viernes, 18 de octubre de 2019

DESBARAJUSTE GENERALIZADO DEL NEOLIBERALISMO
Sin duda alguna, intencional y totalmente previsible el desbarajuste generalizado perpetrado por el neoliberalismo, en su tercera y muy nefasta aplicación en Argentina.
Más allá de la evidente torpeza, falta de cultura general, carencia absoluta de sensibilidad social, y desprecio visceral por el patriotismo, demostrados repetida y claramente por el mediocre e impresentable presidente actual y su “peor equipo de los últimos 200 años”, que el “periodismo de guerra” y la ceguera política de muchos compatriotas los ungieron con el poder formal en 2015; es muy claro que el accionar de gobierno de este tercer período de neoliberalismo recargado, resultó muy exitoso, pues nos han puesto al borde del objetivo principal no confeso pero evidente, que la apátrida CEOcracia pretendió alcanzar; la disolución nacional.
Como objetivo de mínima, públicamente reconocido por burdas pero concretas expresiones de la vicepresidenta, del propio Macri y varios de sus laderos, buscan reimplantar aquella perimida e inviable Argentina feudal, institucionalizada por el mitrismo vigente en la segunda mitad del siglo XIX y poco más. Esa colonia económica británica, de economía primaria y carente de todo objetivo de grandeza nacional, con manejo interno excluyente por parte de la “oligarquía de la bosta” subordinada al agresivo imperio.
Cualquiera medianamente informado y conocedor de la historia reciente argentina, de Íbero América y mundial, no pudo desconocer en 2015 que el desbarranque brutal actual era el resultado previsible de un gobierno de ideas neoliberales, o sea apátridas por definición y carentes de todo sentido de sano humanismo.
Lo que si pudo sorprender a varios, es la rapidez, perversidad recargada y profundidad de las destrucciones generales perpetradas, las que sin duda obedecieron a un meditado plan de primarización total (industricidio sistemático y tecnicidio ferozmente implementado), de primacía financiera especulativa por sobre lo productivo, de destrucción del tejido social a niveles infrahumanos, un desprecio total por la soberanía, y un endeudamiento contraído con el múltiple propósito de alimentar los alevosos negociados financieros y fugas de divisas,
amén del claro objetivo de condicionar la soberanía nacional hasta hacerla directamente inviable.
Todo eso contó con los avales y apoyos de los medios concentrados de comunicación; de políticos supuestamente opositores “convencidos” a fuerza de carpetazos o golpes de billetera o presiones presupuestarias a las provincias; de la siempre apátrida oligarquía clasista y excluyente (en muchos casos abiertamente
 racista); de clasemedieros muy desinformados y cargados de odios instigados por los medios y por los expertos en difundir difamaciones; y el muy activo concurso de la muy confusa y de hecho antinacional familia militar liberal, tan cargada de prejuicios como falta de informaciones coherentes y bien fundamentadas.
La historia enseña, y mucho por cierto, incluso la historia reciente. Por eso, los personeros del neoliberalismo intentan ocultarla y despreciarla, para mantener abotagada la conciencia del pueblo, de forma que sea fácilmente manejable.
Con solo analizar con objetividad la historia reciente, desde que se implantó el neoliberalismo como pretendida “doctrina única” por parte de la dupla Reagan – Tatcher, sus resultados fueron indefectiblemente negativos y por lo general desastrosos.
Las sucesivas crisis muy severas en Rusia; prácticamente toda Íbero América – y muy fuertemente en México y Argentina en el noventismo (Menem – De La Rúa)-; en Portugal, España, Irlanda, Italia, Grecia; los insondables problemas estructurales agravados en el África Subsahariana; los provocados o incentivados en el África arábiga (con fuertes componentes geopolíticos); la crisis financiera de 2008, que comenzada en EEUU se “contagió” rápidamente a Europa y Japón; son evidencias claras en casi todos los casos, de los desastrosos efectos de la ideología político – económica neoliberal.
Los países a los que no les afectaron de lleno la crisis de 2008 y sus
prolongados coletazos, fueron los que tenían vigentes Políticas de Estado con medidas de economía heterodoxa, con fuertes intervenciones estatales, siendo Argentina uno de ellos, hasta fines de 2015. China, con su poderoso capitalismo de Estado en versión propia, pudo seguir desarrollándose, al tener suficientes espaldas económicas y una clara visión de sus prioridades nacionales. 
Notable fue el caso de Rusia, que de una nación en serios problemas estructurales causados por el neoliberalismo de la época de Yeltsin, tras el colapso de la URSS y el desguace territorial en años de Gorbachov, estaba en curso de disolución y con claros intentos de balcanización operados desde afuera; pero logró recomponerse en forma muy rápida (medida en términos históricos), para volver a ser una potencia con presencia geopolítica a escala mundial, y con una férrea aplicación de su propia doctrina geopolítica, todo eso en la que bien puede calificarse como La Era de Putin. Claro que para eso, contó con las fuertes reservas 
culturales de la idiosincrasia nacionalista del pueblo ruso, entroncada con la filosofía de la Iglesia Ortodoxa dando el componente espiritual que es imprescindible, la larga historia nacional de enfrentar adversidades, y con la conciencia de prioridad de valores soberanos de sus fuerzas armadas (que es la antítesis de Argentina desde 1955).
El neoliberalismo afectó también a EEUU, con sus secuelas de
deslocalizaciones de industrias, proceso que está siendo revertido con no pocas dificultades por parte de Trump, quien se mostró en los hechos abiertamente contrario a la globalización salvaje.
Europa Continental, la Unión Europea, predica liberalismo extremo, pero practica proteccionismo, lo cual volvió a quedar en evidencia ante los rechazos de Francia, Polonia y otros, al acuerdo de “libre comercio” entre la UE y el Mercosur…que enhorabuena que haya abortado, por las catastróficas consecuencias que hubiera tenido para nuestras industrias y nuestras economías en general.
Gran Bretaña por su parte, opto por priorizar su influencia de hegemonía financiera basada en Londres, aun a costa de sacrificar ramas industriales enteras o desnacionalizarlas casi por completo, como sucedió con la antes muy británica y poderosa industria automotriz, hoy casi totalmente en manos extranjeras, y carente por completo de producción de vehículos pesados. Pero pese a eso, la Comunidad Británica de Naciones es un fuerte respaldo, su economía es suficientemente dinámica y fuerte, y su sistema social de amplia cobertura, de forma tal de garantizar un buen nivel general de vida, que evite cimbronazos sociales con repercusiones políticas que puedan alterar el statu quo monárquico y clasista.
En Argentina, el neoliberalismo se instaló a fuerza de bayonetas, con las FFAA travestidas de tropas de ocupación en el propio territorio, como custodios de los personeros locales subordinados a mandantes extranjeros que impusieron esas medidas de genocidio económico, desde 1976.
Ese proceso destructivo no pudo ser revertido por Alfonsín, y se acentuó en el marco de la partidocracia cleptocrática del período 1989-2001, que nos provocó la descomunal crisis terminal de 2001.
Esos mismos personeros del neoliberalismo, con apoyaturas externas y complicidades internas (como las de la familia militar liberal, anclada en perimidas y erróneas pautas de los años ’70), y el accionar del “empresariado” con mentalidad de oligarcas retrógrados (como los dirigentes industriales que apoyaron medidas industricidas), y con muchos otros cómplices activos o pasivos del universo político, sindical, intelectual acomodaticio, y otros, lograron reinstalar por tercera y muy destructiva vez, al neoliberalismo salvaje en Argentina.
Todo eso tiene ramificaciones vinculadas con el mega sector financiero especulativo mundial, con el accionar de las Potencias Atlantistas, y con los poderes que buscan la globalización a ultranza, por lo cual accionan para debilitar y disolver los Estados Nacionales, exceptuando por ahora a los Estados neocolonialistas que promueven esas políticas, pero hoy se cuidan de practicarlas.
Solo los muy incautos, muy dogmáticos fuera de la realidad, o los no informados, pudieron desconocer cuales serían las consecuencias –que hoy padecemos- de esta tercera etapa neoliberal perpetrada en Argentina.
La clave para evitar volver a caer en el neoliberalismo –si ahora pudiéramos y debemos salirnos de la encerrona atroz actual-, es la gran batalla ideológica para despertar la Conciencia Nacional y destrozar la maraña de falsedades prejuiciosas con las que lograron engañar a tan grandes proporciones de nuestra población y
las de las naciones hermanas de nuestra región.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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