sábado, 26 de diciembre de 2015
¿HACIA EL INDUSTRICIDIO DEFINITIVO?
No hacen falta dotes de clarividente, para entender que el desarrollo industrial no forma parte de la agenda del neoliberalismo, hoy en el poder formal en Argentina. Además de los frondosos y contundentes antecedentes de anti industrialismo visceral, de los neoliberales del establishment local (la palabra “nacional” no es la adecuada, por ser profundamente “antinacionales”); y de las expresiones de campaña, en los pocos días de gobierno ya se dieron visibles señales que la industria argentina no solo no figura en las prioridades, sino que se la combatirá implacablemente, tal como similares tecnócratas lo hicieron en períodos liberales precedentes. Se detallan esas claras “señales”, que más bien son contundentes declaraciones del rumbo de regresión e involución a una economía pre industrial, o más bien anti industrial. Es la vuelta al vetusto país – estancia. Es el feudalismo dieciochesco, vestido de ropaje pseudo democrático.
- El nuevo presidente solo tangencialmente se refiere a las “agroindustrias”, omitiendo toda referencia a otro tipo de industrias, esas que precisamente tienen mayor efecto multiplicador, como la siderurgia, la petroquímica, la química pesada, la metalmecánica, la electrónica, de electrodomésticos, de maquinaria pesada, la aérea y la aeroespacial, la del tipo de tecnologías muy avanzadas (nuclear, radares, satelital, de aparatología médica), etc.
- Mientras que profusamente se crearon muchos ministerios, partiendo del desguace del anterior Ministerio de Economía en seis nuevas carteras, en cambio desapareció el Ministerio de Industria…el mismo que tan buena performance tuvo bajo la conducción de bajo perfil de Débora Giorgi. ¿Acaso es casualidad esa desjerarquización de la industria, en el nuevo gabinete?
- Se desprotegió a la industria nacional, barriendo de un plumazo las barreras arancelarias y otras medidas de protección y fomento propias de un Estado Activo y promotor del desarrollo, para volver al ya conocido rol de Estado pasivo, supuestamente neutro, pero que en realidad es cómplice directo de las operaciones de desguace industrial, como ya padecimos en períodos anteriores de nuestra historia, alguno de ellos aun
muy reciente. Las excusas son las mismas, supuestamente para “poner freno a los precios”, pero en realidad significa abrir las compuertas de las aduanas, para permitir el aluvión de productos industriales, muchos de ellos bajo dumpings encubiertos (ventas a precios subsidiados por otros Estados con agresivas políticas de exportaciones industriales), o producidos en países con bajísimos costos laborales, en muchos casos con mano de obra servil o en condiciones de vida infrahumana.
- Se tramitan enormes operaciones de endeudamiento, no solo costosos, sino llenos de condicionamientos al estilo del FMI, o sea baja de salarios, desprotección industrial total, alineamiento con las posturas geopolíticas de los neocolonialistas del siglo XXI, etc.
- Los tratados de libre comercio (entre la UE y el Mercosur; y el Tratado Trans Pacífico o TPP por sus siglas en inglés), que tan aceleradamente quiere poner en vigencia el nuevo gobierno ultra neoliberal de Argentina, implicarán una implacable mordaza que ahogará a las Pymes; nos inundará con el exceso de producción industrial de Europa, EEUU y Japón, además de convertirnos en súbditos sin capacidad de decisión frente a las corporaciones extranjeras (solo se podrá litigar en foros transnacionales, como el CIADI), y nos hará esclavos de las patentes extranjeras, lo cual es particularmente pernicioso en el caso de los medicamentos. ¡Si se rubrican, serán las tenazas de la desindustrialización crónica!
- Por decreto, se suprimieron las Escuelas Técnicas, lo cual marca a las claras el perfil anti industrial y cerradamente regresivo, que por la fuerza quiere imponer el neoliberalismo rampante, en medio de la desinformación masiva que aturde y no deja pensar a amplios sectores de la población argentina…más aun desde que el “discurso políticamente correcto” pasó a ser monocorde en casi todos los medios masivos de comunicación.
- Determinadas dirigencias gremiales, abulonadas en sus cargos, que más bien parecerían representantes de lo más reaccionario del sector patronal, o hacen “mutis por el foro” (el silencio es una de las formas más elocuentes de complicidad), o realizan reclamos extremadamente
moderados sin oponerse a un panorama claramente negativo, o directamente exhiben alabanzas grandilocuentes al modelo neoliberal vigente. De estos últimos, tal vez el caso más visible es el del “Momo” Venegas, quien como Secretario General de UATRE (trabajadores rurales), no demostró dinamismo para terminar con el muy difundido trabajo “en negro” (sin registrar) en el mundo laboral agrario, tampoco se lo vio activo para mejorar sensiblemente los históricamente muy bajos salarios rurales; pero que en cambio, sin nada que lo avale, opinó grandilocuentemente que “el campo puede crear dos millones de nuevos puestos de trabajo”, lo cual suena a disparate, y además pasa por alto que el muy mal pago y de baja calificación trabajo rural, no puede reemplazar al bien pago y calificado trabajo industrial que este modelo neoliberal se apresta a destruir tan sistemáticamente y “con tanta alegría”.
Claramente, el rumbo tomado por el actual gobierno argentino, excluye totalmente toda posibilidad de desarrollo industrial fuera del reducido y poco tecnificado campo de las agro - industrias, o sea aquellas que den algo de valor agregado a las producciones agropecuarias. Estas son industrias de baja tecnología, de escaso efecto multiplicador, de ningún modo son consideradas de tecnologías de punta, emplean relativamente poca mano de obra, no son madres de otras industrias (como sí sucede en cambio con las industrias pesadas y las de tecnologías avanzadas), y carecen de valor estratégico o lo tienen en escalas muy reducidas.
Precedentes procesos de desindustrialización forzosa, los padecimos, con funcionarios de similares perfiles a los actuales, e incluso en un caso los mismos que hoy forman parte del equipo de gobierno. Así sucedió en 1955, 1962, 1976-2001, y en ese último período, muy acentuadamente en los años ’90. Pero ahora parecen dispuestos a “completar la tarea” del industricidio total e impiadoso.
¡Siniestro panorama el que se avizora para nuestro país!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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