miércoles, 13 de marzo de 2013


LAS MENTIRAS DE GREENPEACE Y ENTES VINCULADOS

Se comprobó fehacientemente que la histriónica “denuncia” de Greenpeace –con la claque de FUNAM- de supuestas aguas radioactivas en Ezeiza, es otra de las usuales mentiras sobre las que el ecologismo fundamentalista monta sus campañas mediáticas. Con nula repercusión en los medios, recientemente La Justicia consideró totalmente demostrado que la denuncia judicial carece de todo sustento: ES FALSA.

Pocos años atrás, Fundación Vida Silvestre –el brazo “argentino” de World Wildlife Foundation (WWF), también hizo una rimbombante “denuncia” mediática de un supuesto trasvasamiento de aguas de Yacyretá al Iberá, con los “avales” de ignotos profesores universitarios, que ni siquiera se presentaron a defender sus acusaciones, montadas sobre mentiras, especulaciones, falsedades y tergiversaciones. Estudios científicos serios permitieron demostrar que tal “trasvasamiento” solo existió en mentes afiebradas o en personas de muy mala fe, y del tema no se habló más, pero tampoco la desmentida tuvo mucha prensa.

También miente Greenpeace, cuando afirma retorcidamente que la usina termoeléctrica de Río Turbio “afectará los glaciares”, en otra campaña de terrorismo mediático, muy salpicada de efectos emotivos. ¡La distancia al glaciar más cercano es de varios cientos de kilómetros, y con vientos “en contra” que alejarán los pocos gases que emanarán de esa usina cuando funcione! Y en nada tiene en cuente el ecologismo cavernario las opiniones mayoritarias de los pobladores de esa ciudad y su entorno, ampliamente favorables a la construcción de esa usina, de gran importancia social, económica, geopolítica y energética (será punta de línea del SADI –Sistema Argentino De Interconexión-, y sin una usina poderosa allí, podrían existir problemas de tensión y de voltaje).

Exageran y mienten esas transnacionales del ecologismo ultra, cuando demonizan a la soja y la minería, “casualmente” dos actividades fuertemente productoras de divisas, y generadoras de muchos puestos de trabajo, de muy buenos salarios al menos en la minería.

Demonizan al gas de esquistos (o no convencional), con excusas “ecológicas” siendo que en realidad quieren impedir nuestro autoabastecimiento, para hacernos dependientes de las importaciones, pues el establishment nos quiere débiles.

Atacan con ferocidad cargada de falsedades a las usinas hidroeléctricas y nucleares, e inculcan miedos “por si acaso”, promocionando como grandes soluciones a energías caras y muy limitadas (no sirven como usinas de base), como son las eólicas y solares, escondiendo que por sus limitaciones, necesitarán –de instalarse masivamente-, también masivas inversiones en usinas convencionales a gas, aumentando con ello nuestra dependencia hidrocarburífera (consumimos demasiado petróleo y gas, en nuestra matriz energética, y de hecho las transnacionales de la ecología buscan –aunque no lo dicen abiertamente- aumentar nuestra dependencia de esos combustibles).

El listado de mentiras y tergiversaciones, puede seguir hasta el infinito.

En cambio, guardan cómplices silencios, cuando se trata de empresas británicas (como el derrame de petróleo de Shell, en las costas de Magdalena); o en los barcos agresores británicos hundidos por nuestros aviones, que con sus armamentos nucleares ¿acaso no los tenían? están contaminando el Atlántico Sur; o se desentienden de problemas “no agendados” (no determinados por sus casas matrices, manejadas desde el imperio colonialista británico, aunque una de sus sedes esté en Holanda), como las matanzas de árboles en Buenos Aires.

Cabría acotar que desde hace varios siglos Holanda opera como subordinada estratégica de Gran Bretaña, por lo que la sede holandesa de Greenpeace es una anécdota, pero ese ya es otro tema.

Al decir “entes vinculados” a Greenpeace se expresa no solo las ONGs del estilo “sellos de goma” (o sea con uno o un puñadito de activistas), como el reciente desprendimiento “grimpiciano” que es la ONG “Los Verdes”, así como FUNAM (Fundación para la defensa del medio ambiente), también con la cara visible de otro activista vinculado a la ONG transnacional; pues también cabe mencionar a los “compañeros de ruta”, dentro de los cuales se destaca (por su machacar mediático fuertemente emotivo, pero no por su seriedad ni certeza científica) otra transnacional, WWF (World Wildlife Foundation) con su filial “argentina” Fundación Vida Silvestre; y cada transnacional con su propia miríada de “sellitos de goma” desplegados en nuestro territorio.

Con la complicidad de casi todo el arco mediático, se repite en forma sistemática la metodología con la cual logran fuertes golpes de efecto, y casi nulas repercusiones de las numerosísimas demostradas falsedades, gruesas mentiras y constantes tergiversaciones, en las que incurren al parecer sistemáticamente, por la recurrencia de ese tipo de acciones.

Cada una de las “denuncias” de estos provocadores supuestamente revestidos con el sayo de “salvadores del mundo”, tiene muy fuertes efectos mediáticos, con amplias coberturas en diversos medios; pero en cambio las contundentes desmentidas que se van concretando, apenas si merecen algún espacio pequeño y marginal, en páginas interiores de los cada vez menos leídos diarios convencionales (en papel), jamás en las tapas de los diarios digitales, y casi por lógica consecuencia, no son mencionados en las radios (que se nutren de noticias de esos medios), ni en noticiosos de la TV.

Recientemente la Justicia Argentina determinó que la muy promocionada denuncia de supuestas “aguas radioactivas” de Ezeiza; eran simplemente una denuncia falsa, sin ningún asidero científico, pese a las estrambóticas y vociferantes denuncias de Greenpeace y sus laderos funcionales (por caso FUNAM y el más reciente “Los Verdes”); con las complicidades del arco de peones mediáticos. De estos últimos, cabría indagar si lo hacen por ignorancia, por cooptación psicológica (léase fanatismo dogmático) o por simples y oscuros intereses venales (léase por aportes financieros u otras recompensas) como el caso de cierto famoso comentarista que se quedó con su sola voz, muy ultra privatista él, a sueldo de Repsol.

El fallo judicial de Lomas de Zamora, determinó con la fuerza de los peritajes científicos incuestionables, que resulta totalmente falaz pretender inculpar a la Comisión Nacional de Energía Atómica, a cuyo Centro Atómico Ezeiza querían endilgar una supuesta contaminación radioactiva que no existe.

Quedó en claro que la CNEA –ente científico de notable trayectoria e incuestionable relevancia, no solo nacional sino mundial-, estaba totalmente acertada en sus descargos, comprobándose que las napas subterráneas del entorno, muestran trazas considerables de nitratos (productos de aguas negras, o pozos cloacales), además de niveles normales de radioactividad.

¡Tal cual, la radioactividad existe en la naturaleza!, y en dosis muy bajas, emana de muchos elementos con los que convivimos diariamente, como las estructuras de cemento, diversos otros minerales,  el agua que fluye arrastrándolos en pequeñísimas moléculas, etc.

Pero mientras tanto, las agresivas y dudosamente bien intencionadas manifestaciones públicas de activistas, difamaron sistemáticamente al Sector Nuclear Argentino, buscando provocar miedos y sentimientos negativos en la población, como parte de las acciones de destrucción de ese puntal del desarrollo tecnológico argentino.

Eso no es inocente ni casual, pues tanto Greenpeace como WWF, son transnacionales creadas y manejadas por Gran Bretaña, y operan como apéndices del poder colonialista, en el marco de la “war soft” (guerra blanda) que claramente y en forma solapada e insidiosa realiza sin descanso contra nuestro país, en pos de su objetivo de volver a transformarnos en una dócil republiqueta, fácilmente manipulable y reducida al rol de mísero productor de materias primas, sin industrias y sin desarrollo tecnológico propio. ¡Solo así se entiende tanto ensañamiento, tanta tergiversación y tanta carga de agresivas mentiras, montado todo en forma tan constante y sistemática!

 

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

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