ENERGÍAS RENOVABLES SESGADAS – ANCLAJE AL SUBDESARROLLO CRÓNICO
Son “renovables sesgadas” pues contra toda lógica técnica, por ley se excluyó de la clasificación como “renovables” a las hidroeléctricas de más de 30 MW. Esa omisión es como querer modificar por una norma legislativa a la ley de la gravedad.
Después de años de agresivas campañas, que claramente buscaron imponer al como sea a las “energías renovables”, que con mayor precisión deberían llamarse “renovables sesgadas”, ahora sus promotores a ultranza están en el poder, y claramente varios de ellos “atendiendo de los dos lados del mostrador”. No solo el flagrante caso de violación a la Ley de Ética Pública que representa Aranguren en Energía, hasta hace muy poco el CEO de Shell Argentina y ¿ex? Accionista de esa empresa con sede en Londres; sino también otros, como Sebastián Kind, vinculado a una empresa comercializadora y promotora de “renovables” hasta prácticamente el día anterior a asumir la Subsecretaría de Energías Renovables, y que según informes periodísticos especializados continúa vinculado a otra empresa del sector con sede en Uruguay (que puede intervenir en las licitaciones, en forma directa o encubierta).
Y eso sin mencionar las nunca respaldadas expresiones del presidente Macri, quien afirmó –copiando el discurso pegajoso de la ONGs ultraecologistas- que “existen 19 formas más eficientes de producir energía que las hidroeléctricas”, pero nunca las citó; amén de su discutible solidez institucional habida cuenta de las cuentas en paraísos fiscales y otros hechos al menos muy discutibles.
Pero más allá de esa deslegitimización de origen, y de las propias falencias de la Ley Guinle (anterior a la actual administración nacional de CEOs, pero con intervención de “Cambiemos” y sobre todo de Juan Carlos Villalonga, hoy legislador y por años asalariado ejecutivo de Greenpeace); existen numerosas falsedades, verdades a medias y tergiversaciones, en la maraña argumentativa que promociona persistente y exageradamente a las “renovables”.
Dicen promover la producción local de los equipos, y “favorecer el desarrollo industrial argentino”. Eso es falso, pues la sumatoria de facilidades a las importaciones, las nulas promociones a la fabricación local, e incluso las quejas amargas de los productores nacionales (paradigmático el caso de Pescarmona), que encuentran trabas para romper el cerco que facilita excluyentemente el acceso de equipamiento importado.
Dicen que son “energías limpias”, pero el concepto es falso, pues existen muchos costos ambientales significativos, asociados a eólicas, solares y similares; no solo los costos ambientales vinculados a la fabricación, transporte e instalación de equipos; también los altos costos ambientales y económicos vinculados al desguace final, el cual crea problemas de compleja solución, por caso las gigantescas palas eólicas de materiales compuestos, que pasan a ser basuras en si mismas y a ser criaderos de alimañas, como se denunció que sucede en España; tampoco computan (los promotores a ultranza) los costos de necesitar una usina convencional (por lo general a gas o petróleo) funcionando en vacío para cubrir los baches y oscilaciones de eólicas, solares y similares; ni los daños ambientales mientras operan (como matanzas de pájaros y otros), así como los accidentes humanos diversos provocados por estas nada limpias tecnologías de generación.
Dicen que son energías baratas, y/o que lograron precios excepcionalmente bajos en las licitaciones. Falso, pues se sostienen en una maraña de costosos subsidios y otras prebendas, en tarifas dolarizadas y crecientes, además que tienen muchos costos ocultos, como la generación termoeléctrica en vacío, que será necesaria para estabilizar las oscilaciones de voltaje y paradas frecuentes de las eólicas y solares.
Dicen que ahorrarán mucho combustible, y eso al menos es harto discutible, pues las intermitencias en la generación (el sol y los vientos no son controlables ni graduables) de sus generaciones, ocasionan fuertes oscilaciones de voltaje, que solo pueden ser controladas disponiendo de unidades de base –confiables técnicamente-, operando en vacío (o sea en marcha) para reemplazar y/o respaldar las técnicamente poco eficientes e inestables generaciones eólicas y solares. Esas usinas de respaldo, usualmente son termoeléctricas, o sea deberán quemar petróleo y gas, como respaldo o reaseguro de aquellas. Con ello se quemarán las supuestas “grandes economías de petróleo”, al menos en buena parte.
Dicen que ahorrarán divisas, y eso es falso, por diversos motivos. El 90 % o más de los equipos a instalarse, serán importados. Buena parte de los inversores/especuladores que están “invirtiendo” (concepto dudoso, dada la suma de facilidades, créditos subsidiados, etc.), son extranjeros, quienes previsiblemente querrán enviar al exterior con la mayor rapidez posible, sus reintegros y ganancias; y los pocos inversores locales (muchos vinculados con los CEOs hoy en el gobierno) tienen la fuga de divisas como práctica usual, por lo que seguramente sus utilidades serán rápidamente evadidas al exterior. Las tarifas son dolarizadas, y la venta de esas producciones está privilegiada por ley. Esos montos dolarizados, en el actual esquema político económico, con seguridad engrosarán los montos de dineros fugados al exterior.
Dicen que mejorarán el servicio, y eso es muy dudoso, pues la eólica y la solar, son energías de baja calidad, por las ya citadas intermitencias y oscilaciones.
Dicen que mejorarán la matriz eléctrica argentina. Y eso es una falacia, por la suma de fundamentaciones previamente expuestas.
Dicen que contribuirán a mejorar el manejo del Estado, pero en realidad incrementarán el déficit presupuestario, frenarán el PBI por los altos costos de esa energía de consumo obligatorio, y por las trabas y condicionamientos burocrático – legales que se están pergeñando como la esencia metodológica de la implementación a ultranza y acelerada de las “renovables sesgadas”.
Dicen que el sistema legal y reglamentario es transparente, pero evidencia ser casi con total seguridad, complejo y tortuoso, por lo que todo indica que es el germen de interminables litigios que casi son seguridad afectarán al Estado Argentino, o sea a todos los argentinos.
El listado sigue, pero en mérito a la brevedad, se omiten otros factores que pueden integrarse a este listado. Es una hipoteca a futuro, incluso cercano, que incrementará en una medida difícil de estimar, pero sin duda considerable, la deuda argentina dolarizada.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ – Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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