LOS GENOCIDAS DE LA ECONOMÍA
La política económica nunca es neutra.
Según como se la implementa y ejecuta, puede estar a favor de los Altos
Intereses Nacionales, o puede ser un perverso instrumento para la
instrumentación del coloniaje, e incluso de la total destrucción nacional, como
claramente sucede con los anarco – libertarios, y sus “socios” neoliberales.
Los
desastrosos resultados de las medidas económicas de libertarios y neoliberales
prueban fehacientemente lo afirmado.
Un repaso de la historia económica argentina, muestra los pésimos
resultados de sucesivos períodos de gobiernos liberales o neoliberales, todo eso
ahora exacerbado por el anarco libertario gobierno intencionalmente
destructivo.
La economía puede estar a favor del desarrollo humano de la propia
población, buscando la movilidad social ascendente e inclusiva, o puede ser un
malévolo instrumento de exclusión socio económica de las grandes mayorías
mientras se acentúa el enriquecimiento desmedido, amoral y excluyente de los
poderes financieros transnacionales, de sus subordinadas las oligarquías
apátridas, y sus amanuenses que operan como sus dóciles mandaderos a tanto
por cuanto.
La política económica puede tener altos y loables objetivos de desarrollo
socio económico; o ser un vil instrumento de exclusión, como expresión de la
peor ralea de aporofobia; la fobia a los pobres que demuestran sectores clasistas
y racistas, desprovistos de todo signo humanitario.
Puede ser un poderoso instrumento de liberación nacional, o un deleznable
medio de sometimiento arrastradamente vergonzoso a poderes extranjeros.
Puede ser un medio de fortalecimiento del Estado Nacional, como
institución irreemplazable de la Patria Argentina; o ser el insidioso instrumento
de destrucción del Estado, como paso perversamente orquestado para llevarnos
a los empujones a la disolución nacional.
Puede ser el actor clave como promotor activo del desarrollo nacional,
protegiendo a los sectores industrial y tecnológico, además de cuidar y proteger
a la propia población; o por el contrario, puede ser un ente amorfo e inutilizado,
que incluso opere para su autodestrucción, y con ello llevarnos al caos
intencionalmente premeditado del anarquismo total, que instaure la despiadada
ley de la selva, con las excusas de la meritocracia y del falso impulso a la
“eficiencia” como justificativo de la más cruel política de marginación total de las
grandes mayorías, excluidas de las numéricamente pocas minorías enriquecidas
sin límites, y carentes por completo de toda noción de patriotismo y de elemental
sensibilidad social.
El muy preocupante contexto actual.
Claramente, estamos padeciendo un acelerado y totalmente
deshumanizado plan de empobrecimiento y marginación masivo de nuestra
población, a lo que se suman las acciones conducentes a impedir el acceso a la
instrucción pública en todos los niveles -o a degradar acentuadamente los
contenidos educativos-; además de las desembozadas intenciones de destruir
todo el entramado legal y reglamentario establecido para proteger al sector
asalariado y a las grandes mayorías de nuestra población.
Claramente se ataca con saña y desdén a los sectores más vulnerables,
como los niños y jóvenes, los mayores ya jubilados (o desprovistos de todo
ingreso formal), los afectados por niveles espantosos de miseria, y los
dependientes de medicamentos especiales, con riesgo de vida.
A todo eso se agrega la destrucción sistemática de todo el entramado
industrial y tecnológico, tal como se intentó y parcialmente se perpetró en
precedentes gobiernos pretorianos e incluso civiles, desde 1955 en adelante,
todos ellos de orientaciones crudamente liberales, y desde 1976 neoliberales,
siendo esta última ideología un liberalismo crudo y acentuado.
Es de recordar, que el entonces presidente Macri, expresó su intención de
dinamitar el Astillero Río Santiago (el mayor de Argentina), como demostración
clara de su fobia a la industria argentina.
La diferencia respecto al industricidio
libertario, es que ahora se está perpetrando sin tapujos y a toda velocidad.
Otros de los muchos antecedentes de fobia anti industrial, de los anglófilos
liberales, fueron la amenaza de bombardear la refinería de La Plata (por esos años
la mayor de Íbero América), por parte del instigador principal del golpe de “la
fusiladora” Isaac Rojas, en 1955. Esos mismos miserables apátridas,
bombardearon los tanques de combustibles, ubicados en el puerto de Mar Del
Plata.
¡Y hasta hoy, evidencian ser mayoría los uniformados que alaban y
referencian como “modelos a imitar” a esa ralea de sanguinarios apátridas!
Ese tipo de gravísimas confusiones en las escalas de valores morales, así
como profundas ignorancias de la realidad, son los factores que permitieron el
ascenso al Poder Formal, de personajes impresentables e incluso delirantes que
no conocen la realidad ni tienen empatía alguna con el pueblo.
Del mismo tenor de odio al desarrollo industrial, fueron las absurdas
maniobras persecutorias de “la fusiladora” a la empresa Mercedes Benz, que
tenía en marcha la importante inversión para producir vehículos pesados en
Argentina, la cual ante las amañadas trabas y acusaciones “de peronista” que se
le hizo a la empresa germana, hizo desviar la instalación de la planta fabril hacia
Brasil.
Los oligarcas camperos, muy contentos con las políticas anti industrialistas,
tal como lo repitieron contra el desarrollismo, y contra los pocos períodos
posteriores en que se insistió en el desarrollo industrial y tecnológico.
Brutal involución destructiva, intencionalmente provocada.
Sin perjuicio de los muchos antecedentes históricos de la cerrada postura
anti industrial y anti tecnológica, de los grupos de poder ultra conservadores de
nuestro país, es muy claro que ahora quieren perpetrar, de mínima, una rápida
involución a aquella Argentina semi feudal de economía primarizada, del siglo
XIX, que tanto añoran los oligarcas excluyentes y retrógrados, que odian y
desprecian a las peonadas y a todos los asalariados; aberración a la que agravan
con profundos prejuicios de racismo explícito, o apenas solapados.
De máxima se advierten las algo ocultas intenciones de hacer implosionar a
Argentina, desguazándola en múltiples republiquetas, que serían dóciles
marionetas de los mega poderes financieros transnacionales, y de su brazo
operativo, el Bloque Atlantista.
Con total impudicia y como confesión clara de su evidente odio no solo al
Estado, sino también a la Patria Argentina (de la cual el Estado es la argamasa
imprescindible que la sostiene y le da entidad y operatividad), el verborrágico
presidente dijo claramente que odia al Estado (al cual preside…nada menos), y
que lo quiere destruir, lo cual de mínima debería inmediatamente encuadrarse
como una figura delictiva, de lesa Patria.
Incomprensiblemente, semejantes aberraciones conceptuales, claramente
reafirmadas por el destructivo accionar social, económico y geopolítico, que se
profundiza día a día, hasta ahora no parecen haber provocado un juicio político ni
otras reacciones de severidad acorde a la extrema gravedad del accionar y la
explícita confesión de tan deleznables intenciones del presidente y su equipo de
gobierno.
Todo ese desmadre, sumado a los pésimos indicadores de deterioro social
y económico, perpetrado con intencional alevosía, si estuviéramos en un marco
lógico de patriotismo auténtico, de mínima es de suponer que debería significar
la inmediata destitución del confeso traidor a la Patria.
Las incomprensibles pasividades de diversos sectores de nuestro país.
Los gruesos insultos proferidos por el irascible presidente, en sus ya
habituales desbordes de desequilibrio emocional profundo, acentuados por sus
expresiones faciales que denotarían profundas alteraciones, que evidencian
carencia de autocontrol; fueron proferidos en forma intempestiva contra varios
países y/o sus gobernantes; llegando al paroxismo al denigrar a los legisladores
nacionales, y a los gobernadores provinciales.
También, de hecho y en algunos casos explícitamente, se burló de la miseria
en la que está degradando en forma acentuadamente creciente, a las grandes
mayorías de nuestra población, así como a los empresarios PYMES y pequeños
emprendedores, muy afectados por la recesión que golpea las ventas, los
aumentos de costos y los brutales incrementos de los servicios públicos y los
combustibles, estos últimos perpetrados sin avales de estudios de costos que ni
siquiera marginalmente los justifican.
Muy tibias o inexistentes las reacciones de diversos sectores agredidos por
los intencionales desmanejos económicos.
A ese accionar intencionalmente destructivo del actual gobierno nacional,
se le agregan las notorias impericias de gestión, cuando no muy posibles actos
delictivos, como los que se están destapando en el accionar escandaloso de
quienes estaban ocultando sin justificativo alguno, toneladas de alimentos y otros
bienes básicos, que por pura agarofobia parecerían no haber querido hacer llegar
a los sectores carenciados, y no muestran pericia alguna en el apurado operativo
de distribución parcial de los mismos.
Eso además de los operativos de “cajas negras” y otras severas
irregularidades o hechos delictivos, que están tomando estado público, de la
cuestionada ministra, avalada por el presidente, como “la mejor de la historia”.
Los exabruptos -totalmente fuera de lugar- vertidos contra países y/o
líderes de ellos, con los que acreditamos muy buenas relaciones culturales,
históricas y/o comerciales, dichos por el presidente y en varios casos agravados
por impresentables expresiones de la poco ubicada canciller Mondino, tuvieron
respuestas diplomáticas acordes.
La contracara de esas agresiones verbales a determinados países; fueron y
son las posturas arrastradamente sumisas, respecto a naciones relevantes del
Bloque Atlantista.
Pero fueron escasas o inexistentes las reacciones de legisladores nacionales
y gobernadores provinciales, a las fuertes agresiones verbales, incluso en tonos
chabacanos de mucha ordinariez, proferidos por el presidente, que atacaron las
investiduras e incluso el honor de los agredidos.
Esa pasividad, en algunos casos
total, resulta al menos incomprensible.
Y todo ese aquelarre, permanentemente cuenta con los respaldos de los
sectores mediáticos concentrados, a los que demuestran no importarles nunca
que las confusiones que instalan, afecten los Intereses Nacionales.
Preocupante realidad, que pone en riesgo intereses estratégicos básicos de
nuestro país, e incluso amenaza su existencia, que el sincericidio presidencial
puso en muy clara evidencia.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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