lunes, 24 de marzo de 2014

UCRANIA DESNUDA FISURAS EN LA UNIÓN EUROPEA
Las crisis suelen poner en evidencia facetas de la realidad, que pueden pasar desapercibidas en épocas más calmas. Dentro de los múltiples análisis que pueden hacerse a partir de la crisis ucraniana, pasó casi desapercibido el hecho que las claras fisuras en el pretendidamente monolítico cuerpo de la Unión Europea, se tornaron más visibles, e incluso indisimulables para los grupos del Poder Mundial Neocolonial del Siglo XXI, conformado por el G 7, la OTAN como su brazo armado, la UE como parte del no muy sólido pegamento del bloque europeo, y la Comunidad Británica de Naciones (el Commonwealth) como heterogéneo grupo de presión semi adosado a ese mosaico pretendidamente homogéneo. Analicemos esa realidad desde una perspectiva geopolítica mundial.
La UE es en función del PBI, el mega bloque de poder, líder mundial, superando incluso a EEUU. Pero a diferencia de los otros megas bloques geopolíticos mundiales de primera línea del poder (EEUU, Rusia, China; y en otra escala Japón), y algunas potencias emergentes de creciente importancia, ya ubicadas entre las diez primeras potencias económicas (India, Brasil); la UE no terminó de consolidar su unificación política, sus Estados componentes muestran notables diferencias y desavenencias indisimulables, y potencialmente balcanizadoras, y en lo idiomático y cultural sigue siendo un mosaico muy fragmentado, de casi imposible unificación.
Cuesta entender el criterio de unidad “igualitaria” europea, si unos pocos Estados económica, militar y políticamente poderosos llevan la voz cantante excluyente (Alemania, Francia, Gran Bretaña), dentro de un variopinto conjunto de otros pocos Estados de mediana importancia (Italia, España, Suecia y los “enanos industrializados” -pequeños países-) del norte y centro –Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Chequia, Austria- y otros pequeños de muy secundaria o minúscula importancia, con escasa relevancia industrial y tecnológica, aportantes de número pero escasos de superficie, población, y dudosamente relevantes en todo sentido.
De por si, cuando se menciona una decisión o postura de la UE, más allá de las formalidades comunitarias de rigor, casi excluyentemente resaltan las opiniones de las tres potencias relevantes. De esa triada, dos poseen arsenales nucleares, capacidades de despliegue rápido militar casi a escala planetaria, actitudes provocativamente neocolonialistas, y fuertes equipamientos bélicos de última generación (Francia y Gran Bretaña), pero sus economías si bien relevantes y tecnológicamente avanzadas, no demuestran la notable solidez del gigante económico germano.
El otro integrante de la triada del poder real de la UE es Alemania. Claro líder económico con una robusta economía y con un envidiable grado de desarrollo tecnológico, con un sólido prestigio mundial de calidad y de eficiencia, es la voz principal en los aspectos económicos y buena parte de las decisiones políticas de la UE. Posee unas más que respetables fuerzas armadas dotadas de equipamientos convencionales (no nucleares), y sus fuerzas de despliegue rápido no evidencian las proyecciones extracontinentales de sus otros dos socios relevantes, ni sus acciones denotan similares niveles actuales de ambiciones imperiales neocolonialistas. Sus vinculaciones comerciales y estratégicas con Rusia demuestran ser mucho más amplias y profundas que las que tejieron Francia y Gran Bretaña, así como es mucho más acentuada su dependencia energética respecto al gigante euroasiático.
Las posturas efectivas de la UE, y de sus integrantes en su brazo armado supra continental que es la OTAN; más allá de las consabidas altisonantes declaraciones de circunstancias, casi todas ellas rápidamente diluidas por los hechos, en el espinoso caso de Ucrania; muestran notables fisuras entre el mutis total de los irrelevantes, aquejados, endeudados y embretados países menores (como Grecia, Irlanda, Portugal y Malta, ente otros); los elocuentes silencios de países de largas trayectorias pacíficas (como Suecia) o aparentemente no deseosos de conflictos político – económicos desestabilizantes (como República Checa, Hungría y Eslovaquia); las medidas declaraciones de Alemania; contrastando con las agresividades de las posturas de las dos potencias neocolonialistas del bloque de la UE (Gran Bretaña y Francia), tan al tono con las posturas de EEUU.
Por su parte, las pretensiones neocolonialistas de la altanera España de Aznar (autopretendida socia en las tropelías imperiales en Iraq y en Libia), tropezaron duramente con la áspera realidad de la trampa del neoliberalismo que destroza no solo su economía, sino su tejido social. Y por cierto su panorama político no revela alternativas, entre los ultra conservadores en el gobierno, y los conservadores con ropaje socialista oligárquico de la deshilachada oposición. Esas impresentables dirigencias eran las que hasta hace escasos años, nos descalificaban arrogantemente como “sudacas” a los hispano-sudamericanos, con soberbia de nuevos ricos “comunitarios del primer mundo”, absurdamente teñida de anacrónico racismo. Hoy el pantano económico en que se embretaron los españoles, parece haber dejado a un lado las recientes arrogancias y las pretensiones neocolonialistas de las oligarquías y de las tilinguerías de clase media hispanas, e incluso en Sudamérica volvemos a recibir –de muy buen grado y muy fraternalmente- a los nuevos inmigrantes españoles, que llegan corridos por la miseria que es el amargo fruto del neoliberalismo.
Por supuesto no puede eludirse en el análisis, que la denominada Troika Europea, se compone de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y el Fondo Monetario Internacional (históricamente comandado por Europa Occidental). Pero apenas se profundiza en los resortes del Poder Real de la Troika, se advierte la presencia excluyente de los tres Estados preponderantes del viejo continente (Alemania, Francia, Gran Bretaña).
Adicionalmente, Gran Bretaña siempre juega la carta propia de la Comunidad Británica, más de medio centenar de Estados, aliados semi incondicionales del viejo imperio, algunos de ellos con relevancias propias considerables, como Canadá, Australia, Sudáfrica y Nueva Zelandia.
Con esa carta y con su rol de subordinado principal de EEUU en casi un siglo, y con el cierto margen de acción que les dan sus maduros yacimientos hidrocarburíferos del Mar del Norte (que no la hacen dependiente en grado sumo del gas ruso), Gran Bretaña  juega sus aspiraciones neoimperiales proyectándose sobre Ucrania, tanto en las faz económica de la UE, como en la militar de la OTAN.
Los desastrosos efectos de las “recetas” recesivas y endeudantes crónicas del FMI, evidenciados con crudeza en Grecia, España y otros; permite prever el duro futuro de Ucrania si se subordina a los dictados de la UE. La situación de disgregación política y dificultades económicas serias, parecen hacer muy difícil para la hoy conflictuada Ucrania, asumir una postura de neutralidad activa, como la de Finlandia.
Una clara lección para los íberoamericanos, es la lectura acerca de cuales serían las seguras consecuencias de un tratado de “libre comercio” entre MERCOSUR, UNASUR o la CELAC, con la UE;  el cual sería de consecuencias tan nefastas para nosotros como el ALCA que en su momento pretendió forzar EEUU en la Cumbre de Mar Del Plata, en 2005.
Si bien los factores de poder, tanto internos apátridas en nuestros países, como los del otro lado del Atlántico, pretenden edulcorar el pretendido tratado como “beneficioso para ambas partes”, la historia muestra el doble rasero de los europeos occidentales en esos temas, muy “liberales” para exportar y siempre proteccionistas para importar. Ese “libre comercio” solo volverá a primarizar y hacer subdesarrolladas crónicas a nuestras economías, que serían una válvula de escape para la severa crisis económica europea, curiosamente provocada por la autoadministración de las perjudiciales “recetas” neoliberales que con tanta severidad nos aplicaron en los ’80 y los ’90 a los íbero americanos.
Tema para otros artículos es evaluar los roles de otras potencias regionales, sumadas al listado enunciado al comienzo, que se amplia bastante (Sudáfrica, Egipto, Indonesia, México, Argentina, etc.), y al considerar bloques en formación, no puede omitirse la UNASUR, casi totalmente homogénea lingüística, cultural e históricamente, con una superficie similar a la gigante Rusia, una gran región de paz pero con un par de irritantes enclaves coloniales –Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, usurpadas por Gran Bretaña; y la Guayana Francesa-, con mucho por hacer para consolidar el bloque regional, pero con cuantiosos recursos humanos y naturales; y con una innegable proyección antártica y marítima, que no debe ser desdeñada.

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

ANALISTA DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS

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