martes, 30 de septiembre de 2014

GARABÍ PANAMBÍ - COSTOS DE DOS AÑOS MÁS DE DILACIONES CÁLCULOS DE COSTOS POR DEMORAR DOS AÑOS Generación media anual: 11.445 GWh/año x 2 años= 22.890 GWh. El combustible quemado para generar 22.890 GWh equivale a 5.700 millones de litros de GO o combustible equivalente. Dado que el GO pesa menos que el agua, el factor de corrección es 0,832. 5.700 millones de litros de GO x 0,832 = 4.742.400 Tn. 1.000 4.742.400 Tn x U$S 500 la tonelada = 2.371.200.000 U$S 2.371,2 millones de dólares cuesta postergar Garabí – Panambí por otros dos años. 1.185,6 millones de dólares, cuesta postergar Garabí – Panambí a Argentina (el 50 % del total). CONTEXTO GENERAL Y ANÁLISIS Costos económicos, estratégicos y también ambientales, significa haber cedido a dos años más de las ya interminables dilaciones, que impiden dar inicio a esas trascendentales obras de infraestructura, que por cierto exceden en mucho lo energético, pues deben ser dos eslabones fundamentales para solidificar el MERCOSUR y la UNASUR, todo en el macro contexto de la CELAC. En el amplio y abarcativo marco de la Geopolítica, las declaraciones, por más grandilocuentes y efectistas que sean, poco cuentan, si no están avaladas y sustentadas por poderosos hechos que avalen y concreten el mero marco enunciativo. Y sin ninguna duda, las poderosas conexiones físicas e interconexiones energéticas activas, que significarán esas dos importantes obras de infraestructura, son esenciales para consolidar positiva y concretamente un importante paso en el camino de fortalecimiento del bloque regional, en las tres organizaciones indicadas, que son las que permitirán que nuestra región consolide el rol protagónico que está evidenciando en los últimos tiempos. La integración eléctrica de los dos socios principales de Sudamérica ya existe, pero contar con dos poderosas hidroeléctricas de propiedad en común, fortalecerá las acciones de optimizaciones de los respectivos sistemas eléctricos de Argentina y Brasil, además que proveerá importantes adicionales de Potencia Instalada y Generación Anual, rubros en los cuales ambos países tienen enormes y acuciantes necesidades, en los que cada dilación significa incurrir en mayores costos operativos, quemando más costosos y contaminantes hidrocarburos; y por supuesto, cada postergación condiciona negativamente los respectivos procesos de desarrollo socio económico de ambos países socios. Pese a la acuciante necesidad que el complejo hidroeléctrico Garabí – Panambí representa para ambos socios –ávidos de energía barata, segura y apta para operar como energía de base-, siguen las dilaciones. Por presiones nada inocentes por cierto, de las transnacionales del ecologismo ultra, y de los intereses creados vinculados (por caso el de los transportistas de combustibles, entre otros) tanto a las usinas hidroeléctricas como a las nucleares, se les obliga a realizar una maraña de estudios ambientales, que operan de hecho como factor retardante para comenzar las obras, cuando no de disuasivos definitivos. Curiosamente, similares requisitos, al menos en la complejidad enmarañada comparable, no parece obligarse a cumplir a las muchas usinas termoeléctricas –devoradoras de petróleo y gas que hoy nos falta-, y que se multiplican desmesuradamente a lo largo y ancho de nuestra dilatada geografía continental. Curioso doble rasero, en el cual los lábiles cuando no inexistentes cuestionamientos ambientales, y la ausencia total de “molestias” por parte de los activistas del ecologismo ultra, respecto a las termoeléctricas, beneficia precisamente a las usinas marcadamente más contaminantes, más perniciosas para el medio ambiente…y para la economía nacional, pues sus costos por KWh son desmesuradamente más altos que las injustamente muy criticadas hidroeléctricas y nucleares. Tampoco parecen existir cuestionamientos a las eólicas y solares, siendo claramente perceptible que sus apologistas jamás mencionan sus costos reales por KWh (totalmente desproporcionados, solo soportables en base a enormes subsidios); como tampoco hacen ninguna mención a los múltiples problemas ambientales de eólicas y solares; problemas que por cierto existen, y que son muy cuestionados en otras latitudes. Por caso, la inutilidad para funcionar como usinas de base, lo que provoca la dependencia total de eólicas y solares respecto a usinas convencionales funcionando en paralelo y en vacío (o sea quemando hidrocarburos como reserva caliente del sistema eléctrico, pero sin aportar energía), para suplantar a los vaivenes de las impredecibles eólicas y solares, y para estabilizar el voltaje de las oscilantes “renovables”. Tampoco suelen mencionar, los propagandistas de eólicas y solares, otros múltiples problemas ambientales que ocasionan, como la costosa disposición final de los residuos y componentes, que usualmente terminan tirados en un vaciadero, degradándose y contaminando el entorno; entre otros muchos problemas ambientales de las falsamente “limpias” eólicas y solares, que sus promotores ocultan cuidadosamente. Pero por otra parte, ya nadie medianamente informado duda, que Garabí y Panambí, no pueden ser reemplazadas por eólicas y solares, pues además de las limitaciones técnicas descriptas de las “renovables”, sucede que en el NEA no existen condiciones naturales favorables para ese tipo de usinas, pues no hay vientos permanentes, y los días de insolación son muy limitados, además de la obviedad que de noche las solares no generan, y almacenar energía es muy costoso y muy contaminante. Es decir que –claramente- cada año de demora en construirse Garabí – Panambí (así como Corpus y otras hidroeléctricas), obliga a seguir quemando petróleo o gas, en volúmenes siderales, requiriendo la instalación de más usinas termoeléctricas, antieconómicas y muy contaminantes (contaminación que por cierto soslayan los supuestos “ecologistas”). Todo eso cobra mucha importancia, si se evalúa que recientemente se difundió que la construcción del complejo hidroeléctrico Garabí – Panambí, se postergará por dos años más. Esa decisión fáctica, implica perder como generación cesante (desperdiciada) dos años de Generación Media Anual, o sea: 11.445 GWh/año x 2 = 22.890 GWh = 22.890 millones de KWh. Reemplazar esa enorme masa de energía con generación termoeléctrica (la única factible) implica quemar un total de aproximadamente 5.700 millones de litros de gas oil o combustible equivalente, con la consecuente cuantiosa contaminación, que será mayor o menor dependiendo de los tipos de combustibles quemados. Transformado a toneladas, equivale a 4.742.400 Tn, lo que a un costo medio del combustible (un estimado entre los distintos tipos y precios de combustible que consume Argentina) de 500 dólares por tonelada, significa que por esa demora de dos años más, para comenzar –de una buena vez-, Garabí – Panambí, Argentina y Brasil deberán gastar en combustibles un adicional (a precios actuales) del orden de 2.371.200.000 dólares- ¡Esto es más de 2.371,2 miles de millones de dólares! Siendo el 50 % de ese total, el costo económico de la postergación de esas hidroeléctricas, para Argentina será de 1.185,6 miles de millones de dólares. Resulta muy dudoso que ciertas “dirigencias” improvisadas, desinformadas, o directamente irresponsables, que con torpe facilismo adhieren a los planteos del pseudo ecologismo anti hidroeléctrico, conozcan y menos aún acepten las funestas consecuencias de sus irracionales posturas “anti represas”. Queda en claro que los enfervorizados y muchas veces violentos activistas anti hidroeléctricos, de “ecologistas” no tienen nada, pues favorecen las múltiples poluciones ocasionadas por las usinas alimentadas a petróleo o gas. Por algo sus libretos y agendas, los definen en Gran Bretaña, y los transmiten por medio de ONGs transnacionales instaladas en nuestro país. C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Investigador de Temas Económicos y Geopolíticos

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