DOBLE VARA E INCOHERENCIAS DE PROCESEROS Y DE UNIFORMADOS LIBERALES
“Por sus obras los conoceréis”, dijo El Maestro de Palestina. Y es así.
Por una parte, ausencia total, o poco menos, de cualquier atisbo de protesta o de clara y patriótica oposición, por parte de uniformados explícitos o múltiples semi encubiertos operando como trols, a los que su lenguaje patriotero –de patrioterismo de opereta- delata; respecto a muchos temas muy sensibles al Interés Nacional. Citemos algunos:
Los vergonzosos acuerdos de rendición incondicional y subordinación explícita a Gran Bretaña, conocidos como Los Acuerdos de Madrid.
El reciente Acuerdo Foradori – Duncan, perpetrado por el impresentable Canciller Faurie, que acentúa lo precedente.
Los desguaces del Sector Industrial, sistemáticamente perpetrados en el “proceso”, en parte del alfonsinato, en su continuación del noventismo, y muy perversamente acentuado en el macrismo; claro que –según referencias, opiniones y acciones vistas- en los Institutos de Formación Militar se inculca el desprecio a la industria, acorde a la mentalidad de la oligarquía más retrógrada, exaltando la supuesta “grandeza del Centenario”, del país – estancia, que operaba como subordinado explícito a Gran Bretaña.
Las sucesivas paralizaciones y/o desguaces de proyectos tecnológicos, de gran significación estratégica, pero denostados u ocultados por los voceros del ultra conservadurismo y sus ramificaciones en diversos sectores, entre ellos los uniformados cooptados por el liberalismo, doctrina apátrida por excelencia. Estos últimos lo hacen en medio de estentóreos vítores a la patria (abstracta, sin percatarse de la Patria real que se materializa en logros concretos). De hecho, permutaron la arenga patriótica, transformándola en “Subordinación y valor, para vender a la patria”.
El desguace casi total del complejo tecnológico – industrial de Fabricaciones Militares, que antes fuera un orgullo nacional.
Los cierres y/o achicamientos de unidades militares.
El estado de indefensión total que padece Argentina, que data de las pérdidas de materiales en la guerra y los condicionamientos posteriores que evitan el necesario rearme. Claro está que muchos uniformados muy subordinados a los anglosajones, se oponen a adquirir equipamientos de potencias “políticamente incorrectas”, pues siguen anacrónica y colonizadamente los condicionamientos de las épocas de la Guerra Fría.
Aval implícito o explícito a políticas de genocidio económico, subordinados a falaces dogmas neoliberales que produjeron e intensificaron la miseria y la exclusión, cuya instalación fue el motivo real del infame “proceso”.
Demostración de no tener ni idea de la importancia crucial de poseer Industria Argentina de uso dual (civil y militar), y específicamente militar. Recuerdo a un exministro provincial, salido de La Marina, que en forma tajante, cuando le objeté que mucho equipamiento podría producirse en Argentina, me dijo “las armas no se fabrican, se compran”…y ese nefasto pensamiento predomina. Por algo, se emocionan hasta el paroxismo por tener algunos “Humvees” made in USA, pero ni razonan que acá bien podemos producir vehículos todo terreno, tal vez algo más modestos, pero con la importancia estratégica de ser de Industria Argentina, con todo lo que eso significa…claro que no lo entienden.
Ni les molestó que Macri dijera, despectivamente, que “no entiende de problemas de soberanía”, “que Las Malvinas solo producirían déficit”, y lo mismo respecto a La Antártida. Y en el colmo del descerebramiento, los uniformados destacados en La Antártida votaron masivamente a favor de quien “no entiende” temas de soberanía argentina en ese continente.
Por antiperonismo visceral, matizado con profundo liberalismo apátrida, la mayoría de los uniformados apoyó al macrismo, pese a los probados nefastos antecedentes de su conductor y de su ideología.
El listado no se agota.
Con el mayor respeto a los Señores Militares de Mentalidad Nacional, muchos de los cuales marcaron profundos senderos de soberanía y desarrollo, que Argentina supo tener (dos de ellos mis grandes maestros de Geopolítica); cabe señalar el prácticamente constante errado accionar de uniformados que fueron mentalmente formateados en la antinacional doctrina liberal, tergiversando
prioridades, pasando de ser defensores de la patria a mutar en meros mantenedores del sistema, importando poco o nada que con eso se lesione o se pisotee la soberanía.
Mucho más serio aun es el caso de los autoasumidos como totalmente identificados con el siniestro y apátrida proceso de reorganización nacional, que reemplazaron el razonamiento serio y meditado por las reacciones viscerales e intempestivas, propias de quienes actúan en base a prejuicios, larga y machaconamente inculcados como “el único pensamiento correcto”.
Es sabido que mediante aceitados mecanismos de comunicaciones, mantienen “alineada a la tropa” con “mensajitos”, muchos burdos y maliciosos, por vía electrónica y seguramente otros conductos, que refuerzan sistemáticamente el adoctrinamiento procesero, sin discutir nada por más aberrante o incoherente que sea. El solo hecho de cuestionar, ya es -para esa cerrada mentalidad-, punible de ser catalogado como “subversivo”.
Por supuesto no llegan a razonar –es pedir mucho- que los principales subversivos han sido, ininterrumpidamente desde 1955, los uniformados de orientación liberal, que subvertieron el orden constitucional, tomando el poder por la fuerza…para ofrendárselo a sus personajes de la más retrógrada oligarquía, y sus mandantes superiores, de las potencias anglosajonas y sus aliados menores, que les dan letra y órdenes explícitas o implícitas.
Como además es procedimiento habitual que “se hablen encima” (solo en sus círculos), y que se rechace todo lo que no se entienda o no sea “doctrinariamente correcto”, es común que vean enemigos hasta en la sopa, con lo cual tienen una acentuada tendencia a descalificar como “subversivo, trosko, zurdo” o similares conceptos, a toda idea los que no se subordine a las cerradísimas pautas de adoctrinamiento a las que fueron sometidos.
La doble vara con la cual actúan y nunca cuestionan, se pudo constatar –una vez más-, contrastando los densos silencios y complicidades explícitas en temas cruciales de soberanía, con la vocinglera y variopinta andanada de ataques, reacciones muy fuertes e incluso improperios, vertidos contra el periodista Gustavo Sylvestre, a raíz de algunas expresiones que habrían sido sacadas totalmente del contexto, tal como después precisó el citado comunicador.
Incluso dieron cabida a opiniones de un exaltado que amenazó públicamente la persona y la investidura de la vicepresidenta; y a un operador impresentable como el que utiliza un pseudónimo para verter sus clasistas y antinacionales “ideas”.
Más allá de esta estruendosa polémica, muy evidente (y muy poco comentada) es la doble vara de los que se dijeron tocados o molestos u ofendidos con el periodista; pero que ante otros hechos muy concretos, directamente atentatorios contra la soberanía y los Altos Intereses de Argentina, guardaron cómplices silencios; y se sabe que quien calla otorga.
Más allá de la precisión o no de los dichos, omiten los críticos la otra parte crucial de la opinión del conocido periodista –en la que se refirió a los golpistas-, en vinculación ello con la previa indefendible exposición de Duhalde, de la que este personaje tuvo que justificarse aduciendo un dudoso “brote psicótico”.
La burda apología de Duhalde respecto a un supuesto golpe de Estado en ciernes (de lo cual se hicieron eco varios retirados y/o vinculados, opinantes y trols, supuestamente “muy nacionalistas” pese al brutal oxímoron de apoyar el neoliberalismo procesero y macrista), que involucra precisamente a individuos de mentalidad procesera, y por ende golpista o usurpadora del Poder Público, y sus vinculados civiles oligarcas y filo oligarcas; tuvo nula o muy baja repercusión pública, entre esos sectores de pseudo patriotas y otros.
El exabrupto de Duhalde se tapó, muy hábilmente, con la vocinglería de los “molestos” ante los dichos –presuntos o reales- de G. Sylvestre.
Sin duda La Patria necesita contar con poderosas y bien equipadas Fuerzas Armadas, pero dotadas de clara Mentalidad Nacional, en las antípodas de los que se “enorgullecieron” de operar como tropas de ocupación, al servicio extranjero, en el propio Territorio Nacional.
Respeto total a los veteranos de guerra, repudio absoluto a comandantes, altos oficiales y civiles vinculados, que demostraron operar como colonizados mentales y marionetas de las potencias agresoras.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos