martes, 19 de marzo de 2013


LOS ELOGIOS DEL ENEMIGO

En Geopolítica y en relaciones internacionales, cuando un enemigo alaba, es porque se está errando; y cuando critica ácida o veladamente, significa que está molesto porque se están haciendo bien las cosas, sobre todo en la dimensión macro, en lo estratégico, en lo esencial.

Lo de “enemigo” es una figura retórica; en todo caso puede leerse “adversario”, o “potencia con intereses contrarios”, o similar.

En lo geopolítico, salvo en las colonias (siempre adscriptas a designios del imperio del que dependen), no existen aliados permanentes, pero si intereses permanentes. Y dentro de ese concepto, están asociados los intereses contrapuestos permanentes, enmarcados por determinadas estructuras doctrinales y político – económicas.

Por caso, la muy vieja relación entre Europa e Íbero América, ha sido la de las potencias coloniales europeas, subordinando de un modo u otro a las colonias íbero americanas y caribeñas. Luego, desde nuestras independencias formales, se pasó a una total subordinación económica, previa rápida sumisión por vía financiera; y a través de todo eso, a las fuertes injerencias europeas en las políticas internas de nuestros países.

Aclaro que tomo el concepto de “Íberoamérica” del filósofo Alberto Buela, que fundamenta desde lo conceptual el error de expresar “Latinoamérica”, a lo que añado que más bien es un afrancesamiento cultural por el cual la Francia Napoleónica y Post Napoleónica pretende ser parte importante en el rol de un continente que no pudo dominar, pese a sus agresiones armadas y políticas. Y a su presencia colonialista en la Guyana Francesa.

Volviendo al tema analizado, la constante en las relaciones de nuestros países de Sudamérica y El Caribe con la vieja Europa, ha sido de subordinación explícita y descarnada, o en algunos casos sutil; envuelto todo ello en las “independencias” formales, condicionadas por fuertes sumisiones económicas, con los beneplácitos de las minorías oligárquicas locales como socios menores de esos poderes económico – políticos imperiales.

En nuestro subcontinente, la brutal colonización practicada en África y buena parte de Asia, tomó los medios sutiles de las cadenas del “libre comercio” pregonadas por “ese conquistador más temible que Napoleón, que fue Adam Smith”, según palabras del economista Friedrich List.

Para mantenernos en nuestro sumiso rol de dóciles proveedores de materias primas baratas y compradores crónicos de bienes industriales y tecnológicos, se aplicó a ultranza la “teoría de la especialización económica”, en toda su magnitud y perversidad.

Posiblemente en ninguna de las repúblicas en las que particionaron el sueño de la Patria Grande bolivariana - sanmartiniana, el derroche de oportunidades de desarrollo haya sido tan absurdamente grande y prolongado como en Argentina. Y para ello las potencias dominantes han recurrido a toda la parafernalia de las guerras psicológicas, de las cuales la colonización cultural ha sido una herramienta clave.

El viejo y gastado mito de “la grandeza del Centenario”, cuando se mostraba la opulencia de la oligarquía y se ocultaba la miseria generalizada; se mostraban los esplendores del derroche en la Pampa Húmeda y se escondían el atraso y la marginación de casi todo “el resto” (siempre despreciado por esos señorones) del Territorio Nacional; se exhibían los rindes agrícolo - ganaderos y se exaltaban las “ventajas” de no industrializarnos; se mostraban las inversiones en ferrocarriles y otras, y se escondía la total falta de una visión estratégica integradora; todo eso y más aún, se basaba en las supuestas “grandes ventajas” del libre comercio, en un desproteccionismo institucionalizado, que por supuesto no practicaban Gran Bretaña ni otras potencias europeas, ni los ya pujantes EEUU.

Resulta muy claro que hoy la ampliación del espectro de las guerras psicológicas, ha llevado al relativamente nuevo concepto de guerras blandas, las cuales son una suerte de guerras totales sin el uso de violencia física.

Las ONGs, las Fundaciones, los medios de comunicación y las instituciones educativas son los arietes básicos, sumados a las cadenas de mensajes electrónicos y otras versiones de la desinformación y la malidicencia institucionalizadas.

Con relativa fuerza, pues hoy no pueden mostrarse como “modelos a imitar”, por la innegable profunda crisis que sacude a Europa (consecuencia de “tomar la misma medicina” neoliberal que nos inocularon en los ’80 y ’90), es visible que quieren torcer nuestra voluntad y las acciones conducentes al desarrollo socio económico.

Por ello, no sorprende que Europa (la UE) presione por un TLC (Tratado de Libre Comercio), para llenarnos de sus manufacturas que hoy sus empobrecidos pueblos no pueden comprar…y de paso omiten el “libre comercio” para nuestras más eficientes producciones agrícola – ganaderas.

Como cadenas de transmisiones de sus “mensajes” (léase imposiciones, que antes aceptábamos sumisa y resignadamente, con paradigmas y gobiernos dependientes), tienen a la pléyade de “especialistas” (monocordemente neoliberales), comunicadores “exitosos” (léase rentados por el establishment, como algún caso que se destapó con los papeles de Repsol, incautados durante el exitoso proceso de toma de la sede local), y diversos medios del periodismo “libre” (“libre” de todo principio ético y valores nacionales); más los machacares de las ONGs pseudo ambientalistas, pseudo derecho humanistas y pseudo indigenistas; diversas Fundaciones –económicas, “culturales” y otras-), más algunos otros influyentes abulonados en Universidades y otros lugares.

Recientemente, en uno de esos “mensajes” la UE tuvo la osadía de criticar nuestro proteccionismo (de varios países de la UNASUR), y el activo intervencionismo estatal, que son las causas de los formidables desarrollos no solo cuantitativos del PBI, sino cualitativos de diversos indicadores sociales, y de sectores que están transformando nuestras economías, como el industrial y el tecnológico; además por supuesto de las concretas acciones de integración de nuestras naciones.

En eso, ya lo dijo conceptualmente Jauretche, “si la oligarquía se queja, vamos bien; si aplauden, nos estamos equivocando…o vendiendo”.

Lo mismo puede decirse de los poderes imperiales y del paralelo accionar del establishment corporativo financiero transnacional. Y del geronte patriotero de bandera, usurpador del poder como jefe de las tropas de ocupación en las que llegaron a transformar –lamentablemente- a Nuestras Fuerzas Armadas; que no arrepentido de haber destrozado social y económicamente a Argentina, clama por repetir otro acto de ignominia vandálica y antinacional similar al consumado en el “proceso”.

También el vetusto imperio colonialista usurpador, está molesto con el Papa Francisco I, …¡lo cual es muy buen síntoma!

Sin perjuicio de errores y tareas pendientes…¡nos critican…vamos bien!

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

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