lunes, 28 de abril de 2025

 Tercera Parte: Cárceles - 
ASESINATOS, DESTIERROS, CÁRCELES Y DIFAMACIONES – METODOLOGÍAS USUALES DE LIBERALES Y OTROS APÁTRIDAS 
  Encarcelar opositores por tiempos indeterminados, muchas veces prolongados, en sitios lúgubres o de marcadas incomodidades, cuando no en condiciones sanitarias deplorables, la Historia Argentina, narrada sin omisiones capciosas, demuestra que es metodología recurrente, especialmente en sectores del poder político – económico encarnado en la doctrina liberal, la cual es apátrida por propia definición. 
   En el transcurso del siglo XIX, con pocos registros del encarcelamiento como herramienta de “domesticación” de opositores, seguramente los hubo, pero en muchos casos, ante esa tenebrosa posibilidad, muchos optaron por exilios en carácter preventivo.     Mucha difusión entre historiadores del “academicismo histórico” (los afines al unitarismo y por ende al liberalismo económico), tuvieron hechos de ese tipo, en el período gobernado por el federalismo. 
   En ese período, algunos escritores unitarios, cobraron relevancia, cargando las tintas contra La Mazorca y Los Colorados, que eran fuerzas encargadas del orden interno, en el período rosista, que por cierto reprimieron a los opositores. Opositores que gustosamente se aliaron a potencias enemigas de Nuestra Patria. 
   Después de la caída de Rosas, y en particular desde la institucionalización del mitrismo como poder nacional encarnado en el unitarismo recalcitrante, con seguridad las acciones represivas a opositores fueron tanto o más violentas que las de los años de La Mazorca. Pero las repercusiones históricas de esos hechos, son poco comentadas por Mitre -como historiador- y los academicistas que fueron sus continuadores, tergiversadores de la historia, acomodándola según conveniencias del poder, encarnado en el mitrismo y sus continuadores. 
   Las “policías bravas” eran moneda corriente, actuando muchas veces en forma visible y ostentosa, en particular en los difíciles años de vigencia del voto cantado, durante los cuales osar votar en contra de los mandamases o de los patrones de estancia o similares, era rápida y en muchos casos fuertemente reprimido. 
   En épocas de Yrigoyen, hubo dos crisis muy complejas, en las que las represiones fueron muy fuertes. Las protestas de obreros en la Patagonia, y la huelga de los trabajadores de la empresa Vasena, en Buenos Aires. 
   Los obreros de Talleres Vasena, reclamaron mejores condiciones laborales, jornada de 8 horas y retribuciones acordes, en una huelga que abarcó diciembre de 1918 y enero de 1919. Hubo fuerte represión, por parte de la policía, con numerosas víctimas. Dentro del maremágnum represivo, seguramente hubo arrestos temporarios, posiblemente muchos de esos sucesos sin registros. El gobierno y la patronal, culparon a los anarquistas, muy activos en esos años. 
   Los trágicos sucesos en Santa Cruz, ocurrieron entre 1920 y 1922, los que al tener o asignárseles tintes ideológicos anarquistas, fueron muy fuertemente reprimidos por tropas a las órdenes del gobierno nacional. Con seguridad, además de los alzados que fueron fusilados en las represiones, debió existir un considerable número de encarcelados, seguramente en condiciones deplorables. Sin considerarlo el summum de la eficiencia operativa, ni mucho menos, y con plena conciencia de un accionar lento y a veces erróneo, sobre todo en su segundo período presidencial (tal como lo señalan -entre otros- historiadores de fuste, como Félix Luna, y con abundancia documental José María Rosa); pese a esos aspectos negativos, es real que la presidencia de Yrigoyen significó un cambio muy profundo en la política y las estructuras del Poder Real, en Argentina. Pese a esos errores, del ya anciano Yrigoyen, las usinas de ataques políticos contra el líder del radicalismo (cuando ese centenario partido político era la principal expresión del Pensamiento Nacional), los rumores muy maliciosos, operaron muy activamente, para instalar en sectores volubles de la opinión pública, el convencimiento del supuesto accionar corrupto, del líder anciano y tozudamente fiel a sus principios y a su austera vida. 
   Producido el golpe de Estado de 1930, encabezado por Uriburu, previamente azuzado por Leopoldo Lugones, de tinte nacionalista oligárquico (quien sintetizó su postura golpista con su conocida expresión “la hora de la espada”), Yrigoyen fue apresado, confinado en la prisión de la isla Martín García, mientras la turba enardecida tomó por asalto su austera vivienda, destrozando las paredes buscando supuestos lingotes de oro, que la maledicencia afirmaba haber sido atesorados por el anciano líder, en también supuestas maniobras delictivas, que no eran más que habladurías maliciosas. 
   Lo concreto es que el golpe de 1930, es considerado, con muchos fundamentos, como “un golpe de Estado con fuerte olor a petróleo”; pues el accionar de YPF (creada en la primera presidencia), defendía los Intereses Nacionales en el estratégico Sector Energético, frenando el accionar depredatorio de las petroleras anglosajonas. 
   Poco después del golpe de 1930, en 1933, Yrigoyen falleció, sin que le probaran ningún ilícito. Su sepelio tuvo el marco de una enorme manifestación popular, acorde a su accionar político favorable al pueblo, hasta entonces marginado del accionar político, desde el derrocamiento de Rosas. 
   Producida la asonada golpista, arreciaron los ataques contra los dos responsables principales del engrandecimiento de YPF y de sus consecuentes acciones a favor de los Intereses Nacionales, los Generales Ingenieros Enrique Mosconi y Alonso Baldrich. Las persecuciones, cargadas de maledicencias, acusaron a ambos patriotas, perpetrando el injusto encarcelamiento de Baldrich.
   Durante toda la década infame (1930-1943), las persecuciones políticas buscaron impedir toda oposición al accionar antinacional del liberalismo apropiado del poder. 
  Como una constante en esas situaciones, las amenazas de encarcelamientos y acciones violentas, se cernían contra quienes se oponían al entreguismo vigente e institucionalizado. Por caso, era recurrente que los legisladores del oficialismo liberal, expresaran abiertamente sus preocupaciones respecto a las molestias que determinadas acciones pudieran causar en los sectores del poder del Reino Unido. Se anteponían las prioridades británicas, en desmedro de lo Nacional Argentino. 
   En la década peronista (1945/1955), el radicalismo acentuó su sesgo alvearista, o sea lejos de los principios yrigoyenistas y muy cercano a los opositores recalcitrantes, ese arco de pequeños partidos políticos y “sellos de goma” (partidos con escasos adherentes), que en el ’45 formaron la Unión Democrática, ensamblada bajo la batuta del embajador de EEUU Spruille Braden. 
   Esa oposición marcadamente antiperonista, fogoneada por los núcleos oligárquicos, con ramificaciones en sectores ultra conservadores de las Fuerzas Armadas, fue “in crescendo”, apelando incluso a la violencia irracional terrorista, al colocar bombas en una céntrica estación de subte, en Plaza de Mayo, en momentos en que se desarrollaba un masivo acto partidario. Hubo muchas víctimas fatales, mutilados y heridos; con serias sospechas respecto a activos militantes radicales, proclives a la violencia, entre ellos quien décadas después, sería ministro de Alfonsín, el Ing. Carranza. 
  A consecuencia de esos hechos violentos, hubo arrestos, incluyendo al líder radical Ricardo Balbín. 
   Perpetrado el vengativamente feroz golpe de Estado de 1955, irónicamente llamado “la revolución fusiladora”, los encarcelamientos fueron metodología usual, en varios casos con sesiones de tortura, como según referencias creíbles, se aplicaron con saña, entre otros, a los suboficiales de La Marina que se opusieron al alzamiento. Otro caso notable fue el del cantor Hugo Del Carril, preso por el “delito” de cantar la Marcha Peronista. 
   Vendrían después los años de la “pseudo democracia tutelada”, en los que los gobiernos civiles, elegidos en elecciones con proscripción del peronismo, estaban clara y abiertamente condicionados por el “partido militar”, siempre amenazante de perpetrar un nuevo golpe de Estado, tal como lo hicieron en 1962, contra Frondizi; y en 1966 contra Illia. 
   Sin ninguna acusación formal ni juicio previo, Frondizi padeció un largo cautiverio, claramente vengativo por las políticas de industrialización y de aumento de la producción de petróleo. Claro que además molestó al establishment militar ultra reaccionario, que se haya reunido con el Che Guevara, cuando era funcionario del gobierno cubano. 
  Ya las FFAA eran incondicionales del “mundo libre, occidental y cristiano” (léase los anglosajones y sus aliados / subordinados), dejando de lado todo principio moral de soberanía. 
   Muchos adherentes al desarrollismo, padecieron persecuciones y cárceles. 
   Pocos años después, la “dictablanda” (en comparación con el brutal “proceso”) de Onganía y sucesores, debió afrontar crecientes levantamientos populares en varias provincias, hasta que estalló el Cordobazo, todo eso con sus secuelas de víctimas y encarcelamientos. 
   A posteriori del breve interregno del tercer gobierno peronista, eclosionó el “proceso”, el cuál con niveles de violencia con pocos o ningún antecedente de similar severidad, creó la figura del “desaparecido”, eufemismo de “asesinado”. 
   Además, en algunos casos emblemáticos, el encarcelamiento vengativo y sin ningún basamento legal, fue brutal herramienta para cortar de cuajo toda oposición a la sistemática destrucción socio económica, que fue consecuencia directa del neoliberalismo impuesto por la fuerza. 
   María Estela Martínez de Perón, quien ejercía la presidencia, al igual que el leal Dr. Julio Carlos González, Secretario Legal y Técnico de las presidencias de Perón y su sucesora, al igual que otros colaboradores, fueron encarcelados, sin causa alguna, permaneciendo en tal situación, durante todo el “proceso”, seguramente padeciendo malos tratos. En ese siniestro período, hubo muchos encarcelamientos, sin juicio previo alguno, con clara vengatividad política. 
   El enorme plan de obras públicas concretado en los doce años del peronismo (2003-2015), solo equiparable al ejecutado por Perón con el ministro Juan Pistarini, evidentemente molestó al establishment ultra liberal, siempre opuesto a nuestro desarrollo. 
  En particular, los poderosos intereses vinculados con la termogeneración (energía eléctrica producida quemando hidrocarburos), seguramente se sintieron molestos, en particular por concretarse dos obras emblemáticas: la central nuclear Atucha 2, y la hidroeléctrica binacional Yacyretá. 
   Atucha 2 fue paralizada al comienzo del gobierno de Alfonsín, seguramente aconsejado por su Secretario de Energía Jorge Lapeña (de clara orientación afín a los poderosos intereses termoeléctricos), permaneciendo 22 años sin solución. Por su parte, Yacyretá estuvo operando varios metros por debajo de su diseño, lo cual produjo previsibles problemas de cavitación, que dañaban los álabes de las turbinas. No se podía aumentar la cota de la presa, pues las obras de tratamiento costero en ambas márgenes estaban paralizadas, o poco menos. El Ministro de Planeamiento Julio De Vido concretó un vasto plan de obras, dentro del cual estuvieron las terminaciones de Atucha 2 y de Yacyretá. Para la gran hidroeléctrica, fue crucial el muy activo accionar del Director Ejecutivo de Yacyretá, arquitecto Oscar Thomas. 
   Los posteriores encarcelamientos de ambos, con ausencia de pruebas de ilícitos, tuvieron claro carácter persecutorio. Para los que “conocemos el paño” de los poderosos intereses de los hidrocarburos y la generación termoeléctrica, nos resulta evidente que los daños en Yacyretá y su menguada generación (con 5 o 6 metros menos de cota), eran muy funcionales para la activa campaña de desprestigio de la hidroelectricidad. 
   Tanto la generación nuclear como la hidroeléctrica, resultan “competencias muy molestas” para la generación en base a hidrocarburos, pues aquellas son más económicas, de más extensas vidas útiles, y mucho menos (o nada) contaminantes. Entonces, no sorprenden los vengativos encarcelamientos dispuestos por el establishment, contra De Vido y Thomas, activos gestores de esas dos grandes y estratégicas obras. 
   Dentro de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, el sano y real patriotismo pasó a ser una rareza, muy despreciada si algún patriota defiende los valores nacionales, pues la “opinión militarmente correcta” adhiere sin cortapisas y sin tolerar crítica alguna, al más crudo y antinacional liberalismo político y económico. Ante esa deplorable realidad, muy acentuada desde el siniestro “proceso”, en el contexto de la pobre cultura general que es impartida en los institutos de formación militar, carecientes casi por completo de sólida capacitación en Geopolítica, Historia y Economía, no puede sorprender que los pocos casos de militares de clara mentalidad nacional, hayan sido marginados y perseguidos, pasando a ser paradigmáticos los encarcelamientos padecidos por el Coronel Seineldín y el General Milani. 
   Es bien sabido que los “carpetazos” son una de las especialidades de los servicios de inteligencia (los oficiales y con seguridad los “paralelos”), con los cuales pueden armar causas, para anular el accionar de los eventuales uniformados “díscolos”, que por principios patrióticos no se subordinan al establishment, el cual parece estar muy influenciado por algunas embajadas extranjeras. 
   Seineldín fue preso, por ser uno de los referentes de los alzamientos carapintadas, alertando ante los serios peligros que se ciernen sobre nuestra patria; pero la severidad que padeció no fue similar a otros líderes o partícipes de esos alzamientos, que parecen haberse “suavizado” en los planteos de corte nacional que fueron las motivaciones originales. 
   Milani, supuestamente por acciones realizadas en el contexto del siniestro “proceso”, fue encarcelado, mientras era evidente que, en el contexto de sus camaradas, mayoritariamente ellos de mentes proceseras, el posicionamiento Nacional, del Comandante General puesto en funciones en la presidencia de CFK, era muy resistido y -con sordina- criticado por el establishment, que como tal es afín a sectores apátridas, como el liberalismo. 
   El tema no se agota, pues es de enciclopédica magnitud. 
                     MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
             Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

lunes, 21 de abril de 2025

                                     Adicional a Segunda Parte 
ASESINATOS, DESTIERROS, CÁRCELES Y DIFAMACIONES – METODOLOGÍAS USUALES DE LIBERALES Y OTROS APÁTRIDAS 
   Salvando una omisión en el artículo anterior, cabe señalar que San Martín debió emigrar, casi con lo puesto, y llevando a su pequeña hija, en 1824, pues Rivadavia y sus acólitos lo amenazaron y había riesgo de muerte. 
  Previamente, el gobierno unitario le quitó todo el apoyo, cuando El Libertador necesitaba reponer armamento y atender las necesidades de su tropa, estando en Perú. 
  Al volver a Buenos Aires, su vida corrió peligro, ante la maledicencia y acusaciones que le endilgaron los unitarios rivadavianos, quienes pretendieron usar sus servicios para las campañas contra los caudillos federales y otros patriotas.       Posiblemente alentado por Dorrego, que lo necesitaba para organizar sus tropas, y como referente de mucho prestigio, volvió en 1829, pero antes de desembarcar, supo del asesinato del citado gobernador, fusilado por Lavalle bajo presiones de los unitarios. No desembarcó, pues posiblemente los rivadavianos hubiesen intentado asesinarlo, partiendo luego a Montevideo, donde mantuvo reuniones diversas, posiblemente centradas muchas de ellas en la realidad del Poder en Argentina. Emigró nuevamente para no regresar. 
   Destacables fueron los intercambios epistolares con Rosas, a quien ofreció colaborar, ante las agresiones de las potencias imperiales europeas. Su sable fue enviado a Rosas, en reconocimiento a su decidido accionar defendiendo nuestra soberanía. 
   Seguramente como una expresión del odio que sentía hacia el Gran Libertador, el mediocre Rivadavia, en 1826 disolvió el ya prestigioso Regimiento de Granaderos a Caballo, que fuera creado por San Martín. 
   Años después, en su “historia oficial”, de claro sesgo unitario – liberal (o sea en las antípodas del Pensamiento Nacional), Mitre se refirió a Rivadavia como “el más grande civil de los argentinos”, tal como citan historiadores revisionistas, quienes, con un toque de fundada sorna, decían que, indirectamente, Mitre se reservaba para él mismo, en los pretendidos relatos de otros posteriores historiadores, el rótulo de “el más grande militar de los argentinos”; tal el desmesurado ego de Don Bartolo. 
   Lo concreto fue que el aparataje cultural de los unitarios – liberales, querían definir a Rivadavia como el principal prócer de Argentina. Por eso, “conociendo el paño” de los poderes de la antipatria; y para anteponerlo como el principal prócer argentino, Perón definió a 1950 como “Año Del Libertador”, al cumplirse un siglo del paso a la inmortalidad de Gran Libertador. 
   Si bien Perón era hombre de vasta cultura general, tuvo como colaboradores o asesores, a historiadores e intelectuales de fuste, como los hermanos Muñoz Azpiri, Arturo Jauretche, José María Rosa, y posiblemente otros. 
   Posteriormente, con el accionar de otros destacados historiadores revisionistas, quienes nos interesamos en la Historia Patria, y somos conscientes de la necesidad de conocerla y difundirla, tuvimos otros referentes de mucha valía, para refutar la “historia oficial”, o “historia al cuento”, con la que insisten los escribas al servicio de las oligarquías y otros sectores apátridas. 
                         MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
                 Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

miércoles, 16 de abril de 2025

 https://youtu.be/PBq4iSqF6dM

Reportaje telefónico, algo trunco por problemas técnicos, el 15/04/2025, por Radio Lateral, de Posadas, Misiones,



martes, 15 de abril de 2025

  Segunda Parte - Destierros. 
ASESINATOS, DESTIERROS, CÁRCELES Y DIFAMACIONES – METODOLOGÍAS USUALES DE LIBERALES Y OTROS APÁTRIDAS

   Obligar a una persona a afrontar un destierro forzoso, por cierto, no es una penalidad menor. En la antigüedad, para algunas culturas, la pena del destierro era considerada de mucha gravedad, incluso con connotaciones muy cercanas a la pena capital. 
   En nuestra historia nacional, hubo varios casos de destierros, en la mayoría de los cuales evitar el éxodo podía implicar sufrir la pena de muerte, casi siempre por la vía de asesinatos sin mayores prolegómenos. 
   También algunos casos de “éxodos voluntarios” de algunos personajes históricos importantes, poniendo distancia y tiempo ante situaciones coyunturales potencial o realmente complicadas. Se citan algunos casos, no todos muy conocidos. 
   • Sarmiento, unitario y tenaz opositor a Rosas, debió emigrar a Chile, a consecuencia del triunfo militar de los federales, en 1831, obteniendo permiso para regresar en 1836, cuando se encontraba enfermo en delicado estado. Volvió a emigrar, forzosamente a Chile, en 1846, a consecuencia de sus acciones políticas y su involucramiento en alzamiento militares. Regresó en 1851, sumándose al alzamiento encabezado por Urquiza. Siendo periodista en Chile, instó al país trasandino a ocupar la Patagonia y el Estrecho de Magallanes, o sea que operó en contra de los Intereses Nacionales Argentinos. 
   • En todo el extenso período rosista (1829 – 1852, con el interregno de 1832 a 1835), gobernó nuestro país el sector Federal, desplazando al unitarismo, el cual tuvo como referente histórico a Rivadavia, el primer endeudador, quien además tenía como objetivo “estratégico” tener un país de “dimensiones europeas”, o sea achicarnos territorialmente. Los unitarios fueron derrotados en los enfrentamientos producidos entre 1826 y 1831, pero no dejaron de conspirar, siendo por lo tanto vigilados y en algunos casos reprimidos, ante lo cual varios de ellos optaron por el exilio voluntario, instalándose en Montevideo, donde activamente sus figuras más relevantes conspiraron, alentando a potencias imperiales (Gran Bretaña y Francia), a atacar a nuestro país. 
  Dentro de los más relevantes unitarios exiliados, se pueden citar a Juan Bautista Alberdi, Florencio Varela, Salvador María del Carril y Esteban Echeverría, además de Juan Galo Lavalle, destacado oficial de la campaña libertadora de San Martín, para ser después funcional a potencias agresoras, quien por lo voluble fue llamado “la espada sin cabeza”. A Rosas le había jurado no volver a levantarse en armas contra el federalismo, lo cual no cumplió, presionado por los rivadavianos. 
   • Juan Manuel de Rosas, referente principal del federalismo en el siglo XIX y destacada figura del nacionalismo argentino, después de ser el Encargado de las Relaciones Exteriores, y de enfrentar presiones constantes de autoexiliados unitarios radicados en Uruguay, de las campañas periodísticas que desde Chile hacía Sarmiento, e incluso después de enfrentar los bloqueos y agresiones navales combinados de Gran Bretaña y Francia, a quienes sirvieron los unitarios, entre ellos Lavalle (a los que finalmente doblegó, pactando decorosos acuerdos de paz), siendo finalmente derrotado en la batalla de Caseros, por lo que debió desterrarse, en compañía de su hija en 1852, falleciendo en 1877. 
  Era de familia de estancieros, de muy buena posición económica. Debió emigrar con lo puesto, y por la vengatividad de los unitarios (y de los pseudo federales), nunca pudo disponer de sus bienes que quedaron en Argentina. En Southampton, donde residió, nunca tuvo propiedades, debiendo vivir en forma austera, trabajando hasta sus últimos días, pese a su avanzada edad. 
   • Felipe Varela fue un destacado caudillo federal, caracterizándose además por su ilustración y sus notables análisis de la realidad nacional. Tenaz opositor de la primacía de Buenos Aires sobre todas las provincias, esa postura lo llevó a oponerse también a Rosas, pese a ser ambos de ideas y principios federales. A consecuencia de esa postura contraria a Rosas, debió emigrar temporariamente a Chile, colaborando con Urquiza a su regreso. Derrotado Urquiza por Mitre, el cerrado unitarismo del líder portuario, provocó los levantamientos de los caudillos federales, a los que no apoyó Urquiza, recluido en su provincia. Los caudillos se opusieron a la guerra contra Paraguay, negándose a suministrar tropas que exigía el mitrismo, todo ello mientras Urquiza -dueño de gran fortuna- proveía ganado para alimento de las tropas de la Triple Alianza (tal como lo señalan historiadores revisionistas, y lo omiten los del academicismo mitrista). Felipe Varela libró sucesivos combates, fiel a su causa e ideales, siendo finalmente derrotado, y ya enfermo de tuberculosis, se desterró a Chile, donde falleció. 
   • Éxodos temporarios por motivos políticos, o de tipo preventivo, pueden considerarse algunos viajes a Europa, por tiempos mucho más prolongados que los de simples turistas, usados como herramientas para guardar distancia y tiempo, ante los avatares políticos, que algunos expresidentes, utilizaron, como los casos conocidos de Julio Argentino Roca, Carlos Pellegrini y Marcelo Torcuato de Alvear. No fueron destierros obligados, sino éxodos temporarios “preventivos”. 
   • Los profundos cambios que significaron notables avances sociales y económicos, que fueron consecuencias de los dos primeros períodos presidenciales de Perón, sin duda afectaron y modificaron el contexto socialmente excluyente del ultra conservadurismo, con transformaciones que provocaron el profundo odio de los sectores oligárquicos, los que desde el golpe de Estado de 1955, perpetraron feroces persecuciones, que obligaron al destierro a muchos, varios de los cuales fueron notables personalidades. No solo Perón soportó un prolongado exilio de 18 años, (incluso con amenazas a su vida) pues sus partidarios en muchos casos sufrieron destierros forzosos o encarcelamientos cargados de vengatividad. Un caso emblemático pero poco conocido es el destierro forzoso, del notable médico sanitarista Dr. Ramón Carrillo, el gran impulsor de los positivos cambios de paradigmas sanitarios, y de los notables avances en la medicina, que fueron puestos a disposición de todo el pueblo, con particular énfasis en los sectores populares, en los que eran los desposeídos y “ninguneados” por los poderes ultra conservadores y oligárquicos. Carrillo debió emigrar rápidamente, pues de seguro su propia vida corría serio peligro, en el contexto de la “revolución fusiladora”. Prácticamente con lo puesto, emigró a Brasil, instalándose precariamente en el nordeste, donde poco después fallecería en la pobreza casi total. 
   • Arturo Jauretche, pocos meses después de estallado el golpe de 1955, y a consecuencia de sus certeros y filosos artículos, en los que destrozó los falaces argumentos de los usurpadores del poder, debió desterrarse yendo al Uruguay. Primeramente, había sido “tolerado”, pues trascendió una seria discusión que tuvo con Perón, con quien lo suponían enemistado, pero prontamente Jauretche demostró su grandeza, pues más allá de ese enfrentamiento -propio de dos personalidades fuertes-, se posicionó en forma clara a favor del sector Nacional y Popular. Varios de sus mejores libros, datan de esos aciagos años. 
   • José María Rosa, notable historiador, sin duda el principal revisionista, con fundamentadas citas de datos históricos, fue también un destacado intelectual, y preclaro patriota. Debió emigrar, en los aciagos años de “la fusiladora”, asentándose en Montevideo. Durante el “proceso”, soportó presiones y -posiblemente- amenazas personales, pero no claudicó en sus convicciones. En la revista Línea, que dirigía, al fallecer el General Guglialmelli, notable patriota, en pleno “proceso” publicó un artículo con su firma, bajo el título “ha muerto el último General de la Patria, ahora solo quedan generales de empresas”. 
   • Durante el siniestro “proceso”, herramienta dócil del neoliberalismo transnacional, muchos emigraron por motivos de seguridad personal. 
   Seguramente, el listado es incompleto. 

                     MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
             Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

jueves, 10 de abril de 2025

 ASESINATOS, DESTIERROS, CÁRCELES Y DIFAMACIONES – METODOLOGÍAS USUALES DE LIBERALES Y OTROS APÁTRIDAS
 Primera Parte - Asesinatos y masacres. 
 En tan solo poco más de dos siglos de historia nacional, resulta notable constatar las repeticiones de metodologías marcadamente agresivas, utilizadas como herramientas usuales para destruir totalmente a toda oposición, por parte de los factores de poder antinacionales, que genéricamente son definidos como liberales, o afines a los mismos, aunque adopten otras denominaciones. de Son los mismos grupos de poder, que solo conciben a Argentina como una factoría de  economía primarizada (no industrializada), subordinada políticamente a la potencia occidental (anglosajona) de turno, que en lo meramente interno y formal, practica el patrioterismo de bandera (pseudo patriotismo que se agota en el himno y la bandera), pero no entiende de soberanía ni de la importancia del desarrollo nacional como parte esencial de la real independencia, de la que descree e incluso se mofa abiertamente. 
   La Historia enseña, y mucho, por cierto. Por algo, esos mismos factores de poder apátridas (léase antinacionales por antonomasia), quitaron contenido a las cátedras de Historia en las escuelas, e incluso tergiversaron groseramente lo que del tema, se dicta en los Institutos Militares y de las Fuerzas de Seguridad, formateando mentes anodinas, ignorantes y carentes de todo espíritu sanamente crítico. 
   El tema, tratado con detalle y profundidad, requeriría al menos un par de voluminosos libros. En mérito a la brevedad, solo se citarán algunos de los muchos casos que, de los temas planteados, existen en la Historia Argentina, los que no por casualidad, son en general muy poco conocidos y menos aún citados. Tratando de sintetizar un tema troncal de la Historia Argentina, se citarán varios de los más significativos hechos que configuran persecuciones políticas, perpetradas con premeditación y con total alevosía, claramente buscando venganza, y por el terror, anular toda resistencia a las políticas de destrucción socio económica e incluso de viles actos de traición a la patria, para subordinarnos al miserable rol de colonia dócil, apta para el saqueo indiscriminado de nuestras riquezas, e incluso operando ahora ya abiertamente, para perpetrar la disolución nacional. 
   Asesinatos y masacres. 
 • Mariano Moreno, uno de los principales cerebros de la Revolución de Mayo, murió repentinamente -en 1811- en alta mar, cuando iba en una misión diplomática. Se supone, que pudo haber sido envenenado. • Santiago de Liniers, principalísima figura en las acciones para derrotar las dos invasiones inglesas. Fusilado en 1810, por presunta oposición a la Revolución de Mayo. Muy querido por el pueblo, la tropa criolla se negó a cumplir la nefasta orden, y debieron enviar otros a ejecutarla. El pelotón perpetrador, según historiadores revisionistas, estaba compuesto por soldados británicos, rendidos en las invasiones. 
• Manuel Dorrego, notable patriota de cuño Federal, apresado y fusilado por Lavalle en 1828, quien, para matarlo, fue presionado por personeros rivadavianos del unitarismo. 
• Facundo Quiroga, caudillo federal, fue emboscado y asesinado en 1835, igual que todos los que iban en el carruaje, incluyendo un jovencito -casi un niño- que colaboraba con el conductor del vehículo. Fue un aliado del federalismo, encarnado por Rosas. 
• Martiniano Chilavert tuvo destacada actuación en la guerra contra el Imperio del Brasil, siendo también unitario a las órdenes de Lavalle. Pero se sumó a las fuerzas de Rosas, para defender a la Patria, agredida por mercenarios europeos y tropas regulares extranjeras, que se sumaron a las tropas de Urquiza, quien incluso fue ampliamente financiado desde el vecino imperio para sus acciones militares. Luchó en Caseros (1852) como oficial de artillería, hasta agotar sus municiones, siendo hecho prisionero para después ser asesinado por órdenes de Urquiza, a quien recriminó por traidor a la Patria, por alzarse contra la propia nación. 
• Chacho Peñaloza, destacado caudillo federal, brutalmente asesinado en 1865, en las “operaciones de policía” de exterminio de caudillos, ordenadas por Mitre y aplaudidas por el sanguinario Sarmiento. • Urquiza, múltiple traidor a la Causa Federal, fue ultimado en 1870, siendo también asesinados sus dos hijos. Sugestivamente, poco antes recibió la visita oficial del presidente Sarmiento, alineado este con el sector unitario. Supuestamente, habrían limado asperezas que los mantenían enfrentados. • En el período de pseudo democracia, desde el mitrismo (1862) hasta que se sancionó la ley del voto secreto (1912), eran frecuentes los actos de violencia, incluyendo asesinatos, en los entornos de los centros de votación, para asegurar la primacía de los sectores conservadores, alineados con el liberalismo económico. 
• Entre 1918 y 1922 se produjeron los sangrientos hechos de la Patagonia Trágica, en cuyo contexto pereció un número no constatado de trabajadores, estimado entre 300 y 1.500, más algunas bajas en las fuerzas armadas que reprimieron. Después, el oficial que comandó la represión, fue asesinado por un anarquista. 
• En la década infame (1930-1943), en el período que la oligarquía llamó “tiempos de la república”, las elecciones eran amañadas, con mucha violencia incluso en los centros de votación, impidiendo toda oposición al régimen ultra conservador en lo político y ultra liberal en lo económico. Los negociados y compra de voluntades políticas abarcaron múltiples (o tal vez todos), los sectores económicos. En la parte eléctrica, las concesiones y tarifas leoninamente perjudiciales al país y a los consumidores, eran definidas por concejales sobornados casi públicamente, llamados “concejales chadistas”, por el nombre de una de las empresas extranjeras prestadoras del servicio. Los negociados de las exportaciones de carnes, subfacturadas, fueron denunciadas en el Senado por Lisandro De La Torre, a quien para acallarlo intentaron asesinar en el Congreso, muriendo el compañero de bancada Enzo Bordabehere, quien cubrió con su cuerpo a su amigo. El asesino fue un policía de baja catadura moral, pero los instigadores, si bien sospechados, nunca fueron acusados ni investigados en profundidad. 
• En 1953 se hicieron detonar explosivos en la estación de subterráneo de Plaza de Mayo, Buenos Aires; y se colocaron bombas en la fachada del Banco Nación -que no estallaron- que hubieran causado muchas víctimas, pues todo eso se hizo durante un acto político multitudinario. Provocaron seis muertos y más de 90 heridos, entre ellos 19 mutilados. Roque Carranza fue imputado como uno de los causantes principales del atentado. El mismo que después seria ministro de Alfonsín, en cuyo período gubernativo falleció en circunstancias “indecorosas”, según trascendió con poca difusión. Los causantes del grave atentado de 1953, fueron amnistiados por la genocida revolución de 1955. 
• El cobarde y alevoso bombardeo perpetrado en Plaza de Mayo, sin ningún aviso previo, por aviones básicamente de La Marina, pero también de la Fuerza Aérea, fue una masacre brutal, con cientos de muertos y de mutilados, y evidenció el profundo e irracional odio contra el propio pueblo, (que siguen demostrando las oligarquías), claramente buscando causar muchas víctimas, pues en días y horarios hábiles, mucha gente circula en ese lugar y sus inmediaciones. Cuesta encontrar otro caso similar a nivel mundial, pues las armas de la patria fueron usadas con premeditación y alevosía contra el propio pueblo. Además, ese bombardeo estuvo cargado de simbolismo, pues la oligarquía argentina desprecia a su propio pueblo, y odia el simbolismo que las masivas concentraciones populares en esa emblemática plaza, adquirió por derecho propio, desde el histórico 17 de octubre de 1945. Entre las víctimas estaban escolares procedentes del noroeste argentino, que iban en un ómnibus, a conocer la Casa Rosada y al presidente. Después de semejante salvajada, y otros hechos deplorables cometidos por militares alineados con la oligarquía y los poderes liberales, en años posteriores, resulta insólito constatar que algunos supuestos “intelectuales” de los uniformados de mentalidad procesera, expresen “no entender porque hay tanto rechazo en el pueblo contra las Fuerzas Armadas”. 
• Poco después del genocida bombardeo de Plaza de Mayo, se perpetró el golpe de Estado (1955) autotitulado “Revolución Libertadora”, conocido como “revolución fusiladora”. Tuvo fuerte carácter vengativo contra el peronismo, con extendidas acciones de torturas, encarcelamientos, destierros forzosos y fusilamientos, practicándose una feroz represión y exclusión dentro de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, las que a partir de entonces se subordinaron totalmente a la ideología político – económica liberal, acorde a los designios de la ultra conservadora oligarquía. 
• En el contexto precedente, en 1956 hubo un alzamiento cívico militar, rápidamente anulado. Los líderes del levantamiento, General J.J. Valle y Tte. Coronel O.L. Cogorno, fueron fusilados, al igual que varios civiles masacrados en los basurales de José León Suárez, cerca de Villa Ballester. 
• Entre muchos otros actos de violencia brutal e irracional, perpetrados por las insurgencias guerrilleras, cabe mencionar que el ERP secuestró y después asesinó al ejecutivo de Fiat Argentina, Oberdan Sallustro, en 1972. Como consecuencia del mismo, Fiat trasladó el eje de sus operaciones industriales en Sudamérica, de Argentina a Brasil. 
• En 1975, el trotskysta ERP, atacó el Regimiento 29 del Ejército, en Formosa, causando un total de 27 muertes, 10 de los decesos del personal militar y policial, la mayor parte de ellos conscriptos de orígenes humildes. 
• El “proceso” tuvo su primera víctima, la noche del golpe de Estado (1976), masacrando al Mayor Bernardo Alberte, en su vivienda y en presencia de familiares. Una valiente nota que Alberte envió pocos días antes a Videla, advirtiendo las negativas consecuencias que iba a provocar el golpe, fue la causa del crimen. Hubo otros asesinatos, como el supuesto “accidente” del muy querido cantautor Jorge Cafrune, embestido en 1978 lejos de la ruta, cuando iba rumbo a Yapeyú, a homenajear a San Martín. 
• Oscar Smith fue un destacado dirigente del gremio de Luz y Fuerza. Se opuso tenazmente a los planes de privatizaciones de las empresas prestadoras del servicio eléctrico, previendo los perjuicios para el país y los consumidores. A las pocas cuadras de haber mantenido una áspera reunión con Videla, fue secuestrado (1977) y “desaparecido” (o sea, asesinado). No hubo más oposición a los planes privatistas de Martínez De Hoz, quien integraba el directorio de la extranjera generadora “Ítalo”, la cual -a contramano de lo predicado por los neoliberales en el poder-, fue estatizada, pagándose mucho más de lo que valía su obsoleta usina. La estatal SEGBA fue desguazada en EDENOR, EDESUR y EDELAP. El dos veces ministro implementador de la “bicicleta financiera” y las consecuentes masivas fugas de divisas, Luis “Toto” Caputo, es uno de los principales accionistas de EDESUR, justamente la empresa que no realizó las necesarias inversiones, provocando cortes masivos y prolongados del vital servicio. Todos los negociados de crudo corte antinacional parecen vincularse. 
• Elena Holmberg Lanusse, fue prima hermana del ex presidente de facto A. A. Lanusse, y muy vinculada a familias de clase alta, pero todo ello no evitó que tuviera una muerte violenta en 1978, la cual se atribuye al hecho de haber sido involuntaria testigo de la reunión, en un céntrico café parisino, del Almirante Massera y del líder montonero Firmenich. A los pocos días, fue citada de urgencia a regresar a Buenos Aires, donde fue secuestrada y asesinada. 
• Hubo numerosas otras muertes, atentados y lesionados graves y leves, a consecuencias de las represiones brutales a las sucesivas manifestaciones populares que se fueron dando, en contra de cínicas políticas de genocidio socio económico, implementadas por diversos gobiernos neoliberales, desde fines del siglo pasado hasta la actualidad. 
  Son hechos más conocidos y recordados, por lo que, en mérito a la brevedad, no se citan en este resumen. 
                         MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ 
                 Analista de Temas Económicos y Geopolíticos