ENERGÍA Y LOGÍSTICA PARA EL DESARROLLO
Referido al caso particular de Misiones, con ciertas salvedades estas ideas son aplicables a toda Argentina.
Sin desconocer y a la vez valorando otras acciones e iniciativas que se están tomando en esta provincia –como tramitar un contexto impositivo especial que permita competir con las economías de los dos países vecinos (ninguna otra provincia está rodeada en su casi totalidad por otros países, lo que justifica un esquema tributario de excepción); el impulso al polo electrónico y de robótica, y otros-, para revertir la doble pandemia del destructivo neoliberalismo –muy pernicioso a nivel nacional- de los cuatro años precedentes, y del COVID 19, es de central importancia resaltar el valor estratégico de la Logística de Transporte en gran escala y de la Energía, para apuntalar y tornar viable el desarrollo de esta pequeña y fronteriza provincia argentina.
Conceptos por cierto aplicables en lo esencial a todas las provincias alejadas del núcleo privilegiado y excluyente de la Pampa Húmeda.
Si no se actúa en esos aspectos, con la fortaleza y prioritaria atención que son necesarios, esta provincia seguirá condenada a la exclusión de hecho, marginada por los muy altos costos del transporte terrestre y por las limitaciones al desarrollo que implican los aspectos de pobreza energética que aun no se han superado.
Ese concepto de pobreza energética surge claramente si nos comparamos con el “país central” y con las realidades de naciones desarrolladas o de las potencias emergentes. La pobreza energética es palpable, analizando las limitaciones y carencias actuales, así como las previsibles si no se toman los recaudos de planificación y ejecución de obras, con la debida anticipación y coherencia. Se analizan ambos grandes sectores de servicios acá considerados.
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Logística de Transporte
Necesitamos imperiosamente recomponer adecuada y modernamente, el servicio ferroviario, tanto para cargas como para pasajeros. Esa recomposición debe ser total, desechándose los parches, ante el abandono y deterioro acentuado de la infraestructura física (vías férreas y demás), como del poco y ya obsoleto material rodante. Es un proyecto de alto valor geopolítico, pues involucrará a cuatro provincias, más la Capital Federal (CABA), y sería lógico extenderlo a Paraguay. Pueden existir potenciales inversiones o créditos blandos de China, Rusia, o eventualmente otras potencias, siendo factible pagarlos con producciones de los Estados Provinciales involucrados. Casi toda la mano de obra y muchos de los materiales a incorporarse, es muy factible que sean argentinos.
La Hidrovía, a la cual recientemente se la puso bajo la jurisdicción nacional y con incorporaciones de las provincias vinculadas, recién ahora incluyó a Misiones. Para que esa inclusión y el accionar de las provincias sean efectivos, es prioritario crear una flota de remolcadores y barcazas, además de equipar y adecuar los puertos para su correcto y eficiente uso. La industria naval podrá tener un gran impulso, si se da participación exclusiva a los astilleros nacionales, y para lo fluvial, a astilleros ubicados fuera del AMBA.
Las conectividades terrestres no pueden descuidarse, siendo muy necesario que se completen los trazados de autovías (que estaban en construcción y fueron paralizados en los nefastos cuatro años neoliberales). No es utópico tener como objetivos las conectividades por rutas de cuatro carriles, con el nodo Corrientes – Resistencia; con Rosario; el nodo Paraná – Santa Fe; y el AMBA; y en Misiones completar el eje Iguazú – Posadas, como arteria troncal provincial. En casi todos esos trayectos, parte de los mismos están construidos. Será positivo dividir las obras en tramos no muy extensos, para dar cabida a muchas empresas constructoras provinciales.
Anular el libertinaje en los precios de los combustibles, volviendo al esquema de precios únicos en todo el país y para todas las marcas (como estuvo vigente hasta comienzos de los años ’70). Será una efectiva medida que abaratará los elevados costos del transporte automotor. Este ítem atañe tanto a ambos sectores acá analizados: Transporte y Energía.
En el transporte aéreo, recomponiendo Aerolíneas Argentinas, deben estudiarse e implementarse rutas transversales, que eviten el embudo que nos obliga a ir a Aeroparque, para las conectividades interprovinciales. Puede ser una buena medida incorporar aviones de menor porte y de tipo turbohélice, de menores costos operativos, para trayectos cortos y medios a implementarse. También puede ser factible contar con líneas aéreas provinciales, dotadas de aviones pequeños (de hasta 20 plazas), para interconectar nuestras localidades provinciales.
Energía.
En provincias con gran potencial hidroeléctrico, en ese tipo de generación se debe poner énfasis, en vez de dilapidar recursos en las ineficientes, muy costosas por kWh y no aptas como energías de base, que son las nada inocentemente muy promocionadas eólicas y solares. Detrás de la promoción a ultranza de las mal llamadas “energías limpias” (pues no lo son), existen poderosos grupos de presión, que exaltan supuestas y muy tergiversadas “ventajas”, ocultan falencias muy gruesas (como las inevitables intermitencias, que degradan la calidad y las hacen dependientes de usinas térmicas (a gas o petróleo) como imprescindibles respaldos, sus pobres rendimientos (sobre todo las solares), sus elevados costos reales (que los disimulan tras una montaña de ventajas prebendarias, como tarifas indexadas y dolarizadas por contrato y la prioridad para el despacho (venta) sin importar que existan otras energías más económicas.
Además de múltiples ventajas de las hidroeléctricas, respecto a eólicas y solares (costos reales por kWh, vida útil, beneficios secundarios –inexistentes en esas últimas-, residuos contaminantes y costosos de neutralizar al cabo de la vida útil (desmantelar eólicas y solares es problemático, y disponer de los residuos es engorroso y caro, lo cual no sucede con las casi eternas hidroeléctricas); existe otro factor muy importante, que es ocultado por los lobbies “renovables” de eólicas y solares: altos porcentajes, incluso el 100 % en muchos casos, de las hidroeléctricas, se construyen con insumos y mano de obra argentina, mientras que el grueso de las eólicas y solares son importadas. Eso es crucial en un contexto de crisis como el actual.
También es de enorme importancia estratégica y económica, volver a dar gran impulso al Plan Nuclear, recomponiéndose prioritariamente todo lo paralizado e incluso destruido en los cuatro años del neoliberalismo precedente.
La Cuarta Central Atucha III, debe definirse sin más demora, habida cuenta que existe financiación y apoyo tecnológico chino. Para las centrales quinta y sexta,
existían ofrecimientos concretos de soportes similares, por parte de Rusia y China. El Plan Nuclear no debe detenerse, no solo por su valía estratégica, sino también por su enorme efecto multiplicador tecnológico, social y económico.
Eso, sin dejar de apoyar el proyecto 100 % nacional del CAREM, central modular de entre 25 MW a 250 o 300 MW. Y todo el amplio campo nuclear en medicina y diversas tecnologías productivas vinculadas a la industria, el agro y el desarrollo en general.
El GASNEA (Gasoducto del Nord Este Argentino) debe completarse, en forma perentoria, superándose la paralización de obras, implementada con total hipocresía pletórica de unitarismo oligárquico, por el precedente muy negativo gobierno nacional.
El gas y el petróleo del mega yacimiento de Vaca Muerta, debe ser utilizado como insumo abundante y económico para la industria y el pueblo de Argentina, y solo como recurso marginal, ser destinado a exportarlos en bruto.
Todas estas iniciativas, algunas de ellas parcialmente concretadas, son concebidas bajo el criterio rector de Grandeza Nacional, en las antípodas del destructivo neoliberalismo apátrida, que por tercera vez en nuestra historia volvimos a padecer, en los recientes últimos cuatro años.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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