EL INDUSTRICIDIO COMO HERRAMIENTA DEL SUBDESARROLLO CRÓNICO
Hubo en la historia económica mundial, además de Argentina, algunos otros
casos de países que fueron presionados y/o infiltrados por personeros de las
potencias imperiales dominantes, para abortar procesos de industrialización y
desarrollo general, los que de haber prevalecido los intereses nacionales de esas
naciones proto industriales, sus respectivas realidades serían muy diferentes en
la actualidad.
Como una perversa constante, siempre existen los “Judas Iscariotes” que
por “treinta denarios”, o en algunos casos por ser colonizados mentales en grados
superlativos,
traicionan
los
Intereses
quintacolumnistas al servicio antinacional.
Nacionales, operando como
Además, fue y es una constante, con posibles pocas excepciones, que las
nuevas potencias, que para desarrollarse promueven y protegen sus industrias y
sus entes tecnológicos, deben a la vez enfrentar presiones externas e internas
que buscan impedir o entorpecer sus procesos de desarrollo.
En muchos casos,
las profundas transformaciones sociales y económicas que implican los
desarrollos tecnológicos e industriales, solo pueden consolidarse después de
haberse anulado las resistencias internas perpetradas por las oligarquías
tradicionales, a las cuales la perpetuación de sus privilegios de clase les importa
más que el desarrollo integral de la propia nación.
Brasil debió superar las resistencias del poderoso sector oligárquico del
“café con leche”, de excluyente poder conservador por más de cuatro décadas,
el cual era dominante sobre todo en São Paulo y Minas Gerais, con fuertes
intereses en el café y la ganadería. Desde que Brasil se industrializó, con decididos
apoyos y acciones del Estado, es el empresariado industrial paulista y del sur, el
que marca el rumbo de las acciones estratégicas.
Es lo opuesto a Argentina, donde la vieja y retrógrada oligarquía vacuna y
sus ramificaciones, siguen atadas a pautas decimonónicas y condicionando o
impidiendo el desarrollo industrial y tecnológico; e incluso pudieron imponer esas
antinacionales pautas culturales, como el supuesto “pensamiento correcto” en
parte en las Universidades Nacionales, y como “verdades totales y excluyentes”
dentro de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad (con pocas y muy honrosas
excepciones, siendo que antes de 1955 teníamos Señores Militares de
Mentalidad Nacional, como ideario preponderante, en cantidad y con muy buen
nivel de cultura general).
Vencer y anular las presiones retardatarias o incluso violentamente
opositoras a los profundos cambios sociales, económicos y culturales, que son
consecuencias positivas de los procesos de desarrollo industrial y tecnológico, en
muchos casos solo pudo concretarse -para bien del propio país-, superando las
resistencias, en muchos casos violentas, egoístas y caprichosamente negativas,
de los sectores oligárquicos y de sus subordinados, que lucran en base a la miseria
que provocan, como es el caso de los intermediarios y otros del establishment
ultra conservador, así como los mercenarios y/o acomodaticios de los medios de
difusión (los “ensobrados” y otros trepadores varios) que promocionan y
presionan para favorecer las importaciones masivas, aun a costa de la miseria
general que con esas políticas de “libre mercado” que promueven.
Un caso poco mencionado, de industricidio intencional, para entorpecer el
desarrollo de una nación que podría haber afectado como competidor a un sector
industrial de la potencia hegemónica de ese período histórico -el Reino Unido-,
fue el aplicado bajo fuertes presiones para impedir la incipiente industrialización
de Egipto, que estaba desarrollando su industria textil, la cual de haberse
consolidado hubiese sido la base de una amplia industrialización, y habría
afectado a ese sector industrial del Reino Unido, pues además de producir
materia prima de excelente calidad y a bajos costos, comenzaba a tener personas
capacitadas para desarrollar la industria textil.
Eso acaeció entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, época en la
cual el país de milenaria historia y cultura, estuvo subordinado al Imperio
Británico, del cual recién se independizaría en 1922.
Uno de los más repetidos muy falsos argumentos de los liberales y sus
“derivados” neoliberales y libertarios, es afirmar -sin pruebas concretas que lo
avalen-, que es “más conveniente” que cada país se dedique a producir aquello
para lo cual tiene -en teoría- mejores condiciones naturales; eso para
supuestamente- no desperdiciar esfuerzos ni energías, para “intentar” producir
bienes para los cuales “no están capacitados naturalmente”.
Esa burda falsedad conceptual, pseudo académica, la repiten como loros
dóciles, los voceros y los economistas acomodaticios y/o subordinados a las
pautas dictadas por la retrógrada oligarquía que se aglutina en la Sociedad Rural
y otros entes empresarios ultra conservadores, estos últimos en general
vinculados a operaciones de fugas de divisas y a estatizar deudas privadas (como
la que favoreció entre otros, al Grupo Macri, durante el “proceso” siendo Ministro
de Economía Domingo F. Cavallo).
Si hubieran “obedecido” ese falso dogma liberal, Japón y Corea Del Sur,
“deberían” haberse dedicado excluyentemente a producir arroz, para lo cual
tienen vastas experiencias y muy buenas condiciones naturales…pero nunca
habrían alcanzado los niveles de desarrollo socio económico y de bienestar, de
los cuales disfrutan crecientemente desde que optaron por promover
activamente sus desarrollos industriales, tecnológicos, y de elevada capacitación
de sus poblaciones.
También, con ese miope criterio de pseudo “eficiencia” anti industrialista,
Brasil “debería” acentuar sus producciones de café, carnes vacunas, aviares y
porcinas, caucho y otros bienes primarios; pero con un fuerte criterio estratégico
y patriótico, promovió el desarrollo industrial, con lo que, entre otros logros
relevantes, se posicionó como un importante polo mundial productor de
camiones pesados, semi pesados y livianos, los cuales exportan a muchos países,
entre ellos lo hizo a EEUU. Y esa industria permitió el desarrollo de otras ramas
industriales relacionadas, como la carrocera, de la cual también es fuerte
exportador.
Debe precisarse que, venciendo serias oposiciones del establishment
interno y externo anti industrial, Argentina había logrado un respetable
desarrollo de la producción de camiones, como también de carrocerías de carga
y de ómnibus…pero los libertarios se están encargando de destruir todo eso.
Es poco conocido y casi nada difundido por los medios de difusión, que
Argentina había logrado consolidarse como uno de los importantes polos
mundiales de producción de camionetas “medianas” (las que en nuestro mercado
interno se consideran “grandes”), con cinco marcas y diversas variantes en
producción y exportación. Pero ya se anunció que una de ellas dejará de
producirse, y con la “liberalización” del comercio exterior, nos están llenando de
importaciones de todo tipo, entre ellas camionetas “medianas”.
En síntesis, el industricidio está en plena perpetración, lo cual no molesta
en absoluto al actual gobierno nacional y sus cómplices,,,¡e incluso evidencian
jactarse de eso, así como regodearse de la miseria y desempleo masivo que
provocan!
Ese proceso acelerado de industricidio y de destrucción de entes
tecnológicos, además de la miseria general que provocan, y de acentuar el éxodo
de población capacitada (la cual es valiosa y la necesitamos), nos está empujando
con alevosía al deplorable estadio del subdesarrollo crónico; situación que, en ese
nefasto contexto, y acentuado con la irracional y creciente deuda externa, nos
condiciona negativamente en forma muy acentuada.
Doloroso y notable resulta que, tozudamente, sea por odios inoculados por
medios de comunicación y periodistas “ensobrados” o al servicio del
establishment; por carencias de capacidades de análisis objetivos, o peor aún, por
falta total de elemental patriotismo, muchos argentinos se niegan a admitir el
desastroso cuadro de situación, y continúan apoyando a liberales, neoliberales,
libertarios, e incluso “progresías” muy confusas, que en ese aquelarre pasan a
operar como colaboradores -a veces involuntarios- de los verdugos de nuestra
Patria Argentina.
El brutal industricidio en plena perpetración, es un factor clave en todo el
siniestro proceso de destrucción nacional, para sumirnos en el subdesarrollo
crónico, con el avieso objetivo de destruir todo atisbo de soberanía, y desguazar
a Argentina.
Es imperativo tomar conciencia y accionar para impedir que los
poderes apátridas consumen semejante desquicio total.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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