RUSIA LA TIENE CLARA
“Tenerla
clara” es una expresión muy argentina, referida a tener conceptos y
conocimientos precisos sobre un tema, y actuar en consecuencia. Valga la
aclaración para lectores que no lo sepan.
El
caso analizado no se refiere a la crisis de Siria, en la cual el papel
desempeñado por Rusia es hasta ahora mucho más digno y humano, que las
agresivas posturas belicistas de EEUU y sus aliados o subordinados menores,
como Francia, encubiertamente Gran Bretaña, Turquía, Israel, España, Estados
monárquicos absolutistas árabes, etc.
Después
de haber estado en un pernicioso proceso de descomposición social acelerada; de
apoderamiento de su riqueza por parte de grupos financieros oligopólicos
–conocidos como “los oligarcas”- que en varios casos optaron por radicarse en
Londres u otras grandes metrópolis financieras del mundo; de estancamiento y
posterior involución económica; y de serio riesgo de fragmentación territorial;
la vieja y orgullosa Rusia resurgió con fuerza; mostrando la solidez de sus
basamentos culturales, que le permitieron mantener su carácter nacional, más
allá de los profundos y por lo general violentos cambios en sus estructuras de
poder interno.
Rusia
embrionaria hace más de un milenio, Moscovia en el siglo XIII. luego Rusia imperial en constante expansión,
monarquía absolutista llena de contrastes e inequidades, imperio comunista por
setenta años, y ahora resurgente potencia capitalista…sin que melle ni se
diluya su ser nacional.
Esa
notable solidez en sus bases constitutivas nacionales, sumadas a una dirigencia
que luego de las vacilaciones y/o corruptelas de Gorbachov y de Yeltsin, dio muestras de no negociar su soberanía ni su
dignidad nacional.
Por
cierto el gobierno de Putin entendió la sutil pero terrible amenaza a la
integridad nacional, que representan las múltiples ONGs, que bajo fachadas
supuestamente “ambientalistas”, “derecho humanistas” y otras; actúan en
diversos lugares del mundo, y prácticamente en todos ellos o casi todos, se
advierte que no por casualidad, sus accionares resultan sugestiva y
llamativamente muy funcionales a los intereses geopolíticos de las potencias
anglosajonas –Reino Unido y EEUU-, secundariamente
en algunos casos a los del hoy alicaído grupo del G 7, y supletoriamente a la
Unión Europea.
Ya
en su momento, en el primer gobierno de Putin, Rusia tomó una drástica medida,
que resultó decisiva para revertir el deterioro socio – económico que amenazaba
su subsistencia y su integridad nacional…¡expulsó sin miramientos, y en un
plazo muy perentorio, a más de 100 pseudo “inocentes” ONGs transnacionales –y
sus filiales “rusas”-, acusadas de realizar tareas de espionaje y disolución
social!
En
la misma línea de acción, con dureza acorde a las circunstancias, y enfrentando
el accionar ecoterrorista, recientemente Rusia procedió a detener a un grupo de
activistas de la transnacional británica pseudo ecologista Greenpeace, cuyo
accionar ponía en riesgo una plataforma petrolera rusa, incluso violando
abiertamente la soberanía rusa, al abordar sin autorización la citada
plataforma.
Por
supuesto que en esos juegos de presiones mediáticas y agresiones encubiertas
bajo fachadas medioambientales, la ONG británico-holandesa es siempre funcional
a los intereses del viejo imperio. Resulta notable la doble vara de Greenpeace,
desde siempre mucho más suave en sus protestas (a veces incluso inexistentes,
como en el caso del derrame en Magdalena, Buenos Aires), cuando se trata de
petroleras británicas o norteamericanas.
Sin
duda Rusia la tiene clara, y no está dispuesta a dejarse llevar por delante,
cortando de cuajo las acciones patoteriles del terrorismo ecologista.
Esperemos
que en Argentina y en Íbero América dejemos de ser tan permeables y permisivos,
para con las constantes y crecientes agresiones perpetradas por los activistas
del terrorismo ecológico, de los cuales las transnacionales británicas
Greenpeace y Word Wildlife Foundation operan como instigadores y ejecutores
principales; las cuales y sus otras ONGs vinculadas, en los hechos son en
nuestro medio activistas del subdesarrollo crónico.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ