Detallo los links de dos recientes entrevistas en TLV1
https://www.youtube.com/watch?v=Ow5oEAQyk_0
https://www.youtube.com/watch?v=Ow5oEAQyk_0&authuser=1
Atte.
C A O
miércoles, 29 de noviembre de 2017
sábado, 25 de noviembre de 2017
VOLVIERON EL PROCESO Y LOS AÑOS ’90.
“Han vuelto, son los mismos”, decía Don Arturo Jauretche, al constatar con inmenso dolor de patriota insobornable, que enancados en el golpe de Estado de “la fusiladora” (1955), volvían a puestos de preponderancia, conocidos personeros de los intereses extranjeros, amparados por las bayonetas, que al mando de militares liberales –antinacionales y oligárquicos- operaban como tropas de ocupación, contra su propio pueblo, al cual despreciaban.
Aquel hondo desprecio al pueblo, a lo popular y nacional, era consecuencia de un profundo y constante proceso de colonización cultural, con los grandes diarios como punta de lanza, y con toda la aparatología de la dependencia cultural desplegada, inculcando no solo profundas tergiversaciones conceptuales, sino también un nocivo espíritu de “casta superior”, con desprecio visceral al “civilacho común” inculcado a las FFAA por la oligarquía y los anglosajones; que además en las clases medias incluían severas ideas racistas contra los “cabecitas negras” y otras negatividades prejuiciosas similares, discriminativas del pueblo común, al cual
la oligarquía y sus claques solo aceptan, de mala gana, como peonada o personal doméstico reducido a un rol de servidumbre carente de todo derecho y todo atisbo de dignidad.
Era la oligarquía rediviva, con la cortedad de miras y la soberbia excluyente que la caracteriza. Y eran fuerzas armadas que de brazo armado de la patria y de su pueblo, pasaron a ser custodios de intereses antinacionales y represores de su propio pueblo del cual se nutría –y se nutre hoy- la mayor parte de sus cuadros.
Esa misma oligarquía apátrida, ya expandida a algunos sectores financieros, importadores e industriales del tipo prebendario, (la oligarquía diversificada, según Eduardo Basualdo) fue la que volvió plenamente al poder en la época de la partidocracia cleptocrática neoliberal de los años ’90, particularmente en el
menemato y el delarruato.
Claramente, el gobierno actual de la CEOcracia, es la versión remozada, de esos recientes dos períodos de tan tristes nefastos recuerdos…aunque muchos parecen tener amnesia histórica o no quieren darse cuenta.
El neoliberalismo hoy “reinante” en Argentina, -vestido de democracia que cada vez más se asimila a dictadura con la suma del poder público cooptada por la fuerza, con represión institucionalizada, presos políticos y censura a periodistas y
medios opositores u objetivos-, parece un calco redivivo de aquella pseudo democracia oligárquica del “fraude patriótico” de los años ’30; de los “republicanos” clasistas excluyentes y odiadores violentos del ’55; y de los “salvadores de la patria” genuflexos ante los poderes anglosajones y financieros transnacionales del siniestro “proceso” (1976).
Sin irnos mucho más atrás en nuestra historia, pues para un análisis completo deberíamos remontarnos a 1806, con las invasiones “librecambistas” inglesas, el neoliberalismo, como remozamiento acentuado y profundizado del viejo liberalismo apátrida y oligárquico, tuvo su violento ingreso en Argentina, bajo el comando de la siniestra dupla inicial formada por Videla – Martínez De Hoz; uno como ejecutor del brazo armado custodio de tecnócratas locales carentes de todo patriotismo y de sus mandantes financieros extranjeros y grupos del poder globalizante por entonces en ciernes; y el otro como hombre fuerte de la Sociedad Rural –expresión más descarnada de la oligarquía tradicional, y como agente de intereses extranjeros.
Los padecimos durante los siete largos años del “proceso”, con enormes daños sociales y económicos, incluso de tipo estratégico, como el endeudamiento brutal y la desindustrialización como política de Estado, por no mencionar la “guerra librada para perder decorosamente”, que fue Malvinas en el colmo de las irracionalidades estratégicas; sin por ello negar el coraje de los que pusieron el pecho a las balas…pero coraje sin comandancia coherente y patriótica, es derroche irracional de sangre y de valiosos recursos, amén de brutal retroceso estratégico.
Después vendrían los años de exacerbación del neoliberalismo, que nos llevó de bruces y a los empujones, a la crisis terminal de 2001/2002.
Fue esa crisis de los cacerolazos masivos, del corralito bancario, de la miseria extendida y creciente, de la partidocracia política desacreditada, de la desocupación generalizada, del éxodo de argentinos al exterior, de la desarticulación social, política y económica, que nos llevaba inexorablemente a la disolución nacional, que era la ”solución” a la que apostaban los poderes transnacionales de la globalización salvaje.
Casi de milagro salimos de esa descomunal crisis generalizada de 2001/2002, que por poco nos llevó a la balcanización, tal vez en un entorno de violencia al estilo de lo acaecido en Yugoeslavia.
Pero las clases medias argentinas, e incluso parte de los sectores menos pudientes, parecen tener muy poca memoria histórica, y evidencian ser muy manipulables por los mercenarios de la incomunicación; hecho indudable al cual debe agregarse que los medios concentrados utilizaron técnicas de demolición psicológica para inocular el más visceral e irracional odio instigador del “cambio”, ocultando que tipo de “cambio” buscaban instalar, pues el “cambio” fue volver violentamente a metodologías represivas y políticas socio económicas de similares características del “proceso” y del “noventismo”.
Conversando con un amable y muy informado periodista ruso, hicimos un paralelismo entre la Rusia de Yeltsin, liberal funcional a las potencias del G 7, que puso de rodillas al gigantesco país de sólida cultura aquilatada en largos siglos, en camino a su balcanización y destrucción interior; comparándola con la Argentina del “proceso”, de los años ’90 y la actual de macrismo, sumida en el caos destructivo neoliberal; y las similitudes son notables, casi calcadas. Pero la gran diferencia es que hoy, los personeros del neoliberalismo que operan en Rusia, contra el gobierno claramente patriótico de Putin, son rechazados por la mayoría de la población.
En Argentina, en cambio, el lavaje cerebral inoculador de odios irracionales hizo estragos, y las campañas de refuerzo de las confusiones profundas sigue a todo vapor en los múltiples medios concentrados, casi sin lugar para opiniones disidentes. A eso se suma el accionar de ciertos “operadores”, que de consuno con
recalcitrantes militares retirados proceseros, demuestran que con tal de operar por los indultos al como sea y reivindicar al “proceso”, no parece importarles en nada la destrucción de la patria y la vergonzosa resignación de soberanía en todos los frentes.
Sumando al aquelarre de irracionalidades, variopintos sectores “progres” tan llenos de teorías huecas como faltos de identidad nacional, terminan de hecho actuando en contra de los Intereses Nacionales.
Mientras tanto, vastos sectores de clases medias, siguen navegando en las nubes de Úbeda, flotando mentalmente en la nada, mientras el país se desintegra sin que ni siquiera tengan un atisbo mínimo de conciencia de la extrema gravedad de la situación.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
“Han vuelto, son los mismos”, decía Don Arturo Jauretche, al constatar con inmenso dolor de patriota insobornable, que enancados en el golpe de Estado de “la fusiladora” (1955), volvían a puestos de preponderancia, conocidos personeros de los intereses extranjeros, amparados por las bayonetas, que al mando de militares liberales –antinacionales y oligárquicos- operaban como tropas de ocupación, contra su propio pueblo, al cual despreciaban.
Aquel hondo desprecio al pueblo, a lo popular y nacional, era consecuencia de un profundo y constante proceso de colonización cultural, con los grandes diarios como punta de lanza, y con toda la aparatología de la dependencia cultural desplegada, inculcando no solo profundas tergiversaciones conceptuales, sino también un nocivo espíritu de “casta superior”, con desprecio visceral al “civilacho común” inculcado a las FFAA por la oligarquía y los anglosajones; que además en las clases medias incluían severas ideas racistas contra los “cabecitas negras” y otras negatividades prejuiciosas similares, discriminativas del pueblo común, al cual
la oligarquía y sus claques solo aceptan, de mala gana, como peonada o personal doméstico reducido a un rol de servidumbre carente de todo derecho y todo atisbo de dignidad.
Era la oligarquía rediviva, con la cortedad de miras y la soberbia excluyente que la caracteriza. Y eran fuerzas armadas que de brazo armado de la patria y de su pueblo, pasaron a ser custodios de intereses antinacionales y represores de su propio pueblo del cual se nutría –y se nutre hoy- la mayor parte de sus cuadros.
Esa misma oligarquía apátrida, ya expandida a algunos sectores financieros, importadores e industriales del tipo prebendario, (la oligarquía diversificada, según Eduardo Basualdo) fue la que volvió plenamente al poder en la época de la partidocracia cleptocrática neoliberal de los años ’90, particularmente en el
menemato y el delarruato.
Claramente, el gobierno actual de la CEOcracia, es la versión remozada, de esos recientes dos períodos de tan tristes nefastos recuerdos…aunque muchos parecen tener amnesia histórica o no quieren darse cuenta.
El neoliberalismo hoy “reinante” en Argentina, -vestido de democracia que cada vez más se asimila a dictadura con la suma del poder público cooptada por la fuerza, con represión institucionalizada, presos políticos y censura a periodistas y
medios opositores u objetivos-, parece un calco redivivo de aquella pseudo democracia oligárquica del “fraude patriótico” de los años ’30; de los “republicanos” clasistas excluyentes y odiadores violentos del ’55; y de los “salvadores de la patria” genuflexos ante los poderes anglosajones y financieros transnacionales del siniestro “proceso” (1976).
Sin irnos mucho más atrás en nuestra historia, pues para un análisis completo deberíamos remontarnos a 1806, con las invasiones “librecambistas” inglesas, el neoliberalismo, como remozamiento acentuado y profundizado del viejo liberalismo apátrida y oligárquico, tuvo su violento ingreso en Argentina, bajo el comando de la siniestra dupla inicial formada por Videla – Martínez De Hoz; uno como ejecutor del brazo armado custodio de tecnócratas locales carentes de todo patriotismo y de sus mandantes financieros extranjeros y grupos del poder globalizante por entonces en ciernes; y el otro como hombre fuerte de la Sociedad Rural –expresión más descarnada de la oligarquía tradicional, y como agente de intereses extranjeros.
Los padecimos durante los siete largos años del “proceso”, con enormes daños sociales y económicos, incluso de tipo estratégico, como el endeudamiento brutal y la desindustrialización como política de Estado, por no mencionar la “guerra librada para perder decorosamente”, que fue Malvinas en el colmo de las irracionalidades estratégicas; sin por ello negar el coraje de los que pusieron el pecho a las balas…pero coraje sin comandancia coherente y patriótica, es derroche irracional de sangre y de valiosos recursos, amén de brutal retroceso estratégico.
Después vendrían los años de exacerbación del neoliberalismo, que nos llevó de bruces y a los empujones, a la crisis terminal de 2001/2002.
Fue esa crisis de los cacerolazos masivos, del corralito bancario, de la miseria extendida y creciente, de la partidocracia política desacreditada, de la desocupación generalizada, del éxodo de argentinos al exterior, de la desarticulación social, política y económica, que nos llevaba inexorablemente a la disolución nacional, que era la ”solución” a la que apostaban los poderes transnacionales de la globalización salvaje.
Casi de milagro salimos de esa descomunal crisis generalizada de 2001/2002, que por poco nos llevó a la balcanización, tal vez en un entorno de violencia al estilo de lo acaecido en Yugoeslavia.
Pero las clases medias argentinas, e incluso parte de los sectores menos pudientes, parecen tener muy poca memoria histórica, y evidencian ser muy manipulables por los mercenarios de la incomunicación; hecho indudable al cual debe agregarse que los medios concentrados utilizaron técnicas de demolición psicológica para inocular el más visceral e irracional odio instigador del “cambio”, ocultando que tipo de “cambio” buscaban instalar, pues el “cambio” fue volver violentamente a metodologías represivas y políticas socio económicas de similares características del “proceso” y del “noventismo”.
Conversando con un amable y muy informado periodista ruso, hicimos un paralelismo entre la Rusia de Yeltsin, liberal funcional a las potencias del G 7, que puso de rodillas al gigantesco país de sólida cultura aquilatada en largos siglos, en camino a su balcanización y destrucción interior; comparándola con la Argentina del “proceso”, de los años ’90 y la actual de macrismo, sumida en el caos destructivo neoliberal; y las similitudes son notables, casi calcadas. Pero la gran diferencia es que hoy, los personeros del neoliberalismo que operan en Rusia, contra el gobierno claramente patriótico de Putin, son rechazados por la mayoría de la población.
En Argentina, en cambio, el lavaje cerebral inoculador de odios irracionales hizo estragos, y las campañas de refuerzo de las confusiones profundas sigue a todo vapor en los múltiples medios concentrados, casi sin lugar para opiniones disidentes. A eso se suma el accionar de ciertos “operadores”, que de consuno con
recalcitrantes militares retirados proceseros, demuestran que con tal de operar por los indultos al como sea y reivindicar al “proceso”, no parece importarles en nada la destrucción de la patria y la vergonzosa resignación de soberanía en todos los frentes.
Sumando al aquelarre de irracionalidades, variopintos sectores “progres” tan llenos de teorías huecas como faltos de identidad nacional, terminan de hecho actuando en contra de los Intereses Nacionales.
Mientras tanto, vastos sectores de clases medias, siguen navegando en las nubes de Úbeda, flotando mentalmente en la nada, mientras el país se desintegra sin que ni siquiera tengan un atisbo mínimo de conciencia de la extrema gravedad de la situación.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
sábado, 18 de noviembre de 2017
LA TRAGEDIA CASI CONFIRMADA DEL SUBMARINO SAN JUAN
Pensamientos colaterales que claramente se avizoran.
El accionar de zapa de los que operan para profundizar las férreas ataduras de la colonización cultural pro británica no cesa, e incluso todo permite suponer fundamentadamente que se intensifica.
Hace tiempo se pueden leer determinados recurrentes mensajes, en los que resaltan los “gestos de acercamiento” de veteranos de guerra británicos hacia sus pares de Argentina.
Con esas campañas, entre otras cosas, se tapan las irracionalidades insanables cometidas por los comandantes del “proceso” y de los que tuvieron responsabilidades estratégicas en la conducción diplomática, política, geopolítica, económica y militar, en el desastroso desenlace de la guerra, que en el colmo del absurdo, claramente, solo se buscaba “perder ‘dignamente’ “, y en la que se priorizaron burdas “prioridades y compromisos de defensa del sistema” (lo del alineamiento servil al “mundo libre, occidental y cristiano”), en vez de poner en primer lugar las prioridades de la Defensa Nacional y de la Soberanía Nacional, dejando de lado no solo elementales principios de geopolítica con visión nacional, sino incluso enseñanzas elementales de las máximas sanmartinianas, que los sectores militares inundados mentalmente de apátrida liberalismo tan dogmático como irracional, demuestran palmariamente desconocer.
Por algo, esos sectores militares confusamente liberales (o sea de hecho apátridas, sin que muchos ni se den cuenta de ello), siguen apoyando con entusiasmo el accionar destructivo del neoliberalismo vuelto al poder y en camino a lograr la suma del poder público, que claramente es la continuación político - económica del “proceso” y del “noventismo” del menemato y el delarruato, que no solo resigna explícitamente soberanía y destroza en jirones la dignidad nacional, sino que incluso pone en serio riesgo la continuidad de Argentina como nación, pues nos amenaza con la balcanización.
Esa confusión parte del nada inocente error de enfoque, lamentablemente aun vigente en muchos (¿o todos?) los institutos de enseñanza militar, que jibarizan los enfoques y doctrinas político – económicas a solo dos doctrinas o ideologías: marxismo y liberalismo, omitiendo amañadamente las múltiples alternativas, que han sido precisamente las más exitosas, entre otras cuestiones por romper las ataduras del dogmatismo.
El colmo del cipayismo es que ahora clamen por pedirles ayuda a los británicos, y que luego les besen las manos, eventualmente por encontrar al submarino hundido. Hace rato, desde las sombras, están haciendo una sutil pero intensa campaña, para mostrar a los militares británicos como "buenos muchachos", con los que "circunstancialmente" nos enfrentamos, pero que "son unos caballeros". De esa forma, para los colonizados mentales de uniformes (no son todos, por suerte), los únicos "enemigos permanentes" son "los subversivos". De esa forma refuerzan la cerrazón mental de pensar todo bajo la "lógica" de la doctrina de la seguridad nacional, de los años '70. Sus concepciones de patriotismo son tan huecas de contenido, que muchas veces no pasan de un mal disimulado sentimiento de casta supuestamente superior, o de formalismos carentes de contenido.
Y el accionar de colonizados mentales progres, que como autómatas califican de "fachos" a todos los que no les caen bien, y que además “compran” con facilidad los dictados de sutiles ONGs extranjeras, principalmente británicas; completan de ese modo el panorama de profundas distorsiones y confusiones conceptuales en temas esenciales. Suelen predicar un irracional antimilitarismo a ultranza, muy funcional a poderes ajenos a los Intereses Nacionales.
Completando el aquelarre de confusiones, vastos sectores de clases medias, se mueven al compás de los desinformadores públicos, con escaso o nulo razonamiento propio; o peor aun, buscando el facilismo de ubicarse en lo “políticamente correcto” sin importarles en nada las consecuencias futuras, incluso las de futuro cercano que ya se avizora, con un escenario casi calcado al desmadre del 2001. A esa gente, envuelta en la superficialidad, la tragedia del submarino San Juan posiblemente poco o nada le importe.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Pensamientos colaterales que claramente se avizoran.
El accionar de zapa de los que operan para profundizar las férreas ataduras de la colonización cultural pro británica no cesa, e incluso todo permite suponer fundamentadamente que se intensifica.
Hace tiempo se pueden leer determinados recurrentes mensajes, en los que resaltan los “gestos de acercamiento” de veteranos de guerra británicos hacia sus pares de Argentina.
Con esas campañas, entre otras cosas, se tapan las irracionalidades insanables cometidas por los comandantes del “proceso” y de los que tuvieron responsabilidades estratégicas en la conducción diplomática, política, geopolítica, económica y militar, en el desastroso desenlace de la guerra, que en el colmo del absurdo, claramente, solo se buscaba “perder ‘dignamente’ “, y en la que se priorizaron burdas “prioridades y compromisos de defensa del sistema” (lo del alineamiento servil al “mundo libre, occidental y cristiano”), en vez de poner en primer lugar las prioridades de la Defensa Nacional y de la Soberanía Nacional, dejando de lado no solo elementales principios de geopolítica con visión nacional, sino incluso enseñanzas elementales de las máximas sanmartinianas, que los sectores militares inundados mentalmente de apátrida liberalismo tan dogmático como irracional, demuestran palmariamente desconocer.
Por algo, esos sectores militares confusamente liberales (o sea de hecho apátridas, sin que muchos ni se den cuenta de ello), siguen apoyando con entusiasmo el accionar destructivo del neoliberalismo vuelto al poder y en camino a lograr la suma del poder público, que claramente es la continuación político - económica del “proceso” y del “noventismo” del menemato y el delarruato, que no solo resigna explícitamente soberanía y destroza en jirones la dignidad nacional, sino que incluso pone en serio riesgo la continuidad de Argentina como nación, pues nos amenaza con la balcanización.
Esa confusión parte del nada inocente error de enfoque, lamentablemente aun vigente en muchos (¿o todos?) los institutos de enseñanza militar, que jibarizan los enfoques y doctrinas político – económicas a solo dos doctrinas o ideologías: marxismo y liberalismo, omitiendo amañadamente las múltiples alternativas, que han sido precisamente las más exitosas, entre otras cuestiones por romper las ataduras del dogmatismo.
El colmo del cipayismo es que ahora clamen por pedirles ayuda a los británicos, y que luego les besen las manos, eventualmente por encontrar al submarino hundido. Hace rato, desde las sombras, están haciendo una sutil pero intensa campaña, para mostrar a los militares británicos como "buenos muchachos", con los que "circunstancialmente" nos enfrentamos, pero que "son unos caballeros". De esa forma, para los colonizados mentales de uniformes (no son todos, por suerte), los únicos "enemigos permanentes" son "los subversivos". De esa forma refuerzan la cerrazón mental de pensar todo bajo la "lógica" de la doctrina de la seguridad nacional, de los años '70. Sus concepciones de patriotismo son tan huecas de contenido, que muchas veces no pasan de un mal disimulado sentimiento de casta supuestamente superior, o de formalismos carentes de contenido.
Y el accionar de colonizados mentales progres, que como autómatas califican de "fachos" a todos los que no les caen bien, y que además “compran” con facilidad los dictados de sutiles ONGs extranjeras, principalmente británicas; completan de ese modo el panorama de profundas distorsiones y confusiones conceptuales en temas esenciales. Suelen predicar un irracional antimilitarismo a ultranza, muy funcional a poderes ajenos a los Intereses Nacionales.
Completando el aquelarre de confusiones, vastos sectores de clases medias, se mueven al compás de los desinformadores públicos, con escaso o nulo razonamiento propio; o peor aun, buscando el facilismo de ubicarse en lo “políticamente correcto” sin importarles en nada las consecuencias futuras, incluso las de futuro cercano que ya se avizora, con un escenario casi calcado al desmadre del 2001. A esa gente, envuelta en la superficialidad, la tragedia del submarino San Juan posiblemente poco o nada le importe.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
jueves, 16 de noviembre de 2017
GUERRA BLANDA DE DEMOLICIÓN
Hasta el siglo XX inclusive, los gobiernos oligárquicos, antipopulares y antinacionales, solo se podían sostener en un contexto de fuertes y evidentes medidas represivas, las que anulaban o inhibían no solo grandes manifestaciones masivas de oposición, sino que también tornaban peligrosas las opiniones públicas en contra, e incluso las simples rondas de conversaciones en las que se pudiera sugerir algún tipo de descontento.
Las consecuencias podían ser aprietes de diversos tipos, pérdidas de empleos, detenciones “preventivas”, cárceles con poco o ningún juicio previo, torturas, desapariciones, o directamente fusilamientos.
Los argentinos tenemos una larga historia de períodos de gobiernos de ese tipo, pudiéndose citar la década infame (1930-1943); la revolución fusiladora (1955-1958) y sus continuadores (con picos represivos y violentos a comienzos de los años ’60); la “dictablanda” de los años de Onganía y sus sucesores (1966-1973); para luego pasar a la violencia institucionalizada del “proceso” cívico – militar de 1976-1983, en el cual en un marco férreamente represivo se nos impusieron por la fuerza de las bayonetas –con la excusa de “la subversión marxista”- las draconianas y perversas medidas de achicamiento económico y exclusión social del neoliberalismo, por entonces en plena expansión en el mundo.
Fue la primera y muy violenta aplicación en Argentina –con procesos paralelos en Íbero América- de la Doctrina del Caos, tan bien descripta por Viviane Forrester y Naomí Klein en sus libros (1)
Pero las épocas cambiaron, y las técnicas de dominación y sometimiento de pueblos y países se refinaron en grados superlativos, con metodologías de cooptación sutiles en grados extremos, creadas o muy refinadas por sociólogos, psicólogos sociales, antropólogos, politólogos y otros expertos en comunicación social, sumada toda esa parafernalia de técnicas al uso masivamente demoledor de los medios convencionales de comunicación, a lo que se agregaron las redes sociales electrónicas, cuyos roles pueden llegar a ser definitorios, como se demostró en los contagiosos procesos de “primaveras comunicacionales” funcionales al neoliberalismo, como se dio en países árabes y en Ucrania.
Esos refinamientos con notables grados de perversión comunicacional tomaron vuelo fogoneados por los impulsores de la globalización salvaje, que con el neoliberalismo como doctrina y metodología excluyente que intentan imponer al como sea, tomaron gran impulso desde el comienzo del siglo XXI, el cual en lo geopolítico puede afirmarse que comenzó en la pasada década del ’90; a partir de la que, en rápida sucesión, están ocurriendo profundos cambios en el tablero de la Geopolítica Mundial.
Ahora los militares liberales golpistas, con neuronas formateadas por los cursos de la Escuela de las Américas, practicantes fervorosos del patrioterismo meramente declamativo y hueco de contenidos, quedaron relegados al fondo de las opciones “potables”, intentando reducírselos a roles meramente policíacos represivos, cuando no a usarlos como carne de cañón al servicio de las potencias anglosajonas, como parecen orientarse las líneas de política exterior claramente subordinadas a las mismas, evidenciadas por el presidente Macri.
Una de las pocas excepciones actuales fue la destitución de Zelaya en Honduras, mediante un golpe militar. Pero la “onda” actual son los golpes de Estado palaciegos, al estilo de Temer en Brasil y de Franco en Paraguay; y en un mayor nivel de “elaboración” los procedimientos del tipo de “periodismo de guerra” como el aplicado en Argentina, para favorecer el retorno del neoliberalismo, ahora con formalidades democráticas pero con esencia duramente excluyente, del tipo del manejo de la suma del poder público.
Por supuesto, también debe analizarse el frustrado golpe del tipo caracterizado como guerra híbrida perpetrado en Venezuela, tal como definió el reconocido analista Dr. Miguel Ángel Barrios. Esa metodología combina violencia en gran escala, con operaciones de desabastecimiento, agresiones mediáticas, pirotecnia verbal opositora; además de medidas de ahogo económico y claras amenazas de invasión, por parte de la potencia hegemónica continental, con o sin participación de tropas o logísticas colombianas. Pero en Venezuela, el grueso de las Fuerzas Armadas no da muestras de estar subordinado o colonizado mentalmente por el adoctrinamiento neoliberal, como sí lo evidencian en grado superlativo vastos sectores de retirados de las FFAA y FFSS de Argentina. Y claramente, esos sectores de retirados con mentalidad procesera (2), mostrarían
tener ágiles canales de contacto con veteranos de guerra y muy posiblemente con personal en actividad, como lo evidencian frecuentes mensajes que se difunden en forma semi subrepticia en redes sociales, mensajes en los que sesgadamente “se bajan líneas” con claros y perimidos enfoques setentistas, que siguen centrados en “perseguir zurditos” que parecen ver hasta en la sopa, mientras que parecen ignorar los muy serios riesgos a la integridad nacional que representan las cataratas de muy negativas medidas socio económicas y geopolíticas que en masa y en continua sucesión son perpetradas por la CEOcracia gobernante, con su cohorte de economistas dogmáticamente monetaristas y neoliberales de nulo patriotismo, todo eso con la masiva cobertura mediática de los medios “adictos” que son casi todos. Es la guerra blanda de demolición, en pleno perpetramiento.
Como ejemplo de esos mensajes del tipo “si está de acuerdo, difunda”, recientemente divulgaron un “llamamiento patriótico” a ponerse en contra de los gastos que representa el Parlasur (organismo parlamentario de la UNASUR), que sin duda más de un poco ilustrado o poco reflexivo retirado o veterano “compró” con entusiasmo febril; mientras que ni parecen preocuparse en lo más mínimo por el endeudamiento sideral y sin medida en que nos embretan, por el negociado hiper endeudante de las LEBACs (bonos emitidos por el Banco Central, a tasas altísimas que ya llegan a rozar el 30 %, conformando una bola de nieve que nadie prevé como desactivar), por la destrucción del aparato industrial y el desguace de los entes tecnológicos, por la miseria y la desocupación creciente, y otras lacras perniciosas que ya padecimos en los dolorosos años ’90. Es claramente el Plan Morgenthau en plena perpetración, para destrozar a Argentina.
El tema amerita mayores análisis, los que se intentará hacer en futuros artículos.
(1) Viviane Forrester – El Horror Económico // Naomí Klein – La Doctrina del Shock.
(2) Mentalidad procesera – Afín al tristemente recordado “proceso” cívico – militar que usurpó el poder en 1976.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Hasta el siglo XX inclusive, los gobiernos oligárquicos, antipopulares y antinacionales, solo se podían sostener en un contexto de fuertes y evidentes medidas represivas, las que anulaban o inhibían no solo grandes manifestaciones masivas de oposición, sino que también tornaban peligrosas las opiniones públicas en contra, e incluso las simples rondas de conversaciones en las que se pudiera sugerir algún tipo de descontento.
Las consecuencias podían ser aprietes de diversos tipos, pérdidas de empleos, detenciones “preventivas”, cárceles con poco o ningún juicio previo, torturas, desapariciones, o directamente fusilamientos.
Los argentinos tenemos una larga historia de períodos de gobiernos de ese tipo, pudiéndose citar la década infame (1930-1943); la revolución fusiladora (1955-1958) y sus continuadores (con picos represivos y violentos a comienzos de los años ’60); la “dictablanda” de los años de Onganía y sus sucesores (1966-1973); para luego pasar a la violencia institucionalizada del “proceso” cívico – militar de 1976-1983, en el cual en un marco férreamente represivo se nos impusieron por la fuerza de las bayonetas –con la excusa de “la subversión marxista”- las draconianas y perversas medidas de achicamiento económico y exclusión social del neoliberalismo, por entonces en plena expansión en el mundo.
Fue la primera y muy violenta aplicación en Argentina –con procesos paralelos en Íbero América- de la Doctrina del Caos, tan bien descripta por Viviane Forrester y Naomí Klein en sus libros (1)
Pero las épocas cambiaron, y las técnicas de dominación y sometimiento de pueblos y países se refinaron en grados superlativos, con metodologías de cooptación sutiles en grados extremos, creadas o muy refinadas por sociólogos, psicólogos sociales, antropólogos, politólogos y otros expertos en comunicación social, sumada toda esa parafernalia de técnicas al uso masivamente demoledor de los medios convencionales de comunicación, a lo que se agregaron las redes sociales electrónicas, cuyos roles pueden llegar a ser definitorios, como se demostró en los contagiosos procesos de “primaveras comunicacionales” funcionales al neoliberalismo, como se dio en países árabes y en Ucrania.
Esos refinamientos con notables grados de perversión comunicacional tomaron vuelo fogoneados por los impulsores de la globalización salvaje, que con el neoliberalismo como doctrina y metodología excluyente que intentan imponer al como sea, tomaron gran impulso desde el comienzo del siglo XXI, el cual en lo geopolítico puede afirmarse que comenzó en la pasada década del ’90; a partir de la que, en rápida sucesión, están ocurriendo profundos cambios en el tablero de la Geopolítica Mundial.
Ahora los militares liberales golpistas, con neuronas formateadas por los cursos de la Escuela de las Américas, practicantes fervorosos del patrioterismo meramente declamativo y hueco de contenidos, quedaron relegados al fondo de las opciones “potables”, intentando reducírselos a roles meramente policíacos represivos, cuando no a usarlos como carne de cañón al servicio de las potencias anglosajonas, como parecen orientarse las líneas de política exterior claramente subordinadas a las mismas, evidenciadas por el presidente Macri.
Una de las pocas excepciones actuales fue la destitución de Zelaya en Honduras, mediante un golpe militar. Pero la “onda” actual son los golpes de Estado palaciegos, al estilo de Temer en Brasil y de Franco en Paraguay; y en un mayor nivel de “elaboración” los procedimientos del tipo de “periodismo de guerra” como el aplicado en Argentina, para favorecer el retorno del neoliberalismo, ahora con formalidades democráticas pero con esencia duramente excluyente, del tipo del manejo de la suma del poder público.
Por supuesto, también debe analizarse el frustrado golpe del tipo caracterizado como guerra híbrida perpetrado en Venezuela, tal como definió el reconocido analista Dr. Miguel Ángel Barrios. Esa metodología combina violencia en gran escala, con operaciones de desabastecimiento, agresiones mediáticas, pirotecnia verbal opositora; además de medidas de ahogo económico y claras amenazas de invasión, por parte de la potencia hegemónica continental, con o sin participación de tropas o logísticas colombianas. Pero en Venezuela, el grueso de las Fuerzas Armadas no da muestras de estar subordinado o colonizado mentalmente por el adoctrinamiento neoliberal, como sí lo evidencian en grado superlativo vastos sectores de retirados de las FFAA y FFSS de Argentina. Y claramente, esos sectores de retirados con mentalidad procesera (2), mostrarían
tener ágiles canales de contacto con veteranos de guerra y muy posiblemente con personal en actividad, como lo evidencian frecuentes mensajes que se difunden en forma semi subrepticia en redes sociales, mensajes en los que sesgadamente “se bajan líneas” con claros y perimidos enfoques setentistas, que siguen centrados en “perseguir zurditos” que parecen ver hasta en la sopa, mientras que parecen ignorar los muy serios riesgos a la integridad nacional que representan las cataratas de muy negativas medidas socio económicas y geopolíticas que en masa y en continua sucesión son perpetradas por la CEOcracia gobernante, con su cohorte de economistas dogmáticamente monetaristas y neoliberales de nulo patriotismo, todo eso con la masiva cobertura mediática de los medios “adictos” que son casi todos. Es la guerra blanda de demolición, en pleno perpetramiento.
Como ejemplo de esos mensajes del tipo “si está de acuerdo, difunda”, recientemente divulgaron un “llamamiento patriótico” a ponerse en contra de los gastos que representa el Parlasur (organismo parlamentario de la UNASUR), que sin duda más de un poco ilustrado o poco reflexivo retirado o veterano “compró” con entusiasmo febril; mientras que ni parecen preocuparse en lo más mínimo por el endeudamiento sideral y sin medida en que nos embretan, por el negociado hiper endeudante de las LEBACs (bonos emitidos por el Banco Central, a tasas altísimas que ya llegan a rozar el 30 %, conformando una bola de nieve que nadie prevé como desactivar), por la destrucción del aparato industrial y el desguace de los entes tecnológicos, por la miseria y la desocupación creciente, y otras lacras perniciosas que ya padecimos en los dolorosos años ’90. Es claramente el Plan Morgenthau en plena perpetración, para destrozar a Argentina.
El tema amerita mayores análisis, los que se intentará hacer en futuros artículos.
(1) Viviane Forrester – El Horror Económico // Naomí Klein – La Doctrina del Shock.
(2) Mentalidad procesera – Afín al tristemente recordado “proceso” cívico – militar que usurpó el poder en 1976.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
viernes, 10 de noviembre de 2017
LA DEUDA EXTERNA COMO HERRAMIENTA DE SOMETIMIENTO
A algunos indolentes o poco informados, el título puede parecerles una exageración. Pero lo real es que la deuda externa no solo ha sido utilizada como fortísima herramienta de sometimiento del mundo excluido del G7 y las Potencias Atlantistas, sino que tal como se pudo constatar en la crisis argentina de 2001/2002, el endeudamiento desbocado y supuestamente impagable, se utilizó como instrumento de presión para obligar a Argentina a aceptar la miserable propuesta de canje de la deuda externa por territorios.
Dicho en términos más breves, la deuda externa es el factor de poder que utilizan los grandes poderes financieros transnacionales para someter a los Estados y forzar el achicamiento de sus poderes, buscando incluso su disolución.
Tal es el objetivo de las políticas de ajuste permanente, de imposición del neoliberalismo salvaje, que promueven las recetas permanentemente recesivas del Fondo Monetario Internacional y de las grandes potencias neocoloniales del siglo XXI (EEUU, Gran Bretaña, Francia), sus socios del G 7, así como otras potencias menores que fungen como aliados estratégicos de aquellas.
Es de recordar que en plena hecatombe preanunciada del 2001, circuló con insistencia la “conveniencia” e incluso la “necesidad” de permutar deuda por territorios, perversa idea que incluso fue fogoneada en los medios masivos por las dos “señoras rubias” mayores de la TV capitalina; la de los almuerzos oligarcones, y la contrabandista de auto de alta gama y de “los dinosaurios vivos encontrados en La Patagonia”.
Ahora que volvimos a caer en un endeudamiento brutal y patológico, inmersos en una espiral de sucesivos créditos externos contraídos con tanta liviandad como carencia de responsabilidad ante las gravísimas consecuencias que claramente pueden preverse como trágicas consecuencias; el tema, por cierto central y de importancia excluyente para los hoy menguados Intereses Nacionales, es permanentemente ocultado, minimizado y ninguneado por los mercenarios de la incomunicación pública; por economistas asalariados del establishment y por otros que se esfuerzan por ser aceptados al calorcito de los favores y de las billeteras de los poderes oligárquicos – antinacionales concentrados; por políticos y gremialistas domesticados a carpetazos u otros medios de sometimiento; por militares perdidos en sus nebulosas setentistas y los extravíos conceptuales de la perversa doctrina de la seguridad nacional, o empantanados en la extrema ignorancia de la Historia Argentina, Historia Mundial, Economía y Geopolítica, o en algunos casos puntuales sospechosamente volcados a enredadas interpretaciones de la realidad que evidencian ser dictadas o inducidas por las usinas de colonización mental de las potencias anglosajonas.
En medio de todo ese aquelarre de confusiones inducidas, de desinformaciones extremas y de ignorancias asumidas, vastos sectores de la decadente clase media parecen no reaccionar que esta rápida hecatombe nos lleva al desastre generalizado que incluso nos pone en muy serio riesgo de disolución nacional; tal como el sombrío panorama lo presagia y tal como la realidad mundial del presente siglo lo demuestra, con sucesivos y violentos ataques a diversos países ya fragmentados, desarticulados institucional y económicamente, y que han sido o son objeto de diversas metodologías de agresiones implementadas con mayor o menor sutileza cuando no abiertamente perpetradas.
Hoy Argentina carece de todo proyecto geopolítico propio, adolece de la más elemental visión y objetivos de grandeza nacional, al estar subordinada a los dictados de las potencias atlantistas y sus socios menores, atada en forma asfixiante y creciente a la Banca transnacional y a los dictados siempre recesivos del FMI.
La visión y objetivos del actual gobierno CEOcrático mega corporativo y multiprocesado, solo evidencia empujarnos al como sea al subdesarrollo crónico y a una estructura político – social equiparable al feudalismo oligárquico que nos manejó con escasa y excluyente visión clasista, desde el mitrismo, casi sin solución de continuidad hasta la irrupción de Yrigoyen; en un modelo político - económico antiindustrial, centralista unitario y socialmente excluyente que se repitió en la década infame (los años ’30), en la revolución fusiladora y sus continuadores, en el nefasto proceso, y ahora reciclado mediante la elaborada estrategia comunicacional del “periodismo de guerra” y sus alfiles en distintos ámbitos, incluidos otros poderes del Estado y de la sociedad.
Como fundamenté en artículos anteriores, todas las evidencias conducen a afirmar que estamos padeciendo una sutil y agresiva versión remozada del Plan Morgenthau, que mediante diversas herramientas y con muchos operadores en paralelo, buscan la disolución nacional. Disolución nacional que es uno de los objetivos declarados de los impulsores del proceso de globalización salvaje, en su momento corporizado desembozadamente en el Consenso de Washington, pero que cuenta con otros impulsores más sutiles, como los poderes imperiales británicos y su poderoso y multifacético aparato de infiltración cultural, incluyendo ONGs “indigenistas”, “ecologistas”, “derecho humanistas”, y diversas “fundaciones” de orientación económica neoliberal.
El riesgo de disolución nacional se acrecienta día a día, con el crecimiento desorbitado de la deuda externa, con la disolución de las estructuras tecnológicas e industriales, con la desarticulación social, con el desguace brutal del nunca totalmente consolidado bloque de la UNASUR, y con distintas acciones de zapa igualmente destructivas.
El unitarismo desembozado implementado para acentuar irritantes privilegios a favor de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, apenas extendida a la Pampa Húmeda; el abandono de La Patagonia con los irracionales frenos a obras de gran importancia estratégica (Chihuido I y las dos hidros de Santa Cruz, más las oposiciones a la planificada Quinta Central Nuclear en Río Negro), los ataques a la industrias tecnológicas de Tierra Del Fuego, los ahogos financieros a esas provincias, los frenos a las producciones de gas y petróleo; forman el contexto que frena radicaciones de poblaciones e incluso expulsa a parte de la existente actualmente en La Patagonia, a la medida de los intereses estratégicos de Gran Bretaña, que nos quiere débiles y sumisos; el grado de indefensión extrema en que se encuentra nuestro país (cuyos orígenes deben buscarse al menos desde el siniestro “proceso”, sino allá por 1955); a lo que se agregan las profundas confusiones conceptuales y carencia de doctrinas nacionales bien fundamentadas en estamentos especializados cívicos y militares que deberían ser expertos en esos delicados temas; son posiblemente solo algunos de los principales factores que tornan muy oscuro y preocupante el futuro de nuestra nación.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
A algunos indolentes o poco informados, el título puede parecerles una exageración. Pero lo real es que la deuda externa no solo ha sido utilizada como fortísima herramienta de sometimiento del mundo excluido del G7 y las Potencias Atlantistas, sino que tal como se pudo constatar en la crisis argentina de 2001/2002, el endeudamiento desbocado y supuestamente impagable, se utilizó como instrumento de presión para obligar a Argentina a aceptar la miserable propuesta de canje de la deuda externa por territorios.
Dicho en términos más breves, la deuda externa es el factor de poder que utilizan los grandes poderes financieros transnacionales para someter a los Estados y forzar el achicamiento de sus poderes, buscando incluso su disolución.
Tal es el objetivo de las políticas de ajuste permanente, de imposición del neoliberalismo salvaje, que promueven las recetas permanentemente recesivas del Fondo Monetario Internacional y de las grandes potencias neocoloniales del siglo XXI (EEUU, Gran Bretaña, Francia), sus socios del G 7, así como otras potencias menores que fungen como aliados estratégicos de aquellas.
Es de recordar que en plena hecatombe preanunciada del 2001, circuló con insistencia la “conveniencia” e incluso la “necesidad” de permutar deuda por territorios, perversa idea que incluso fue fogoneada en los medios masivos por las dos “señoras rubias” mayores de la TV capitalina; la de los almuerzos oligarcones, y la contrabandista de auto de alta gama y de “los dinosaurios vivos encontrados en La Patagonia”.
Ahora que volvimos a caer en un endeudamiento brutal y patológico, inmersos en una espiral de sucesivos créditos externos contraídos con tanta liviandad como carencia de responsabilidad ante las gravísimas consecuencias que claramente pueden preverse como trágicas consecuencias; el tema, por cierto central y de importancia excluyente para los hoy menguados Intereses Nacionales, es permanentemente ocultado, minimizado y ninguneado por los mercenarios de la incomunicación pública; por economistas asalariados del establishment y por otros que se esfuerzan por ser aceptados al calorcito de los favores y de las billeteras de los poderes oligárquicos – antinacionales concentrados; por políticos y gremialistas domesticados a carpetazos u otros medios de sometimiento; por militares perdidos en sus nebulosas setentistas y los extravíos conceptuales de la perversa doctrina de la seguridad nacional, o empantanados en la extrema ignorancia de la Historia Argentina, Historia Mundial, Economía y Geopolítica, o en algunos casos puntuales sospechosamente volcados a enredadas interpretaciones de la realidad que evidencian ser dictadas o inducidas por las usinas de colonización mental de las potencias anglosajonas.
En medio de todo ese aquelarre de confusiones inducidas, de desinformaciones extremas y de ignorancias asumidas, vastos sectores de la decadente clase media parecen no reaccionar que esta rápida hecatombe nos lleva al desastre generalizado que incluso nos pone en muy serio riesgo de disolución nacional; tal como el sombrío panorama lo presagia y tal como la realidad mundial del presente siglo lo demuestra, con sucesivos y violentos ataques a diversos países ya fragmentados, desarticulados institucional y económicamente, y que han sido o son objeto de diversas metodologías de agresiones implementadas con mayor o menor sutileza cuando no abiertamente perpetradas.
Hoy Argentina carece de todo proyecto geopolítico propio, adolece de la más elemental visión y objetivos de grandeza nacional, al estar subordinada a los dictados de las potencias atlantistas y sus socios menores, atada en forma asfixiante y creciente a la Banca transnacional y a los dictados siempre recesivos del FMI.
La visión y objetivos del actual gobierno CEOcrático mega corporativo y multiprocesado, solo evidencia empujarnos al como sea al subdesarrollo crónico y a una estructura político – social equiparable al feudalismo oligárquico que nos manejó con escasa y excluyente visión clasista, desde el mitrismo, casi sin solución de continuidad hasta la irrupción de Yrigoyen; en un modelo político - económico antiindustrial, centralista unitario y socialmente excluyente que se repitió en la década infame (los años ’30), en la revolución fusiladora y sus continuadores, en el nefasto proceso, y ahora reciclado mediante la elaborada estrategia comunicacional del “periodismo de guerra” y sus alfiles en distintos ámbitos, incluidos otros poderes del Estado y de la sociedad.
Como fundamenté en artículos anteriores, todas las evidencias conducen a afirmar que estamos padeciendo una sutil y agresiva versión remozada del Plan Morgenthau, que mediante diversas herramientas y con muchos operadores en paralelo, buscan la disolución nacional. Disolución nacional que es uno de los objetivos declarados de los impulsores del proceso de globalización salvaje, en su momento corporizado desembozadamente en el Consenso de Washington, pero que cuenta con otros impulsores más sutiles, como los poderes imperiales británicos y su poderoso y multifacético aparato de infiltración cultural, incluyendo ONGs “indigenistas”, “ecologistas”, “derecho humanistas”, y diversas “fundaciones” de orientación económica neoliberal.
El riesgo de disolución nacional se acrecienta día a día, con el crecimiento desorbitado de la deuda externa, con la disolución de las estructuras tecnológicas e industriales, con la desarticulación social, con el desguace brutal del nunca totalmente consolidado bloque de la UNASUR, y con distintas acciones de zapa igualmente destructivas.
El unitarismo desembozado implementado para acentuar irritantes privilegios a favor de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, apenas extendida a la Pampa Húmeda; el abandono de La Patagonia con los irracionales frenos a obras de gran importancia estratégica (Chihuido I y las dos hidros de Santa Cruz, más las oposiciones a la planificada Quinta Central Nuclear en Río Negro), los ataques a la industrias tecnológicas de Tierra Del Fuego, los ahogos financieros a esas provincias, los frenos a las producciones de gas y petróleo; forman el contexto que frena radicaciones de poblaciones e incluso expulsa a parte de la existente actualmente en La Patagonia, a la medida de los intereses estratégicos de Gran Bretaña, que nos quiere débiles y sumisos; el grado de indefensión extrema en que se encuentra nuestro país (cuyos orígenes deben buscarse al menos desde el siniestro “proceso”, sino allá por 1955); a lo que se agregan las profundas confusiones conceptuales y carencia de doctrinas nacionales bien fundamentadas en estamentos especializados cívicos y militares que deberían ser expertos en esos delicados temas; son posiblemente solo algunos de los principales factores que tornan muy oscuro y preocupante el futuro de nuestra nación.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
viernes, 3 de noviembre de 2017
¡Y MIENTRAS POR DETRÁS PASAN LOS ELEFANTES!
Expertos en el manejo de la opinión pública, los neoliberales hoy en el poder y cercanos a tener la suma del Poder Público (sin que nadie se los haya otorgado),
demuestran mucha habilidad para instalar temas de alto impacto, o para utilizar los que están “en la picota”, mientras que con escasa difusión y con bajísimo impacto mediático se implementan medidas muy “grossas”, prácticamente sin discusión y sin oposición.
Así está sucediendo ahora, con las masivas privatizaciones de activos energéticos estratégicos, que con notable premura está implementando el personero de Shell investido de Ministro de Energía. Acorde al dogmatismo ultra privatista del neoliberalismo en su versión más cavernaria, se apresuran a enajenar importantes usinas termoeléctricas de propiedad del Estado, siendo harto
discutible que se las quiera enajenar por “deficitarias”, más con los descomunales aumentos tarifarios ya aprobados y los nuevos en plena perpetración.
Es el simple desguace estatal, en su cruda versión, acorde a las órdenes que desde siempre “aconseja” el FMI, como parte de sus medidas recesivas y de achicamiento a ultranza del Estado. De paso, buenos negocios para corporaciones privadas, las cuales en varios casos –incluyendo el energético- son de propiedad de
amigos o parientes del poder.
Pero van más lejos aun, pues en el listado de las “privatizables con urgencia”, está Dioxitek, que es la productora del combustible de nuestras centrales nucleares. Claramente es una actividad de alto valor estratégico, que fabrica un insumo básico para el funcionamiento de nuestras tres centrales nucleares (que iban a ser seis, antes de ser paralizada Atucha III, apenas asumido Macri, en una operatoria sin justificativos pero con altísimos costos directos y lucro cesante para nuestro país).
Esas medidas, al menos altamente cuestionables, se anunciaron en medio de otros temas muy conflictivos y de elevada sensibilidad social, pues mientras el reciente discurso presidencial preanuncia durísimas medidas tendientes a reducir drásticamente las jubilaciones, los salarios, y a destrozar leyes elementales que
protegen a los trabajadores asalariados, como la jornada de ocho horas (o de horarios reducidos en casos de trabajos insalubres), de protección a las embarazadas y madres en períodos de lactancia, los adicionales por horas extras, los convenios colectivos por tipos de actividad; etc; además sigue muy candente el caso Maldonado, que generó nuevas masivas marchas de repudio ante la muerte
precedida de desaparición con intervención de Gendarmería.
Claramente, las anunciadas modificaciones a las leyes laborales –retrocesos de un siglo o más-, y las protestas masivas por Maldonado, permitieron que las masivas ventas –en rápida implementación- de patrimonio estatal estratégicamente sensible, pasaran casi desapercibidas y por ende casi sin críticas ni oposición.
Otra metodología de presentar (o esconder) medidas gubernamentales al menos muy criticables, es la que algunos periodistas llamaron “el si pasa, pasa”; la cual consiste en implementar al mismo tiempo con el perfil más bajo posible –pese
a que requieran la publicación en el Boletín Oficial- varias medidas sumamente discutibles o incluso rayanas en lo inaceptable. Si no generan fuertes oposiciones,
“pasan” y se consolidan; y si producen fuertes resistencias, se arguyen “errores de implementación” dándose marcha atrás, al menos temporariamente. Entre otros casos, eso ocurrió con la autocondonación de deudas al Grupo Macri, de la cuantiosa deuda por el escandaloso caso del Correo Argentino.
También es usual que cuando estallan escándalos impresentables, luego rápida y curiosamente sobreseídos por el Poder Judicial (como el sonado caso de las coimas de Odebrecht que salpicaron al amigo del presidente Gustavo Arribas),
en esos casos se bate el parche mediáticamente con algunas de las causas existentes y/o prearmadas vinculadas con funcionarios o allegados reales o presuntos del gobierno anterior, con las que se las tapa mediáticamente a las que involucran al actual gobierno y sus allegados.
De esa forma, los “Don Pepe” y “Doña Rosa” desinformados crónicos de la clase media, y enfervorizados patrioteros de bandera, amén de sectores “progres” que terminan jugándola de claques de la oligarquía neoliberal, tienen temas en los que entretenerse, mientras se diluyen otros temas de montos y gravedades mucho
mayores, que involucran al actual gobierno y sus allegados directos, como el impresentable caso de los Panamá Papers (que muchos de los desinformados citados antes ni saben que es).
En medio de todo ese aquelarre, sigue el desguace de la Nación Argentina, cada día más endeudada, más empobrecida y más desindustrializada y más anti tecnológica (al desguazarse o desfinanciarse los entes y programas de desarrollo de tecnologías propias).
Cabe precisar que “patrioteros de bandera” son aquellos curiosos
colonizados mentales en grado superlativo, para quienes el “patriotismo” se agota en la exaltación del himno y la bandera, mirando para otro lado ante las entregas de soberanía de la actual sumisa política exterior y el debilitamiento socio económico que a diario se profundiza, así como ante las transgresiones al Estado
de Derecho que significan los “correctivos” a jueces no “alineados”, presos políticos sin condena y con escarnio público, represiones y actos de intimidación, y otros procedimientos que cada vez más se asemejan crecientemente al impresentable y execrable “proceso” de 1976, el cual significó la implementación
del neoliberalismo en Argentina.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Expertos en el manejo de la opinión pública, los neoliberales hoy en el poder y cercanos a tener la suma del Poder Público (sin que nadie se los haya otorgado),
demuestran mucha habilidad para instalar temas de alto impacto, o para utilizar los que están “en la picota”, mientras que con escasa difusión y con bajísimo impacto mediático se implementan medidas muy “grossas”, prácticamente sin discusión y sin oposición.
Así está sucediendo ahora, con las masivas privatizaciones de activos energéticos estratégicos, que con notable premura está implementando el personero de Shell investido de Ministro de Energía. Acorde al dogmatismo ultra privatista del neoliberalismo en su versión más cavernaria, se apresuran a enajenar importantes usinas termoeléctricas de propiedad del Estado, siendo harto
discutible que se las quiera enajenar por “deficitarias”, más con los descomunales aumentos tarifarios ya aprobados y los nuevos en plena perpetración.
Es el simple desguace estatal, en su cruda versión, acorde a las órdenes que desde siempre “aconseja” el FMI, como parte de sus medidas recesivas y de achicamiento a ultranza del Estado. De paso, buenos negocios para corporaciones privadas, las cuales en varios casos –incluyendo el energético- son de propiedad de
amigos o parientes del poder.
Pero van más lejos aun, pues en el listado de las “privatizables con urgencia”, está Dioxitek, que es la productora del combustible de nuestras centrales nucleares. Claramente es una actividad de alto valor estratégico, que fabrica un insumo básico para el funcionamiento de nuestras tres centrales nucleares (que iban a ser seis, antes de ser paralizada Atucha III, apenas asumido Macri, en una operatoria sin justificativos pero con altísimos costos directos y lucro cesante para nuestro país).
Esas medidas, al menos altamente cuestionables, se anunciaron en medio de otros temas muy conflictivos y de elevada sensibilidad social, pues mientras el reciente discurso presidencial preanuncia durísimas medidas tendientes a reducir drásticamente las jubilaciones, los salarios, y a destrozar leyes elementales que
protegen a los trabajadores asalariados, como la jornada de ocho horas (o de horarios reducidos en casos de trabajos insalubres), de protección a las embarazadas y madres en períodos de lactancia, los adicionales por horas extras, los convenios colectivos por tipos de actividad; etc; además sigue muy candente el caso Maldonado, que generó nuevas masivas marchas de repudio ante la muerte
precedida de desaparición con intervención de Gendarmería.
Claramente, las anunciadas modificaciones a las leyes laborales –retrocesos de un siglo o más-, y las protestas masivas por Maldonado, permitieron que las masivas ventas –en rápida implementación- de patrimonio estatal estratégicamente sensible, pasaran casi desapercibidas y por ende casi sin críticas ni oposición.
Otra metodología de presentar (o esconder) medidas gubernamentales al menos muy criticables, es la que algunos periodistas llamaron “el si pasa, pasa”; la cual consiste en implementar al mismo tiempo con el perfil más bajo posible –pese
a que requieran la publicación en el Boletín Oficial- varias medidas sumamente discutibles o incluso rayanas en lo inaceptable. Si no generan fuertes oposiciones,
“pasan” y se consolidan; y si producen fuertes resistencias, se arguyen “errores de implementación” dándose marcha atrás, al menos temporariamente. Entre otros casos, eso ocurrió con la autocondonación de deudas al Grupo Macri, de la cuantiosa deuda por el escandaloso caso del Correo Argentino.
También es usual que cuando estallan escándalos impresentables, luego rápida y curiosamente sobreseídos por el Poder Judicial (como el sonado caso de las coimas de Odebrecht que salpicaron al amigo del presidente Gustavo Arribas),
en esos casos se bate el parche mediáticamente con algunas de las causas existentes y/o prearmadas vinculadas con funcionarios o allegados reales o presuntos del gobierno anterior, con las que se las tapa mediáticamente a las que involucran al actual gobierno y sus allegados.
De esa forma, los “Don Pepe” y “Doña Rosa” desinformados crónicos de la clase media, y enfervorizados patrioteros de bandera, amén de sectores “progres” que terminan jugándola de claques de la oligarquía neoliberal, tienen temas en los que entretenerse, mientras se diluyen otros temas de montos y gravedades mucho
mayores, que involucran al actual gobierno y sus allegados directos, como el impresentable caso de los Panamá Papers (que muchos de los desinformados citados antes ni saben que es).
En medio de todo ese aquelarre, sigue el desguace de la Nación Argentina, cada día más endeudada, más empobrecida y más desindustrializada y más anti tecnológica (al desguazarse o desfinanciarse los entes y programas de desarrollo de tecnologías propias).
Cabe precisar que “patrioteros de bandera” son aquellos curiosos
colonizados mentales en grado superlativo, para quienes el “patriotismo” se agota en la exaltación del himno y la bandera, mirando para otro lado ante las entregas de soberanía de la actual sumisa política exterior y el debilitamiento socio económico que a diario se profundiza, así como ante las transgresiones al Estado
de Derecho que significan los “correctivos” a jueces no “alineados”, presos políticos sin condena y con escarnio público, represiones y actos de intimidación, y otros procedimientos que cada vez más se asemejan crecientemente al impresentable y execrable “proceso” de 1976, el cual significó la implementación
del neoliberalismo en Argentina.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos