GAS PARA CHILE Y BRASIL, PERO NO PARA MISIONES Y CORRIENTES 
Por supuesto que son muy buenas noticias que las producciones de petróleo 
y gas estén en franco crecimiento, de forma tal que en poco tiempo dejaremos 
de ser importadores para posicionarnos como exportadores, con un firme 
abastecimiento pleno del mercado nacional. 
Es bueno exportar bienes estratégicos, como los hidrocarburos, pero más 
bueno sería que se utilicen preponderantemente para producir insumos 
elaborados, como fertilizantes, plásticos y otros; y que se priorice el 
abastecimiento pleno de todo nuestro dilatado territorio, superando el 
centralismo que prioriza Buenos Aires y la Pampa Húmeda. 
En gran medida, esas buenas nuevas de aumentos de las producciones
tienen que ver con el fuerte desarrollo del mega yacimiento no convencional de 
Vaca Muerta, uno de los mayores del mundo en ambos tipos de hidrocarburos.
A la vez, el gasoducto Néstor Kirchner -que se construirá en breve con 
financiación china-, podrá canalizar los crecientes flujos de gas patagónico, hacia 
buena parte del resto del territorio nacional, en especial el núcleo de consumo 
del triángulo Buenos Aires – Rosario – Córdoba, y sus zonas de influencia; 
mejorando sensiblemente la infraestructura general para distribuir el valioso 
insumo energético, hoy operando al límite de su capacidad instalada. 
Tan fuertes volúmenes de producción se avizoran con certeza, de forma tal
que se prevé exportar importantes cantidades de gas a Chile y Brasil, parte de lo 
cual se está haciendo. Eso mejorará nuestra Balanza de Pagos, y facilitará una 
mayor integración regional, lo cual es excelente desde la Geopolítica. 
Finalizado el gran gasoducto en construcción, es posible que se logre 
prescindir totalmente de las costosas importaciones de GNL, el gas que se 
importa por medio de buques metaneros, lo cual era costoso y ahora mucho más, 
por los cambios a escala planetaria que están sucediendo vinculados con las 
fuertes transformaciones geopolíticas a escala mundial, que la guerra no 
declarada entre Rusia y la OTAN está provocando. 
Ese panorama positivo es 
reforzado por los nuevos acuerdos alcanzados con Bolivia, para disponer de 
mayores volúmenes de gas, lo cual es siempre positivo y muy importante en el 
corto plazo. 
Claro está que tantas buenas noticias, tienen su contracara en el 
mantenimiento de la marginación de las provincias de Misiones y Corrientes, que 
fueron excluidas del Gas NEA (Gasoducto del Nordeste Argentino), como una más 
de las tantas iniciativas destructivas perpetradas por el macrismo, acorde a su rol 
neoliberal a ultranza y por ende totalmente en contra de las prioridades 
nacionales para el desarrollo socio económico. 
Es necesario recordar que el Gas NEA estaba en pleno proceso de 
construcción, con la planificada interconexión de Misiones y Corrientes, cuando 
la perniciosa irrupción del neoliberalismo aplicó con toda saña las políticas de 
abandono de grandes obras públicas y la premeditada y culposa destrucción 
generalizada socio económica de casi todas las actividades y segmentos sociales 
de nuestro país.
¡Y del GasNEA, trascendió que ni siquiera cuidaron los caños que estaban 
instalados o prontos a serlo, todo lo cual se ocultó prontamente con densos 
silencios informativos y otros escándalos a diario puestos en evidencia! 
Sin duda alguna, es inadmisible que, en esta nueva etapa de un gobierno 
identificado con los valores de lo Nacional y Popular, el tema de la necesaria
continuación del GasNEA en Misiones y Corrientes, haya quedado en un cono 
total de sombras y de estruendosos silencios, al punto tal que aparentemente, el 
único reclamo público fue el del Senador Closs, con efímera y muy poca difusión. 
Claro está, que algunas de las muchas desafortunadas e indefendibles 
(desde lo estrictamente técnico) definiciones del actual Ministro de Energía de 
Misiones, terminaron avalando de hecho el abandono del necesario proyecto del 
GasNEA por parte del Estado Nacional, ante la falta de reclamos de los 
estamentos del poder en Misiones, incluyendo en ello los pocos o totalmente
ausentes reclamos, no solo de -aparentemente- todo o casi todo el arco político, 
sino también de los sindicatos, cámaras empresariales, sectores académicos e 
intelectuales, y los comunicadores sociales. 
Es comprensible que las dos pandemias que se tuvo que afrontar (la de la 
destrucción generalizada del neoliberalismo, y la del Covid), hayan posicionado 
otras urgencias; y lo urgente suele tapar a lo muy importante. 
La más que discutible afirmación del joven Ministro de Energía de Misiones, 
según la cual con el hidrógeno podemos reemplazar al tendido del gasoducto en 
Misiones (que estaba proyectado bifurcado en dos grandes ramales, casi 
paralelos a las rutas nacionales 12 y 14, incluso con una derivación al nordeste 
correntino, hasta Virasoro y Santo Tomé), parecería que fue asumida como válida 
por la provincia, tomando incluso estado público a nivel nacional, en algún par de
publicaciones de relativamente amplia circulación nacional.
La del hidrógeno es una tecnología aun en cierto modo embrionaria, siendo 
previsible que la separación del mismo y su ulterior procesamiento, sea un 
proceso costoso, además de muy riesgoso. Además de necesitarse una hipotética 
planta separadora de hidrógeno a escala industrial, faltaría luego contar con toda 
la compleja y previsiblemente muy costosa tecnología para distribuirlo en toda la 
provincia, todo lo cual con seguridad requeriría cuantiosas inversiones, de muy 
dudosas fuentes de financiaciones, como en cambio sí es muy factible obtener 
para construir las extensiones del GasNEA. 
Mientras que el gas natural -abundante en Argentina y bastante económico, 
además de muy poco contaminante-, es un insumo energético; en cambio el 
hidrógeno es considerado un vector (transmisor) energético, lo cual implica 
menor eficiencia, y de sus costos reales ni se habla, lo cual no es buena señal. 
No es un dato menor, pero se lo oculta o difunde muy poco que, para 
obtener, al fin de todo el complejo proceso, una unidad energética (por caso un 
kWh), separar el hidrógeno de los otros componentes a los que se halla adherido, 
es necesario gastar en el proceso de separación, bastante más energía que la que 
proveerá el hidrógeno. Hace no mucho tiempo atrás, se calculaba que, según el 
material del cual se separe el hidrógeno y dependiendo del proceso tecnológico 
de separación, se requeriría gastar entre dos a cinco unidades (en el ejemplo 
citado, kWh), por cada unidad energética que se podrá obtener del insumo 
energético hidrógeno. 
En síntesis, la separación y procesamiento del hidrógeno, es una operación 
energética, económica y ambiental ruinosa (se gastaría mucho más que lo que se 
podría economizar al fin del proceso para disponer del vector hidrógeno. 
Solo se justificaría su uso en casos muy puntuales. Por ejemplo, en entornos 
muy contaminados (como algunas grandes ciudades), para el transporte público 
y el de grandes volúmenes de cargas. 
En síntesis, necesitamos que se nos incluya, como es debido y como estaba
originalmente planificado, en la traza del GasNEA, a Misiones y Corrientes.
Su materialización será una concreción de estricta justicia y de federalismo 
efectivo. 
Como sucedió con otras grandes obras largamente exigidas y muy 
importantes, en su momento omitidas por el Poder Central; es necesario que 
todos los sectores de nuestras dos postergadas provincias, se unan en un 
persistente y contundente reclamo, para lograr su pronta concreción. 
Su dilación indefinida o su cancelación, será una prueba flagrante de la 
continuidad del nocivo centralismo excluyente y egoístamente unitario. 
¡El GasNEA debe ser prioridad para Misiones y Corrientes! 
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ  
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos.
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