martes, 24 de marzo de 2020

ANIVERSARIO DEL OPROBIO – TROPAS DE OCUPACIÓN AL SERVICIO EXTRANJERO
Perpetraron el feroz golpe de Estado, para imponer sin oposición alguna el perverso sistema político – económico – social neoliberal; y para ello no les hizo asco perpetrar asesinatos, torturas y desapariciones, amparado todo ello en la “lucha contra la subversión”.
La primera víctima posiblemente fue el Mayor Bernardo Alberte, en la noche del golpe, arrojado al vacío desde su departamento, por una partida uniformada asesina, cuyo jefe llegaría después al generalato. Alberte era un prestigioso, leal y muy patriota colaborador de Perón y de la Doctrina Nacional.
A los pocos días, luego de una ríspida reunión con Videla, en la que el gremialista Oscar Smith se opuso a los negociados que Martínez De Hoz puso en marcha en el sector eléctrico, favoreciendo con alevosía a la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad (de la que el ministro era Director), a las pocas cuadras fue secuestrado y “desaparecido” (léase asesinado sin que se encuentre su cuerpo).
Entre la noche del golpe y el día siguiente, los colaboradores del Dr. Julio C. González (quien ya era preso político apenas consumada la insurrección) fueron apresados y sometidos a feroces interrogatorios, a consecuencia de los cuales uno de ellos falleció a las pocas horas de paro cardíaco, y otro más sumó las listas de asesinados.
El “delito” que cometieron fue ser leales a la patria, para lo cual entre otras acciones, enfrentaron los intereses oligopólicos de las petroleras anglosajonas, cortando sus irritantes privilegios.
Tiempo después, en un atentado presentado como “accidente”, fue atropellado y matado el muy querido folclorista Jorge Cafrune.
Ninguno de los antes mencionados era “terrorista”, el terrorista era el gobierno militar procesero, que en ese marco eliminó toda oposición al genocidio económico – social que se puso en rápida perpetración.
El endeudamiento externo, en una escala antes nunca alcanzada, fue una de las herramientas instrumentadas para sumir al país en la dependencia y el subdesarrollo crónico, la misma metodología utilizada en los años ’90 y en el macrismo, para dejarnos inermes ante los dictados del poder financiero.
El “proceso” utilizó a las FFAA como tropas de ocupación, al servicio antinacional, en el propio territorio nacional. Infame rol de los supuestos “patriotas”.
Antes de toda esa masacre premeditada y alevosamente ejecutada, que fue el accionar de los apátridas proceseros, el Operativo Independencia, en Tucumán demostró que la violencia irracional de grupos guerrilleros, podía combatirse dentro del marco legal e institucional. Pero no, las guerrillas fueron la excusa perfecta para usurpar el poder y satisfacer la orgía de violencia que planificaron y ejecutaron los grupos del poder ultra conservador, como la Sociedad Rural y otros, con los uniformados como brazo perpetrador.
Por su parte, el Operativo Dorrego, realizado en 1973, con participación de militares del ejército y componentes de la juventud peronista, se realizó para llevar alivio a zonas inundadas de la provincia de Buenos Aires. Posiblemente, de haberse seguido en esa línea de acción, hubiese habido canales de diálogo constructivo, que habrían impedido posteriores derramamientos de sangre. Queda la duda…
El 24 de marzo de 1976, sin duda alguna, quedó grabado en nuestra historia como una de las fechas más oprobiosas, de las más tristes y de deplorable recordación. Vendrían luego más de siete años de gobiernos oligárquicos y antinacionales…con formato a puro himno y bandera. Se habían formado e institucionalizado los patrioteros de bandera.
Largamente preparado, como lo relata el Dr. Julio C. González (ex Secretario Legal y Técnico de las presidencias de Perón y de su sucesora, que merece respeto, lo que no implica coincidencias con su enfoque de la Historia Argentina), el nombre adoptado ya definía el carácter oligárquico, ultra liberal y pro anglosajón que le confirieron sus perpetradores: “Proceso de Reorganización Nacional”, denominación con claras raíces mitristas, asumiéndose como sucesores del “Proceso de Organización Nacional” que Don Bartolo perpetró un siglo antes (desde 1862) para imponer a base de degüellos y brutales derramamientos de sangre (aplaudidos y fomentados por Sarmiento y otros), el unitarismo portuario, y con él la subordinación expresa a Gran Bretaña y la adopción sin cortapisas del liberalismo económico, que nos ponía en el dócil rol de proveedor de materias primas, al servicio de los talleres de “La Rubia Albión”.
El tema tiene aristas complejas, y el justificativo de los golpistas del ’76 fue “la subversión terrorista”, concepto que pretendía abarcar a las distintas guerrillas, que utilizando violencia e irracionalidad, terminaron siendo funcionales al “sistema” que repudiaban.
Un análisis serio y bien fundamentado, hace ver que los dos brazos de la misma tenaza de violencia desenfrenada (las guerrillas y los aparatos represivos, primeramente al estilo paraestatal del tipo Triple A, y luego desde el propio Estado en el “proceso”), fueron totalmente funcionales a las “recomendaciones” del historiador británico – canadiense Harry S. Ferns, quien sutilmente definió que la única forma de destruir los notables avances que había logrado Argentina desde el peronismo en adelante, era mediante una guerra civil.
El mencionado Dr. González, hace notar que los focos de las violencias de las guerrillas, estaban puestos en los militares (como provocación irracional), en las dirigencias industriales y en científicos abocados a proyectos importantes (como sucedió con algunos que hacían investigaciones científicas para volcarlas a la producción).
Todo funcional, por ambas partes, para hacer retroceder a Argentina a estadios de subdesarrollo, de economía primaria crónica, que claramente estábamos superando, ubicándonos en el umbral del desarrollo autosustentable.
Los poderes transnacionales querían una Argentina pobre y atada al subdesarrollo; acorde a la siempre miope y egoísta visión de la oligarquía campera tradicional y de sus ramificaciones, la oligarquía diversificada, como la definió Eduardo Basualdo. Los brazos ejecutores de tan infame tarea, fueron los uniformados argentinos; algunos pocos como cómplices intencionales (los que el historiador José María Rosa definió como “los generales de empresa”), y la mayoría, de puro colonizados mentales, cargando dos décadas largas de adoctrinamiento antinacional, recibido en la Escuela de las Américas y en otros cursos “ad hoc”; todo eso produciendo un limado de neuronas al ras, reemplazando todo razonamiento propio y lógico, por montañas de abigarrados prejuicios inculcados como supuestas verdades absolutas.
Ese limado neuronal, incluyó el cambio total de prioridades: ya no se trataba de “defender a la patria”, sino en ser “defensores del sistema”, proceso de anulación mental que provocó que muchos de los uniformados se sintieran identificados con los objetivos del “mundo libre, occidental y cristiano” (un pernicioso y falaz concepto, pues no era ni libre, ni occidental ni menos aun cristiano, sino perversamente materialista), al cual subordinaban gustosos toda prioridad nacional… claro está que todo eso profusamente salpimentado con abundantes dosis de patrioterismo explícito, que a puro himno y bandera, en realidad pisoteaba con alevosía los reales Intereses Nacionales.
Tan profundo es el grado de colonización cultural al que fueron sometidos nuestros uniformados, que por odio recalcitrante contra el peronismo, inculcado persistentemente desde 1955 en adelante, apoyaron y aun muchos siguen apoyando al macrismo, negándose a ver y menos a razonar, los profundos destrozos generales ejecutados adrede en el reciente tercer período neoliberal (2015-2019), y las viles acciones de entrega de soberanía, perpetrados en ese muy negativo reciente período de nuestra historia.
Como ignorantes muy profundos de Historia, Economía y Geopolítica (demostrado palmariamente en 1982), los uniformados argentinos subordinados al neoliberalismo, menos aun comprenden que la meta real del precedente gobierno, y del establishment ultra conservador, es perpetrar la disolución nacional; perverso objetivo bosquejado en el siniestro “proceso”, buscado en el período noventista, y puesto en ejecución en el macrismo.
La Historia enseña, y mucho, si se la analiza con fundamentos y con rigurosidad; no pensando en función de prejuicios.
¿Volveremos a tener Fuerzas Armadas con clara Mentalidad Nacional? El interrogante sigue abierto.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

No hay comentarios:

Publicar un comentario