lunes, 6 de enero de 2014


ENERGÉTICAMENTE MUY INCORRECTO

Sabemos que las opiniones “políticamente incorrectas” son aquellas que no se ajustan a las aparentemente lábiles pero de hecho férreas pautas indicadas por el establishment (el poder en las sombras preestablecido).

         El “éxito” o fracaso relativo, ese que cuenta con los favores de medios o instituciones manejados por esos poderes corporativos, tiene una pequeña cuota de talento, pero sobre todo basta con “hacer buena letra” y “opinar correctamente” dentro de las pautas definidas por esos factores del poder real, el cual en nuestro país está estrechamente vinculado con la potencia dominante de turno.

         Un caso emblemático de opción por los Intereses Nacionales, aun a costa de su “éxito” personal relativo, fue el de Scalabrini Ortiz. En su juventud combinó sus actividades de agrimensor, con su muy buena pluma, que le había dado un rol crecientemente relevante como escritor, disfrutando de las mieles de los premios iniciales, y de contar con espacios en los diarios tradicionales de Buenos Aires.

         Pero a sabiendas que estaba sacrificando sin vuelta posible, su carrera de escritor, optó por los escritos político-económicos, impregnados de fuerte orientación patriótica, pasando a ser parte esencial del Pensamiento Nacional.

         Corajuda y honesta decisión la de Scalabrini, tal como la de Jauretche, del Pepe Rosa y tantos otros que desecharon las mieles fáciles de las opiniones complacientes o de opinar de naderías, para estar de por vida a pie firme en las trincheras del Pensamiento Nacional, dando batalla intelectual y moral sin tregua, no solo con la certeza de las privaciones económicas, sino afrontando el silenciamiento forzoso al cual usualmente son condenados los “malditos” que opinan según la conciencia y no acorde a las sugerencias implícitas corporativas.

         Lógicamente, así como hay réprobos hay elegidos, y eso se nota claramente en las opiniones “energéticamente correctas”.

         Es fácil advertir el tono de respetuosa sumisión con el que los “periodistas exitosos” dejan hablar sin ninguna observación, repregunta o aclaración (menos aún alguna incómoda reseña histórica), a los opinantes “energéticamente correctos”; muchas veces entrevistas como convocados – estrellas (sin otros invitados incómodos que los puedan importunar), mientras que los pocos convocados “energéticamente incorrectos” siempre lo hacen desde un panel, en minoría, y soportando las continuas interrupciones del periodista (“políticamente correcto” –léase acomodaticio o directamente mercenario) convocante, que intenta impedir el desarrollo completo de las ideas, e incluso que aviesamente distorsiona las opiniones recién vertidas por los expertos “incorrectos”.

         Es sabido –pero no conocido por desinformados o ingenuos-, que desde hace al menos un par de décadas, las ONGs pseudo ecologistas transnacionales (Greenpeace, WWF-Vida Silvestre y otras menos conocidas), son las que “dictan la agenda” de lo energéticamente “correcto”; sin importarles nada falsear burdamente la realidad, incurrir en aberraciones técnicas mantenidas en base a engaños y al constante machacar, hacer uso y abuso de las verdades a medias, y por sobre todo, practicar el terrorismo mediático, demonizando a determinadas tecnologías y exaltando otras hasta el paroxismo irracionalmente fanático.

         Como mueven jugosos presupuestos, y sin duda deben influir mucho en los medios de comunicación y en los periodistas deseosos de “hacer buena letra” (o tal vez ignorantes de los temas en los que opinan), operan influyendo desmesurada e irracionalmente sobre la opinión pública, en la cual siempre cooptan incautos, desinformados, clases medias desocupadas deseosas de “salvar al mundo” para llenar sus vacíos existenciales, y sobre todo a cuantos fervorosos odiadores seriales anti sistémicos varios se les suman como activistas virulentos (anarquistas, trotskistas, comunistas “viudos” de causa, etc.).

         Por otra parte, los sectores más reaccionariamente conservadores del arco político, operan como aliados de hecho y compañeros de ruta del sector ultra ecologista. Eso lo prueban numerosos hechos concretos, como los generosos subsidios desparramados a muchas ONGs “ecologistas” por “Marijú” Alsogaray durante el muy infame menemato, las mieles y acuerdos entre “grimpicianos” y el macrismo porteño, los generosos espacios que les dan los medios corporativos (que son marcadamente afines al “noventismo” político – económico -léase añorantes del desmadre neoliberal, perversamente destructivo y antinacional del menemato y el delarruato-), entre otras acciones similares.

         Los políticos oportunistas, deseosos de votos fáciles al como sea, y otros arribistas varios, son pródigos en subirse al carro del ecologismo cavernario, prestándose a planteos irracionales, con una enjundia digna de mejores causas.

         Las curiosas “asociaciones” entre las supuestas “izquierdas” y “derechas” no puede sorprender a quienes algo conocemos de Historia Argentina, reditando alianzas entre comunistas y otros antisistémicos varios, con la más rancia oligarquía terrateniente y sus prolongaciones en sectores portuarios y financieros “librecambistas”, tal como se vio en la Unión Democrática timoneada por el embajador norteamericano Spruille Braden en 1945; y otros muchos sucesos de nuestra ajetreada historia.

         Por eso no puede sorprender que muchos “progresistas” de hoy, junto a liberales y oportunistas varios, estén sumándose al corrosivo ecologismo que opera como extensión de los poderes imperiales del G 7, y más particularmente de Gran Bretaña, desde donde “dictan agendas” y marcan acciones de las principales y más virulentas ONGs, interesadas en mantenernos sumidos en el subdesarrollo crónico, bajo la excusa del conservacionismo in extremis.

         El ecologismo ataca en base a mentiras y recurrentes acciones de terrorismo mediático, a las usinas hidroeléctricas y nucleares, “casualmente” las únicas técnicamente capaces de reemplazar a las muy contaminantes y costosas (por KWh) usinas termoeléctricas, las que devoran ingentes cantidades de petróleo, gas o carbón. Pero también “casualmente” existen fuertes indicios y varias concretas publicaciones, que señalan los fuertes vínculos de las ONGs “ecologistas” transnacionales y las grandes petroleras anglosajonas.

         Esas mismas ONGs y sus vinculadas, promocionan como grandes soluciones energéticas, a tecnologías limitadas, costosas por KWh, y que no pueden operar como usinas de base, como las eólicas, solares y otras; como también exageran sin rubor y sin sustento técnico, las reales aplicaciones de las “redes eléctricas inteligentes”, que hoy apenas alcanzan a ser paliativos marginales, de muy alto costo.

         En Misiones –Argentina- fue “políticamente correcto” en los años ’90 decir barbaridades de todo tipo en contra de las hidroeléctricas, y así salió el mentiroso e impresentable plebiscito, un engaño masivo a nivel provincial.

         Hoy algunos políticos de dudosos o inexistentes pergaminos, pero con una audacia digna de mejor causa, siguen insistiendo en posturas anti represas a ultranza, que de última son una apuesta al subdesarrollo crónico, y al derroche masivo de hidrocarburos y consecuentemente de divisas. Negocio tal (el de las usinas termoeléctricas) que tiene unos cuantos beneficiarios (petroleras, transportistas de petróleo y gas, importadores de usinas y repuestos, asesores y otros vinculados a toda ese gigantesco negocio)…que por supuesto, los ultra ecologistas fingen no conocer, como también “desconocen” los elevados índices de poluciones de ese tipo de centrales.

         Pero cada vez más muchas personas honestas y con patriotismo, se suman a los que no tenemos empacho en opinar en forma “energéticamente incorrecta”, defendiendo la verdad, basándonos en datos e informes técnicos irrefutables, y que nos preocupamos por las consecuencias de rifar el futuro de la nación, sacrificándolo en el altar pagano del ecologismo cavernario.

 

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

INVESTIGADOR DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS

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