CLARÍN, MALVINAS Y LOS APORTES A LA CONFUSIÓN
Un reciente artículo del matutino Clarín, del 06/02/2016 (vocero del neoliberalismo y totalmente alineado con las directivas de las potencias anglosajonas y el poder financiero transnacional), pretende desarrollar una insostenible hipótesis de “defensa de la soberanía en Malvinas” del macrismo, exponiendo una supuestamente probable hipótesis de acuerdo amistoso de arriendo y cesión a largo plazo de soberanía, lo cual se contradice totalmente con la realidad del accionar de política exterior y de debilitamiento sistemático de la economía argentina y del tejido social nacional, lo cual lleva a la anulación de toda capacidad de negociación firme por parte del actual Estado Argentino en proceso de desguace sistemático.
Ese artículo evidencia tener un doble propósito: por una lado suponer una supuesta “jugada maestra diplomática” del actual gobierno, lo cual es insostenible, dado que todo su accionar se muestra orientado a debilitar peligrosa y acentuadamente nuestra soberanía; y por otra parte, a suponer posibles “buenas intenciones” por parte del agresivo y soberbio neocolonialismo británico, que su accionar en nuestra región y en el mundo entero, desmienten por completo.
Dicho en castizo simple, el artículo busca darle méritos que no tiene, al actual gobierno que no valora en nada la soberanía; y dar tiempo a los británicos para consolidarse más en lo diplomático en Malvinas, y de paso amenazar a La Patagonia, el Mar Argentino y La Antártida.
De Clarín y de sus obedientes escribas, no puede sorprender que realicen ese juego de confusiones para engañar incautos o desinformados crónicos. Pero es preocupante que intelectuales como el renombrado Dr. Oscar Abudara Bini (que habría redactado el elogioso comentario con el que acompañó la difusión del artículo), y posiblemente otros intelectuales, adhieran con tanto facilismo a una clara operación de “bandera falsa” y de acentuación de la colonización cultural.
También entre los receptores del mensaje, y posible coincidente con su “razonamiento”, está un “experto en geopolítica” (lejos de la profundidad de análisis de Guglialmelli, Methol Ferré, Miguel A. Barrios o Rodríguez Zía), el cual hace algunos años expuso que “Chile nos aventaja por haber firmado el tratado de libre comercio con EEUU” (lo cual en su momento refuté), concepto que revela
una profunda ignorancia acerca del rol colonialista del liberalismo económico, y de una de sus múltiples vertientes, que es el “libre comercio”, herramienta de sumisión y de desindustrialización crónica de los Estados menos poderosos.
Es elemental en las relaciones exteriores y en todo análisis geopolítico serio, partir de la irrefutable premisa que las relaciones entre Estados no se guían por idílicos principios de ética, ni de equidad, ni de valores humanos ni morales. Desde siempre, en las relaciones internacionales prima la ley del más fuerte. Complementariamente, es bien sabido que una posición de relativa debilidad (un Estado más débil económica, política, tecnológica y militarmente), puede suplir esa debilidad mediante mecanismos del “poder blando” bien utilizado, y sobre todo, con alianzas estratégicas con otros Estados o bloques de Estados con los que se pueda tener intereses y valores en común, o incluso con grandes potencias de hecho enfrentadas geopolíticamente con la potencia adversaria (o enemiga) del Estado relativamente más débil; acciones que estaba desarrollando Argentina en el gobierno precedente. Eso es elemental, y solo los muy ignorantes (opinólogos al voleo); o los comunicadores mercenarios al tanto por cuanto; o los intelectuales superficiales o acomodaticios (los que evitan temas “comprometedores, y se pierden en abstracciones filosóficas intrascendentes o que no van al caso); solo gente de ese tipo pretende ignorar y soslayar que en las relaciones internacionales, el poder real es lo que cuenta.
Por otra parte, mal se puede hablar de un supuesto acuerdo de restitución de soberanía, en el marco de un gobierno nacional que “no entiende de soberanía” (opiniones del entonces candidato presidencial), y que adopta una posición genuflexa, ante el desplante colonialista del premier británico, que con soberbia descartó toda discusión sobre el tema soberanía; y para más muestras de sumisión y de desprecio a la Causa Nacional que es Malvinas, desjerarquizó el área respectiva del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
Y mal se puede suponer “defensa de la soberanía” por parte de un gobierno que destroza sistemática y brutalmente a la industria nacional; que frena o cancela planes y entes tecnológicos (nuclear, satelital, cohetería, radares, investigación científica pura y aplicada diversa, etc.); que busca endeudarnos a niveles pavorosos como un claro instrumento de sumisión a los centros financieros
transnacionales; que pretende rubricar acuerdos de “libre comercio” que serán cadenas de sumisión que volverán ilusoria toda idea de soberanía; que permite que nos inunden con productos importados atacando con ello a la industria argentina y provocando más despidos; que se solaza provocando despidos masivos, mientras incorpora “ñoquis” (*) parientes y amigos, muy bien pagos; que frena sin motivos válidos las obras públicas; que desjerarquiza y desfinancia la instrucción pública y pretende cerrar y arancelar Universidades Nacionales; y que crea miseria social a escalas mayúsculas, en un proceso de concentración de la riqueza tan inhumano que hasta provocó las claras preocupaciones del Papa Francisco; entre otro rosario interminable de acciones indiscutiblemente antinacionales y que son atentatorias de la soberanía nacional.
En ese contexto, suponer el desarrollo de políticas de defensa de la soberanía nacional, cuando se debilita adrede al país, es pecar de ilusos, o profundamente desinformados, o peor aun de ser falseadores intencionales de la realidad.
Pero además del artículo de un medio nada creíble como Clarín (vocero de los fondos buitres, de Gran Bretaña, la Unión Europea y EEUU, y promotor del neoliberalismo a ultranza, que es la doctrina de sumisión total de los Estados); el mismo fue difundido precedido de un panegírico sutilmente favorable, elaborado con los mismos muy endebles o falaces supuestos del artículo, el cual está redactado en un no comprometido tono potencial (“sería posible”). El articulista y el comentarista, en sus análisis evitan los temas urticantes, como los que expuse antes, demostrativos de la total falta de Sentido de Lo Nacional, y por ende carente de Espíritu de Soberanía, como demuestra ser –por sus hechos- el gobierno macrista; realidad que hace caer toda la operación de “falsa bandera” del artículo.
El caso de Hong Kong no es aplicable al análisis, como erradamente se pretende comparar, pues el poder general de China, no tiene punto de comparación con esta Argentina en proceso de disolución, regresión económica a formatos dieciochescos – feudales, y en “alineamiento automático” (léase ignominiosa subordinación expresa y total a las potencias tradicionales). Por otra parte, Gran Bretaña nunca regala ni devuelve nada, excepto que sea forzada a ello (como en el caso Hong Kong, ante el imparable gigante chino). Más bien es aplicable el caso de Belice, territorio amputado por la Fuerza a Guatemala, creando un estado tapón, que Gran Bretaña no pretende restituir; o el de Esequibo, amputado a Venezuela en favor de la ex Guayana Británica, hoy Guyana.
Muy por el contrario, desde siempre Gran Bretaña aplica la máxima de dividir para reinar (como hizo prefabricando Uruguay y Bolivia, por medio de su agente Rivadavia y su diplomacia, además de las tenazas del crédito de Baring Brothers), y eso es lo que está haciendo en Argentina financiando a las ONGs indigenistas, para crear “Estados” mapuches, wichis, tobas, etc.
La historia –la misma que evidenciaron desconocer completamente los que condujeron Argentina en todos los gobiernos liberales-, demuestra que Gran Bretaña solo negocia y cede ante los más poderosos que ella. Por eso no devuelve Gibraltar, ni da independencia a tantas poblaciones en muchas islas ocupadas/usurpadas en los mares; y solo debió ceder independencia en sus excolonias, ante las presiones de Francia (que no la admitía en el Mercado Común Europeo), y por la diferente realidad mundial de descolonización luego de la Segunda Guerra.
Hoy estamos en un proceso mundial de neocolonialismo rampante, ejercido sobre todo por EEUU, Gran Bretaña y Francia (en rigor también por la UE), por lo que no va a ceder “graciosamente” una posición geopolítica muy importante en si misma, y por sus proyecciones en nuestra Patagonia, nuestra Antártida y nuestro Mar Argentino.
Lo coherente es mantener una digna posición de fuerza, profundizando alianzas en el Mercosur, Unasur y Celac, con el grupo de Naciones No Alineadas (G 77 más China), y acentuar los acuerdos estratégicos con Rusia, China, y otras potencias emergentes (como India), además de mantener una posición soberana y prescindente, en conflictos severos que no son nuestros, como los de Medio Oriente; todo eso sin descuidar el desarrollo socio económico. Exactamente lo opuesto a lo que está haciendo el actual gobierno neoliberal de Argentina; realidad ocultada por el artículo de marras y soslayada por su comentarista.
(*) “Ñoqui” en Argentina se dice de quien cobra sin trabajar ni concurrir a la sede laboral más que para cobrar.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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