EL HORROR ECONÓMICO COMO ESTRATEGIA DE DISOLUCIÓN NACIONAL
Viviane Forrester, en su muy didáctico libro “El Horror Económico”,
describió la metodología de forzar la implantación de aberrantes medidas
económicas que provocan un caos, con intencionales desastrosas consecuencias
sociales y económicas, cuyo objetivo es precisamente instalar y profundizar el
contexto de caos, que provoque desesperanza crónica en la población, para que
sumisamente acepte cuanta aberración socio económica y entrega vil de
soberanía sea implementada por los perpetradores del caos.
Esa operatoria es calcada en sus objetivos, respecto al “ajuste gradual” que
hizo Macri en sus cuatro años de (des)gobierno intencional, y es lo que dijo
pensaba hacer “con mayor rapidez” (léase con total brutalidad) si el electorado
le hubiese concedido el “segundo tiempo”, como eufemísticamente llamó a su
frustrada intención de volver a ganar en las elecciones.
En el sui generis gobierno actual, que bien podría definirse como “Milei al
gobierno, Macri al poder”, precisamente se está aplicando con toda crudeza el
Horror Económico, descripto por V. Forrester.
Ese libro, un clásico de literatura político – económica, se complementa muy
bien con La Doctrina del Shock, de Naomí Klein, y un par más de excelentes libros
de esta escritora, obras todas ellas que describen los procesos forzosos de
destrucciones socio económicas y desarticulación estatal, pergeñados y
perpetrados por los factores transnacionales del Poder Económico Financiero que
operan por medio de sus subordinados locales para desguazar Estados, como
metodologías de implantación de la Globalización Salvaje.
Esos contextos de caos intencionalmente provocados, tienen como
consecuencias miseria generalizada; caída abrupta de los salarios reales:
aumento acentuado de la desocupación, que en muchos casos pasa a ser crónica;
freno destructivo a las actividades económicas; cierres masivos de industrias, con
aumentos de actividades especulativas; brutal concentración de la riqueza en
pocas manos; explícito desaliento a las actividades productivas, sobre todo las
industriales y tecnológicas; involución económica forzosa a la rápida
desindustrialización; desprecio explícito a todo concepto de soberanía nacional;
desguace brutal de todo indicio de la Economía del Bienestar (con particular saña
destruyendo la Salud y la Educación Públicas); freno intencional a las muy
necesarias obras públicas, las cuales es sabido que tienen fuerte efecto
multiplicador, el cual se anula intencionalmente; todo ese combo destructivo es
forzadamente perpetrado con inusitada rapidez; usualmente con la falsa excusa
que “no existen alternativas”; lo cual apoya la claque monocorde de medios
concentrados manejados por los mismos factores del Poder Real que provocan el
intencional desguace generalizado socio económico.
Claramente, bajo la excusa de implementar supuestos necesarios ajustes
económicos (ante problemas que los mismos supuestos “solucionadores” de hoy
provocaron no mucho tiempo atrás), lo que en verdad buscan es una muy fuerte
concentración de los ingresos, en un marco de regresión al contexto de una
economía primarizada a presión (forzando la involución al perimido e inviable
contexto de país – estancia, del siglo XIX), lo cual se busca perpetrar sin oposición,
al fomentar la resignada apatía, en un contexto de amenazas explícitas de
represiones brutales si el pueblo sale a las calles a expresar el descontento y el
rechazo al genocidio económico en plena perpetración.
Las muy claras amenazas de fuertes represiones tienen el doble mensaje intimidatorio de la violencia explícita (con antecedentes de muertes nunca
aclaradas en operativos “disuasivos” montados en el anterior gobierno
neoliberal, por funcionarios que vuelven a estar en similares funciones
represivas), y las amenazas de cortar planes sociales a quienes se manifiesten en
las calles.
Todo ese caos destructivo se ejecuta con la explícita connivencia y apoyo,
de la muy ultra conservadora SRA (Sociedad Rural Argentina), la misma que
aplaudió y apoyó al dictador usurpador del poder Videla, y que pocos años
después, silbó y abucheó al presidente democrático Alfonsín.
Claro está, que evaluando la Historia, que tanto enseña si se la analiza con
rigurosa objetividad, se puede constatar que la por entonces recién creada
oligarquía campera (en años del mitrismo), constituyó la SRA, en el mismo
período en que se perpetraba el genocidio brutal de la Guerra de la Triple Alianza.
“Negocios son negocios” podrán decir los que priorizan el enriquecimiento
personal al como sea, omitiendo que al propio tiempo en un baño de sangre se
destrozaba a un país hermano, con financiación proveniente de “La Rubia
Albión”.
Contradictoria e impresentable resulta la constante postura de la Unión
Industrial Argentina, que con cierta sutileza apoya a posturas de “libre mercado”,
las que en rigor son claramente industricidas…pero a esos dirigentes solo parecen
preocuparles las leyes de cobertura sociales -a las que siempre con cierta sutileza
atacan-, y las facilidades para enviar remesas de divisas al exterior.
Otras instituciones de vieja raigambre, como la Bolsa de Comercio y
similares, así como determinadas asociaciones profesionales, tampoco parecen
evidenciar descontento alguno, ante las medidas que conforman el Horror
Económico, implementado ahora con metodología explicada en La Doctrina del
Shock.
Muy preocupante, pues todo esto nos lleva a acercarnos a la concreta
amenaza de disolución nacional, operatoria que ya se perpetró contra otras
naciones.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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