lunes, 27 de julio de 2015
¿REEDICIÓN DEL TRATADO DE METHUEN?
Las presiones de la Unión Europea, para forzar la aprobación del TLC (Tratado de Libre Comercio) con el Mercosur y la Unasur, son muy fuertes, persistentes, e incluso llegan a niveles de pretendidas groseras imposiciones.
Para consumar sus objetivos, los poderes norteamericano - europeos cuentan en nuestros países con los equipos de incondicionales difusores masivos y presionadores seriales a favor del liberalismo extremo –algunos simples colonizados mentales y otros simples cipayos asumidos-, por lo general con apoyos implícitos o incluso explícitos de las embajadas respectivas, y de los múltiples apéndices que operan como avanzadas de los intereses transnacionales, como son las “fundaciones”, diversas ONGs y otras instituciones, supuestamente “neutras” o “académicas”, pero en verdad teñidas de intolerante y agresivo liberalismo económico extremo.
Es la repetición de la vieja historia, las potencias dominantes que predican “libre cambio” pero que de hecho son cerradamente proteccionistas e intervencionistas, cuando les conviene y sobre todo en sectores que consideran sensibles o estratégicos para sus intereses.
Por caso, los europeos occidentales, hace décadas protegen y subvencionan a su actividad agropecuaria, por la desocupación rural que provocarían las importaciones de alimentos más económicos de Sudamérica, y porque consideran estratégico autoabastecerse de insumos alimenticios básicos.
Hoy el TLC que nos quiere imponer la UE pretende además de subordinarnos política y económicamente a ellos y a sus socios (la Comunidad Británica, EEUU, Japón), quiere ser el instrumento que funcione como correa de transmisión, con el cual la UE quiere trasladarlos su actual profunda crisis económico-financiera, para hacernos pagar a los íbero americanos, los platos rotos de sus desaguisados especulativos del crudo neoliberalismo que ellos aplican ahora, después de forzarnos a nosotros a “aceptarlo” a fines del siglo pasado.
Dicho eufemísticamente, están probando su propia medicina venenosa del neoliberalismo especulativo, salvaje, destructivo e impiadoso, que nos “administraron” forzosamente a los latinoamericanos en los años ’70, ’80 y ’90;
pero ahora nos quieren hacer una transfusión financiera contaminada, para curarse ellos (los europeos) y pasarnos los “muertos” financieros a nosotros.
De concretarse ese Tratado de Libre Comercio, las consecuencias serán para Argentina la involución a la economía primaria; a los restantes países menos industrializados y menos desarrollados tecnológicamente, equivaldrá a congelarlos en sus roles de simples proveedores especializados de materias primas; e incluso el actual gigante económico regional, Brasil, soportará un aluvión de bienes y tecnologías importados, que pueden acentuar la primarización que se advierte en su comercio exterior, y frenar su desarrollo.
Europeos y norteamericanos, como siempre ocurrió en nuestros 200 años de historia de la Patria Grande, cuentan con los apoyos entusiastas e irrestrictos, de las oligarquías locales y las profundas confusiones de sectores de la clase media, de “progresistas” fuera de foco e intelectualidades adoctrinadas en el embelesamiento sumiso a toda idea proveniente de la idealizada Europa.
Si bien sobran ejemplos precedentes, que pueden demostrar palmariamente lo nocivos que son los tratados de sumisión explícita, disfrazados de “libre comercio” con la vieja Europa imperial, y con sus prolongaciones norteamericanas, que hemos padecido antes; hace al caso citar un caso histórico relativamente poco conocido, que es el Tratado de Methuen, que fue una de las piezas diplomáticas claves para consolidar la supremacía británica en los siglos XVIII y XIX.
En 1703, la declinante potencia imperial que era Portugal, se subordinó explícitamente a Gran Bretaña, autocondenándose a no desarrollar su propia industria, y a jugar como aliado menor de los anglos en la Política Mundial. Esa verdadera capitulación en toda la línea, solo dio magros beneficios a su nobleza y ricos terratenientes productores de excelentes vinos; bebidas que por su calidad, con un poco de esfuerzo, igual hubieran tenido compradores asegurados en toda Europa y sus colonias. Visión escasa de noción de grandeza, por parte de los lusitanos, sin duda.
Los escasos “beneficios” de los portugueses eran la segura colocación de la producción total de sus excelente vinos (que por su calidad se vendían con relativa facilidad, o sea que no necesitaban de ningún mercado cautivo), y sobre todo, se
aseguraban un socio mayor de anchas espaldas para respaldar sus continuos enfrentamientos en el nuevo mundo, con su vecina y competidora España.
El economista Adam Smith afirmó después que ese tratado resultaba “perjudicial” a Gran Bretaña, pero eso no fue más que otra de las tantas falsedades de su teoría económica liberal, redactada a la medida de las necesidades británicas en plena época de eclosión industrial anglosajona.
Volviendo a la actualidad, de rubricarse el TLC con la UE, automáticamente quedaremos a merced del ALCA, con el cual EEUU quiso subordinarnos, y que fuera rechazado en la Cumbre de las Américas de Mar Del Plata 2005.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
domingo, 19 de julio de 2015
VIENEN POR LAS NUEVAS JOYAS DE LA ABUELA
Muchos recordarán que en los muy nefastos años ’90, las fortísimas presiones económico-financieras, sumadas a los apremios políticos externos que soportaba nuestro país, con las complicidades internas del establishment ultra liberal, Argentina se vio conminada a malvender de apuro casi todo el patrimonio estatal, incluyendo bienes de elevado valor estratégico, como los energéticos, las comunicaciones, los sistemas de abastecimiento de agua, los fondos previsionales, nuestra aerolínea de bandera, etc.
Tal vez no todos recuerden que ese proceso de privatizaciones forzosas, que en rigor fueron mayoritariamente extranjerizaciones lisas y llanas de nuestros bienes, todo eso comenzó con la instauración por la fuerza de las bayonetas, del tristemente célebre “proceso de reorganización nacional”, que usurpó el poder en 1976, para entregar el manejo político-económico real a personeros de la Sociedad Rural Argentina y otros sectores retrógrados y claramente antinacionales, que sin oposición posible y con una metodología de golpe abrupto (shock) instalaron el más crudo neoliberalismo; lo cual fue presentado monocordemente por los medios comunicacionales “correctos” (los únicos que podían difundirse en esos aciagos días), como “la única alternativa posible”.
El neoliberalismo tiene varios objetivos paralelos, todos conducentes a imponer la globalización a ultranza, incluso en su versión más inhumana. Tiene objetivos, no tiene plazos definidos, presiona más o menos, según el momento.
Busca debilitar al extremo a los Estados nacionales, incluso llevándolos a su desaparición, para concentrar todo el poder en entes y organismos supranacionales. Donde lo logra, los ciudadanos pasan a ser entes de consumo, carentes de derechos, y descartables.
Paralelamente, provoca la concentración de la riqueza, en grados que hacen palidecer regímenes fuertemente oligárquicos, como la de aquella “añorada” (por desinformados crónicos y malintencionados opinantes) Argentina del Centenario: esa de patronos ahítos de riquezas, con la contracara de peones de pata’l suelo y vastos sectores urbanos miserables y desesperanzados.
Permite el patrioterismo de bandera, hueco de contenido, ese que exalta el himno y la bandera, mientras permite el saqueo de las riquezas nacionales y la miseria institucionalizada.
Busca el acceso irrestricto y el saqueo desenfrenado por parte de los grandes poderes corporativos transnacionales, de las riquezas naturales de los países. Recordemos que eso fue perpetrado en los años ‘90 en Argentina respecto al gas natural, el petróleo y otros recursos valiosos.
Presiona impiadosamente para barrer todo proteccionismo y defensa de los Intereses Nacionales, con lo cual al avanzar en esos objetivos, provoca la desindustrialización acelerada, la desarticulación económica, la desocupación masiva y la miseria generalizada.
Ataca los sistemas previsionales, y busca la privatización total, incluso de servicios esenciales como la instrucción pública, la sanidad y la seguridad pública.
Busca degradar a las fuerzas armadas, involucionándolas al papel de simples fuerzas policiales especiales, para lo cual además las vacían de contenidos doctrinales nacionales.
Como objetivo de máxima, el neoliberalismo buscó la fragmentación definitiva de Argentina, en un proyecto de balcanización al estilo de Yugoeslavia (o de Libia o Iraq), al que casi milagrosamente logramos superar; realidad geopolítica que a muchas personas desinformadas les parece no creíble.
Lo concreto fue que en los nefastos años ’90, esos poderes concentrados básicamente transnacionales, lograron quedarse con “las joyas de la abuela” por unos puñados de monedas. Por caso, la gigantesca estatal YPF fue malvendida a menos del 10 % de su valor real, en una enorme estafa institucionalizada, que fue convenientemente ocultada por los poderes mediáticos.
Asistimos a continuas presiones externas e internas, que buscan reinstaurar el neoliberalismo salvaje en todos los países de nuestra región.
Más allá de las poderosas razones geopolíticas que buscan volver a convertir a nuestra región en el patio trasero dócil de EEUU, de la UE y del Commonwealth; desarticulando o volviendo inoperantes a nuestros organismos regionales –Mercosur, Unasur, Celac-; y haciendo letra muerta de los acuerdos estratégicos rubricados por Argentina y otros países hermanos, con Rusia, China, India (en
curso de aprobación); y de presionar para forzar acuerdos de “libre comercio” con la UE que en verdad nos atarán a economías más poderosas y muy agresivas; más allá de esos y otros motivos paralelos, resulta muy claro que –con la sempiterna complicidad de sectores político-económicos locales afines al neoliberalismo- los mismos sectores del poder concentrado transnacional quieren concretar otra operación de apoderamiento de nuestras riquezas estratégicas, tal como lo perpetraron en los años ’90.
Los gigantescos yacimientos no convencionales de petróleo y gas de Vaca Muerta, de por si solos son un botín muy apetecido por los poderes coaligados transnacionales. Además están los nuevos yacimientos convencionales de esos hidrocarburos; las cuantiosas reservas de litio (el “petróleo” del mañana cercano); muchos otros minerales, la pesca en el Atlántico, la notable variedad y volumen de las producciones agropecuarias, los importantes fondos previsionales, la remozada aerolínea estatal, la abundante agua dulce en algunas partes de nuestro extenso territorio continental, y sin duda muchas riquezas más.
¡Son sin duda muchas las “joyas de la abuela”, las mismas que los poderes financieros transnacionales, y sus aliadas, las potencias tradicionales del G 7, con su brazo armado que es la OTAN; y con los aliados-lacayos internos siempre sumisos a aquellos poderes transnacionales, dispuestos prestamente a vendernos por un puñado de denarios; ellos buscan apoderarse de cualquier modo!
El accionar repetido en nuestra historia reciente, y diversos sucesos en muchas partes del mundo, demuestran palmariamente estas afirmaciones.
Por supuesto, también existen poderosas razones geopolíticas por las cuales esos poderes neocolonialistas del siglo XXI, buscan desarticular a Argentina y a nuestra región, la cual con sus organismos regionales –Mercosur, Unasur, Celac-, que están llamados a jugar importantes papeles en el concierto internacional.
Roles preponderantes que podemos jugar, y que esos poderes neocolonialistas están dispuestos a frustrar al como sea.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
miércoles, 15 de julio de 2015
BOLIVIA NOS VENDERÁ ENERGÍA HIDROELÉCTRICA – EL DOBLE DISCURSO DE ECÓLATRAS Y POLITIQUEROS DE BAJA ESTOFA
En visita oficial a Argentina, Evo Morales rubricará convenios de venta de energía eléctrica generada en Bolivia.
Con un criterio geopolítico admirable, la hermana Bolivia avanza posicionándose como exportadora regional de electricidad, luego de consolidar el abastecimiento a su propio mercado interno.
Hoy Bolivia tiene aproximadamente 1.500 MW instalados (menos del 5 % de los 34.000 MW que tiene Argentina), con una demanda de punta interna que llega a 1.200 MW; es decir que tiene un razonable margen de reserva de potencia, con el cual atender eventualidades y salidas de servicio por reparaciones, como debe poseer cualquier sistema interconectado.
El País del Altiplano (el Alto Perú de la época colonial y de los albores patrios), posee importantes reservas de gas natural, y también tiene un considerable potencial hidroeléctrico, el cual está desarrollando, con varios proyectos en fase de construcción, de potencias medianas y grandes, como por caso la Hidroeléctrica Misicuni, de 80 MW; y la Hidroeléctrica Miguillas, de 250 MW.
Apuntando a la diversificación de su matriz eléctrica (lo cual siempre es muy positivo), Bolivia en los últimos años no se centró solamente en las “soluciones fáciles” de usinas de bajos costos de instalaciones, como son las termoeléctricas alimentadas con su abundante gas natural, sino que también apuesta coherentemente a hacer crecer su parque hidroeléctrico, con varias obras. A la vez, notablemente, Bolivia está dando pasos concretos para su desarrollo nuclear, con respaldos de Argentina y Francia, según trascendió hace poco.
Desarrollando además su matriz productiva, Bolivia avanza a exportar energía eléctrica a Argentina y Brasil. Además, de un sistema interconectado muy débilmente desarrollado, pasó a poseer un SIN (Sistema Interconectado Nacional) más integrado, con el cual la energía disponible en el mismo es una mezcla de las distintas generadoras.
Eso significa que las ventas a Argentina tienen componentes hidroeléctricos, lo cual permite hacer varios análisis, muy conducentes a la verdad, y al desenmascaramiento de las repetitivas mentiras y tergiversaciones de los ecólatras (idolatrizadores de la ecología) y la relativamente extendida casta de politiqueros improvisados y de muy bajo vuelo intelectual, que por ignorancia supina y/o por buscar unos votitos, les sirven de claques dóciles a las incoherencias del ecologismo cavernario y dogmático. Veamos:
Con falsas argumentaciones, acá se afirma que “no se deben construir hidroléctricas en zonas tropicales o subtropicales”. Bolivia está al norte de Argentina, e incluso varias hidros están emplazadas en regiones selváticas, lo cual contradice los “mandamientos” del ecologismo fundamentalista.
Sin ninguna base coherente, los “progres” argentinos repiten el sibilino discurso dictado por ONGs transnacionales británicas (como Greenpeace y WWF –Vida Silvestre), según el cual el acento debe estar puesto en el ahorro de energía, y no en aumentar la capacidad de generación. Como la Bolivia actual, “no mastica vidrio”, su énfasis está puesto en aumentar la Potencia Instalada y la capacidad de Generación, no en “ahorrar” en un entorno de carencias. Argentina también trabaja para aumentar la Potencia Instalada, pero acá los “progres del ecologismo” ponen palos a la rueda.
Al igual que en la Alemania de Merkel, en la cual los ultraecologistas atacaron ferozmente el desarrollo nuclear, pero “miraron para otro lado” cuando a consecuencias de sus irracionales planteos, los germanos pasaron a depender de las importaciones de electricidad de sus vecinos, del carbón polaco y norteamericano, y del gas ruso (provocando notoria debilidad geopolítica y problemas económicos); en Argentina los ecópatas y otros fundamentalistas de la ecología cavernaria, atacan sistemáticamente al Plan Nuclear y al Plan de Obras Hidroeléctricas, “ofreciendo” falaces soluciones de las energías eólica y solar (muy caras, intermitentes, e inútiles como Energía de Base), pero miran para otro lado, cuando Argentina debe importar enormes volúmenes de gas, de combustibles líquidos, y en este caso de energía eléctrica boliviana (que bienvenida sea, pues sin duda será más económica que el combustible importado que reemplazará).
Mientras en Argentina siguen poniéndose incontables trabas a las concreciones ya decididas de importantes obras hidroeléctricas, la demanda sigue creciendo, y obliga a montar casi de apuro más termoeléctricas, y a importar energía de donde sea. Hasta Chile, que no es un gran productor energético por cierto, ya está planificando exportarnos energía en el norte argentino.
En Misiones, siguen durmiendo el sueño de los justos, siete proyectos hidroeléctricos (similares a los que Bolivia construye exitosamente), seis de ellos financiados por La Provincia y uno por una cooperativa, que de haber sido construidos, hoy estarían totalmente amortizados y generando energía prácticamente a costo cercano a cero –como sucede con la eficiente Hidroeléctrica Urugua-Í-. Ni la propia provincia, ni la empresa prestadora del servicio, ni las cooperativas eléctricas, ni la Facultad de Ingeniería de la UNaM, parecerían demostrar mayor interés en tan importante tema, que incluso de materializarse, permitirá obras de abastecimiento de agua a localidades cercanas y comenzar una necesaria red de irrigación, para paliar las recurrentes sequías que tanto afectan al agro misionero.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Investigador de Temas Económicos y Geopolíticos
domingo, 12 de julio de 2015
FINANZAS Y BLOQUES DE PODER
En los siglos XVIII, XIX y comienzos del siglo XX, el esquema del patrón oro regía las transacciones económicas y el sistema monetario mundial, con epicentro en Londres; si bien algunos países tenían la plata como metal de atesoramiento, eso no alteraba el contexto general del poder financiero, entendido el mismo como parte principalísima del poder real.
La hegemonía británica duró hasta la primera guerra mundial, terminada la cual, la supremacía financiera –y económica- pasó a estar disputada con EEUU, con el fiel de la balanza inclinándose a favor de Washington.
En la segunda gran guerra con la victoria como una cuestión de tiempo, en 1944, anglos y yanquis rubricaron los Acuerdos de Bretton Woods, con los que se definieron las pautas de la arquitectura financiera mundial, que tendría al dólar como moneda de cambio internacional, inicialmente convertible en oro; además de lo cual se acordó crear el Banco Mundial, el FMI y otras medidas que pasarían a ser rectoras de la finanzas mundiales.
En esas reuniones, entre otros destacados economistas anglosajones, participó John Maynard Keynes, quien sugirió la creación de una moneda internacional, el Bancor, para servir de divisa internacional. La propuesta de Keynes, mucho más neutra que la impuesta por EEUU, no prosperó, con lo cual se acordó que el dólar estadounidense pasara a ser la divisa rectora de las transacciones internacionales, opacando a la libra esterlina, que ya había perdido la supremacía a consecuencia del debilitamiento británico causado por la primera guerra mundial. Sin duda el entonces Secretario del Tesoro de EEUU, Henry Morgenthau, fue uno de los más influyentes en la conformación de la arquitectura del Poder Financiero Global, definida en Bretton Woods. Para entender con meridiana claridad las deshumanizadas pautas de ese Poder Financiero, cabe recordar que el Plan Morgenthau diseñó el genocidio económico que iba a ser aplicado vengativamente a la Alemania de Posguerra, provocando hambrunas; miseria estructural atada a una economía primarizada, sin industrias ni tecnología propias; desarticulación socio - económica y éxodo poblacional masivo. El surgimiento de la Guerra Fría y las tremendas tensiones del bloqueo de Berlín Oeste, hicieron cambiar aquel siniestro plan, por el Plan Marshall, que dio oxígeno
financiero y todo tipo de facilidades, no solo a la Alemania Occidental, sino a todo el bloque europeo occidental. Los temores a la expansión comunista fueron superiores a los deseos de venganza y exterminio planificados para los “problemáticos” germanos, sindicados como causantes de los dos horrorosos conflictos mundiales, que en verdad fueron guerras entre imperios para la repartija del mundo.
Cabe aquí recordar, que en 2001/2002, y a consecuencia de un cuarto de siglo de muy pernicioso neoliberalismo, estuvo vigente para Argentina una reedición del Plan Morgenthau, que fue diseñado por Rudiger Dornbusch y Ricardo Caballero, economistas del MIT, del riñón del establishment financiero transnacional, para cuya aplicación efectiva contaron con las habituales complicidades de economistas, políticos y comunicadores ultra liberales de nuestro país…¡los mismos que quieren reinstaurar el modelo neoliberal en 2015!
Desde 1945, con esas medidas, EEUU no solo era la gran potencia hegemónica, sino que además (y por cierto no es un tema secundario) pasó a ser el banquero del mundo, con capacidad para imprimir moneda necesaria para todas las transacciones internacionales. Ni la otra gran potencia de la era bipolar, la URSS, pudo evitar hacer las transacciones “con el resto del mundo” (occidente) utilizando la moneda norteamericana, que de hecho pasó a ser la divisa mundial.
A comienzos de los años ’70, hubo cambios significativos en el mundo, que no todos ellos fueron a ese momento evaluados en sus notables complejidades y consecuencias.
El consumismo exacerbado de EEUU y el uso irracional de los automotores en detrimento de medios de transporte más económicos y energéticamente mucho más eficientes, como ferrocarriles y similares, ocasionaron que pese a su enorme producción, ese país se transformó en importador crónico de petróleo, con saldos deficitarios crecientes año a año, y con las debilidades geopolíticas consecuentes. A la vez, los saldos anuales de la balanza comercial norteamericana pasaron también a ser crónica y crecientemente deficitarios. Los gigantescos presupuestos de Defensa, con Vietnam y luego otros operativos bélicos como epicentros, generaron también crecientes déficits fiscales, que hoy alcanza volúmenes patológicos exorbitantes.
Todo el contexto, sumado a las posiciones firmes de algunos países, como la Francia de De Gaulle, que exigieron cambiar sus reservas en dólares por oro, hicieron caer peligrosamente las reservas en metálico del Tesoro de EEUU; ante cuyo panorama Nixon decretó la inconvertibilidad del dólar en 1971. Si bien inicialmente tuvo pocas repercusiones concretas, eso de hecho significó que la poderosa divisa norteamericana pase a ser simple papel pintado.
Las sucesivas crisis petroleras cambiaron el mundo, transformando parcialmente las ecuaciones del poder. Fueron la excusa perfecta para imponer las ideas político-económicas neoliberales, que no solo significaron una tremenda forma de neocolonialismo financiero que arrasó casi todo el mundo desde el último cuarto del siglo XX. También afectaron las ecuaciones del poder económico real en los “países centrales” (los del hoy alicaído “club” de G 7), pues al quitar controles y regulaciones a las finanzas, hizo crecer desmesuradamente las especulaciones instrumentadas por el poder concentrado de los grandes Bancos, que se lanzaron a sucesivas y cada vez más arriesgadas operaciones de “arquitectura financiera”, de una forma tal que la riqueza nominal de los activos financieros dejó de tener su correlato en la economía real, formando gigantescas estructuras financieras sin bases concretas, que terminaron desmoronándose como castillos de naipes en la gigantesca crisis de las hipotecas basuras y derivados financieros, que estalló en 2008, y que aun no encuentra efectiva solución total. Para actuar sin controles, el Poder Financiero logró en EEUU evitar la aplicación de la Ley Glass-Steagall, que establecía diversas salvaguardias.
Mientras tanto, la realidad geopolítica mundial cambió rápida y acentuadamente. Los “desobedientes” del mundo, que no se ciñeron al libreto neoliberal, o que lograron salirse de él, lograron crecer y desarrollarse acentuadamente; pasando a ser los países emergentes, una nueva categoría, que no encuadra ni en el subdesarrollo ni en las potencias tradicionales del G 7 y sus socios privilegiados; son los BRICS. Los cuatro principales de ellos tienen estatura de potencias económicas mundiales. Además, no debe soslayarse que dentro del menos promocionado Grupo de los Doce Emergentes, está Argentina, como parte del hoy influyente G 20.
El BRICS formó su propio Banco de Desarrollo, con una estructura que no solo evitará a sus miembros depender del FMI, sino que podrá proyectarse al resto del mundo, compitiendo con los ya desgastados organismos creados por Bretton Woods; además de lo cual al prever usar otras monedas para las transacciones internacionales, debilitarán más al dólar y al problematizado euro. La divisa europea, originalmente concebida como alternativa fuerte al dólar, está amenazada por las evidentes fracturas que aquejan a la poderosa pero conflictuada y semi estancada Unión Europea. Una “unión” que no demuestra ni un ápice de solidaridad.
Por otra parte, la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), terminó de incorporar a India, teniendo a los tres pesos pesados del BRICS (China, Rusia, India), además de numerosos países asiáticos –varios en franco desarrollo- y otras naciones más. Con una arquitectura que se presenta como más flexible, participativa, e igualitaria que otros entes multinacionales “occidentales” (como la Alianza del Pacífico, el Pacto del Atlántico (EEUU-UE y socios menores), y otros acuerdos con improntas neoliberales; la OCS es otro factor de poder, previsiblemente creciente, que junto con el bloque BRICS respalda de hecho a China y Rusia, en las peligrosas pulseadas que se pueden observar desarrollándose en diversos escenarios de conflictos en el mundo.
Las peligrosas escaladas de conflictos, en las que la OTAN parece responder básicamente a los designios de las que recientemente califiqué como las Potencias Neocolonialistas del Siglo XXI (EEUU, Gran Bretaña, Francia), con peligrosas sobreactuaciones de potencias militares de tercer orden, como España, Polonia y otros; muestra escenarios sumamente conflictivos y potencialmente catastróficos, como Ucrania, Siria, las amenazas a Irán, los menos difundidos conflictos en África, las tensiones en el Mar de China, las concentraciones de fuerzas antagónicas en el Báltico, el Negro y el Mediterráneo; formando un cóctel explosivo, que algunos actores parecerían tentados a tensar en escalas irracionales.
Varios renombrados intelectuales –como Noan Chomsky, Lyndon LaRouche, Naomí Klein y Alexander Dugin-, expresaron sus preocupaciones ante el descontrol del Poder Financiero “Occidental” y los afanes belicosos de grupos del poder político y militar vinculado a aquel.
No pueden sorprender las resistencias y pretendidas operaciones de descrédito que diversos sectores oligárquicos ultra conservadores de Argentina, realizan en contra de los acuerdos estratégicos rubricados con China, con Rusia, y el que está en marcha con India. Esos sectores han sido siempre proclives a la subordinación total y explícita a los designios de las potencias anglosajonas, a las cuales continúan reportando y obedeciendo en los hechos.
Las finanzas con sus condicionamientos implícitos, son otro escenario más de las luchas que día a día se libran, por el dominio del Poder Mundial, en un panorama muy complejo marcado por la multipolaridad actual.
Esa multipolaridad geopolítica, en lo financiero está marcando una vuelta a la bipolaridad; con la Banca fuertemente especulativa y cargada de ideología neoliberal, en el bloque de las potencias tradicionales (la hoy poco citada Comisión Trilateral, formada por América del Norte, Europa y Japón; o más precisamente, el devaluado G 7); y por la otra parte el dinámico y creciente bloque BRICS, el cual hasta donde pudo constatarse, posee otros paradigmas muy diferentes en el accionar financiero, libre de las presiones asfixiantes neoliberales; y con mucho sentido geopolítico, mostrando una filosofía “win-win” (ganar-ganar), aplicable tanto a otorgantes como a receptores de las operaciones crediticias, volcadas básicamente a acciones de desarrollo socio económico.
Por supuesto, es esperable que ocurran profundos cambios, lo que asombra es la celeridad con la que se producen.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
martes, 7 de julio de 2015
CAOS VEHICULAR Y EL TRANSPORTE PÚBLICO DE PASAJEROS
Conociendo que un meduloso análisis de los dos temas –tan vinculados- requiere la participación de especialistas y de sólidas bases de datos y de evaluaciones de la realidad objetiva, pese a eso no se descarta que se pueda opinar criteriosamente sobre el tema, tanto desde la óptica energética como la ambiental y del sentido común que cabe a cualquier ciudadano sinceramente preocupado por el bienestar general y por el desarrollo socio económico nacional. Desde ese enfoque se emite esta opinión.
Algunos hechos objetivos, que marcan el contexto actual y permiten visualizar el futuro en el mediano y largo plazo, deben tenerse en cuenta. De esos hechos objetivos, se pueden puntualizar los siguientes.
Argentina es por lejos el país con mayor cantidad de automotores por habitantes de Íbero América, existiendo en 2015 más de 1 automotor por cada cuatro habitantes, aproximadamente en una relación de 3,9 habitantes por automotor.
Salvo que vuelva a implementarse el neoliberalismo salvaje, como el vigente entre 1976 y 2001 (exacerbado y notablemente deshumanizado por completo entre 1989 y 2001), excepto esa alternativa, todo permite suponer que el parque automotor no solo continuará renovándose sino que seguirá incrementándose exponencialmente.
Lo precedente es muy bueno desde lo socio-económico, pero agravará los ya muy serios problemas de tránsito, estacionamiento y guarda de automotores.
En todas las ciudades medianas, grandes y las tres o cuatro mega urbes que tenemos, el tránsito es ya un serio problema, en cuyo contexto el automóvil particular dejó de ser una solución para pasar a ser un serio problema más, habida cuenta de las dificultades para circular, estacionar y guardar cada uno de los millones de automotores que forman el gigantesco parque en uso en Argentina.
Nuestras ciudades no están preparadas para esta realidad actual, ni mucho menos para el caos vehicular que es fácil prever que se agudice año a año.
Pese a los notables crecimientos y urbanizaciones verificados en todas nuestras capitales provinciales y diversas otras ciudades, las descentralizaciones de las áreas comerciales, de servicios y de instituciones públicas, no siguieron los mismos grados de diversificaciones, por lo que en las áreas centrales o cascos principales de las ciudades, el caos vehicular es mucho más acentuado.
Las ciudades, casi sin excepción, no cuentan en sus alrededores, con áreas seguras y económicas (que bien podrían ser gratuitas o municipales de muy bajo costo) de estacionamiento, que permitan obviar los ingresos de autos particulares en las áreas pobladas más concentradas. Si existieran, deberían ser complementadas por accesos a transportes públicos eficientes y cómodos.
Por regla general, el transporte público de pasajeros es lento, insuficiente o poco eficiente, incómodo y nada adaptada a personas con distintos grados de discapacidades físicas. Salvo el subte en Buenos Aires, y algunos pocos servicios ferroviarios urbanos, todo se centra en el transporte automotor, que de por si aumenta la congestión del tránsito, es ruidoso, contaminante, y en general está compuesto por chasis de camiones levemente modificados, de piso alto y de dudosa funcionalidad, siendo muy raras las unidades de piso bajo y aptas para discapacitados e incluso para sillas de ruedas, tal como son usuales y obligatorias en los países desarrollados.
Si bien el ómnibus economiza combustible en relación a los viajes individuales en autos, que evita; dista mucho de ser eficiente en términos de litros/Km de combustible y otros gastos vinculados; respecto a alternativas eléctricas, y es mucho más contaminante que los transportes públicos eléctricos.
En muchos casos, depender del transporte urbano de pasajeros, tiene un alto costo en tiempo efectivo utilizado, y en horas pico condena al apiñamiento e incomodidades varias, que pueden ser penosas en lugares muy cálidos, en vehículos carentes de aire acondicionado, y sin vidrios tonalizados que atenúen los fuertes rayos solares.
Por supuesto, que el uso de taxis o remises, no puede considerarse la gran solución general, habida cuenta de su alto costo unitario, su bajísima eficiencia energética, sus aportes a las congestiones y el muy bajo nivel de aprovechamiento, pues por regla general transportan una persona por viaje.
Las alternativas como la propulsión a hidrógeno o solar, pese a las masivas propagandas que las exaltan, son aun tecnologías totalmente inmaduras, que seriamente no pueden ser consideradas “soluciones” ni en el corto ni en el mediano plazo. Con ello, solo la tracción eléctrica se presenta como real alternativa a la propulsión convencional basada en combustibles fósiles. Incluso pensar en transportes urbanos ferroviarios convencionales, sean eléctricos o diesel, no constituye una alternativa viable, en muchos casos, por los entramados urbanos existentes.
Por otra parte, salvo ciudades muy grandes, como Buenos Aires, Córdoba y Rosario, el subte no es una opción válida, por costos y por limitaciones técnicas, como el suelo rocoso, en muchas provincias, como Misiones.
A la vez, los vehículos eléctricos independientes (no conectados a la red eléctrica pública) tienen muy poca autonomía, y la tecnología es muy inmadura.
Por los motivos precedentemente expuestos, cabe considerar que existen las siguientes posibilidades:
- Implementar transportes eléctricos a nivel de calle.
- Ídem, sobre elevados.
A su vez, los sistemas eléctricos a nivel de calle, pueden ser de tipo tranvía, con rieles (vigentes y muy eficientes en muchas ciudades del mundo); o de tipo trolebús, con neumáticos, que pese a los problemas (¿provocados por intereses creados?) en Buenos Aires, funcionan muy bien en varias ciudades argentinas importantes (Rosario, Mendoza). Si bien su implementación utiliza las calles y avenidas, son incentivos para no usar autos particulares, con lo que alivian el tránsito y mucho la contaminación sonora y atmosférica.
Los sistemas sobre elevados, si bien más costosos, economizan espacios urbanos, evitan accidentes de tránsito, y pueden funcionar sin condicionantes externos, en forma totalmente silenciosa y muy puntualmente.
Se sabe que cualquiera de las soluciones propuestas, requerirá grandes inversiones iniciales, por lo que es previsible esperar críticas de los “apóstoles del no se puede”, siempre listos a poner palos la rueda a todo lo que signifique desarrollo socio económico.
Pero pensando con criterio de grandeza y visión de futuro –que debe ser construido ya-, es coherente apostar a soluciones superadoras, que otras naciones implementaron para mejorar los niveles de vida de sus poblaciones y facilitar todas las actividades urbanas.
Por otra parte, si bien es de cálculo difícil, debe evaluarse la enorme cantidad de horas-hombre que se economizarían con transportes públicos urbanos más eficientes, con las consecuentes sensibles mejoras en los niveles generales de vida y de productividad de las poblaciones. Y por supuesto, evaluar la enorme cantidad de accidentes de tránsito que se evitarán, con lo que se eliminarán las funestas secuelas de daños materiales, heridos, mutilados y muertes que acarrean.
Como es habitual en las ruidosas ONGs pseudo ecologistas, que bajo pretextos conservacionistas solo buscan perpetuar el subdesarrollo crónico, en este tema tan importante, solo hicieron mutis por el foro.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
miércoles, 1 de julio de 2015
NOS EMPUJAN AL PATIO TRASERO
Vieja historia la de Íbero América y El Caribe, que pese a nuestras enormes potencialidades y los muchos y muy sólidos factores de unidad que poseemos (entre ellos lengua, historia y religión en común entre casi todos nuestros pueblos), casi siempre hemos operado como el dócil patio trasero de EEUU y la Unión Europea. Patio trasero al cual tiraron desdeñosa y soberbiamente cuantas basuras financieras y económicas generaron en sus sistemas internos, y de las cuales tantas veces nos usaron para transferirnos las crisis que sus propios sistemas especulativos y de derroches institucionalizados provocaron en sus enormes mercados internos. Eso además de usarnos como mercados cautivos para sus industrias y sus patentes tecnológicas, mientras que por diversos medios siempre protegieron sus mercados internos de nuestras exportaciones, tantas veces como eso les resultó funcional a sus intereses; por caso, las subvenciones a las ineficientes producciones agropecuarias europeas, cerrando mercados a nuestras exportaciones.
Como no pudieron imponer el ALCA (tratado de “libre comercio” –léase subordinación explícita a EEUU de todo el continente-), rechazado contundentemente en la Cumbre de Mar Del Plata en 2005, la mega potencia insiste por otras vías y otros métodos, pero el objetivo central sigue siendo el mismo: subordinar y alinear dócilmente a la “tropa” de naciones de Íbero América y El Caribe, bajo el liderazgo explícito y no discutible de EEUU, tal como lo fue casi sin solución de continuidad desde fines de la Segunda Guerra Mundial, y ya lo era desde el siglo XIX en Centroamérica y El Caribe, varias veces invadido y siempre subordinado colonialmente.
Funcional a los mismos designios de subordinación de nuestros países, son las presiones para imponer con carácter forzado, el tratado de “libre comercio” del Mercosur (y con ello de la Unasur), con la poderosa Unión Europea. De firmarse, será de hecho el tratado de defunción del Mercosur y el certificado de anemia terminal de la Unasur y la Celac. La habitual cortedad de miras de las oligarquías locales, no advierten que el “libre comercio” con la UE será la correa de transmisión con la cual nos endosarán los costos de la severa recesión que las “recetas” neoliberales provocaron en el mosaico asociativo europeo, y tampoco advierten que solo actuando en conjunto como un bloque sólido, nuestros países lograrán hacer valer las importancias estratégicas de nuestras exportaciones.
Por caso, los socios menores del Mercosur, Paraguay y Uruguay, que hoy fungen como arietes a favor del “libre comercio”, al igual que las oligarquías de Argentina y Brasil, no advierten que solo como bloque monolítico haremos valer la enorme importancia de nuestros cuantiosos excedentes de alimentos, en un mundo en el que cada vez menos países contarán con saldos exportables importantes de cereales, soja y cárnicos en general. Esto lo había expuesto premonitoriamente, incluyendo a Bolivia en contexto de grandes productores de alimentos de Sudamérica, el coronel y analista geopolítico Jorge Luis Rodríguez Zía, en su libro “El Poder del Pan”, hoy una inhallable obra, de los años ’70.
Pese a la alineación explícita de México, Colombia, Perú y Chile a la Alianza del Pacífico (que es el formato en pequeña escala del negativo ALCA que se nos quiso imponer), y con innumerables otras presiones en contrario, nuestros países dieron pasos muy importantes y de sensibles importancias estratégicas, al constituir y comenzar a trabajar en los contextos mega regionales de la Unasur y de la Celac, con varias acciones de fuertes contenidos estratégicos ya realizadas, y otras en cursos de ejecuciones. ¡Son bloques regionales, sin la participación ni el “monitoreo” de EEUU y Canadá!, que en otros entes, como la OEA, muchas veces condicionaron y torcieron las voluntades de nuestros pueblos y gobiernos de tipo progresistas, o si se quiere, de corte u orientación nacional y con vocación de formar la Patria Grande, y con ello materializar el estratégico proyecto que algunos de nuestros estadistas llamaron Nuestra Segunda Independencia.
Pero las presiones siguen, sin solución de continuidad. Los golpes blandos, con financiaciones a grupos opositores y a activistas de diversos tipos, incluyendo tiradores especiales y expertos en acciones de guerrillas urbanas (como los que provocaron las “guarimbas” en Venezuela), se siguen ejecutando; e incluyen en algunos casos intentos claros de magnicidios, como los que se desarticularon en Bolivia, Venezuela y Ecuador. Expertos en guerras psicológicas claramente desarrollan sus acciones, con los avales de los medios de difusión ultra conservadores de nuestros países, que actúan bajo el paraguas institucional de la influyente SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), así como otras vinculaciones
de grupos mediáticos europeos ultra liberales, como el grupo Prisa de España, cuya “nave insignia” es el diario El país, muy citado por diversos diarios del conservadurismo vernáculo de nuestros países.
Las pretendidas desacreditaciones, que diversos mercenarios del periodismo difunden contra los muy importantes acuerdos estratégicos de varios de nuestros países con Rusia y China, llegan a grados patéticos, incluso “alertando” de supuestas “entregas de soberanía”, mientras ni se inmutan ante las bases estadounidenses en Paraguay, Colombia y otros países de nuestra región, e incluso omiten la amenaza latente pero muy real que significa la poderosa base británica en las usurpadas Islas Malvinas; ni tampoco mencionan las amenazas de EEUU de “internacionalizar” la Amazonia, bajo excusas ambientales.
El cambio de orientación económica impuesto en Brasil, con un neoliberal al frente del ministerio respectivo, con el jaqueo mediático al gobierno de Dilma, y el reciente acuerdo de recomposición de relaciones con EEUU, adonde viajó la mandataria brasileña con casi todo su gabinete, son todos factores que suman preocupación, ante el evidente recrudecimiento de las presiones para debilitar los nexos de nuestra región con el BRICS, y para hacernos regresar poco menos que a los empujones, al rol de dócil patio trasero de EEUU y la UE.
Esa lucha también se desarrolla en Argentina, donde la nueva “Unión Democrática” que amontona a los sectores ultraliberales que apoyan a y son financiados por los fondos buitres, de hecho reeditaron el fallido accionar del embajador yanqui Spruille Braden, desprolija y soberbiamente ejecutado en 1945, circunstancia histórica en la cual la lucha política se sintetizó magistralmente en tres contundentes palabras: “Braden o Perón”. Y el pueblo optó por la opción nacional.
Hoy la historia se repite, con otros actores.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos