DESASTRE ENERGÉTICO - SÍNTESIS HISTÓRICA DE ENTREGAS Y DESMANES DE GOBIERNOS LIBERALES
No son solo los brutales tarifazos, que vuelven impagables los servicios públicos esenciales. Es la cadena interminable de aberraciones de todo tipo lesivas al Interés Nacional perpetradas sin solución de continuidad por el actual gobierno neoliberal de Argentina; cuando no de maniobras y/o negociados escandalosos, que superan con creces acciones vergonzosas que marcaron el accionar de diversos gobiernos liberales –antinacionales por definición-, en sucesivos y largos períodos de la historia energética argentina.
Una breve síntesis histórica muestra las constantes del accionar liberal antinacional:
La dependencia del carbón británico en el siglo XIX y comienzos del XX se mantuvo e incluso profundizó, mientras se frenaba la explotación petrolífera y se argumentaba la inexistencia de petróleo, gas y carbón nacionales, pese a las contundentes evidencias en contrario; ni la crisis de abastecimiento de carbón, a consecuencia de la primera guerra mundial, hizo cambiar el enfoque dependiente, mantenido por la oligarquía argentina y los intereses creados fuertemente subordinados a los británicos.
Los manejos oligopólicos de las petroleras anglosajonas, con precios artificialmente caros (el repetido argumento de “los precios internacionales”, reflotado hoy por Macri – Aranguren y sus operadores), fueron una constante, que solo el accionar de YPF revirtió en los breves períodos históricos en los que se enfatizó el rol estratégico de la petrolera estatal al servicio del desarrollo nacional.
Los negociados vinculados a las concesiones de los servicios de electricidad, antes manejadas por los concejales de cada ciudad (principalmente de Buenos Aires), con tarifas caras con sobreutilidades avaladas por los municipios, dieron lugar al concepto de “concejales chadistas” (en alusión a la por entonces poderosa empresa generadora eléctrica CHADE, de capitales extranjeros, luego redenominada CADE y después CIADE).
Durante “el proceso”, con el respaldo de Videla y sus secuaces, Martínez De Hoz consumó un atroz negociado, comprando las chatarras de CIADE por un valor muy superior al real. No por casualidad, el impresentable ministro estaba vinculado a la CIADE.
Los ataques a la petrolera estatal, aun antes de crearse YPF con legisladores conservadores como ariete y las petroleras extranjeras como instigadoras, conforman una vergonzosa constante histórica de los gobiernos de orientación económica liberal; pues la oligarquía campera se oponía (y sigue oponiéndose) tenazmente a todo lo que pudiera cambiar la economía pastoril, subordinada a Gran Bretaña (hoy a las potencias atlantistas), con una cerrazón mental que excluía (y excluye aun hoy) toda posibilidad de desarrollo industrial y tecnológico nacional, y a alterar el esquema socio económico semi feudal con patrones ahítos de riquezas y poder, con la contraparte de peones y obreros pobres y carentes de todo derecho social.
Las mendaces campañas anti hidroeléctricas en la primera mitad del siglo XX, como extorsivas medidas para impedir competencia a las centrales movidas a petróleo o carbón (que incluso llevaron a encarcelar con difamaciones al Ing. Carlos Cassaffousth y al emprendedor Juan Bialet Massé, que construyeron el Dique e Hidroeléctrica San Roque); luego pasarían a ser suplantadas por falaces argumentos de “sobreinversiones innecesarias”, o de “costos financieros de inversión no competitivos” u otras falsedades similares, esgrimidas por los tecnócratas personeros de los intereses termoeléctricos, vinculados con los consumos de petróleo y gas.
Desde los años ’80 del siglo pasado, las transnacionales del ecologismo cavernario – principalmente británicas- fueron el nuevo ariete utilizado contra la generación hidroeléctrica y la nuclear, con una retahíla de mentiras sin sustento técnico basadas en instigar miedos irracionales, defendidas como dogmas pseudo religiosos con los cuales engañan a la gente y motivan a “progresías” fuera de foco.
Las compras de combustible a la Unión Soviética, como canje de productos primarios argentinos y en condiciones ventajosas respecto a las importaciones provenientes de “las siete hermanas” oligopólicas anglosajonas, concretadas a principios del siglo XX, fueron duramente criticadas por los diarios conservadores y legisladores del establishment, simplemente por cuestiones ideológicas, como excusas para impedirlas.
El golpe de Estado “con olor a petróleo” de 1930, tuvo fuertes indicios de haber sido instigado por Shell y Esso para aumentar los precios internos de los combustibles y debilitar a YPF, que dominaba el mercado, merced al accionar de los patriotas Generales Ingenieros Mosconi y Baldrich (que serían perseguido y encarcelado respectivamente, como clara venganza del establishment liberal apátrida, por defender los Intereses Nacionales).
Las sucesivas maniobras de descrédito contra YPF (petrolera), Gas del Estado, YCF (carbonífera) y la CNEA (nuclear), fueron operadas tras bambalinas por personeros al servicio de oscuros intereses, sospechados o con fuertes indicios de ser funcionales a los intereses de las petroleras extranjeras oligopólicas que operaban en nuestro país. A partir del tristemente célebre “proceso”, se perpetró un endeudamiento irracional de las empresas estatales, asumiendo abultados créditos que iban a enjugar los desmanejos del Tesoro Nacional perpetrados por “Joe” Martínez De Hoz y sus continuadores, bajo la cobertura de las FFAA y FFSS operando como tropas de ocupación al servicio de los intereses extranjeros. Dolorosa realidad que los militares proceseros – liberales se niegan a asumir y mucho menos a rectificar tan erróneas y apátridas posturas, insistiendo en apoyar a gobiernos antinacionales bajo una falsa pátina de formalidades huecas supuestamente “patrióticas y nacionalistas”. Este punto amerita un análisis en artículo separado.
La fatídica década del ’90 (1989-2001) con el neoliberalismo salvaje vestido con ropaje “democrático” y modales “suaves” de persuasión a base de presiones y/o golpes de billetera instaló la partidocracia cleptocrática al final fuertemente represiva, bajo cuyo marco se completaron las “tareas sucias” de desguace estatal, muy acentuadas en el Sector Energético, comenzadas por el proceso y no alteradas en su esencia por el interregno de Alfonsín. Se desguazaron y “privatizaron” (eufemismo de extranjerización en muchos casos) empresas de enorme valor estratégico, como YPF, Gas del Estado, YCF, precarizándose presupuestos del Sector Nuclear y se hizo desaparecer Agua y Energía Eléctrica, perdiéndose valiosos archivos con décadas de informaciones técnicas; permitiéndose el saqueo ilimitado y las fugas de divisas resultantes de nuestras valiosas reservas de petróleo y gas, trabajosamente logradas en largos años del accionar de YPF y Gas del Estado, dilapidadas con alevosía en esos pocos años. Priorizaron exportar (fugando las divisas) antes que atender a los consumidores argentinos. Se puede ver que la historia se repite hoy, como constante de gobiernos liberales, o sea opuestos a los Intereses Nacionales.
En los últimos años, el ecologismo transnacional de tipo cavernario, fogonea las costosas, ineficientes y poco competitivas energías solar y eólica, incapaces de funcionar como energías de base, atándonos a condiciones contractuales leoninas, con tarifas dolarizadas e indexadas y con privilegios para la venta de energía sin importar los precios mayores que vamos a soportar, lo cual agregará precariedad y falta de competitividad a la ya muy castigada economía argentina. Greenpeace, WWF y similares (transnacionales británicas del ultra ecologismo), operan como aliadas de las petroleras, y sus personeros ocupan puestos relevantes en el esquema de gobierno del neoliberalismo en Argentina.
En esencia, la discusión pasa por el rol que se les da a los insumos energéticos, degradados como simples mercancías y servicios comunes por los voceros del liberalismo apátrida; para ocultar maliciosamente el importantísimo rol estratégico que revisten y que hacen imprescindible un activo rol de Estado en tan importantes rubros de la economía.
Hoy el personero de la británica – holandesa Shell, el actual ministro de energía Aranguren, repite la falacia largamente sostenida por los liberales, pretendiendo quitarle importancia al autoabastecimiento y al enorme rol estratégico del Sector Energético; mientras se encadena el futuro del país a una desastrosa realidad energética. Esto se analizará por separado.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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