DESTACADÍSIMO ECONOMISTA Y GRAN PATRIOTA
Es una profesión en la cual es mucho más cómodo y muchísimo más “fácil” ser complaciente con los poderes tradicionales internos y sus mandamaces externos, mucho más “natural” expresarse en abstrusos conceptos supuestamente “técnicos” que en forma sencilla y asequible al común de la gente; una profesión en la que es “políticamente correcto” asumir posiciones liberales y ultra liberales, y en la cual es “tolerable” o “admisible” ser marxista; pero que si se es claramente identificado con los valores y principios nacionales, eso equivale a la exclusión, a ser ignorado por los grandes poderes corporativos y empresariales y “ninguneado” por los grandes medios de comunicación; una profesión que salvo contados períodos históricos, siempre contó con los factores de poder liberales instalados en el gobierno y en el poder detrás del trono, los cuales son simplemente feroces atacando a quienes no se subordinan a sus dictados; en todo ese contexto, el Doctor en Economía Aldo Ferrer brilló con luz propia, y a lo largo de los años dejó su impronta que más allá de los avatares partidarios, de las “persecutas” políticas y la feroz marginación del pensamiento y referentes de la Causa Nacional; sin duda alguna mostró su decidida consustanciación con el Interés de la Patria, por sobre las mezquindades y las necedades de grupos tradicionales de poder y de diversos personajes encumbrados en altas responsabilidades.
Muy joven, fue Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires, en la gobernación del “Bisonte” Oscar Alende, del Radicalismo, luego devenido en Partido Intransigente, que de alguna forma, en años de proscripción del peronismo, era parte importante de la política progresista, con sentido social y con visión nacional.
Fue el primer Secretario Ejecutivo de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), siendo luego Ministro de Economía de la Nación, durante la “dictablanda” de Levingston y Lanusse, siendo destacable en esa gestión, que impulsó la concreción del complejo ferrovial Zárate-Brazo Largo, que estaba siendo obstaculizado por la oligarquía campera metropolitana, que quería evitar la competencia de la buena ganadería entrerriana en el redituable Mercado de Liniers. También desde esa función, defendió y promovió la industria automotriz, desde siempre atacada y denostada por el ultra liberalismo recalcitrante y la
propia Sociedad Rural, esta última exponente del más retrógrado feudalismo ultramontano y visceralmente antiindustrial.
Entre muchas otras importantes funciones desempeñadas, fue Presidente de la CNEA, embajador en Francia, y Director Editorial del diario Buenos Aires Económico.
Docente universitario, conferencista, múltiple funcionario público en cargos relevantes, prolífico escritor de numerosos artículos y varios libros memorables (como La Economía Argentina, y Vivir Con Lo Nuestro, entre otros); fue clara su postura opuesta al neoliberalismo rampante de los años ’90, siendo destacable entre otros un artículo de oposición a la adopción del dólar como “moneda nacional”, un irracional proyecto del menemato, impulsado por el Ingeniero Jorge Castro, hoy travestido de “Analista Internacional” de frecuentes notas en diarios pro oligárquicos.
Desde la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires, fue uno de los creadores e impulsores del Plan Fénix, valiente iniciativa que demostró que otras alternativas eran no solo posibles, sino necesarias, ante la dictatorial imposición del “pensamiento único” neoliberal recalcitrante, de los siniestros años ’90, hoy lamentablemente redivivo, con similares falaces argumentos y con los mismos perpetradores, incluso los procesados por maniobras de traición a la patria, y exentos de penas judiciales por “esos” estamentos judiciales tan funcionales a los poderes corporativos y al establishment ultra conservador.
El Plan Fénix, y varios de los muy bien fundamentados trabajos del Dr. Ferrer, fueron partes esenciales del andamiaje teórico-práctico que sostuvo las políticas de desarrollo socio económico, de fuerte reindustrialización, de apoyos sustanciales al desarrollo tecnológico, de inclusión social, y de desendeudamiento externo, claramente aplicadas desde 2002/2003, hasta fines del año pasado.
Sin duda, Aldo Ferrer deja discípulos destacados, pese a los cerrojos ideológicos/doctrinales impuestos por el establishment neoliberal, que logró copar los Departamentos de Economía de la mayor parte de las Universidades Nacionales. Esos cerrojos han sido de feroces aplicaciones, con persecuciones, exclusiones, amañados concursos de cátedras y otras artimañas tan diversas como
revanchistas de claro corte antinacional y por sobre todo, antiperonista, que tal como muchos otros en el país, debí soportarlo en el ámbito local.
Entre esos discípulos y/o seguidores del Pensamiento Económico Nacional, cabe mencionar a Alfredo Zaiat, a Agustín D’Atellis, Noemí Brenta, Axel Kicillof, Roberto Feletti, y varios más.
Tres veces pude escuchar personalmente a Aldo Ferrer, y en dos de esas oportunidades pude dialogar, la última en forma muy distendida y relativamente extensa. Dos de esas disertaciones fueron realizadas en el ámbito de la Comisión Nacional de Energía Atómica, de la cual fue Presidente. La tercera y última fue en el Centro de Convenciones de Posadas, creo que en 2005, en el ámbito de una memorable jornada con destacados disertantes. En esa oportunidad le expresé que sería necesario que actualice su libro “La Economía Argentina”, el cual es base referencial utilizada por quienes enseñamos Historia Económica Argentina y Economía Argentina; y muy amablemente me contestó que siendo ya grande, tal vez no actualice dicho libro. No obstante, pocos meses después pude ver, con gran satisfacción, la versión actualizada de dicho importante libro. Seguramente muchos le hemos pedido que lo actualice, y El Maestro se hizo tiempo para hacerlo.
Su último escrito, una muy bien fundamentada crítica a la actual política de sumisión total a los dictados de los depredadores fondos buitres, fue publicado dos días antes de su partida a La Eternidad.
Todo un ejemplo de economista y patriota cabal, con la mente muy lúcida y con todo el coraje cívico tan necesario y no por ello divorciado de las buenas formas de urbanidad.
Antítesis muy clara de los economistas acomodaticios o mercenarios carentes de convicciones patrióticas; de los opinólogos al voleo tan frecuentes en la política rastrera y el periodismo al tanto por cuanto; y de los muy confusos patrioteros de bandera, que no entienden que el verdadero patriotismo no se agota en el culto al himno y la bandera, y que el verdadero coraje es defender inclaudicablemente los Intereses Nacionales en todas aquellas áreas y actividades que son de importancia estratégica y que por ende deben estar bajo el correcto
manejo y/o control del Estado Nacional, como única forma de garantizar soberanía efectiva, y no meramente declamativa.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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