IZQUIERDAS, DERECHAS Y
OTROS ANACRONISMOS
Lo de las “izquierdas” y “derechas”,
como pretendidas clasificaciones políticas contundentes e inapelables, no son
más que otras de las tantas confusiones institucionalizadas, forzadamente
repetidas por el aparataje mediático – cultural, y pretendidamente sacralizadas
por sectores del academicismo universitario, este último tanto de los “progres”
como de los “neutros y asépticos” (léase ultra conservadores).
El origen de esas clasificaciones
políticas data de fines del siglo XVIII, en épocas de la Revolución Francesa,
cuando los diputados que representaban a los desposeídos y las clases pobres,
se sentaban a la izquierda de la sala de deliberaciones; mientras que los
representantes de los sectores más ricos y aristocráticos, se sentaban a la
derecha.
Ya desde los orígenes los conceptos
nacieron algo “confusos”, pese a la aparente tajante división de las
ubicaciones. Si bien la Revolución Francesa es considerada la madre política de
los derechos humanos, reflejados en los valores de Igualdad, Libertad y
Fraternidad; esos conceptos en buena parte pasaron de ser meramente
declarativos.
Por una parte, el propio proceso
revolucionario pronto devino en una orgía interminable de degüellos y
ejecuciones continuas, además de degenerar en un estado de cosas que iba llevando
a una anarquía, que incluso amenazó la subsistencia del Estado Francés, por la
disolución de toda estructura de poder y por las amenazas concretas de enemigos
externos. Notablemente, quien debió poner orden en el caos institucionalizado,
fue un brillante oficial de artillería, rápidamente devenido en estratega
político y militar; cuyo nombre sería asociado al poderío de la nueva Francia
Imperial, que pronto resurgió con mayor fuerza que en la época de Los Luises.
Por otra parte, en plena época
revolucionaria, así como en los posteriores años napoleónicos y post
napoleónicos, a ningún francés (de “izquierdas” y de “derechas”) se le ocurrió
abolir la esclavitud y la servidumbre, que el arrogante imperio galo mantenía
en sus múltiples colonias; incluyendo Haití, que debió pagar un altísimo costo
en sangre y en posteriores indemnizaciones, para acceder a su dolorosa
independencia. ¡Pero claro, los haitianos son hijos de esclavos africanos, y
para los “izquierdistas” revolucionarios franceses, la igualdad, libertad y
fraternidad no pareció ser aplicable a otros pueblos!, ¡¡¡y menos aún si eran
negros!!!
Adam Smith, el teórico precursor del
liberalismo económico, no se detuvo en esas precisiones políticas, centrándose en
temas económicos, que eran la base del expansionismo británico, al cual sin
duda servía. Es el núcleo fundador de la doctrina económica clásica…la cual por
cierto tiene fuertes connotaciones políticas imperiales, no solo de los
imperios convencionales, sino sobre todo del difuso imperialismo de los poderes
financieros y corporativos.
Poco después –medido en términos
históricos- Karl Marx redactó sus copiosas y complejas obras político –
económicas, presentadas como la antítesis del liberalismo económico…pero para
sus razonamientos partió de las bases de análisis convencionales, por lo que su
doctrina es una simple (más bien compleja) derivación del liberalismo, al punto
que hoy el marxismo tiene su lugar entre las doctrinas clásicas (o
convencionales) de la economía, las cuales hoy son claramente anacrónicas. La
aplicación práctica del marxismo, además del fracaso final que fue la Unión
Soviética, y los giros hacia particulares modelos de capitalismo de Estado de
China, Vietnam y otros Estados ex comunistas; permiten inferir los
entremezclamientos que no pueden definirse con claridad entre “izquierdas” y
“derechas”; además de lo cual, los fuertes privilegios de las respectivas
cúpulas de las estructuras de los diversos partidos comunistas, contradecían
abiertamente las proclamas igualitarias de la doctrina del teórico marxismo
“puro”.
En medio de ambos referentes teóricos
principales de la economía clásica (Smith y Marx), con muy poca difusión y
desde hace mucho formando parte de los “pensadores malditos” ninguneados por el
establishment mundial, surgió el referente principal del historicismo
económico, que fue Friedrich List. Este notable pensador y hombre de acción,
lógicamente no criticó al marxismo, pues murió antes que Marx y Engels
publicaran sus obras; pero en cambio literalmente destrozó los falaces y muy
rebuscados argumentos del liberalismo económico. ¡Y por cierto no perdió tiempo
en enredadas y confusas clasificaciones entre “izquierdas” y “derechas”, sino
que se abocó a analizar con sólidas bases históricas las causas del atraso y la
dependencia de su por entonces fragmentada nación germana, sirviendo además de
notable asesor para el desarrollo tecnológico e industrial de su nación
adoptiva, que fue EEUU!
Simplificando los términos de su
análisis, y yendo el nudo focal de los temas, analizó qué políticas eran buenas
y cuales eran malas para los Intereses Nacionales, y a partir del fortalecimiento
de esos Intereses definió los caminos para mejorar el nivel de vida de toda la
población. Producir más, con equidad, y con clara defensa de los intereses
estratégicos nacionales; podría ser la síntesis del pensamiento de List. Eso
implicaba en forma automática limitar drásticamente o directamente eliminar los
privilegios de la nobleza y las oligarquías de los múltiples pequeños Estados
feudales, de la nonata Alemania previa a la unificación lograda pocas décadas
después por Bismarck.
En todo ese proceso histórico tan
trascendente, no se consideraron las confusiones y enredos dialécticos de
“izquierdas” y “derechas”; los que hubiesen obrado como hojarascas que
escondieran lo esencial, que era defender al propio Estado y por ende a su
población.
Como consecuencia de las luchas
político – económicas expansionistas y colonialistas, estallarían las dos
guerras mundiales, con su horrores a escalas sin precedentes, y con sus
genocidios monstruosos, de los cuales algunos son repudiadamente conocidos (como
los del nazismo, y los del Imperio Otomano contra los armenios); mientras que
sobre otros se extiende el manto del olvido con fuertes caracteres de
encubrimiento o de cómplices justificaciones, como las esclavizaciones o
servilismos masivos consumados por tropas japonesas, norteamericanas,
británicas, y francesas; que usaron la carne de cañón de sus colonias y de
países subordinados ¡Todo muy lejos de las teorizaciones afrancesadas de
“izquierdas” y “derechas”!
Después de las gigantescas
conflagraciones por la repartija del mundo, entre imperios existentes e
imperios emergentes y otros en proceso de caducidad, surgiría el largo
interregno de la Guerra Fría, que fue la paz armada con guerras indirectas y
amenazas latentes, entre las dos superpotencias (EEUU y URSS).
Allí si, y no por casualidad, en los
países comprendidos en el área de influencia de EEUU, se utilizó con mucha
fuerza y recurrencia, con caracteres peyorativos y de potencial peligrosidad,
al concepto de “izquierdas”, o en lunfardo corriente “las zurdas”.
Curiosamente, en aquellos años cayó en desuso la expresión de “las derechas”;
lo cual no puede sorprender, pues se hablaba del “tercer mundo” y del “primer
mundo”, pero no se especificaba cual era el “segundo mundo”. Confusiones y
omisiones semánticas, para dificultar la comprensión entre el pueblo corriente,
mientras que la mayoría de académicos y comunicadores sociales no cuestionaban
esos vacíos y falencias conceptuales.
Para completar los enredos
dialécticos de esos años, el referente de la oligarquía nativa argentina, del
más crudo cipayismo, que fue Álvaro Alsogaray, se autodefinió como referente de
un difuso “centro” político, llegando incluso a juntar un minúsculo partido
político con ese nombre.
Ya antes, hubo una profusa historia
del “socialismo” argentino (¿de izquierdas?), operando como claque de la
oligarquía antinacional; muy afecto a profusas declaraciones altisonantes, pero
acompañando explícitamente las más execrables acciones de los sectores
políticamente ultra conservadores y económicamente ultra liberales, “mirando
para otro lado” cuando se consumaban infames acciones y negociados (como los de
la década infame, de los años ’30); y después de eso, manifestándose sedientos
de sangre y llenos de odios elitistas, cuando avalaron los fusilamientos y
otros vejámenes consumados por la “revolución fusiladora”.
Un poco antes, son de recordar las
manifestaciones del ’45, cuando iban codo a codo los exponentes de la más
rancia oligarquía, que habían consumado vergonzosos tratados de entrega económica
con los poderes británicos, con los “izquierdistas” del partido comunista y
otros revolucionarios de pacotilla. ¡Y todos ellos comandados por el embajador
yanqui Spruille Braden, devenido en activista político fuera de todo contexto
ético. ¿“Izquierdas y derechas”?
Suele ser corriente que algunos
historiadores “izquierdistas” condenen a Rosas, por haber sido “capitalista”
(en sus épocas el marxismo y sus dogmas no existían), siendo que en realidad
estuvo siempre muy ocupado repeliendo agresiones desde afuera y complots de
adentro, que buscaban achicar el territorio nacional y subordinarnos a los
poderosos de la época –o sea defendiendo lo prioritario-; y restando
importancia al claro predicamento que “el gaucho rubio” tenía entre los gauchos
y orilleros de esos años; los mismos que serían desposeídos, perseguidos y aniquilados cuando el poder fue
tomado por los “progresistas liberales” como Mitre y Sarmiento, luego de las
traiciones de Urquiza. ¡Pero esto no lo entienden los “progres” pues está fuera
del “menú” del marxismo, y lo ocultan los liberales!
En los últimos años, es común y
patético ver que los analistas “progres” se emocionan, cuando los “socialistas”
de España, Francia y otros países europeos ganan elecciones. Pero esos mismos
analistas parecieron no molestarse cuando el “socialista” Felipe González viajó
a Argentina, para hacer burdas acciones de presiones en contra del Estado
Argentino, luego de haber fogoneado los saqueos institucionalizados de nuestro
patrimonio y la extranjerización masiva de la Banca argentina, con notables
beneficios leoninos para empresas españolas y otras de Europa y EEUU. Tampoco
parecieron advertir que el “socialista” Hollande mandó invadir Mali, en una
nueva maniobra brutal de neocolonialismo, tal como antes perpetraron otros
gobernantes “de derechas” de Europa y EEUU.
¡Ya hace muchas décadas el Maestro
del Pensamiento Nacional Argentino, Don Arturo Jauretche, definió con mucha
claridad que lo básico pasa por entender quienes están a favor de los Intereses
Argentinos, y quienes juegan en contra! Lo demás es simple palabrería hueca.
¿Tanto les cuesta entender eso, a determinados intelectuales u opinantes
varios?
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
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