viernes, 15 de octubre de 2021

 DEUDA EXTERNA CONDICIONANTE, VACUNAS Y EQUIPAMIENTO DE DEFENSA – GEOPOLITICA DE DIGNIDAD O SOBERANÍA MERAMENTE FORMAL.
¡Es la Geopolítica, estúpido!, podría decirse parafraseando una conocida frase de la época de Clinton, en aquella oportunidad referente a la Economía.
Y por supuesto no se toma la Geopolítica como una disciplina “perversa” o negativa, como la pretenden presentar algunos “progres” muy fuera de foco, ni se la deja de lado como lo hacen libertarios, neoliberales y otros cipayos.
Es una disciplina sumamente importante, estudiada y practicada por todos los Estados que se consideran dueños de sus destinos, y de los que están esforzándose por salir de contextos de sumisiones o presiones muy condicionantes.
La deuda externa es utilizada por los centros del poder, no solo como muy buen negocio financiero, sino principalmente como herramienta de sometimiento de las naciones que se subyugan a la misma en forma desmesurada.
Fue lo que hizo Gran Bretaña con todas las naciones íbero americanas, apenas independizadas, excepto Paraguay, al que logró doblegar y luego endeudar, fogoneando la fratricida Guerra de la Triple Infamia.
Consciente de la carga de condicionalidades lesivas a la soberanía, en 1947 Perón declaró la Independencia Económica, al cancelar todas las deudas externas, que fueron una constante desde las acciones del nefasto pro británico Rivadavia.
Claro que después vendría La Fusiladora, en 1955, que con falsos pretextos salió a pedir desesperadamente créditos, siendo eso el detonante de la creación del grupo de acreedores conocidos como El Club de París.
Argentina tenía un sistema de cuentas corrientes –que no generaban intereses- con las naciones de Europa Occidental, dentro del cual se canalizaban las operaciones del comercio exterior argentino con ellas.
El por entonces renombrado economista de la CEPAL, Raúl Prebisch, -tal como lo explica con detalles el filoso analista Arturo Jauretche- puso su rúbrica en un tergiversado informe de ignotos autores, escrito que fue usado para justificar el endeudamiento y adendas de condicionamiento liberal y anti industrialista, que fue otorgado por varios países que conformarían el Club de Paris (ciudad donde se tramitó el ignominioso conjunto de acuerdos).
Prebisch avaló que los sistemas de cuentas corrientes, que funcionaban bien y no generaban intereses, se transformaran en onerosos créditos, con los que se reinauguró el proceso de endeudamiento externo.
Después vendrían sucesivos gobiernos de claro o encubierto cuño antinacional y de orientación liberal o neoliberal, que agravarían el endeudamiento, “destacándose” en los niveles de infamia y de endeudamiento masivo con destrucción socio económica, el “proceso” cívico militar, los noventistas neoliberales del menemato y el delarruato, y el más destructivo -por lejos- reciente gobierno neoliberal del macrismo.
Claramente el objetivo de máxima del precedente gobierno, fue (y sigue siendo la de ese sector político), la disolución nacional, como lo evidencia su destructivo accionar y su desprecio por la soberanía, lo cual siguen demostrando las acciones de ese sector político – económico.
La descomunal deuda externa opera como un omnipresente y brutal condicionamiento, que entorpece y pretende impedir todas las acciones de orientación claramente nacional. Y para eso, efectúan una acción de pinzas, en la que actúan al unísono los voceros y políticos del neoliberalismo (con infiltrados en distintos sectores políticos), las “progresías” viudas del marxismo o carentes de sentido de Lo Nacional, los medios de comunicación concentrados, la “mano de obra” encubierta de “servicios” afines, los proceseros recalcitrantes y sus “herederos” que siguen enseñando y practicando doctrina antinacional salpimentada con estentóreo nacionalismo hueco de contenido, los mercenarios del periodismo, y los sectores del Poder Judicial volcados indecorosamente al servicio de esos intereses.
La enormemente brutal deuda externa contraída por el macrismo, toda ella volcada a sus desmanejos, timba financiera oficializada –otra vez- por Sturzenegger, y masiva fuga de divisas, de características impagables, limita todas las acciones que quieran tomarse, sobre todo partiendo del FMI con sus eternas “recetas” recesivas, empobrecedoras y contrarias a toda acción de desarrollo.
Como el FMI y el Banco Mundial, de hecho son manejados por el núcleo duro de las Potencias Atlantistas y sus omnipresentes poderes empresariales y financieros asociados, de hecho el poder financiero es usado como herramienta para “sugerir” y condicionar todo tipo de acciones gubernativas de los países endeudados bajo la férula condicionante de ambas poderosas instituciones.
Y las presiones se extienden a prácticamente todos los ámbitos de acciones gubernativas.
Eso se pudo ver en el caso de las vacunas contra el Covid 19, las que inicialmente fueron muy difíciles de conseguir en el ámbito de los laboratorios asentados en o vinculados a las Potencias Atlantistas (básicamente EEUU y Canadá, el bloque de Europa Occidental, más Japón).
Incluso las vacunas procesadas en Argentina, que fueron enviadas a México para su fraccionamiento, por algún faltante de insumos, fueron reenviadas a EEUU, que las acaparó por largo tiempo.
También se supo que esas potencias acumularon vacunas en groseros excesos, muy por encima de sus necesidades, mientras que las naciones excluidas de ese núcleo de poder, tuvieron –y varias aun tienen- serias limitaciones para acceder a las mismas en cantidades suficientes.
Lo concreto fue que en los meses iniciales de la pandemia, mientras en el contexto de vacunas de origen “occidental” (aunque al menos una de ellas se procesó en India), se nos retaceaba el acceso a las mismas, desde el Bloque Continentalista se consiguieron importantes y sucesivos lotes de vacunas, producidas en Rusia y China, cuyo transporte se pudo agilizar gracias a que nuestra aerolínea de bandera no había terminado de ser desguazada por los personeros del neoliberalismo salvaje, centralizado este en los últimos años en el macrismo.
Apenas se supo acerca de la enorme “mano sanitaria” que nos tendieron los dos gigantes euroasiático y asiático, comenzaron las activas y muy agresivas campañas mediáticas, en las redes y de voceros políticos neoliberales, para intentar empañar el prestigio científico de ambas potencias; a lo cual se agregó otro accionar de manifestaciones callejeras y de citas de supuestos “entendidos”, empeñados en negar la existencia de la pandemia.
Esos vocingleros y agresivos manifestantes anti pandemia, fueron los mismos que meses después clamaban para que se agilice el proceso de vacunación, el cual por cierto fue bastante rápido y eficiente, en el contexto mundial de carencias de medios y desesperación en muchos casos paroxística. No por casualidad, esos
grupos de manifestantes mostraron ser adherentes al precedente gobierno destructivo de perfil ultra neoliberal.
Toda esa estructura de denigración y oposición salvaje, se ocupó de “ningunear” el accionar sanitario argentino, en el cual nunca faltaron camas de terapia intensiva, ni logros de científicos argentinos en investigaciones relacionadas con el Covid 19, y taparon con un manto de silencio el inicio de producción de vacunas Sputnik V en Argentina, todo un hito tecnológico y sanitario, además de una notable acción geopolítica de no sumisión a los dictados del Atlantismo “occidental”.
Esos mismos voceros locales de los anglosajones y sus aliados, manifestaron “sus preocupaciones” ante los acuerdos de créditos y transferencias de tecnologías nucleares, con China y Rusia, pese a que dichos acuerdos son ya de larga data, y que fueron “ninguneados” y frenados por el corrosivo accionar destructor del macrismo…¿acaso pueden aducir que no los conocían? ¡Absurdo!
Desde siempre, los sectores políticos liberales y neoliberales de Argentina, se opusieron tenazmente a nuestros desarrollos tecnológicos, en especial el nuclear. Eso es cipayismo descarnado.
Esos mismos opinantes, en sus roles de voceros de “las embajadas” y de los dictados anglosajones, expresaron sus “preocupaciones” ante los concretos ofrecimientos de aviones de combate supersónicos, ofrecidos por Rusia y China, el cual en el primer caso incluye un paquete de asistencia tecnológica adicional en otros rubros de Defensa.
Los aviones ofrecidos son el Mig 35 ruso (versión modernizada del Mig 29), el JF 17, de origen chino-pakistaní, y el F 16 de EEUU…pero el tema es analizar en que consiste el paquete total ofrecido.
Haciendo causa común con sus “primos” británicos, EEUU fue por décadas muy renuente a vender equipos militares estratégicos a Argentina, y ahora, ante las concretas ofertas de las otras dos potencias –claros rivales geopolíticos de los anglosajones-, evidencian un relativo cambio de actitud, pues los aviones ofrecidos no incluyen los sistemas tecnológicos y armamentísticos más avanzados. De acuerdo con la gráfica expresión de un amigo muy conocedor de estos temas, serían meros “aviones de desfile”, limitados en sus capacidades operativas.
Por otra parte, de adquirirse los aviones de EEUU, estaríamos sujetos a muy posibles embargos de repuestos y apoyos tecnológicos, ante cualquier previsible planteo de la potencia usurpadora, Gran Bretaña.
Por esa contundente realidad geopolítica, las ofertas de Rusia y China son de características ventajosas para Argentina, a lo cual se le sumarían condiciones de financiación y posiblemente de precios, más ventajosas para nuestro país.
A eso se le agrega el nada desdeñable hecho que sin dejar de ser competitivo, el F 16 sería un dispositivo de tecnología más alejada de los nuevos parámetros de defensa, mientras que el JF 17 es más reciente, y el Mig 35 una actualización tecnológica del probado Mig 29.
Esperemos que nuestro país logre superar las presiones y condicionamientos, que claramente están operando tras bambalinas pero seguramente en forma muy acentuada, para mantenernos adheridos a los mandatos del “patio trasero” de la renovada Doctrina Monroe, prototipo del asfixiante imperialismo que pretende tenernos en una independencia meramente formal, pero nada efectiva.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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