viernes, 16 de agosto de 2013


HISTORIA POLÍTICO ECONÓMICA DE LA SOCIEDAD RURAL ARGENTINA

         En 1866, durante la presidencia de Mitre (en plena Guerra de la Triple Alianza), fue fundada la Sociedad Rural Argentina (SRA).

         Hay hechos que no son casualidades, sino causalidades. El gobierno de Mitre significó el triunfo del unitarismo, y con él la imposición a ultranza de las ideas económicas del más crudo liberalismo económico, tal como lo pregonaban las “clases cultas” de la época, con todo el respaldo de los factores de poder que desplegaba Gran Bretaña, deseosa de forzar el rol de colonia económica con mera independencia formal, al que fue reducido nuestro país, con la consolidación del proceso político que luego sería llamado “el régimen”.

         Desde su fundación, la SRA adhirió permanentemente al liberalismo económico en su visión dieciochesca, sintiéndose muy conforme con el rol de colonia político – económica que lamentablemente asumió Argentina respecto a Gran Bretaña.

         Preocupada solo por los intereses excluyentes de los grandes terratenientes de la Pampa Húmeda, y algunas pocas y siempre elitistas conexiones en las provincias argentinas, su concepción del país fue y es muy mediocre, con las miras puestas en perpetuar el rol de colonia relativamente próspera, pero siempre subordinada a los designios de la metrópoli británica, matizado ello con la subordinación a EEUU desde fines de la Segunda Guerra Mundial, y parcialmente a la UE.

         Para esas oligárquicas minorías, “La Argentina” era solo la Pampa Húmeda, focalizada en las partes más fértiles de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, y poco más, desentendiéndose por regla general de la integración nacional, del desarrollo armónico general de nuestro vasto territorio, de la mejoría en el nivel de vida de nuestra población, despreciando toda posibilidad de desarrollo autónomo industrial y tecnológico, e incluso con escaso cuidado del inmenso tesoro que es el mantenimiento de la soberanía nacional, descuidando áreas fronterizas que terminaron perdiéndose, tal como sucedió por dos veces en Misiones (y no fue el único caso).

         Poniendo marcos históricos, “el régimen” manejó a voluntad el país, desde Mitre (1862) hasta el surgimiento de Yrigoyen (1916), con contadas excepciones de presidentes con dotes de estadistas y –con aciertos y errores- claras motivaciones patrióticas, como Roca y Pellegrini.

         Durante las presidencias de Mitre y Sarmiento (la última sobre todo) se concretaron las titularizaciones de grandes extensiones de campos, maniobras con las cuales mediante el accionar de “los doctores” duchos en papeleos, se expulsó a familias criollas pobres e iletradas, de pequeñas fracciones de campos que por posesión tenían incluso de varias generaciones. Esas tierras en muchos casos formaron parte de los grandes latifundios con los que se consolidaron las “familias patricias” (léase las grandes oligarquías rurales), mientras que la criollada gaucha pasó a ser extraña en su propia tierra, perdiendo luego incluso la libertad de circular en las inmensidades pampeanas, al serle exigida la papeleta de conchabo, bajo pena de ser incorporado a la fuerza a la milicia.

         Vendrían luego los gringos y otros inmigrantes, a sumarse a nuestra población, atraídos por las promesas de buen trabajo y de pasar a ser dueños de la tierra que laborasen. En algunas provincias donde hubo tierras fiscales, eso sucedió (como fue parcialmente en Misiones y Entre Ríos), pero la mayor parte de las ricas tierras de la pampa húmeda ya habían sido “primereadas” por las familias que tuvieron las conexiones políticas y los respaldos letrados. Por eso, aquellos gringos laboriosos, vascos tesoneros y otros inmigrantes varios, al igual que los criollos que pudieron hacerlo, pasaron a arrendar los campos que previamente las familias influyentes habían puesto en sus patrimonios. Las iniquidades de muchos de esos arrendamientos y aparcerías, terminaron provocando un levantamiento masivo que luego fue conocido como El Grito de Alcorta, en 1912, el cual terminó siendo sofocado a costa de presiones y derramamientos de sangre. En esos años la ecuación de poder favorecía a los poderosos.

         Desde sus comienzos, la SRA tuvo a gente de su extracción en todos los períodos de gobierno ultra conservadores en lo político y ultra liberales en lo económico, y fue opositora a ultranza de todos los gobiernos con perfiles afines al Pensamiento Nacional, industrialista y volcados a claras mejoras de los sectores medios y populares de nuestra población. Duramente opositores a Yrigoyen, a Perón, a Frondizi; fueron partes activas de los golpes de Estado retrógrados y oligárquicos con los que los destituyeron. Incluso fueron opositores altaneramente  despectivos de Alfonsín, cuando en parte de su gobierno pretendió darle un matiz algo diferente al crudo neoliberalismo, que se entronizó a partir de la dupla Videla – Martínez de Hoz.

         De ningún modo pudo sorprender que por medio de personeros del establishment, haya participado del gobierno en la Década Infame (1930-1943), años del fraude electoral institucionalizado, con agentes de empresas británicas en roles ministeriales (como Federico Pinedo y Luis Duhau), y con serviles legisladores preocupados y sumisos por las repercusiones en Londres, mientras eran soberbios y altaneros para con el propio pueblo argentino, cuando los negociados y peculados se tapaban indecorosamente, aún a costa de asesinar a un senador díscolo en plena sesión del Congreso (buscaron matar a Lisandro de la Torre, y en un gesto notable se interpuso su amigo y compañero de bancada, el robusto Enzo Bordabehere, quien murió acribillado por las balas de un sicario).

         En la misma línea siempre oligárquica y antinacional, la SRA se sumó a los fogoneadores del golpe de 1955, para luego formar parte activa de la “revolución fusiladora” comandada por Aramburu y Rojas, muy atareada en desindustrializar a presión al país, y desarmar el andamiaje de fuertes mejoras sociales implementadas por el peronismo. Golpe de Estado que fue festejado por Churchill, lo cual no sorprende, pues fue uno de los instigadores.

         Después, en el gobierno de Frondizi, la SRA sirvió de claque cuando Felipe de Edimburgo, con la desfachatez y soberbia propia de su accionar avasalladoramente imperial, vino a “recomendar” que Argentina abandonara las políticas industrialistas del desarrollismo…lo cual fue cuidadosamente cumplido por los golpistas de 1962.

         En el golpe de 1966, luego de las contradicciones de las primeras etapas, Lanusse al tomar el poder personificó el accionar directo de la SRA, no pudiendo corregir el deterioro irreversible de un gobierno cívico militar divorciado de las grandes mayorías y del Pensamiento Nacional.

         En el tristemente célebre “proceso”, Martínez de Hoz –hombre del riñón de la SRA- fue el artífice principal de todo el esquema de desindustrialización forzosa, destrucción sistemática del aparato productivo nacional, precarización del empleo, pérdida brutal del poder adquisitivo de los salarios,  destrucción sistemática de los entes tecnológicos (la CNEA se salvó por la férrea postura pro nuclear del Ing. Nuclear y Contraalmirante Carlos Eduardo Madero) y endeudamiento sideral de las Empresas del Estado, como perversa preparación para sus posteriores cierres o ventas a precios viles. Todo eso realizado con la anuencia y clara complicidad de la Sociedad Rural Argentina.

         Durante el menemato y el delarruato, la SRA apoyó clara, sistemática y contundentemente, las muy perversas medidas de política económica que nos llevaron directamente a la severísima crisis institucional, política y económica de 2001/2002, en la cual llegó a estar en serio riesgo la vida de nuestro país como unidad nacional, por las fuertes presiones del establishment para conducirnos a una brutal balcanización, previa guerra civil, o alternativamente, una intervención extranjera bajo la forma de un “protectorado” manejado por los poderes financieros transnacionales…todo eso con la anuencia de la oligarquía rural de la SRA.

         No debe olvidarse que en el menemato se transfirió a precio vil el valiosísimo inmueble ocupado por la SRA en Palermo (¡y después pretenden “dictar cátedra” acerca de la corrupción!).

         En los últimos años, con sucesivas cosechas récords, con ingentes ingresos que por cierto no les hicieron pasar sacrificios, siguen quejosos y crecientemente agresivos, llegando incluso a la barbaridad de ufanarse de tirar leche al costado de los caminos, mientras que miraron para otro lado mientras se les solucionaban las pesadas hipotecas y las casi seguras quiebras de muchos pequeños y medianos productores rurales, de los cuales en los hechos jamás se ocupó la oligarquía campera.

         Queda muy en claro que no les mueven las inexistentes penurias económicas que dicen padecer (mientras baten records las ventas de camionetas, maquinaria rural, y se constatan fuertes inversiones inmobiliarias como consecuencia de la hiper rentabilidad de los grandes terratenientes de la Pampa Húmeda, además de no privarse de viajar frecuentemente al exterior, entre otros indicadores de notable bonanza económica).

         ¡No, lo que buscan es volver a monopolizar el Poder Político, para volver a manejar a Argentina como una estancia, como feudo propio de esa vetusta y retrógrada oligarquía!

         Estos conceptos de ningún modo avalan las posturas violentas y extremas de marxistas, anarquistas y similares; pero tampoco cabe aceptar las posturas elitistas con ribetes feudales, de las vetustas y retrógradas oligarquías rurales.

         Brasil y EEUU (entre otros) lograron emprender sus caminos de desarrollo, recién a partir de anular los omnímodos poderes de similares sectores oligárquicos terratenientes rurales. La historia enseña…

 

 

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario