses en el café y la ganadería. Desde que Brasil se industrializó, con decididos apoyos y acciones del Estado, es el empresariado industrial paulista y del sur, el que marca el rumbo de las acciones estratégicas. 
   Es lo opuesto a Argentina, donde la vieja y retrógrada oligarquía vacuna y sus ramificaciones, siguen atadas a pautas decimonónicas y condicionando o impidiendo el desarrollo industrial y tecnológico; e incluso pudieron imponer esas antinacionales pautas culturales, como el supuesto “pensamiento correcto” en parte en las Universidades Nacionales, y como “verdades totales y excluyentes” dentro de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad (con pocas y muy honrosas excepciones, siendo que antes de 1955 teníamos Señores Militares de Mentalidad Nacional, como ideario preponderante, en cantidad y con muy buen nivel de cultura general). 
   Vencer y anular las presiones retardatarias o incluso violentamente opositoras a los profundos cambios sociales, económicos y culturales, que son consecuencias positivas de los procesos de desarrollo industrial y tecnológico, en muchos casos solo pudo concretarse -para bien del propio país-, superando las resistencias, en muchos casos violentas, egoístas y caprichosamente negativas, de los sectores oligárquicos y de sus subordinados, que lucran en base a la miseria que provocan, como es el caso de los intermediarios y otros del establishment ultra conservador, así como los mercenarios y/o acomodaticios de los medios de difusión (los “ensobrados” y otros trepadores varios) que promocionan y presionan para favorecer las importaciones masivas, aun a costa de la miseria general que con esas políticas de “libre mercado” que promueven. 
   Un caso poco mencionado, de industricidio intencional, para entorpecer el desarrollo de una nación que podría haber afectado como competidor a un sector industrial de la potencia hegemónica de ese período histórico -el Reino Unido-, fue el aplicado bajo fuertes presiones para impedir la incipiente industrialización de Egipto, que estaba desarrollando su industria textil, la cual de haberse consolidado hubiese sido la base de una amplia industrialización, y habría afectado a ese sector industrial del Reino Unido, pues además de producir materia prima de excelente calidad y a bajos costos, comenzaba a tener personas capacitadas para desarrollar la industria textil. 
   Eso acaeció entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, época en la cual el país de milenaria historia y cultura, estuvo subordinado al Imperio Británico, del cual recién se independizaría en 1922. 
   Uno de los más repetidos muy falsos argumentos de los liberales y sus “derivados” neoliberales y libertarios, es afirmar -sin pruebas concretas que lo avalen-, que es “más conveniente” que cada país se dedique a producir aquello para lo cual tiene -en teoría- mejores condiciones naturales; eso para supuestamente- no desperdiciar esfuerzos ni energías, para “intentar” producir bienes para los cuales “no están capacitados naturalmente”. 
   Esa burda falsedad conceptual, pseudo académica, la repiten como loros dóciles, los voceros y los economistas acomodaticios y/o subordinados a las pautas dictadas por la retrógrada oligarquía que se aglutina en la Sociedad Rural y otros entes empresarios ultra conservadores, estos últimos en general vinculados a operaciones de fugas de divisas y a estatizar deudas privadas (como la que favoreció entre otros, al Grupo Macri, durante el “proceso” siendo Ministro de Economía Domingo F. Cavallo). 
   Si hubieran “obedecido” ese falso dogma liberal, Japón y Corea Del Sur, “deberían” haberse dedicado excluyentemente a producir arroz, para lo cual tienen vastas experiencias y muy buenas condiciones naturales…pero nunca habrían alcanzado los niveles de desarrollo socio económico y de bienestar, de los cuales disfrutan crecientemente desde que optaron por promover activamente sus desarrollos industriales, tecnológicos, y de elevada capacitación de sus poblaciones. 
   También, con ese miope criterio de pseudo “eficiencia” anti industrialista, Brasil “debería” acentuar sus producciones de café, carnes vacunas, aviares y porcinas, caucho y otros bienes primarios; pero con un fuerte criterio estratégico y patriótico, promovió el desarrollo industrial, con lo que, entre otros logros relevantes, se posicionó como un importante polo mundial productor de camiones pesados, semi pesados y livianos, los cuales exportan a muchos países, entre ellos lo hizo a EEUU. Y esa industria permitió el desarrollo de otras ramas industriales relacionadas, como la carrocera, de la cual también es fuerte exportador. 
   Debe precisarse que, venciendo serias oposiciones del establishment interno y externo anti industrial, Argentina había logrado un respetable desarrollo de la producción de camiones, como también de carrocerías de carga y de ómnibus…pero los libertarios se están encargando de destruir todo eso. 
   Es poco conocido y casi nada difundido por los medios de difusión, que Argentina había logrado consolidarse como uno de los importantes polos mundiales de producción de camionetas “medianas” (las que en nuestro mercado interno se consideran “grandes”), con cinco marcas y diversas variantes en producción y exportación. Pero ya se anunció que una de ellas dejará de producirse, y con la “liberalización” del comercio exterior, nos están llenando de importaciones de todo tipo, entre ellas camionetas “medianas”. 
   En síntesis, el industricidio está en plena perpetración, lo cual no molesta en absoluto al actual gobierno nacional y sus cómplices,,,¡e incluso evidencian jactarse de eso, así como regodearse de la miseria y desempleo masivo que provocan! 
   Ese proceso acelerado de industricidio y de destrucción de entes tecnológicos, además de la miseria general que provocan, y de acentuar el éxodo de población capacitada (la cual es valiosa y la necesitamos), nos está empujando con alevosía al deplorable estadio del subdesarrollo crónico; situación que, en ese nefasto contexto, y acentuado con la irracional y creciente deuda externa, nos condiciona negativamente en forma muy acentuada. 
   Doloroso y notable resulta que, tozudamente, sea por odios inoculados por medios de comunicación y periodistas “ensobrados” o al servicio del establishment; por carencias de capacidades de análisis objetivos, o peor aún, por falta total de elemental patriotismo, muchos argentinos se niegan a admitir el desastroso cuadro de situación, y continúan apoyando a liberales, neoliberales, libertarios, e incluso “progresías” muy confusas, que en ese aquelarre pasan a operar como colaboradores -a veces involuntarios- de los verdugos de nuestra Patria Argentina. 
   El brutal industricidio en plena perpetración, es un factor clave en todo el siniestro proceso de destrucción nacional, para sumirnos en el subdesarrollo crónico, con el avieso objetivo de destruir todo atisbo de soberanía, y desguazar a Argentina. 
  Es imperativo tomar conciencia y accionar para impedir que los poderes apátridas consumen semejante desquicio total. 
 MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
 Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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