EÓLICAS SOLO EN SU JUSTA MEDIDA
Una
de las gruesas falsedades muy repetidas en los últimos tiempos, es presentar a
la energía eólica como “la gran solución”, además de “barata”, “totalmente
limpia” y “sin complicaciones”. Todo eso es burdamente falso, tal como se
explicará seguidamente.
La madre de esas mentiras es decir
que “el viento es gratis”, omitiendo que la energía eólica no solo no es
gratis, sino que es muy cara y problemática.
Partamos
de la realidad que las necesidades energéticas de Argentina, Sudamérica y el
mundo, son tan enormes y tan fuertemente crecientes, que no puede dudarse que
será necesario apelar a todas las alternativas. Pero tal como dijeron los
filósofos socráticos, y lo repitió El General tres veces presidente
constitucional, “todo en su medida y armoniosamente”.
Algunos
sectores de opinión, con argumentaciones fuertemente emotivas pero en nada
técnicamente fundamentadas, se dedican a afirmar y repetir que con la energía
eólica se puede abastecer a todo un sistema eléctrico nacional, por caso el
SADI (Sistema Argentino de Interconexión). Esa afirmación, además de burdamente
falsa, esconde poderosos y nada transparentes intereses económicos, además de
turbias presiones geopolíticas negativas.
No
es cierto que la eólica sea “la gran solución”, ni “barata”, ni “limpia” ni
“sin complicaciones”, por los siguientes motivos.
· No es técnicamente apta para operar
como energía de base de ningún sistema eléctrico, pues a su aleatoriedad (los
vientos no se controlan ni se “almacenan”) se le agregan las inmanejables
variabilidades de la velocidad e intensidad del viento, lo que provoca
permanentes oscilaciones en el proceso de generación eléctrica. Esas
oscilaciones a su vez causan fuertes variaciones en la tensión, el voltaje y
las armónicas del fluido eléctrico.
·
No
todos los lugares geográficos están dotados de vientos permanentes. Por caso,
el NEA (Nord Este Argentino) claramente carece de una capacidad eólica
mínimamente interesante a los fines de la explotación energética a gran escala.
Pensar abastecer desde La Patagonia al consumo del Norte Grande (NEA más NOA),
es desconocer las elevadas pérdidas (normales) de energía en las líneas, en semejantes
distancias. Por ello, las necesidades eléctricas del Norte Grande –cuantiosas y
fuertemente crecientes- requieren fuentes de generación emplazadas en la propia
región. La eólica simplemente no alcanza, más allá que su función es
complementaria.
·
Los
costos reales de las eólicas son muy elevados. Su falta de
competitividad económica obliga a implementar generosos sistemas de
subvenciones. Por caso, España está padeciendo las consecuencias de una
irracional política de incentivos a ultranza de las eólicas y solares. Inciden
en sus costos por KWh varios factores:
1) muy baja productividad; en promedio es necesario triplicar
la Potencia Instalada para igualar –teóricamente- la generación producida por
una central convencional (termoeléctrica, hidroeléctrica o nuclear);
2) necesidad de mantener como respaldo técnico una central
convencional funcionando en paralelo, o contar con un denso mallado eléctrico
que cumpla la misma función (todo eso es muy costoso);
3) costos de fabricación e instalación considerables;
4) complejidades y riesgos en procesos de mantenimiento y
reparaciones (trabajos a gran altura, sumado a la dispersión física de las
instalaciones, lo cual provoca problemas logísticos);
5) vida útil reducida (a lo sumo dos décadas), a lo que se agregan
las complejidades del desmantelamiento y desguace, complicado y costoso.
·
Este hecho demuestra que no es cierto que sea una energía barata. Por el contrario, NO es competitiva, de allí los fuertes
subsidios para hacerla operativa.
·
La
supuesta “total ausencia de contaminación” es otra falacia impuesta por el
ecologismo fundamentalista, y fogoneada por los fabricantes y otros
beneficiarios de la (irracional) política de instalar eólicas “al como sea”.
Fabricar, transportar, instalar, y al final de la vida útil desmontar y
desguazar “los ventiladores” tiene evidentes costos ambientales (¿acaso no se
gasta energía y muchos insumos para cada uno de esos procesos?). La operación
tampoco es totalmente limpia, pues requiere repuestos, lubricantes y otros componentes,
además de los costos ambientales derivados de la logística, complicada por la
dispersión geográfica y por tener que operar en grandes alturas (riesgos
laborales por realizarse trabajos equivalentes a operar en edificios de 20 a 30
pisos). Por otra parte, las eólicas son conocidas “degolladoras de aves” (las
rutas migratorias coinciden con las áreas ventosas más aptas para generar
energía), sus ruidos son molestos, y ubicadas en zonas relativamente pobladas,
deben tener un área de seguridad de 1,5 a 2 Kilómetros a la redonda, por
eventuales desprendimientos de piezas, y en zonas frías, por despedir trozos de
hielo a gran velocidad y distancia. ¿Neutras ambientalmente…? En Gales la gente
se opone a nuevas instalaciones de “ventiladores” y en Horspath (Oxfordshire)
hubo una pueblada para impedir que se instalen eólicas. ¡Nada de eso dicen los
promotores a ultranza de estas falazmente “limpias” fuentes de generación! ¿Por
qué…?
· Queda en claro que es una tecnología
que implica afrontar un montón de complicaciones, lo cual significa costos
(económicos y ambientales), limitaciones técnicas y operativas. Las eólicas
solo pueden conectarse a los sistemas eléctricos, con el respaldo de una
central convencional (para estabilizar el flujo de energía), o alternativamente
con un denso mallado eléctrico. Si es con una central de respaldo, la misma
deberá estar operativa, o sea que si es a gas o petróleo, deberá estar
funcionando, quemando hidrocarburos, lo cual es caro y contaminante, siendo
costos adjudicables a las eólicas. Si el respaldo fuese una hidroeléctrica, con
seguridad se estará desperdiciando parte del caudal de agua, para generar como
respaldo técnico de las dudosamente “eficientes” eólicas. Y en las vastedades
patagónicas, pensar en un mallado eléctrico, solo como respaldo de “los
ventiladores”, es no tener ni idea de los costos ni de las dificultades
técnicas.
La
propia Asociación Argentina de Energía Eólica, en la persona de su presidente
Erico Espinadel, considera que a lo sumo la eólica puede tener una inserción de
hasta un 10 % en la matriz eléctrica argentina. O sea, solo es un complemento;
de ningún modo “la gran solución” como nos quieren “vender”.
En
otro artículo se analizarán las motivaciones y las vinculaciones entre los
intereses de las termoeléctricas, entrecruzados con las promociones a ultranza
de las eólicas, y allí se podrán entender las curiosas “aceptaciones” de los
ultra ecologistas, respecto a la generación termoeléctrica, así como las
motivaciones de los guiños cómplices de los térmicos y petroleros respecto a
las eólicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario