OTRO CONEJO DE LA GALERA DEL PSEUDO
ECOLOGISMO
A
mediados de los años ’90, era usual que los ultra ecologistas afirmaran –muy
sueltos de cuerpo- que “la energía eléctrica puede comprarse en cualquier lugar
del mundo”…desconociendo leyes físicas elementales, que con la tecnología
actual para transmitirla necesita imperiosamente la interconexión física.
¡”Pequeño” detalle, que mucha gente no informada pasó por alto!
Dentro
de los argumentos delirantes, uno de ellos propugnaba –y con énfasis- que la
solución a las carencias energéticas de Misiones (y de Argentina),
era…¡importar energía eólica a producirse en el Sahara! ¡Pero eso si…con
tecnología alemana (como para dar crédito al disparate, basándose en el
prestigio tecnológico germano)!
Después
pasaron a afirmar –siempre con énfasis, como si supieran- que “hay muchas
formas de generar energía, y más económicas que las represas”. Cuando se les
pedía precisiones, las evasivas eran infinitas, o las trocaban en agresivas
respuestas fuera de lugar.
Luego
pasaron a presentar como “grandes soluciones” a las sucesivamente llamadas
“nuevas fuentes de energía” (siendo que no son nuevas), o “fuentes
alternativas” (tampoco lo son, pues no son aptas para reemplazar a las usinas
de base), para finalmente (al menos hasta hoy) llamarlas “energías renovables”
(concepto intrínsecamente mentiroso, pues caprichosamente excluyeron a las
hidroeléctricas de más de 30 MW).
Al
mencionar las “renovables”, se centraron en las dos tecnologías más conocidas y
con más prensa favorable: las eólicas y solares. Las presentaron como “las
grandes soluciones”. Pero clarificando el tema y en base a datos concretos y
reales, se pudo hacer saber al común de la gente, que no son grandes
soluciones, que son muy caras, llenas de limitaciones insalvables, que hay
lobbies que las quieren imponer como sea, y en el contexto de las discusiones
energéticas en Misiones y el NEA, que no sirven para esta región, pues acá no
hay vientos permanentes…y respecto al sol…¡no sale de noche, ni en días
lluviosos o nublados! Así de elemental.
Después
quisieron imponer como “soluciones” a pequeñas turbinas hídricas que
funcionarían con la corriente del río. Omitieron sus muy bajas potencias, los
problemas a la navegación, y principalmente que aún son experimentales, o sea
nada en concreto.
Otra
falsa argumentación, era negar o minimizar el crecimiento de la demanda, lo
cual es funcional a la genocida idea de imposición por la fuerza del “crecimiento
cero”, una de las irracionalidades principales del ecologismo fundamentalista.
Recientemente,
los antirrepresas a ultranza, “sacaron otro conejo de la galera” (otra engañifa
más), pretextando presentar a las usinas termoeléctricas movidas a leña –o
biomasa similar- como “la gran alternativa” para reemplazar a las
hidroeléctricas.
Acorde
a la usual metodología sesgada y cargada de falsos razonamientos, omiten
“pequeñeces”, como la elevada contaminación que causaría quemar leña en grandes
cantidades, la pérdida irreversible de humus, absorbido por los árboles que se
quemaría con la combustión, los enormes volúmenes de madera a quemarse, que
equivaldría a talar grandes cantidades de hectáreas de bosques naturales o
implantados, la disminución del poder calórico producto de la humedad ambiente
–que reduce seriamente los rendimientos energéticos-, los serios problemas de
logística, las contaminaciones asociadas (por caso, los cientos de camiones
necesarios para los traslados, más las palas mecánicas y máquinas de desmonte
de grandes portes), los altos costos por KWh, y otros problemas adicionales.
Nada
impide que mañana se aparezcan con otra falaz “solución energética” que sea
como las precedentes, otro aporte a la confusión.
Pero
notablemente, esos pseudos ecologistas, jamás se ocupan ni preocupan por temas
concretos, que tienen que ver con el bienestar de la gente, pero que no están
en las agendas dictadas por las transnacionales del ecologismo cavernario (las
británicas Greenpeace y WWF Fundación Vida Silvestre; y otras menos conocidas).
Por caso, jamás les preocupa el subdesarrollo y los consecuentes males de la
miseria; tampoco se ocupan de los terribles efectos de los venenos utilizados
en los cultivos de tabaco (que provocan malformaciones, cánceres y otros males,
según informes que cada tanto salen a la luz); tampoco parecen conocer
eventuales problemas ambientales ocasionados por los efluentes de las pasteras
instaladas en territorio argentino (solo atacan a las pasteras uruguayas); y
nada dicen de la contaminación de las usinas termoeléctricas; hechos estos
comprobables en el NEA (Nord Este Argentino). O si se tiene una visión general,
se prestan a ser usados en “campañas en el Ártico” con claro trasfondo
geopolítico –pues claramente Rusia es un objetivo mayor del MI6 (la
inteligencia británica), mientras “miran para otro lado” ante depredatorias
acciones británicas en Malvinas y aguas cercanas.
Las
agresiones del ecologismo cavernario en contra de la generación hidroeléctrica,
pueden extrapolarse en otras acciones de la agenda de las transnacionales
pseudo ecologistas. Atacan mediante acciones de terrorismo ecológico, a la
minería, frenando una importante actividad que ya hoy es la quinta generadora
de divisas e importante fuente de trabajo en las provincias mineras; demonizan
a la soja, “casualmente” el primer rubro de exportación de Argentina; atacan
persistentemente al Sector Nuclear Argentino, justamente uno de los puntales
del desarrollo tecnológico nacional, y una de las tecnologías aptas para
reemplazar a la generación termoeléctrica.
Sin
duda, los procesos de colonización cultural que realizan las ONGs pseudo
ecologistas transnacionales, pretenden que en nombre de un difuso
conservacionismo, aceptemos dócilmente el subdesarrollo crónico. A la vez, esos
activistas del ecologismo cavernario, sustituyen el amor a la Patria, por un
vago concepto de “universalidad”, muy funcional a los intereses de las
potencias del G7.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Investigador de temas económicos y geopolíticos
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