ENERGÍA - ACHICAMIENTOS DISFRAZADOS DE ECONOMÍAS Y EFICIENCIA
La paralización de las construcciones de las hidroeléctricas en el Río Santa Cruz, al igual que el abrupto “parate” a la nuclear Atucha III –obras que habían comenzado con financiaciones aseguradas con respaldo chino-, han ocasionado severos perjuicios, cuyas magnitudes exactas son difíciles de cuantificar, por las múltiples derivaciones negativas de esas abruptas medidas del actual gobierno neoliberal.
Eso no puede sorprender, pues históricamente, el liberalismo ha sido funcional a los intereses de las petroleras extranjeras, y por ende, a la generación termoeléctrica; por ello siempre frenó o impidió, bajo cualquier excusa, usinas que reemplacen –incluso ventajosamente. a las devoradoras de petróleo y gas
Los perjuicios no se derivan solo del lucro cesante, al privar a nuestro país de aproximadamente un año de generación de esas tres importantes usinas, las que término medio habrían producido 10.930 GWh año, con sus configuraciones originales, a saber: Atucha III con 800 MW de Potencia Instalada; las hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic (ex Cóndor Cliff y La Barancosa) 1760 MW.
Las usinas nucleares tienen altos coeficientes de utilización, del orden del 90 % (funcionan el 90 % de las horas del año), mientras que esas hidroeléctricas, con módulos de caudales de montaña y diseñadas como usinas de punta, hubiesen tenido un satisfactorio rendimiento con coeficiente 0,3 (30 % de horas/año).
Con los datos precedentes, la energía media anual de esas tres grandes usinas –no consumidoras de hidrocarburos-, hubiesen generado una media anual de 10.930 GWh/año. El ahorro anual de combustibles fósiles que se pierde, al postergar y/o achicar esas usinas –una nuclear y dos hidros-, es del orden de 2.200 a 2.700 millones de litros de gas oil o combustibles equivalentes. Las erogaciones de divisas, dependen del tipo de combustible gastado y de los precios que se paguen por él, lo cual es eminentemente político, como ahora que se prefiere comprar gas caro a Shell, vía Chile, en lugar de gas barato de Bolivia.
Precisamente, mientras se frenaron esas grandes obras que ahorran hidrocarburos y proveen energía eléctrica más limpia y más económica, se acaban de licitar, con mucha premura, una serie de pequeños grupos electrógenos Diesel (los más costosos por KWh), motores que precisamente consumen mucho Gas Oil o Diesel Oil, según el caso.
Los perjuicios resultantes de haber paralizado esas tres grandes obras energéticas son múltiples, y abarcan varios rubros (además del directo lucro cesante por dilatar o impedir la generación eléctrica de las mismas). Los más importantes daños inferidos a la economía argentina a consecuencia de esas paralizaciones o dilaciones significativas son:
- La necesidad de suplantar esas usinas de base, por otras de similares características, que son las termoeléctricas. Eso implica la importación de más equipos de generación termoeléctrica (turbogas, ciclos combinados, turbinas de vapor o equipos Diesel), todos los cuales consumen mucho combustible fósil (gas o petróleo), lo cual es contaminante y muy perjudicial para la Balanza de Pagos por incrementar las importaciones de esos hidrocarburos, amén de los propios equipos de generación, importados.
- Se acentúa la patológica dependencia hidrocarburífera de la matriz eléctrica argentina.
- Abrupta, irracional e innecesariamente, se despidió a varios miles de trabajadores especializados, altamente entrenados e incluso capacitados especialmente en el caso de Atucha III. Dilapidar ese muy valioso capital humano es un enorme daño muy difícil de cuantificar.
- Se daña toda la cadena de proveedores nacionales, entre los cuales existen muchas industrias de elevada tecnología, directamente afectadas, como las nucleadas en ADIMRA; y otras especializadas en tecnología hidroeléctrica, como la hoy muy complicada financieramente IMPSA, única en su género en Argentina. La misma que proveyó costosos equipos para la repotenciación de la nuclear Embalse.
- Se aumentan los “batallones de desocupados”, lo cual resulta muy claro que es uno de los objetivos buscados por el actual gobierno neoliberal, para forzar los salarios a la baja abrupta, y al costo social que fuere, lo cual no les importa, pues carecen de sensibilidad social y del más elemental humanismo.
Apenas asumido el actual gobierno neoliberal de Argentina, anunció la paralización total “definitiva” de Atucha III y las dos hidroeléctricas de Santa Cruz, bajo el hoy gastado argumento de presunto sobreprecios y/o maniobras dolosas.
Rápidamente China salió al cruce de tan osadas como infundadas expresiones, ante lo cual la verborragia macrista debió dar marcha atrás, y posiblemente en parte para justificar los frenos a esas tres obras en marcha, renegoció los contratos con el Estado Chino.
Con los injustificados daños señalados, a consecuencia del “parate” de obra, Atucha III será nuevamente puesta en construcción.
Pero en el caso de las dos hidroeléctricas santacruceñas, se modificaron las obras, bajo pretexto –básicamente falso- de “economías de obra”, aderezado ello con una supuesta “racionalización” de las mismas.
Un análisis de los datos principales que involucran esas modificaciones, permiten afirmar que en rigor se trata de sensibles reducciones de la infraestructura técnica –lamentablemente de carácter estructural, o sea difícilmente reversibles-, que en los hechos achicarán sensiblemente las capacidades operativas de ambas grandes centrales hidroeléctricas. Y para completar el combo de falsos “justificativos”, esas reducciones de capacidades técnicas cuentan con el expreso aval de ONGs pseudo ambientalistas británicas, las que en rigor permanentemente ponen trabas a la rueda del desarrollo socio económico argentino, acorde a los claros dictados del MI6 y/o del Foreign Office de Londres.
En el caso de obras hidroeléctricas, reducir la cantidad de turbinas, es un achicamiento estructural muy difícil de revertir, pues no se construirán todas las estructuras que eventualmente permitirían añadirlas en el futuro (ductos de entradas y salidas de agua, salas de máquinas, etc.), y añadir a posteriori esas reformas sería extremadamente costoso o técnicamente impracticable, pues demandaría grandes reformas en las estructuras de hormigón armado. Es decir que se trata de un achicamiento definitivo de la Potencia Instalada de cada una de las dos centrales hidroeléctricas.
Bajo la falaz excusa de “reducciones de costos” se achican las capacidades operativas de las Hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, alterándose sus roles de generación, pues estaban concebidas como usinas de punta, y ahora serán simples usinas de base.
Para que se entienda, en cualquier sistema eléctrico, el KWh más caro es el de horarios de punta, pues obliga a poner en servicio las termoeléctricas más ineficientes, para cubrir la demanda; y también obliga a realizar más inversiones para cubrir el crecimiento de la demanda de horarios pico, o de punta. Precisamente, esos costosos equipos termoeléctricos adicionales de punta iban a ser reemplazados por la económica generación hidroeléctrica de las usinas santacruceñas. Con la modificación acordada a los apurones, se anuló ese rendimiento extra de las dos grandes hidros, o sea, favorece a los poderosos intereses termoeléctricos y sus aliados petroleros y gasíferos extranjeros, con Shell a la cabeza.
La excusa adicional esgrimida por el gobierno macrista (además de las falsas “economías de obra”, que no son tales, son achicamientos estructurales negativos), es reemplazar la inversión de las tres turbinas generadora anuladas, por una terna de 500 KV (línea de alta tensión), de aproximadamente 240 kilómetros. El caso es que la línea de AT podía ejecutarse con otra financiación, incluso china, mientras que las tres turbinas, si se excluyen ahora, no podrán incorporarse después. Estratégicamente deplorable, pero así manejan el país los neoliberales, solo importa para ellos el cortoplacismo, y la soberanía es “un concepto que no se entiende” (frase conceptual del actual presidente).
Como posiblemente por “economías de obras” se resienta la capacidad de acumulación de agua, se afectan los beneficios adicionales de esas obras para su entorno, pues parte de esos volúmenes de agua, tan valiosos, hubiesen podido ser utilizados para consumo humano, para el desarrollo agroganadero y para fomentar la industrialización, todo lo cual tiene mucha relevancia geopolítica para Argentina; y es absurdamente impedido por la perniciosa mentalidad de achicamiento permanente, tan típica del liberalismo apátrida que desde siempre se preocupó…de poner trabas a nuestro desarrollo.
Se exponen algunas magnitudes de los achicamientos perpetrados en las dos hidroeléctricas de Santa Cruz, las cuales avalan mis afirmaciones precedentes.
Presupuesto original U$S 6.000 millones
Presupuesto reducido U$S 4.700 millones
Achicamiento U$S 1.300 millones (-) 21,67 %
Potencia total original 1.760 MW
Potencia reducida 1.290 MW
Achicamiento 470 MW (-) 26,70 %
Reducciones de turbinas generadoras
Hidroeléctrica Néstor Kirchner: de 6 a 5 = se suprime una turbina.
Hidroeléctrica Jorge Cepernic: de 5 a 3 = se suprimen dos turbinas.
No son “economías de obras”, son achicamientos, fuertes reducciones de sus capacidades técnicas de generación, con perjuicios estratégicos irreversibles.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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